sábado, 25 de mayo de 2013

The Bet. Capítulo 30.


#129                                                                   #BPOV.
No tomé la noticia muy bien, ni siquiera la comprendí. Solo supe que mamá se había caído de las escaleras y estaba grave en el hospital. 
¿Cómo se suponía que debía reaccionar? 
Pues mal, obviamente. 
Andrew me llevó a casa, junto a Vicky ya que ella había insistido en acompañarme dejando solo a Jake, no supe muy bien que pasó con él, ya que yo estaba enloqueciendo. 
Miré a papá que se apretaba el puente de la nariz con fuerza mientras hablaba con alguien por teléfono. 
Me senté en el sillón, mientras Andrew acariciaba mi rodilla y Vicky me tomaba de la mano. 
Ella puede haberse roto huesos, puede que tenga una grave contusión, puede que esté al borde de la muerte, y yo aquí a 218 millas de ella, sin saber que sucede. 
Papá colgó el teléfono y me miró mientras fruncía el ceño y cruzaba sus brazos enfrente de su pecho. 
Esa no era buena señal. 
-Tenemos que ir con tu mamá al hospital, no me pueden dar información y el estúpido de su novio o lo que quiera que sea no me dice nada, a no ser por sus lloriqueos diciéndome "está grave"... 
Mamá vivía en Lansing, Michigan a casi 3 horas de Chicago. En éste momento no sabía si era ventaja o desventaja que viviera un poco cerca de casa... 
Asentí y me levanté como resorte del sillón. 
Él me tomó de la mano para después darme un torpe abrazo. 
-No te preocupes, todo estará bien. - susurró cerca de mi oreja. 
Mis lágrimas comenzaron de nuevo, mojando la camisa azul de mi padre. 

Tres horas con dieciocho minutos después, estábamos papá, Vicky y yo en el Hospital Morgan Kelly MD al este de Lansing, cerca de la casa del novio de mamá. 
El hospital era tal y como son todos los hospitales, lleno de ésa carga negativa, llena de tristeza. 
Las paredes eran blancas, el suelo igual, lo único que no era blanco eran las sillas de goma color verde menta y las puertas color caoba. 
Llegamos a la recepción, y dije con nerviosismo el nombre de mi madre. 
La enfermera me miró aburrida y tecleó lentamente su nombre. 
-Piso 4, está en UCI*... No es horario de visita, pero pueden ir arriba y esperar 4 horas más. Aunque, está en UCI así que no hay visitas... Como sea.  - dijo mientras nos veía detrás de sus gafas de media luna y masticaba su goma de mascar. 
-¿Nos podría decir cómo está? - preguntó papá
Ella puso los ojos en blanco. 
-¿Me ve cara de doctora? 
Papá gruñó. 
-Es enfermera, algo debe de saber... 
-Vaya con el doctor Valley, el es el que la atiende... Piso 4, búsquelo por sí mismo. 
Puse los ojos en blanco y me dirigí al ascensor. 
Ya que estuvimos en el famoso Piso 4, todo cambió. Era como si una gran nube negra hubiera estado dentro de aquí oscureciendo todo a su paso, dando mas aspecto terrorífico y triste al piso. Había bastante gente sentada en algunas sillas de goma, algunas daban vueltas por el pasillo de desesperación y otras solo estaban apoyados en la pared. 
Salió un doctor alto y flacucho, muy blanco y rubio que venía en nuestra dirección junto a una muchacha parecido a él. 
-Dr. Valley, ¿qué pasa con el paciente que tiene El sindorme de Cotard**? - dijo la muchacha
El doctor Valley suspiró y le dio una carpeta. 
-Ve allá y cuídalo, solo éso. - respondió éste con un maravilloso acento inglés. 
Ella asintió emocionada. 
El Dr. Valley pasó por nuestro lado y nos sonrió. Vicky fue la que reaccionó mas rápido y le tomó del codo. 
-¿Qué pasa señorita? - preguntó con amabilidad. 
-Queremos información sobre... - dijo y miró a papá. 
-Lilly Ranieri.. 
Hacía bastante que no escuchaba del apellido de soltera de mamá, por lo general ella era Loughty. 
La sonrisa del Dr. Valley  se desvaneció poco a poco. 
-¿Sus familiares? - preguntó. 
Yo asentí rapídamente. 
El Dr. Valley suspiró y tomó la otra carpeta que traía en su mano. 
La observó por unos instantes y nos miró. 
-Bueno, caer de una escalera no es muy grave... cuando no estás embarazada. 
Mi corazón se encogió, había olvidado completamente que mamá estaba embarazada. Esto sonaba mil veces peor. 
-El caso es que, ella está en los los dos primeros trimestres del embarazo por lo que el feto se encuentra dentro del útero en el saco amniótico que lo protege de los golpes, pero, su golpe no fue nada leve, ella rodó por las escaleras, se golpeó contra una pared y calló encima de su vientre, cuando ella vino aquí, llegó inconsciente con una fuerte hemorragia en su intimidad.- hizo una pausa para observar nuestros rostros.- Ya hemos parado la hemorragia, pero hubo consecuencias, muy graves. Una de ellas fue la interrupción del embarazo, no se pudo hacer nada para salvar al feto. Además, la señora Ranieri tiene contusión cerebral*** debido a los fuertes golpes y puede que tenga una disminución de la función mental a largo plazo... Y por último una de sus costillas ha sido rota. 
Comencé a llorar con todas mis fuerzas, como nunca lo había hecho, mamá estaba muy mal. 
Papá me abrazó mientras que el Dr. Valley se disculpaba ya que tenía algo que hacer. 
Cuando el abrazo terminó, me senté en una de ésa incómodas sillas y puse mi cabeza entre mis piernas mientras lloraba. 
"Eres una maldita perra hipócrita, dices que me quieres y luego me abandonas para luego tener a ése bebé. Creo que es mejor que se muera. Si, que se muera. No merece tener una mamá así, Lilly."
La lágrimas cayeron sobre mis mejillas mientras recordaba éso. 
Yo tenía la culpa. Yo lo había deseado de todo corazón. 
Por mi culpa mamá calló por las escaleras y abortó, todo era culpa del estúpido universo que conspiraba en mi contra. 
Por un instante quise morir. 
Mi teléfono sonó y contesté sin mirar quien llamaba. 
-Brenda, ¿cómo está tu mamá? ¿cómo estás tú?- dijo Andrew preocupado. 
El quería venir con nosotros, pero papá no lo dejó, dijo que eran asuntos de familia y el no debía estar aquí. 
Sollocé. 
-Todo es mi culpa, mamá abortó por mi culpa. 
-¿A qué te refieres?- preguntó. 
-Yo lo deseé, Andrew, quería que ése bebé se muriera. 
-No, claro que no es tu culpa, cielo. No debes pensar éso, no es tu culpa, son accidentes que pasan.
-Entiendelo, es mi maldita culpa, desearía que esto nunca hubiera pasado, tal vez ella quede como una maldita retrasada mental, y ¿por qué? por mi jodida culpa.
Andrew suspiró.
-Oye, no dejaré que digas éso, deja de lamentarte como una jodida bebé chillona, tienes que ser fuerte por que tu mamá te necesita y mucho. No ha sido tu culpa y punto. - dijo con rudeza.
Me quedé muda por las palabras de Andrew.
-Brenda, ¿estás ahí? - preguntó después de unos largos minutos de silencio.
-Claro que sí, imbécil.
Juraría oírlo sonreír.
-Me alegro, oye, perdón por lo que te dije, pero es que...
-Cállate, necesitaba que alguien fuera rudo conmigo... No sé, me gustó que me llamaras jodida bebé chillona, creo que tengo una especie de rara obsesión por las ofensas hacia mí.
Él se rió y yo no pude evitar hacerlo, también. Se sentía tan bien reírse en un hospital, es como si toda la felicidad volviera por un momento. Pero me callé al recordar dónde estaba y por qué.
-Por éso te amo, Brends. - dijo después de reírse.
Sonreí muy a mi pesar.
-Yo te amo más.
-Oye, en éste juego el que gana siempre soy yo...
Suspiré, él tenía toda la razón.
-Tienes razón, pero aún así te amo mucho...- dije.
Miré que el Dr. Valley caminaba de regreso por el pasillo, junto a un par de enfermeras.
-And, siento tener que irme, pero tengo que hacerlo... Nos hablamos mas tarde, te amo, adiós. - dije y colgué sin darle la oportunidad de despedirse de mí, por que si lo dejaba, terminaríamos hablando por 3 horas más y en este momento no tenía muchas ganas de hablar con él ni con nadie a no ser que fuera con mamá o con el Dr.Valley.
El doctor se sentó enseguida de mí, al verme triste y puso su mano en mi hombro suavemente intentando no incomodarme.
-Señorita, su mamá se pondrá bien. Tal vez esté un par de días inconsciente debido a la gran cantidad de drogas que le he inyectado, pero despertará, la bajaremos a un cuarto normal y ahí podrá hablar con ella.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, nuevamente
-¿No puedo verla ahora? - dije con voz nasal
-Lamento decirle que no, bueno, en realidad si puede, pero no debe. - dijo mientras me daba una sonrisa amable.
Por un momento me recordó al doctor que había leído en uno de ésos libros de vampiros, de ésos que son tan irresistiblemente guapos pero igualmente inalcanzables debido a la edad. Me atraía su sensual acento.
Quise golpearme contra la pared, estaba comenzando a divagar.
Le devolví la sonrisa un poco mas tristona.

#135
La situación comenzaba a ponerse mas tensa que desde un principio, mamá llevaba casi una semana inconsciente.
Victoria había regresado a Chicago y solo quedábamos papá y yo, de vez en cuando venía el novio de mamá, pero no hacía nada mas que hacerme un gesto de saludo e ir a mirar a mamá para después irse de nuevo. En realidad me gustaba que fuera así, mientras mas lejos de ése tipo, mejor serían las cosas.
En los últimos días, mi alimentación se fue básicamente de pop-tarts y coca-cola, no por que papá no me alimentara, si no que yo era la que pagaba por no irme del hospital. La única vez que salí del hospital fue para ir a Walmart para ir a comprar algo de ropa con un valor no mayor a los 2 dolares y para comprar una cobija y una almohada, por que dormir sin ninguna de ésas dos arriba de ésas incómodas sillas color menta, era un asco.
En éstos días, aprendí de mas enfermedades que de las que aprendo en la escuela.
Estaba sentada arriba de mi almohada engullendo mi quinto pop-tart cuando miré a Dr. Valley que venía hacia mi, con una gran sonrisa.
Eso era señal de buenas noticias.
-Querida Brenda, tengo buenas noticias.
Lo miré emocionada dejando que prosiguiera.
-Despertó, todavía está algo atontada y no logra ubicarse. Pero, en este momento esta en camino hacia la planta 2 en donde están los cuartos, ahí podrás quedarte con ella, hay un gran sofá donde podrás dormir ya que veo que duermes aquí todos los días, además hay baño y todo éso.
Entrecerré los ojos, ¿él sexy doctor me estaba insinuando que apestaba? Lo dejé pasar, solo por que mamá se encontraba mejor y lo mejor de todo es que había despertado.
-Gracias.- dije.
-¿Quieres que te acompañe a la habitación?
Asentí mientras tomaba mi mochila junto a todas mis cosas.
Ya que estuvimos enfrente de la puerta de mamá -la habitación 230, para ser exactos- el Dr. Valley sonrió y dijo que me dejaría sola.
Respiré hondo y abrí la puerta lentamente, preparándome mentalmente para algún daño emocional.

*Unidad de Cuidados Intensivos. 
**El síndrome de Cotard es una enfermedad mental relacionada con la hipocondría. El afectado por el síndrome de Cotard cree estar muerto (figurada como literalmente), estar sufriendo la putrefacción de los órganos o simplemente no existir. En algunos casos el paciente se cree incapaz de morir.
***Es un trauma en el tejido cerebral. 

NA: Cuando una embarazada cae desde las escaleras, el riesgo de perder el bebé es de 70 a 80%, también depende de el tipo de caída o mas bien como cayó la persona. 


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