lunes, 30 de marzo de 2015

Hothouse. Prólogo.

All done.... by Shotaglace on DeviantArt
Prólogo.


Me gustaba esconderme en las sombras. No, tacha eso: Necesitaba esconderme en las sombras, andando en las puntas de mis pies, sin el sonido de mi peso bajo la madera o el de mi respiración. Me escondí por mucho tiempo,porque tal vez si pretendía no estar ahí, ellos podrían creerselo. No siempre lo hacían, pero cuando pasaba, podía respirar. Pensaba que iba a estar bien, que yo iba a estar bien. Fue una dulce mentira que elegí creer.
  Entonces Genevieve nació. Mi madre, que me tuvo siendo una adolescente, vivía con la sombra de miedo en sus ojos, puedo recordar. Lo que realmente no recuerdo es el momento en que su mirada se tornó de miedo a rencor, por todas las cosas que le había quitado. No estoy muy segura por qué decidió tener a Genevieve cuando se enteró de que estaba embarazada una vez más, después de que papá llegara a las cuatro de la mañana y tomara a mi madre del pelo para luego violarla. Tenía dieciséis años entonces, y nueve meses después, había otra niña envuelta en rosa.
 Las cosas... no mejoraron. Yo era demasiado inteligente como para salirme con la mía, pero Genevieve era sólo una bebé. No podía defenderse.
Una noche, papá no llegó a la hora de la cena una vez más. Apareció a las tres y media de la noche, y cuando mamá reunió el valor necesario para reprochárselo, el primer puñetazo voló. No era el primero, pero sé que fue el primero de los últimos. Mamá no despertó después de los primeros quince. No despertó cuando papá lloró su nombre y le pidió que despertara, llamando su nombre.  No lo hizo en absoluto, y cuando él levantó la vista hacia mí, supe que yo sería igual que mamá. La reemplazaría, y cuando terminara conmigo, tomaría a Genevieve.
  Así que tomé una botella de brillo con el borde de la vieja pijama que tenía puesto y el vidrió se rompió contra su cráneo.
--¡Sannah!--Gritó.
Hoy su voz llamando mi nombre me atormenta. Y mirando atrás, no me arrepiento de nada.
Su cuerpo cayó sobre la vieja y sucia alfombra, y yo puse la botella en su mano sin tocarla. No estaba segura si estaba muerto, pero si había algo que sabía, es que sólo me tenía a mí misma.
 Esa noche me puse los únicos tennis que tenía, metí algunas cosas que consideré necesarias y tomé a la bebé.

  Nunca miré atrás.


-Sthep Stronger.

viernes, 6 de marzo de 2015

Nota

-No tengo ni idea por qué se re-posteó Mine.
-Estoy en el proceso de escribir, pero creo que me tomará algún tiempo...



-S.

jueves, 5 de marzo de 2015

Mine, Capítulo 2.



Capítulo 2. "Chico guapo"


--Igual podrías decirle a tu prima que está esta banda que te encanta y nosotros...
Miro hacia el cielo azul, sentada en la banca de la escuela. Hace un poco de frío así que me abotono el sweater gris hasta quedar cubierta, sin mirar a Noel.
 --¿Me estás escuchando?--Insiste Noel
--Sí.
Pero es mentira. Dejé de seguirle el hilo hace un par de minutos. Pero no importa, todo es acerca de lo mismo: Su banda.
--Ya te lo dije, Noel: Laura no quiere Linkin Park. Ella quiere orquesta. Ella es ese tipo de novia histérica perfeccionista que prefiere música clásica a música de verdad.
 Él frunce el ceño. Dejo de inspeccionar el cielo por unos instantes para mirarlo.  Su cabello oscuro y grasiento cae a sus ojos, por lo que me hes difícil verlo, pero definitivamente me está mirando.
--¿Qué?--Le pregunto--¿Tengo algo en la cara?
Noel e remueve en su asiento.
--¿Estás segura qué me estabas prestando atención? Te noto ida.
Resoplo y acomodo un mechón que se me ha escapado de la coleta detrás de la oreja.
--Te digo que sí, necio. Ahora, ¿dónde carajos se ha metido tu hermana?
--¡Hey, aquí!
Volteo la cabeza hacia atrás de mí. Luce viene caminando hacia nosotros, tropezandose con sus propios pies. Su verdadero nombre es Luciana, pero nadie la llama así. Si lo haces, te golpea. Y golpea duro. Pero en todo lo demás era tan dulce como un pastelillo.
--Hey--Le digo--Pensé que te habías caído a un bote de basura o algo así. ¿Dónde te habías metido?
Ella resopla y deja la mochila rosa en el suelo mientras se sienta frente a mí, enseguida de su hermano. Tiene el mismo cabello negro que Noel, sólo que su ojos son de un verde asombrosamente oscuros.
--Ja, ja. Qué graciosa.
Está fastidiada. No sé por qué, pero le sonrío.
--¿Qué tienes?
--La maestra de física me hizo recoger los malditos balones de mierda...--Bueno, prácticamente todo el tiempo era encantadora. Casi. La mayoría del tiempo.
Ellos son mis amigos.
--...Buena música, que me busque--Dice Noel, mirándome.
--¿El qué?--Le pregunto.
El entrecierra los ojos.
--Voy a ahorcarte, Lena.
--Lo siento, ¿Qué dijiste?
El rueda los ojos. Lo cierto es que me causa algo de gracia fastidiarlo. Es como ver a un gatito enojado.
--Que si tu prima quiere buena música, que lo busque--Dice Luce.
--Bien--Respondo, y entonces el timbre suena.
Luce mira al cielo, exasperada.
--¡Acabo de llegar!
--Pues ahora estás a punto de irte--Le digo, jalando de su brazo.
Ella toma la mochila y camina con los puños cerrados.
Al parecer yo soy la única de buen humor.







Me paro en la banqueta, fuera de la escuela. Es otoño, pero el sol ha empezado ha salir y me veo obligada a quitarme el sweater gris. Malditos botones.
Oigo una bocina y veo el carro de Sara ahí. Ella me sonríe desde dentro.
Cuando ya he crzado la calle y estoy dentro, ella tiene una sonrisa pintada en el rostro.
--¿Tan feliz estás de verme? ¡Dios! Sara, sé que soy adorable, pero tú sonrisa me asusta.
Ella, entonces, resopla.
--Ya quisieras, tontita.
Ríe.
--Bien, dime qué pasa. ¿La tía Mel entró en depresion por no verte? ¿Tu jefa cayó dentro de la lavadora? ¡Dime! ¿Qué pasó?
Ella me mira, y niega con la cabeza.
--En verdad, Lena, eres...
--Terrible, ya lo sé. Gracias.
Ella sonríe de nuevo con sus labios rojos carmín
--No. Solamente acabo de recibir un mensaje de Alan.
La miro fijamente. Ella me mira fijamente, hasta que tiene que doblar una esquina. Yo la sigo mirando fijamente.
Silencio.
--¿Qué, Lena?
--Escucha, Sara. Tienes que prometerme algo--Le susurro, seria.
Una arruga se forma en su frente.
--¿Qué cosa?
Suspiro fuerte.
--Quiero que me prometas, que...
No completo la oración.
--¿Lena?
Hay algo en su voz. Preocupación, tal vez.
--Quiero que me prometas...Que si alguna vez me llegas a ver así de cursi, me matas.
Ella abre la boca y se para en el semáforo.
--¡Tonta, pensé que me ibas a decir algo importante!
Yo me río de su cara.
--Ya. Es importante. ¡No me quieres ver en esas situaciones, cariño, créeme!
Ella niega con la cabeza, de nuevo.
Entonces llego a la conclusión que me gusta fastidiar a las personas.
Me gusta mucho.
--¡Ya quiero verte, verás!
Me pregunto si vamos a tocar ese tema de nuevo :Chicos. Mejores concidos como " La escoria de la tierra"
--Te digo que no--Le reprocho.
Entonces espero que dejemos ese tema. Pero no lo digo.
Ella suspira.
--Entonces, doctora, ¿A dónde vamos?
--A comer.
Me quedo mirándola unos instantes.
--¿A comer? ¿No vamos a hacer esas porquerías de la Dama de Honor?
Ella rueda los ojos.
--No son porquerías, Lena... Son... Porquerías muy bonitas.
--Porquerías rosadas--Coincido.
Ella lanza una carcajada.
--Ya. Estamos siendo muy crueles.
Pero eso es algo de lo que, por alguna razón, no me preocupo.
 --Laura estará ahí esperandonos. Dijo algo parecido a "Lista de invitados", y "Lena", y luego dijo, "Verde".
Doy un respingo.
--No, verde no. ¿Sabes cuán horrible me queda el verde?
Pero no es cierto. Sólo quiero bromear. El amarillo es el que me hace ver fea.
--Tienes suerte de que Laura no sepa hasta dónde llega tu... rencor al amor.
Entonces ella ha pisado terreno peligroso. Me pongo seria. Ella no sabe...
--Porque entonces no me dejaría ser dama de honor, ¿Cierto?
--Ella nunca te pediría algo con lo que no te sientas cómoda, ¿No crees?
Miro el cielo por la ventanilla.
--Eh...
--Sí, tienes razón. Te lo hubiera pedido de todas maneras. Tampoco tiene muchas amigas.
Río.
--¿Porqué sera?
La maldita es una paranoíca.
Me doy cuenta que estoy siendo muy cruel con ella, pero también me doy cuenta de que estoy diciendo la verdad.
Casi me siento culpable.
Casi.
Sara estaciona el auto frente a un un restaurante. Soy lo bastante floja como para no leer el nombre, pero tampoco es como si me importara. Mi estómago ruge un poco.
  Laura está ahí sentada. Y es horriblemente perfecta. Aunque en verdad no lo es. Ella es probablemente el ser más solitario y paranoíco en este universo. Tiene el cabello corto a la altura de la barbilla, de un color rubio muy oscuro, como todos en la familia, sólo que el suyo es tan oscuro que parece dorado opaco.
 Desde que está comprometida usa esos estúpidos vestidos pegados del busto que hace que sus pechos luzcan más grandes de lo que en verdad son. Es como si me estuviera restregando a la cara mi falta de pechos. Además usa relleno. El vestido de esta vez es color azul oscuro y tiene unos tacones dorados.
--Hay, Dios--Murmura Sara, viendo a su hermana menor.
Laura está mensajeando con una sonrisa en el celular. Que por cierto, es un Black Berry. Y yo apenas tengo un celular decente.
--¡Aquí!--Ella levanta una mano para que la veamos.
Como si no la hubiera visto cuando entré.
Y ella lo sabe.
 Me quedo mirándola a unas mesas de distancia, y cuando Sara se da cuenta que me estoy arrepintiendo, me jala del brazo con una sonrisa tan falsa que me dan ganas de reírme de ella.
--¡Laura!
Laura se para y nos abraza. Me pone las manos en los hombros cuando me abraza a mí y me mira a los ojos. Fijamente. Durante un tiempo...
--¿Qué?
--Tienes ojos oscuros. Ojos oscuros y pelo rubio oscuro... Sara, ¿Qué color crees que le vaya para su vestido?
Sara se sienta y pone su bolso en la silla de enseguida.
--¿Negro?--Sugiero yo.
Laura hace una mueca-sonrisa.
--No seas tonta, Lena. Mis damas de honor no van a vestir de negro. No el día de mi boda.
En verdad me estoy arrepintiendo de venir.
--Por supuesto, ¿Cómo pude decirlo?
Sarcásmo.
Pero Laura es un asco con el sarcásmo.
Entonces me pregunto porqué estoy haciendo esto cuando Laura y Sara me miran fijamente durante unos segundos y empiezan a hablar del color que podría quedarme.
 Llego a la conclusión a la que llegué cuando acepté: Laura es mi familia. Es mi prima.
Y la quiero (en el fondo).
Pero pienso que Laura probablemente no haría lo mismo por mí, si se tratase de algo que ella no quisiera, por supuesto.
Suspiro.
 Laura, entonces, saca algo de su bolso (Un bolso caro, por supuesto). Son un montón de telas de muchos colores unidas en una punta con un clip.
--Eh, Laura--Dice Sara--Estás preparada para todo, ¿eh?
Miro a Sara. Laura le había pedido a ella a ser una dama de honor, pero Sara era quién sí le había dicho que no. Dijo algo acerca de su "Trabajo", y el "Tiempo", que tenía.
 Miro las telas. Hay unas diez de ellas los mismos tonos de cada color, o similares.  Y pienso que en verdad la rata del cerebro de Laura simplemente dejó de funcionar. Se le fue la chaveta.
--Que... Lindo--Le digo, finalmente, parpadeando.
 Todos se ven iguales para mí.
Realmente lo que quiero decirle es  "Estás más loca que una cabra". Pero, naturalmente, no lo digo. Tampoco creo que lo haré en algún futuro. Y pienso que es una lástima.
 Me quedo en mi pensamientos hasta que escucho una voz masculila y distraída decir:
--¿Qué van a pedir?
Sara y Laura empiezan a pedir, yo ni siquiera levanto la cabeza porque estoy viendo las telas, pensando si tendré que usar un ramillete.
Espero que no sea rosa.
Dios.
 Sacudo la cabeza y miro hacia enfrente hacia las mesas de las demás personas. Entonces una pareja captura mi atención. Ella tiene el pelo negro y él también. No se parecen nada. Él es moreno y ella es pálida y muy delgada. Están discutiendo. Saben que hay personas alrededor, y susurran. Pero parece que en cualquier momento uno va a estallar y se va a levantar de la mesa.
Me da un respingo.
No quiero eso para mí.
Ni para Sara.
Ni para Luce.
Y, Dios, tampoco para Laura.
Y es lo que siempre pasa. Pienso que el amor es completa y terriblemente injusto.
--¿Y tú?
Sara me toca el hombro y me sobresalto. La miro y ella señala al tipo que está ahí, atendiendo. Nuestras miradas se cruzan. Es alto, tal vez un año mayor que yo, quién sabe, tiene el pelo rubio y... Está mirándome.
Es guapo. Pero hasta ahí es donde llego. Ese es mi límite: Mirar.
 Chico guapo sonríe un poco al mirarme. Nada especial. Parece como una sonrisa de "Eh, hola, chica extraña. Ponte cómoda. Tu pedido llega...".
--Eh...
Hecho un vistazo al menú.
--Pasta.
--¿De qué tipo?
Su voz es... madura.
--No lo sé... ¿Espagetti?
El sonríe. Esta vez fue una sonrisa simpática. Anota en su libretita y me mira de nuevo.
--¿De tomar?
Lo usual.
--Coca-cola.
Laura me mira y sacude la cabeza.
--Olvídalo. ¿Sabe cuánto daño hace esa cosa?--Mira al tipo--Un café para ella también.
La taladro con la mirada, pero al final no le digo ni pío.
Él sonríe antes de irse, como si se estuviera riendo de la situación.
Maldito.
--Me lo agradecerás algún día, mi querida--Dice Laura, viendo las telas de nuevo.
Sonrío al imaginar que la estoy entrangulándo.
--Oye.. Laura, tengo este amigo que está en una banda, y dijo que él podría...
Laura me interrumpe antes de terminar.
--¿Y qué clase de música es? Algo de Yiruma, ¿Tal vez?
... ¿Quién?
Miro al techo, repentinamente incómoda.
--No, no... Más bien... Algo más moderno.
Ella arquea la ceja. Tiene unas cejas perfectas.
--¿Moderno?
Me rasco la cabeza algo incómoda.
--Sí. Algo como Linkin Park.
Estoy casi completamente segura que algo de Linkin Park es lo único que tienen ensayado ese trío.
--¿Cómo...? ¿Qué?
--Linkin Park--Le repito, exasperada.
Sara me mira y niega con la cabeza.
--Olvídalo--Le digo a Laura.
Ella me mira por unos segundos más.
En verdad, cómo me encantaría asfixiarla ahí mismo.
--¿Sabes quién es Yurima? Vamos, Lena, debes tener gustos musicales mejores...
La miro, sin tener la más mínima idea en este redondo mundo.
El Chico Guapo viene hacia acá con los tres cafés. Baja un poco la bandeja y con cuidado empieza a depositar el café frente a a Laura.
--Gracias--Le dice. Luego se gira hacia a mí--Escucha. Te tengo una propuesta. Es cosa de damas de honor: Si demuestras que tienes gustos musicales y me dices quién es Yiruma, les voy a dar una oportunidad a tu amigo, para la banda de la fiesta. ¿Y bien?
 La miro fijamente.
Chico Guapo me dirige una mirada fugaz y luego va hacia mi lado para poner el café enfrente de mí.
--Bien--Le digo.
Me pregunto porqué simplemente no le digo que no sé quién carajos es. Chico Mesero Guapo pone la taza caliente enfrente de mí. Laura ríe por mi rostro de "No sé", y las risas inundan el lugar.
--Es un pianista--Me susurra alguien en el oído, luego se ha ido.
Ha sido el Chico Mesero Guapo. Lo miro unos segundos y él me da la espalda para servirle a Sara, sin siquiera mirarme. Casi como si nunca hubiese pasado.
--¿Vas a contestar sí o no?--Laura no deja de molestarme.
Le sonrío.
--Es un pianista. ¿Contenta?
Ella arquea una ceja y se queda repentinamente callada.
Le he dado en en blanco. O bueno, lo ha hecho Mesero Guapo.
--Dile a tu amiguito que se presente en esta dirección el fin de semana a las cinco. Y que sea puntual--Ella escribe algo en su libretita, arranca la hoja y me la da.
 Entonces estoy repentinamente emocionada por Noel.
Y Luce también va a saltar de la alegría.
--¡Gracias, Laura, gracias, gracias!
Mi sonrisa es verdadera. Incluso yo estoy sorprendida.
--¿Algo más?--Pregunta el chico Guapo.
Todas lo mirámos.
--No, gracias--Le dice Sara.
Miro al Chico Mesero Guapo. Qué tipo tan más simpático. Él me mira antes de marcharse y justo al tiempo para que me vea, le lanzo una mirada de agradecimiento. Me guiña el ojo antes de desaparecer por donde vino.
Lo sigo con la vista hasta que desaparece por la puerta.
 Mis pensamientos se alejan de él medio minuto después, cuando estoy estrangulando de nuevo a Laura en mi mente.
Y lo estoy disfrutando.


-Sthep Stronger.