miércoles, 31 de octubre de 2012

Reseña: Night School ~ C.J Daugherty

Night School-C.J Daugherty 
Cimmeria no es una escuela normal. Tras sus muros se esconde un secreto que solo conocen los alumnos elegidos y en el están involucrados algunas de las personas más influyentes del mundo. Antes de que sea demasiado tarde, Allie tendrá que averiguar que esconden sus compañeros y la razón por la que ella está allí.

Un mundo de misterio, un mundo de secretos, un mundo de peligros... Y dos amores entre los que elegir.

Mi opinión: 
Allie es la típica chica rebelde; en un año ha terminado en la comisaría 3 veces hasta que sus papás dicen BASTA y la mandan al colegio (o mas bien internado) Cimmeria, del cuál nunca había escuchado hablar. Lo raro aquí es que sus papás le tienen prohibido o mas bien no quieren que Allie diga a sus amigos sobre Cimmeria
Claro, al momento de llegar al colegio-internado se encuentra con un edificio de construcción gótica (algo parecido a un castillo) y se sorprende, además para llegar ahí es muy difícil, y aún teniéndolos aislados los protegen con una gran cerca de hierro (¿lo pueden creer? Ni que fueran  presos).
Al momento de empezar a aventurarme en Cimmeria, pensé (solo pensé) que sería una escuela para monstruos o una especie de no sé... Seres sobrenaturales. O, está mi otra teoría (que es un asco, pero es lo que cualquiera piensa al leer el título), iban a la escuela en la noche.
Retomando la historia... Al llegar todos tratan a Allie muy raro, en especial Carter (del cuál hablaré mas adelante). Después se viene enterando que es algo RARO que una chica entre en verano, ya que solo se quedan los que van a la famosa Night School. Debo mencionar que todo el libro estamos con una interrogante sobre que es la maldita Night School de la cual tanto hablan, pero lo peor del caso es que ningún alumno puede rebelar de que se trata, por que los pueden expulsar (más raro todavía).
Sobre los grandes amores...
Bueno, está Sylvain, del cual Allie se enamora desde que entró al comedor. Un chico guapo y francés que termina dándome una decepción, pero se viene el segundo libro, hay que darle una segunda oportunidad. En  lo personal, pensé que me terminaría enamorando de él, pero no.
Y Carter... Lo odié al principio por ser un total Esnob, ya saben "soy mejor que todos los de aquí y blah, blah", además era uno de los que le hacía el "fuchi" a Allie desde el principio. Pero (uhhhhhh) él termina ayudándola en todo, y claro, revelándole (como él puede sin que lo descubran) que es la Night School.
Allie es... Bueno, tiene ataques de pánico, ustedes se darán cuenta desde las primeras páginas y eso les hará sacar algunas sonrisas (que no soy muy buenas para el momento, pero yo me reí. Soy rara)
Peeeeero (siempre hay un pero) hay cosas que no me han convencido del todo, como lo que pasa en el baile y después del baile. No es algo que yo superara tan rápido y me pasara a otra cosa, ahí me hubiera gustado saber un poco más.
Night School tiene una segunda parte (lo que es bueno ya que no terminó muy bien) y actualmente la autora (C.J. Daugherty) lo está escribiendo, por lo que pasará un buen tiempo para que lo podamos leer.

Y tu... ¿Carter o Sylvain? Es algo que todos queremos saber.

                                                                                                                              ~LizzieG. 

martes, 30 de octubre de 2012

Mine, capítulo 47.



















Me quedé en casa de Luce tan sólo una noche. Ella me preguntaba y me preguntaba que había pasado pero yo no estaba con ganas. Le dije que me peleé con mamá por algo, pero ella no estaba satisfecha con la respuesta.
    Intenté olvidar que Lucas había terminado conmigo.
Entonces llamé a Sara cuando me di cuenta de que un día lejos de mamá no había bastado. No podía regresar a casa. No aún.
  Es por eso que ahora me retuerzo en la cama de invitados de Sara mientras oigo sonido saliendo de la cocina del pequeño apartamento de dos habitaciones. Hay dos voces, una de Sara y otra de su novio, Alan.
  Me voy en pijamas y con el pelo desordenado hacia la cocina y los encuentro charlando muy bajito mientras cocinan.
--¿Están hablando de mí?
Sara da un respingo, pero Alan sonríe amable.
--Ya quisieras, pequeña.
Me siento en una silla y pongo mis codos en la barra mientras me froto los brazos porque hace frío. Mis manos están congeladas.
--¿Que quieres desayunar, Lena?
--Cereal.
Me bajo del asiento para sacar el plato mientras veo a Alan alejarse y desaparecer por la puerta del baño.
 Es cuando Sara se inclina hacia mi.
--Escucha, Lena, sabes que siempre eres bienvenida aquí, pero... ¿Qué ha pasado? Tu madre me llamó. Está volviéndose loca.
  Tomo aire y me aliso el pelo que cae sobre mi cara.
--¿Quieres hablar de eso?--Murmura.
--No lo sé.
Ella me mira sin decir nada, no presiona. Pero es mi prima. Yo la conozco. Sé que ella está muriendose por preguntarme.
--Nos peleamos--Dije, vaciando cereal en mi plato.
--¿Sobre qué?
--Algo--Una pausa--Y también con Lucas.
Sus ojos me miran fijamente.
--¿Lucas?
--Ya, bueno, no nos peleamos. Rompimos.
Ella suspira.
--Sí,oí que se iban a mudar. Creo que se fueron ayer.
--Espera, ¿Desde cuando lo sabes?
--Hummm... Hace como una semana o algo.
Parpadeo.
--¿Quienes más sabía?
--Todos.
Sacudo la cabeza.
--Yo... Me enteré antier.
--¿Lucas no te lo dijo?
--No.
--Pensé que... Pensé que te lo había dicho.
--Bueno, no lo hizo.
    En ese momento Alan se acerca y dice algo así de que lo necesitan en el trabajo y tiene que irse. Le da un beso a Sara en la boca y a mí  uno en la cabeza, como si fuera una niña pequeña. Luego se va.
 Tomo el traste y me siento de nuevo en la barra, hundiendo la cuchara en la leche.
Quiero decirle a Sara que me siento enojada conmigo misma porque yo sabía que esto iba a pasar pero aún así fui por él. Pero es una de esas cosas que te guardas para ti misma.
--¿Y como te sientes?--Sara pregunta, como leyendo mis pensamientos.
  Me meto una cucharada a la boca.
--Humm.... Estoy bien.
No estoy bien.
  Nos quedamos en silencio un rato, y luego pienso que tal vez sí puedo contarle lo otro a Sara. Ella es psicóloga  después de todo. Entiende de asuntos familiares.
--Mamá sabía--Murmuro--Todo este tiempo. Ella lo sabia. Y no me había dicho nada. No puedo ni siquiera mirarla a la cara.
  Bufo.
Ella hace una mueca.
--¿Sabía qué?
--Que tengo dos medios hermanos.
Ella ciertamente no reacciona como esperé. Pensé que estuviera sorprendida y me soltara un "¿Qué?". Pero no pasó. Ella sólo bajó la cabeza.
   Y entonces...
lo supe.
--Tú sabías también--Afirmo, dejando la cuchara caer en mi tazón--Y no me lo dijiste.
Sara suspira.
--Tu madre me lo confesó hace unos años.
--¿Años, Sara? ¿Lo has sabido por años?
 Mi boca casi toca el suelo.
--Sí.
Cierro mi boca mientras intento recuperar mi aliento.
--¿Y porqué no me lo dijiste?
  De seguro todos están jugando algún juego llamado "Hagan que Lena pierda la cabeza".
--Lena, ¿Y qué querías que te dijera? Tenías... ¿Qué, trece años? Te destrozaría. Y no era mi deber decirtelo.
Sacudo la cabeza.
--¿Cómo es que todo el mundo está diciendo eso? "Te destrozaría".
--Tal vez porque es la verdad. ¿No lo habías considerado? ¿Ni un poquito?
--Pero yo tenía derecho.
--Pero eras muy jóven. No era el momento. Estoy segura que tu madre te lo habría dicho, pero tú te le adelantaste. Y ahora ella está destrozada. ¿No crees que deberías hablar las cosas con ella?
  Agito mi cabeza.
--No sé. Además, estoy decidiéndome entre estar enojada contigo o no.
Ella levanta una ceja.
--Vamos, Lena.
Me toco la cara.
--Ya. Bueno. Supón que les creo, después de todas las miles  de veces que me lo han dicho, que no me querían herir. ¿Qué se supone que tengo qué hacer ahora?
--Deberías ir a disculparte con tu madre, la pobre.
  Sacudo la cabeza.
--No creo que pueda.
  Como obviamente ella no puede comprender, le explico: Que creo que ha sido egoísta al tener una hija con un hombre casado y bla, bla, bla. Toda la historia.
 Cuando termino ella toma aliento muy fuerte.
--Escucha, Lena. Sé que es difícil. Y puedo comprenderlo. Créeme que si. ¿Pero tú nunca has necesitado alguna segunda oportunidad? ¿Nunca?
  Me quedo callada.
--Exacto--Continúa--Y tú la amas. ¿Me vas a mentir sobre eso?
Me quedo callada de nuevo. Porque no puedo creer lo que mi madre ha hecho, pero la amo más de lo que alguna vez podría amar a algo.
--Entonces dale una segunda oportunidad--Dice--La necesita. Y tú necesitas volver a casa porque matarás a tu madre si te quedas aquí por siempre.
  Suspiro.
--Muy bien. Pero... ¿Es que eso es todo? ¿Iré a disculparme y luego fingiré que nada de esto pasó?
--¿Es que no has aprendido nada después de todo este tiempo que has vivido conmigo, Lena?
 Ella se da unos golpecitos en la cabeza.
--Nosotros nos olvidamos. Nosotros lo superamos. ¡Súperalo!
--¿A qué te refieres?
--Lena, mi vida, mira que eres tonta. Nunca olvidarás que tienes medios hermanos, no lo harás, así de simple. Tienes que enfrentarlo, y luego seguir con tu vida.
 Me quedo viéndola, aún intentando comprender.
Ella suspira, cansada.
--¿Cuales son tus planes? ¿Seguirás con tu vida sin hablar con tus medios hermanos o los pondrás en tu vida?
Me encojo de hombros.
--La niña me quiere, pero yo... Yo no tengo idea qué voy a hacer.
--¿La quieres tú a ella?
--Yo... No sé. Ni siquiera la conozco bien. Sólo la he visto.
--¿Qué hay del chico? ¿Cómo se llama?
--Oliver. Es agradable, pero... Él sólo me quiere porque Cariba me quiere. De otra manera, él me hubiera dejado en paz hace tiempo.
--Entonces estás en contacto con ellos.
--Bueno... Sí.
--¿Y has hablado con la niña?
--Sí.
--Y... Esperas que ella olvide que tú existes ahora que le has hablado.
--¿Estás diciendo que tengo que quedarme?
Ella se encoje de hombros.
--Yo no te estoy diciendo nada, Lena. Al final es tu decisión. No mía. La pregunta es, ¿La quieres a ella? ¿Y a él?  ¿Seguirás con tu vida como si no hubiera pasado? ¿Sin ellos?
 Me quedo callada un rato.
--No creo que pueda.
 Sonríe.
--Entonces ahí tienes tu respuesta.
Parpadeo.
--Caramba. Ahora sé porqué te pagan.
Ella rueda los ojos y saca un vaso térmico y vacía un poco de café dentro. Mete tres cucharadas de azúcar y luego me lo da.
--Anda, ahora ve.
--¿A dónde?
--¿Cómo que a dónde? ¡A arreglar las cosas! Son las nueve de la mañana. Es temprano. Tienes tiempo de sobra para disculparte con tu madre e ir a casa de tus hermanos.
  Me mira de arriba a abajo.
--Y cámbiate. No vayas en pijamas.
--No tengo la dirección de Oliver.
Ella va hacia la diminuta sala y saca directorio teléfonico.
--Oliver, ¿Qué?
Le doy el apellido de mi padre. Mi apellido.
Frunce el ceño.
--¿No tiene segundo nombre o algo?
--No lo sé.
--Nos tardaremos un rato.
Nos tardamos una hora. Marcamos a cinco Olivers. Uno era mío.
--Soy Lena--Digo, nerviosa, con el café en una mano, yendo y viniendo de un lado a otro en el departamento.
--Lena. Hola.
--Yo... ¿Puedo ir a tu casa? ¿O alguna parte? ¿Podrías llevar a Cariba?
Hace una pausa.
Una
Larga
Pausa.
--¿Oliver?
--¿Para qué quieres que lleve a Cariba?
--Yo... He estado pensando mucho... Bueno, literalmente tuve que ir con mi psicóloga...--Veo a Sara sonreí--para que me ayudara... Y he decido... Yo...
  Dios. Estoy divagando. Completamente.
--¿Lena?
--Tú... Me pediste que tomara una decisión. Sobre Cariba.
Otra pausa.
--¿Y la tienes?
Puedo jurar que él estaba sosteniendo el aliento.
Sonrío.
--La tengo.



Toco la puerta de la casa de mi madre. Y ella la abre, con un pañuelo en la mano. Tiene los ojos llorosos y los abre de par en par cuando me mira.
--Lena.
--Hola, mamá.
Ella abre la puerta y me abraza.
--Dios mío.
Casi no me deja respirar, pero la abrazo de vuelta sobando ligeramente su espalda. Laura sale a la vista. Luce preocupada también.
--¿Laura? Hola.
--¿Dónde te metiste?
--Estaba con Sara. Estoy bien.
Mi madre me mira a los ojos.
--Lo siento, mamá. Creo que sólo necesitaba un tiempo a solas.
Y entonces se hecha a llorar.
--Estás castigada--Sentencia.


Mamá me ha dejado ir a casa de Oliver y Cariba para arreglar las cosas, pero dijo que me quería ahí antes de las dos de la tarde.
   Entonces cuando llego a la entrada de una casa pintada de amarillo, veo a una muchacha de pelo negro abrir la puerta. La reconozco como Scarlet, la novia de Oliver. Y supongo que Oliver le contó mi desición a Cariba, porque la nena sale de entre las piernas de Scarlet y corre hacia a mí con una sonrisa.
  Me pongo de cuclillas y abro los brazos cuando está a unos pasos de mí.
Y me abraza.
Y es como si recuperara una parte de mí que no sabía que estaba perdida.


--Sthep Stronger.

lunes, 29 de octubre de 2012

#1 Off Topic: La pregunta que quería hacer, no hice, y estoy haciendo ahora


Hace cosa de dos años, yo tenía 11 (Soy una genio) y es cuando apenas me había introducido en al mundo de la lectura. Ya saben; Tenía mala ortografía y pensaba que era la única que leía en este mundo. En ese mismo año me encontré investigando vete tú a saber qué libro en Internet y me encontré con un blog que amé. Se llamaba Libro Joven . Y si tú eres Blogger y me dices que no sabes cuál es, no te voy a creer. Enserio.
En verdad.

  Entonces Barnsdale11 dejó de publicar. Y no publicó al día siguiente. Y no lo hizo al siguiente. Y no lo ha hecho la fecha. Y hasta el día de hoy estoy tirada en el suelo cortándome las venas. Ya, no tan enserio. Pero sí, estoy triste.
   Así que, finalmente, aquí la pregunta; Mejor que sean dos:
A) ¿Alguien sabe qué pasó con Barnsdale?
Y B)  ¿Alguien más está como yo?
¿No? ¿Enserio? Yo sé que sí.
  Dejen su comentario :)

Saludos,
Sthep.

viernes, 26 de octubre de 2012

Water, Capítulo 26. #Final


                                                Aurora
Llegué feliz a casa, con las mejillas sonrosadas y con el corazón latiendo a mil.
Mamá estaba ya esperándome en la sala.
-Uhhhhhh, ¿Cómo te la pasaste, bebé? -preguntó burlona
Puse los ojos en blanco.
-No digas eso nunca más.
-¿El qué?
-"Bebé"... Eso guardatelo para Henry.
-¿QUÉ YO QUÉ?- Gritó Henry desde el baño.
Lo ignoramos.
-Vale, pero ya enserio, ¿cómo te la pasaste?
-Bien, estuvimos hablando y comimos. Solo eso.
-Sí... Y yo vuelo.
-Es enserio, ya me voy a la cama.
-Buenas noches, bebé.
Si no hubiera sido mamá la que dijo eso ya le hubiera hecho un gesto malo y grosero con las manos. Pero no.

3 meses después.

-YA NOS ARRUINÓ LA SALIDA! - Grito Phaoula desde su pupitre
Había comenzado a llover a cántaros, el cielo estaba gris y hacía mucho frío a causa de la lluvia. Llevabamos 1 mes organizando una salida al pub de Los Ángeles, la excusa era nuestra graduación de la High School.
La profesora la miró y puso los ojos en blanco.
-No por que sea su último día aquí significa que se puede comportar como quiera, señorita Freeb.
-Eh, no sea así Claudia! - Dijo Cesar.
Estaba prohibido llamarle por su nombre a los profesores. Cesar se había pasado de la raya.
-Sálgase por favor. No creo que vaya a durar mucho en su universidad, pero buena suerte.
Cesar tomó sus cosas y salió triunfal.
-Podemos ir mañana - le dijo Bruno a Phaoula.
-Pero yo quiero ir a h o r a.
-Vamos a ir ahora y punto. - Dije.

El auto de Cesar había fallado en media carretera, ya no estaba lloviendo, por lo menos. Pero Phaoula estaba hecha una fiera.
-No puedo creer que TÚ - señaló a Cesar con rabia - no hayas podido revisar tu maldito carro antes de venir. Ahora estamos a la mitad de la nada, ¡cuando deberíamos estar moviendo las caderas sin parar!
Me acerqué a ella.
-Phaoula, calma. Podemos llamar a mi mamá a que venga por nosotros o a una grúa. No hay que ponerse así.
-¡ASÍ COMO! - Gritó y se alejó de todos caminando siguendo la carretera.
-Está loca, muy loca. - dijo entre dientes Cesar.
Bruno, que estaba tratando de conseguir señal, regresó con nosotros.
-Nada de señal. ¿Y Phaoula?
-Allá va - Dije señalando la carretera oscura
-Ya volverá - Dijo Cesar.
-La amas C. No lo niegues, seguro estás queriendo ir por ella. - Se burló Bruno y pasó su brazo sobre mis hombros.
-Ya. Sabes qué, tienes razón iré por ella y la traeré. Ya vengo - Dijo y guiñó el ojo.
Lo vimos correr en la dirección que había tomado Phaoula hasta que lo perdimos de vista.
Miré a Bruno
-¿Sabes? Podríamos esperar hasta mañana acá, ahí hay un par de árboles y hay mucho césped; no hace frío y es una noche hermosa. ¿Qué dices?
-Es buena idea, solo espero que no nos ataquen los mapaches. Y si hace frío, está todo húmedo a causa de la llovida de hace rato.
-Venga, vamos. - Le tomé de la mano y fuimos a acurrucarnos debajo de un árbol, que casi no tenía hojas, se veía el cielo perfectamente.
-¿Lo ves? Es una noche preciosa, es una noche estrellada y estamos en medio de la nada; mejor de lo que me había imaginado. - le dije
Los dos nos quedamos callados, en un silencio para nada incómodo. Hasta que él rompió el silencio.
-Aurora, llevamos bastante tiempo juntos, han pasado infinidad de cosas y por eso...
Me levanté de pronto.
-Oh, no. No me vas a proponer matrimonio ¿no? Estamos muy jóve... - se levantó también y me puso un dedo en la boca.
-No, no te voy a proponer matrimonio. Sé que somos jóvenes, que vamos a entrar a la etapa mas importante de nuestras vidas y que es demasiado pronto para esto. Sólo quiero que sepas que te amo. Sé que lo sabes, pero quiero dejarlo en claro, y quiero seguir contigo así, equivocándonos y siendo felices tal y como estamos ahora.
-Me diste un susto de muerte. Claro que si me hubieras propuesto matrimonio te hubiera dicho "sí", pero no lo se, no estoy preparada para eso. Creo que estamos mejor así, disfrutando como jóvenes.
Phaoula y Cesar venían a nosotros.
-¿Cómodos? - Preguntó Phaoula.
-Eh, consigánse su propio árbol.- Dijo Bruno en broma y me abrazó más.
Seguimos toda la noche bromeando unos con otros hasta que nos ganó el sueño y nos quedamos callados todos mirando el cielo.
-Oh, por Díos! Una Estrella fugaz. Pidan un deseo, rápido. - Exclamó Phaoula terminando con la tranquilidad que había.
"Mi deseo es seguir como estoy, feliz. Junto a mi familia sobre todas las cosas, mis amigos y por supuesto el amor... no precisamente de mi existencia pero que realmente amo."
-¿Y? Que pediste. - Preguntó Bruno.
-No te diré, no se hará realidad.
-Entonces, me quedaré en la duda. - Guiñó el ojo y me besó.


"No busques el amor, deja el amor te encuentre"
                      
                                                                      FIN. 
            
                                                                                                                             -LizzieG. 


jueves, 25 de octubre de 2012

Reseña: Frío, Laurie Halse Anderson.

Reseña: Frío, Laurie Halse Anderson.
Libro Único.
Lía se repite constantemente que no debe comer. En su vida sólo hay sitio para contar calorías, para hacer ejercicio cuando la han obligado a ingerir una cantidad de alimentos que ella considera demasiado. Siempre. Pero ahora su amiga Cassie, con quién llego a un horrible pacto de convertirse la más delgada del instituto, ha muerto y la persigue en sus sueños, porque se la quiere llevar consigo, no quiere estar sola al otro lado.
    Lía tiene una oportunidad, puede tomar la mano de aquellos que se la ofrecen; Sus padres, su hermana pequeña, puede aceptar el consejo de los médicos, pero no será hasta que haya tocado fondo que pueda recobrar la ilusión por una vida que se le escapa por las manos.







    
              Lía sufre. Todos los día de su vida. El desayuno le da arcadas con sólo mirarlo. Su vida es un desastre. Su padre se ha vuelto a casar, tiene una hermanastra, una madrastra. No puede hablar con su madre. Lía pesa 40 kilos. Lía tiene hambre. Lía tiene mucha hambre. Y ahora Cassie ha muerto, pero en verdad sigue ahí, arrastrándola hacia las sombras. Y es que Cassie se siente tan sola...

   

 Leer este libro es como aplastar un botón que diga TRAUMA ON .
   Lo digo en buen sentido, que conste. Fue creo que el año pasado cuando lo estaba leyendo, y en ese tiempo recuerdo estar metiendo comida a mi boca como si mi vida dependiera de eso. Juro que por esa temporada es dónde gané más kilos que los que tenía planeado ganar después de las fiestas Navideñas. Comí todas las cosas que Lía necesitaba. Lo que ansiaba tanto.
      Es un poco desesperante porque Lía en verdad en verdad en verdad en verdad tiene hambre. Se está muriendo de hambre. Y en el libro parece que no viene otra cosa que escenas donde ella está cerca de la comida y empieza a alucinar. Porque, lo voy a repetir : Lía en verdad en verdad en verdad en verdad en verdad en verdad en verdad tiene hambre. En verdad.
   Puedes sentir su hambre. Dios mío, que Anderson es una gran escritora. Estoy traumada de por vida.
 Porque sí, Frío es una triste historia acerca de una chica que ha caído en la anorexia y como muchas no acepta la ayuda de su familia y los doctores le ofrecen. Así de simple.  Su vida es complicada, es difícil. Es más de lo que yo alguna vez podría soportar. 
  
    Sé que probablemente con leer el primer párrafo tú ya estabas metido en tu fase del NO DEFINITIVO . Del tipo No Me Vengas Con Un Dramón. Y lo entiendo. Porque si yo hubiera sabido de que era de una desgraciada  muchacha anoréxica, tampoco lo hubiera leído. Porque ya no se me dan los protagonistas mentalmente dañados. Ya estoy hasta el cuello de ellos.  Pensé más bien que era de una muchacha que se cuida mucho y que su amiga fantasma le andaba rondando. Y es más o menos así, pero la historia es más profunda. No del tipo que te deja tirada en el suelo cortándote las venas No voy a mencionar Cracked Up To Be no voy a mencionar Cracked Up To Be no voy a mencionar Cracked Up To Be no voy a mencionar Cracked Up To Be  No. Frío es una novela para reflexionar, dolorosa, sí, pero es una joya.
 
    La vida de Lía es jodidamente mala. Pero mala mala mala mala. De lo que se dice mala. Tiene un super dramón familiar y un fantásma la está acosando. Pero no le da ataque de ansias ni se pone a llorar. En el interior Lía es fuerte, pero no creo que sepa como utilizar su fortaleza. Lía necesita dos cosas desesperadamente: Ayuda y el Porqué. Porqué Cassie estaba en ese lugar cuando murió, se pregunta porqué ella no contestó cuando Cassie pidió ayuda. Pero no puede cuando su madre anda detrás de ella. No puede porque está demasiado ocupada mirando los números de la báscula. Y es más o menos de lo que se trata todo el libro; Del porqués. Y la ayuda, claro. Pero eso viene hasta lo último 

       Hay un detalle; Lía divide su vida en dos partes. Una cuando era una chica de verdad O así lo pone ella  , y la otra, en la que está atascada. Está congelada. De ahí el título  No está viva, pero tampoco está muerta. Está congelada  Instertar Deja vú vampirico aquì De ahí viene el título en inglés. Wintergirls (Chicas de Invierno)  De ahí también viene el título en español. Frío. ¿Entiendes? Frío. Congelar. Frías. Chicas de Invierno. Chicas Frías. Frío. Tiene sentido.

    El libro en sí es doloroso, que no para cortarte las venas, pero es doloroso. Es triste y un poco desesperante a veces. Y traumante, te juro que de ahora en adelante si te lees el libro no te volverás a saltar ni una comida en el día. Es como pecado capital. Te deja huella sí o sí.

    Pero en verdad en verdad en verdad, nunca jamás te leas este libro si estás a dieta. Es la peor cosa que podrías hacer. Enserio.

Saludos,
Sthep S.

martes, 23 de octubre de 2012

Mine, capítulo 46.


 Mine, capítulo 46: “Amor Egoísta”

--Mamá.
Mi madre, quién me ha criado desde siempre, levanta su cabeza rubia y sus ojos oscuros me observan. Y sonríe.
--Hola, cariño.
Pero casi no la reconozo.
--¿Qué pasa?Dice, cuando ve que mi rostro no cambia.
 Me apoyo contra el marco de la puerta de su habitación y la observo mover todos los papeles de su cama para que vaya y me siente con ella.
 Pero no va a pasar.
--Necesito hablar contigo.
Sus cejas se unen.
--Seguro, Lena.Dice, cuando su celular empieza a sonar. Frunce el seño y mira por toda la habitación--¿Sabes dónde está esa cosa?
  Me inclino hacia un lado y suspiro. Sigo el sonido del celular. Lo saco del armario (¡Del armario!) y me acerco para entregárselo.
 Ella lo toma, mirando mi rostro.
--De acuerdo, Lena, dime qué pasa.
 Se sienta en la cama y de nuevo palmea a su lado para que me siente. En cambio me siento en el pequeño sillón al lado de la puerta.
--¿Porqué no me dijiste?Inicio, mirándola a los ojos.
--¿Decirte el qué?
--Oliver. ¿Porqué no lo hiciste?
Su cara se pone pálida de repente y luego adquiere un rojo brillante.
La he atrapado.
--Y no intentes fingir que no sabes de nada de lo que estoy hablando, porque ya es muy tarde. Ya me enteré.
 --Ay, DiosMurmura.
Quiero decirle que Dios no la va a salvar, pero en vez de eso la miro fijamente. Ella se levanta y cierra la puerta, luego se gira hacia mí.
--¿Quién te lo dijo?
--¡Y eso qué importa! ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué estabas pensando?Me levanto  y ella retrocede un paso para darme espacio. Pero eso no me es suficiente--¿Tener una hija con alguien que ya estaba casado y que tenía un hijo? ¡Por Dios! ¡Está mal! ¡Es bajo! ¿En qué pensabas? Y en cierto caso, ¿Porqué no me lo dijiste? ¿Cuál es tu excusa?
  Ella se pone más roja mientras hablo.
--Lena....
--¿Cómo pudiste permitirlo? ¡Cómo me pudiste hacer esto a mí? Es egoísta. ¿Y cómo le pudiste hacer eso a ese niño? ¡Arruinaste su vida! ¿Te das cuenta?--Me pongo una mano en la frente y masajeo mis sientes después--¿Es que te das cuenta de lo increíblemente egoísta has sido?
   Mamá parece reaccionar, pero yo yo ya me estoy marchando, arrastrando mis pies por el suelo, apretando mis dientes para no decir algo de lo que en verdad me pueda arrepentir en el futuro.
--Lena, hablemos de esto.
Me jala el brazo y cierra con la punta del pie la puerta que recientemente he abierto.
--Bien--Me cruzo de brazos--¿Qué tienes qué decir en tu favor?
--¿Quieres tranquilizarte? ¡No me grites! 
--¡No te estoy...!
Excepto que sí lo estoy haciendo.
--Lena, todo lo que  hice lo hice por amor.

 Y de pronto, es como si me hubieran dado una patada en el estómago.
--¿Por amor?--Repito, estupefacta.

Suspira.
--Yo... era jóven. Y estaba enamorada. Él me dijo que se iba a divorciar, y yo....
--Tú le creíste--Termino por ella.

De pronto mi madre parece cansada. Derrotada. Pero estoy suficientemente cabreada para eso.
--¿Cómo es que le crees eso a alguien?--Grito--¿Y cómo demonios, peor aún, puede alguien enamorarse de él en su santo juicio?
  " ¿Y cómo es que fuiste tan estúpida?", pero no se lo digo.
 Mi madre llora.
 Me doy la vuelta y camino por la habitación, arrastrando los pies.
--El amor es ciego, Lena.

--Al diablo con eso.
Esas porquerías del amor es ciego no me vienen. Sin embargo, puedo entenderlo; Mi padre solía ser convincente. Era lindo cuando le convenía, ¡Pero vivió tanto tiempo con él soportándolo una vez que se mostró como era en verdad! ¿Cómo pudo hacerlo?

--Destrozaste su vida--Digo--La de Oliver.
"Y también la mía".

--En ese entonces se sentía como lo correcto.
--¿Cómo es que eso puede ser correcto?
--Las cosas no había funcionado en su matrimonio, y yo pensé que podría empezar de nuevo conmigo.
--¿Pero porqué demonios tuviste una hija?

--Un hijo es una bendición.
--¡Oh, vamos, no me vengas con tus cosas de la Iglesia, porque incluso ahí lo que has hecho es atroz. Tuviste un hijo fuera de matrimonio. Y tomaste la familia de alguien más. Podrían matarte por eso.
--A ver...--Empieza.
Pero yo no he terminado.

--¡No, nada de eso! ¡Se ha acabado! ¡Destrozaste su vida, y también la mía! ¿Es que no pensaste en todas las cosas que yo tendría que enfrentar por tu culpa? Si hubieras, si tan sólo hubieras tenido una hija con alguien más, con una persona correcta...
--¡Las cosas son como son!--Grita.
--¡Por tu culpa! ¡Las cosas pudieron ser diferentes!
 Sacudo la cabeza.
--¿Pero porqué no me lo dijiste? ¿Por qué ocultar el daño?
--¡Quería protegerte!
--¡No! ¡Yo pensé que te estaba protegiendo a ti! ¡Cuando supe de...!--Casi suelto la parte de Cariba, pero como ella no sabe nada de ella, me la salto--... de él, pensé que tu no sabías nada, y que si lo hacías te destrozaría que él te hubiera mentido! Pero tú lo sabías. ¡Pensé que estaba protegiéndote!

--Entonces estamos a mano.
--¡Al diablo! No estamos a mano nada: ¡Yo no comencé esta mierda, fuiste tú!
 Toma aire.
--¡No te dije nada porque pensé que eras muy joven para saberlo!
--¡Tengo 16! ¡Puedo afrontarlo!

   Era mentira. Era una total mentira, pero...
--Pero tú eres mi bebé.
Quiero, desesperadamente, golpear algo.

--Creo que ya es tarde.
 Me doy la vuelta porque ya tuve suficiente, cuando mi madre hace un último intento:
--Pensé que si sabías de Oliver y esa niña estarías destrozada! Quería lo mejor para tí.
 Me doy la vuelta.
--¿Cariba?
--No tengo ni idea de cómo se llama, pero es la hermana de ese Oliver.
Parpadeo.
--¿Cómo es que sabes de ella?
--Me encontré con tu padre un día. Ellos estaban ahí. Todos. Su esposa, su hijo, y la pequeña niña. Era una bebé a penas.
 Aprieto los puños.
--Y no me lo dijiste.
No dice nada.
--¿Sabes que esa niña ha estado esperando por mí desde siempre? ¡Ella me quería! Tú podrías habérmelo dicho. Yo debí saberlo. Tú debiste decirlo. Yo...
   La miro. Me mira. Nos miramos y no decimos nada. Ni una sola palabra en un rato.
--Lo siento. Siento no decirtelo. Siento que las cosas hayan pasado así. Lo siento, mi niña. ¿Puedes perdonarme?
 --No.
¡Uy! ¡Que me sale con esas cursilerías!
  Me levanto y camino hacia la puerta. En mi habitación, me aplico más maquillaje para cubrir las manchas rojas y saco algunas ropas del armario. Las doblo y las meto dentro de una mochila. 
   Al diablo con todo.
 Tomo mi celular y bajo las escaleras rápido, colgándome la mochila en el hombro. Marco las teclas de mi celular.
--¿Luce?--Digo, cuando contesta.
--Hola, guapa. ¿Qué pasa?
  Camino hacia la acera mientras los últimos rayos del sol me ciegan.
--¿Puedo quedarme en tu casa esta noche?
Hace una pausa.
--Claro. ¿Qué pasa?
--Necesito estar un tiempo alejada de mi casa. Las cosas se están poniendo complicadas.
..¿Quieres que vaya por tí? ¿Dónde estás?
--No te preocupes, que yo voy.
--¿Me contarás todo, verdad?
--Seguro.
Pero es mentira. No pienso contarle nada.
--Te espero, guapa--Dice, antes de colgar.
No termino de cruzar la calle cuando el auto de Lucas aparca frente a mí.
  Dios, no puedo lidiar con él ahora mismo.
--¿Vas a alguna parte?--Sonríe.
Pero algo en su sonrisa es distinto.
Él es distinto.
Y no me gusta.
  Lo observo mientras baja del coche.
--De hecho. ¿Qué haces aquí? Se supone que nos veríamos hasta mañana.
 Hace una mueca.
--Tenía que hablar contigo.
--Eres un tonto. ¿No pudiste marcarme al celular?
  Sonríe y niega con la cabeza.
--¿Podemos ir a alguna parte?
--Lucas, tengo que irme ya. En verdad.
Miro hacia atrás, hacia mi casa.
Mi madre me está mirando por la ventana.
--¿Las cosas van bien?--Pregunta.
--Sí. Seguro. Dime lo que tengas que decirme.
 Mira al cielo.
--Lena...
--¿Qué pasa? ¿Es algo grave?
--Más o menos.
--¿Más o menos? ¿Qué pasa? Dime ya.
Mete las manos en los bolsillos.
--Me siento como un imbécil--Dice.
No contesto, sólo espero.
--Vine a decirte algo que he estado aplazando durante semanas: Yo y mi familia nos mudaremos--Hace una pausa--Dios, soy un imbécil. Lena, lo siento. Vine a romper contigo.
       El amor, en cualquiera de sus formas, apesta.


-Sthep Stronger.
Ps: Lo siento, he estado un poco-demasiado deprimida últimamente. Matenme.

martes, 16 de octubre de 2012

Mine, capítulo 45.


Mine, capítulo 45. "Jane Austen".

  Tal vez esté frustrada, enojada, herida y mentalmente dañada de por vida, pero eso no significa que no me de cuenta de las cosas que pasan a mi alrededor. Como Lucas.
  Me he dado cuenta de que de pronto está distraído. Tiene un aire ausente cuando usualmente estoy medio corriéndolo de mi casa por decirme cosas tan cursis. Ahora es diferente. Está más callado, más... normal.
 Y eso no está bien.
  Intenté hablar con él una vez. Enserio. Lo intenté. Ahí estaba yo con cara de psicóloga, sonriendo. A lo mejor el también lo notó y se asustó de la nueva yo, pero si lo hizo, no lo dijo.
  Estaba haciendo la tarea que tanta lata me estaba dando mientras Lucas estaba sentado a mi lado. Lo miraba de reojo, porque... ¿Porqué demonios estaba haciendo ahí dejándome terminar mi tarea si lo que era usual en él era que intentara distraerme? No era normal.
  Dejé mi cuaderno y libro al lado y le toqué el hombro ligeramente. Nada. Le di un beso en la mejilla. Lentamente el Lucas normal regresó y me sonrío divertido.
  --¿A qué se debe el honor?
Rodé los ojos y lo empujé suavemente.
--Cálmate. Es que estás un poco ido. ¿Todo va bien?
--Sí.
Después de empujarlo cuando se acerca para besarme, él sonríe y al cabo de cinco minutos está ido de nuevo.
--¿Quieres contarme algo?--Le pregunté, con todo dulce.
 De ese tono dulce que las mamás utilizan para dirigirse a sus hijos de cinco años. Se fijó en mí por unos segundos y sacudió su cabeza. Volvió a intentar distraerme de mis deberes, por quince minutos, antes de que se volviera a ir.
   Suspiro mientras me acomodo el vestido lila. Es de colores lisos, no como el estampado ni el de lentejuelas que Laura tanto me daba la lata para que pusiera. Es uno lindo.
  Hoy es el cumpleaños de Lucas. Voy a su casa, porque su madre me invitó a desayunar allá. Y Lucas no sabe nada porque el muy flojo está echado en la cama dormido.
 Cuando bajo las escaleras, el teléfono suena. Decido que es mejor dejar que la contestadora salte, porque si es la tía Mel, entonces me quedaré en el teléfono para siempre. Así que cuando guardo la cajita, que es el regalo de Lucas en mi bolso, la voz de Oliver llena la habitación.
--Hola--Dice, hace una pausa--Sólo te llamaba porque la pequeña monstruo aquí no deja de preguntarme cuando te verá, y necesitaba hablar contigo... No estoy seguro de lo que estás planeando, si te soy sincero.
  Camino por la sala para tomar el teléfono.
--¿Oliver? Hola.
Una pausa.
--Pensé que no estabas.
--Me estaba yendo.
--Ah. Oye, lo que dije, que no sé lo que estás planeando, es verdad.
--¿A qué te refieres?
--¿Sabes que Cariba anda presumiendo de ti a todo el mundo? Ya trae loca a Scarlet. Y si tú al final decides que no... No te dejaré romper su corazón. ¿Qué pretendes?
   Frunzo el ceño, a pesar de que su tono no es nada acusador.
--No voy a romper su corazón, Oliver. Ya cálmate.
--Lo siento. He estado inquieto. ¿Entonces...?
--Yo... No sé. La vi, y... No sé. No tengo idea de qué voy a hacer, si soy honesta. Pero no pienso romper su corazón. De cualquier manera, creo que exageras. Uno no va por ahí presumiendo de sus hermanas.
--Pues no la has conocido a ella.
Frunzo los labios.
--Pues no.
Lo entiende enseguida; El destino (O bien, llámale como quieras) no me había permitido que las cosas hubieran sido así.
--No te pongas pesada.
--¿Que no me ponga pesada?
Suspira.
--Sí... Tenemos que hablar. Enserio.
--¿Y de qué?
--De la última vez que hablamos.
Aprieto los labios.
--Escucha, está bien. No tenemos que hacerlo.
--No, no está bien. Necesitamos hablar sobre eso.
--Enserio, yo...
--Lena, no seas necia. No puedo no intentarlo.
Vuelvo a apretar los labios.
--Pero...
--Lena.
--Ya, está bien. Está bien.
--¿Cuando estás desocupada?
--¿Qué haces ahora mismo?--Le pregunto, mirando el reloj.
--Nada. ¿Pero no tienes algo qué hacer?
--Tengo como media hora.
   Después nos ponemos de acuerdo para vernos en un café. Y dos minutos después yo estaba yendo a una dirección diferente.
 Cuando llegué, divisé a Oliver inmediatamente. Me senté en la mesa frente a él y sonreí débilmente.
--Te ves linda--Dice.
--Gracias.
Miro mis manos antes de levantar la cabeza y soltarle:
--Escucha, lo que te dije la otra vez..., no me hagas caso. Estaba enojada. Y frustrada. Y creo que hoy en día ya lo tengo superado. Yo estaba exagerando, soy muy buena en eso.
  Sacude la cabeza.
--No es algo que se supera--Murmura--Pero ya te lo dije; Necesito explicartelo. No puedo no intentarlo.
  Lo miro y asiento. Espero.
--Te dije que tenía nueve años cuando supe--Dice, comenzando--Pero para ese entonces yo estaba demasiado asustado y también enojado. ¿Qué podía hacer, caramba? Sólo tenía nueve años. Tenía catorce cuando lo pensé con claridad, me refiero a todo: Tú no tenías la culpa de que las cosas estuvieran pasando de la manera en que pasaban. Era culpa de él. Pero incluso en ese entonces no podía evitar guardarte un poco de rencor--Hace una mueca, y evita mirarme a los ojos--Me preguntaste porqué te estaba pidiendo que formaras parte de la vida de Cariba cuando yo no me había preocupado por formar parte de la tuya. Pero te fuiste antes de que yo pudiera decirte algo--Traga saliva--Y tengo que decirte, honestamente, que sí lo había pensado. Pero las cosas eran diferentes en ese tiempo. La situación entre tu y Cariba difieren mucho. Ella sabe de ti y te quiere; Tú no sabías de mí, y no estaba seguro de que me quisieras en tu vida. Además, ¿Qué iba a hacer? ¿Iba a presentarme en tu casa como tu medio hermano? No lo creo.
   Hace una pausa y niego con la cabeza.
--Yo debí saberlo, de todos modos.
--¿Sugieres que debí ir allí y destruir el mundo que conocías?
Resoplo.
--Pero bien que pudiste haber sacado esa frase de una novela.
En cambio, sonríe.
--Cálmate, que de los dos tú eres la pesada con las frases. Parece que te tragaste una novela de Jane Austen.
Sonrío y le doy una patada por debajo de la mesa.
Ríe, y luego vuelve al tema:
--Ya sabes porqué. No podía arruinarte. Pero de todos modos lo siento.
Asiento y digo:
--Está bien. Creo que al final puedo comprenderte. Sentí algo así con respecto a Cariba, en un instante. Ahora creo que las cosas irán mejor, para ambas. Ahora que lo pienso, que bueno que no lo hiciste; Si mi madre llegase a enterarse que él la engañó y tuvo otros hijos, se moriría.
  La cara de Oliver pasa de la confusión, a una chispa de entendimiento, de algo que parece frustración, y luego resopla.
--¿Qué?--Exigo.
Se pasa las manos por la cara.
--Lena... Mira, no te pongas Jane Austen ahora por lo que te voy a decir, aunque de todas maneras sé que lo harás, pero...
  Levanto una ceja al ver que me está llamando en verdad Jane Austen.
Maldito.
--¿Pero qué?
--Ay, demonios. Las cosas no parecen acabar para tí.
--¿De qué demonios me estás hablando? No te pongas pesado.
--¿Ella nunca te lo dijo?
--¿Decirme qué?
--Ella lo sabía. Sabía que tú tenías un medio hermano. Desde que conoció a tu padre. Quiero decir, al nuestro.


    Llego a casa y me siento en el sillón, mientras respiro entrecortadamente e intento no ser una mujer intensa como Jane Austen.
"¿Porqué?"
Es lo primero que me pregunto.
"¿Porqué?
Pero los porqués son de muchas preguntas que no tienen respuesta.
 A) ¿Porqué mi madre se enrollaría con alguien que está probablemente casado y tiene un hijo?
B) ¿Porqué tuvo una hija sabiendo que no podía estar con ese hombre? Es la peor cosa que podrías alguna vez hacer. No por ti. Si no por la hija. ¿Cómo de egoísta tienes que ser para tener una niña con un hombre que ya tiene hijos? ¿Porqué no pensar en la niña? ¿En todo lo que se tendría que enfrentar en un futuro?
C) Bien, ya. Te enrollaste con un hombre casado y fuiste egoísta teniendo una hija. Muy bien. ¿Porqué no contarle la verdad a la hija? Tiene derecho. Tiene derecho a saber la verdad. A saber todos los sucios secretos. ¿Porqué no contarselo? ¿Porqué ocultarlo?
   Y salir con esas porquerías de "Quería protegerte", no vale. Si en verdad quería hacerlo, no hubiera tenido hijos. Es así de fácil.
 En sencillo.
¿Porqué demonios se tienen que complicar tanto la vida haciendo cosas que no deberían hacer? Como tener hijos. Al menos de esta manera. Es egoísta. Y enfermo.
 ¡Y lo peor de todo es que yo pensaba que la estaba protegiendo a ella!
   Pero ahora no es  momento. Primero, mamá no está en casa para pedirle explicaciones. Segundo, tengo que moverme. Se supone que tengo que ir a casa de Lucas. Tercero, no tengo intenciones de ponerme pesada. Se supone que tengo que ser madura, así que me levanto y me mojo la cara con agua fría para salir al mundo real dónde no puedes quedarte en casa deprimida todo el día.
  Dónde hay cosas qué hacer.
Dónde las cosas que están pasando en verdad no son tan graves. Pero en mi mundo, lo son.
De cualquier manera, levanto mi cabeza y bajo por las escaleras, alisando las arrugas inexistentes de mi vestido.

  --Sthep Stronger.
Ps: Siento no haberla puesto el martes pasado.

viernes, 12 de octubre de 2012

Sorteo Corazón Negro

        En El Rincón De Las Hadas está este sorteo Internacional :)


                                        BASES AQUI












Saludos, Sthep S.

jueves, 11 de octubre de 2012

Reseña: Alas, Aprylinne Pike.

Reseña: Alas, Aprylinne Pike.
El primero de una saga.

Al cumplir quince años, Laurel descubre que es un hada enviada a vivir entre los seres humanos para proteger la puerta de entrada al reino de Avalon.
  Empujada al centro de una centenaria lucha entre las hadas y los Trolls, tendrá que escoger entre su amistad por un humano o la poderosa atracción que siente por alguien de su misma raza.












             Laurel tiene quince años y es la nueva muchacha rarita que nunca jamás ha estado en una escuela antes, y cuando parece que las cosas están yendo bien, un grano le empieza a salir en la espalda. Pero el grano no es un grano. Es más como una pelota de beisboll. Y luego es... una flor. No, enserio. Una flor. Pero no como una flor en plan de tatuaje como yo creí. Sería más genial . Es una flor real en 3D y todo. Con pétalos largos, azules y blancos. No es tan genial. Quiero decir, tiene una flor en la espalda en 3D; No es genial. 
 
    El libro me ha gustado. Pero no me ha encantado por la puritita razón de que Laurel es una facilota. Más fácil que Wendy en  El Asenso. Lo juro. La niña es total y completamente incapaz de decidirse por David o por Tamani. No lo podría hacer ni siquiera aunque su vida dependiera de ello.

      Caso David:
"Después de una ligera duda, David la atrajo contra su pecho y volvió a besarla, esta vez con más intensidad. Laurel estuvo a punto de suspirar de alivio cuando lo abrazó por la cintura."
   ...
*4 días después:
Caso Tamani:
"Y entonces lo vio de perfil y con una expresión de cautela en el rostro. Ella no se detuvo ni aminoró el ritmo. Cuando llegó hasta él, se aferró a él, lo atrajo hacia ella, y lo besó.

   Y probablemente lo peor del caso es que no pude decidirme quién de los dos iba a ser mi nuevo novio la que dice que Laurel es fácil, ¿No?  . No es que la competencia estuviera muy difícil. Es simplemente que ninguno de los dos me gustaron.
   Otra cosa que no me gustó es que a Laurel se le ocurre decirle a David de su grano/flor azul de la espalda y él se lo cree muy rápido. Se lo toma muy bien. Como si todas sus novias le dijeran todos los días que tienen una flor en la espalda. Por supueeestooo que sí.
   Pero aparte de eso el libro me ha gustado bastante. Me gusta el argumento, el hecho de que Laurel sea una planta/hada. 
 De acuerdo, tal vez no me haya gustado tampoco que, si te das cuenta, en la sinopsis dejan claro desde el principio que ha sido enviada para proteger las puertas de Avalon. Pero en el libro no lo descubrimos hasta el final. Es como esos secretos que te  desvelan y que te han arruinado la sorpresa.
  Pero ahora sí  el libro es demasiado entretenido. Es bueno para pasar el rato y me ha gustado. Probablemente me lea el segundo libro. Ya, que no sé cuando, a lo mejor me tardo todo un año, pero bueno.


  Saludos,
Sthep S.

jueves, 4 de octubre de 2012

Reseña: Hija De Humo Y Hueso, Laini Taylor.

Reseña: Hija de Humo y Hueso.
Laini Taylor.
#1

Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el montruo quimera que la adoptó al nacer.
  Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿Cómo es que ha acabado formando parte de una familia de mostruos quimeras? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿Porqué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo?
  De pronto empiezan a aparecer marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero enseguida es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar.




   Este es uno de los tantos libros a los cuales les hice mala cara. Pero una mala cara tremenda. Y cuando empecé a leer que los blogs ponían tan bueno el libro... Tuve que modificar mis lista 2012 y hacerle un espacio a Hija de Humo Y Hueso, porque no soportaba comprarlo hasta el próximo año. Tardé seis meses en conseguirlo, y me lo terminé en tres días.
   Espero algún día superar lo de las malas caras a los libros, porque a lo último terminan siendo mis favoritos   Ejemplo: Los Juegos Del Hambre 


Empezaré hablando de Karou, que es un personaje que me ha gustado mucho. Enserio, enserio, enserio. Tanto como me ha gustado el personaje de Katniss Everdeen (Los Juegos Del Hambre) 
  Tiene el pelo azul, está cubierta de tatuajes y no es una llorona. Yo siempre digo  que yo siempre he querido ser pelirroja y malvada Con todo e insignia de Doofenshmirtz Malvados Y Asociados  pero con Karou me dan ganas de ser ella. Así que si en un futuro no estoy trabajando con Doofenshmirtz Malvados y Asociaaadosss *Cantando*  y no tengo la cabeza roja, seré una tipa de cabello azul que tiene tatuajes por donde se le ocurra. Ya dije.



Y luego, esta Akiva, que lo podemos definir con dos palabras: Mi. Novio.
  Punto.







Pero los personajes no son los que se llevan todo el mérito aunque Akiva sea muy mi novio, tengo que señalar otras cosas   . La historia me ha gustado mucho, mucho, mucho. Enserio. No me sentía así desde que estaba leyendo Los Juegos Del Hambre. Es una historia muy original. Yo nunca había leído ningún libro de quimeras, de Ángeles, sí, y tengo qué decirles que me caen en gracia tanto como los vampiros ¬¬'
 Pero este libro me ha encantado.
Enserio.
 Generalmente soy buena prediciendo lo que va a pasar en los libros, pero aunque casi casi me lo ponían en frente de la nariz, yo no lo descubrí hasta el final. Y te juro que cuando descubrí ciertas cosas sobre Karou me quedé cinco minutos diciendo "¡A la madre!"  perdonen mi vocabulario 
  Era un misterio porqué Brimstone la había adoptado, para qué necesitaba los dientes, y porqué Karou tenía unos tatuajes en las manos en forma de ojo Para futuras referencias: Se llaman Hamsas  . Y también era un misterio ese momento, cuando Akiva empezó a medio divagar y comenzó a contarme una historia que no sé que tenía que ver con la historia. Simplemente no entendía porqué me estaba explicando todas estas cosas cuando no venían al caso. Pero cuando descubrí todo lo anterior y todo se une perfectamente, dejenme decirles  fue cuando me puse soltar mis famosos y no muy bonitos pero aún así muy merecidos  A la madres.
 Me agarró por sorpresa, cosa que no muchos libros consiguen no voy a decir nombres no voy a decir nombres no voy a decir nombres no voy a decir nombres no voy a decir nombres    
   Y me encantó el concepto de cada especie, las Quimeras que hasta este libro no he tenido muy claro qué son. Yo pensaba que eran más bien perros con tres cabezas muy al estilo Harry Potter del libro cuyo nombre no mencionaré por la pura razón de que no lo recuerdo y me da flojera ponerme a buscar  y Los Serafines que hasta ahorita no me habían caído del todo en gracia. Cada uno tiene lo suyo; Los Serafines tienen alas de fuego, las quimeras tienen Hamsas, pero sólo si... Bueno, mejor descúbranlo ustedes mismos :D
   
  El final me dejó con ganas tremendas de leer el otro, cuyo nombre es Days Of Blood And Starlight que en español vendria siendo Dias de Sangre y Luz de Estrella  .

Creo que sale en septiembre de este año es Estados Unidos
(Este mes)

    Y al final, para quienes aún no lo habían visto y son curiosos, creo que una Monster High que aún no sé quién es  se ha vestido de Halloween de Karou



                                                    
                                                No sé ustedes, pero yo digo que es una Monster High.

                                                                       ¿Qué opinan?
     

Saludos, 
Sthep S.

martes, 2 de octubre de 2012

Mine, capítulo 44.


Mine, capítulo 44. "Serás imbécil".

"Catorce minutos", me digo en mi interior mientras bajo mi regalo de pulsera. "Sólo catorce minutos".
 Me recargo en el respaldo de la silla y cruzo los pies uno sobre otros, puestos sobre la base que sobresale de la camilla de enfermos. Miro hacia la persona quién está en la camilla, mi padre. Está dormido, gracias a Dios.
  Cierro los ojos y suspiro, rogando a Dios que no se levante cuando me faltan catorce minutos para cumplir la media hora. Si no lo hace, podré salir y decirle a mi mamá que lo intenté.
Y ella nunca me molestaría de nuevo. O eso es lo que espero.
  Meto la mano en mi bolsa para sacar mis audiculares, intentando no ver el rostro de mi padre para no entrar en pánico, de otro modo, tendrían que ponerme toneladas y toneladas de sedantes. Mis manos no tocan directamente los audiculares, si no papel. Frunzo el ceño. ¿Desde cuando tengo cosas importantes en mi bolso? Ya, que ni siquiera sé qué es.
  Suspiro, pensando que probablemente fue la tarea de español que accidentalmente arranqué del cuaderno (y que ahora tengo que copiar en el), sin embargo no lo es. No se siente igual.
 Cuando asomo la cara a la bolsa, encuentro las cartas ahí dentro. Abro la boca; Ni siquiera me acordaba que las desgraciadas estaban ahí metidas.
  Frunzo el ceño cuando recuerdo la última semana, cuando Lucas subió hacia mi habitación mientras yo terminaba las tareas. Yo lo había seguido con la mirada.
--¿Qué vas a hacer?--Le pregunté.
No me contestó, pero al rato trajo la caja que estaba debajo de mi cama, donde guardaba todas las cartas. La puso sobre la mesa, sobre mi cuaderno de francés. Yo había levantado la cabeza y se la había arrebatado.
--¿Y tú qué haces con estas?
--Hiciste una promesa. ¿Recuerdas? Dijiste que lo intentarías.
Fruncí el ceño y dejé la caja en el suelo.
--Pero no dije cuando.
--¡Pero tú sí que eres una tramposa!
Tenía esa cosa que siempre sonreía. Siempre. Incluso cuando estaba echándome la bronca. Él echaba la cabeza hacia atrás y se reía, como si fuera un niño pequeño.
 Y era absolutamente adorable.
Con la sonrisa pegada en su rostro había recogido la caja del suelo y la había volcado sobre la mesa. Todas las cartas salieron.
  Escuché el carro de mamá cerca y empecé a meter todas las cartas a la caja de nuevo, antes de que pudiera reprender a Lucas. Él me ayudó cuando oyó el sonido también, pero las cartas eran muchas, así que cuando mamá estaba poniendo la llave en la cerradura, metí las que sobraban en mi bolsa.
    Ahora miro las cartas en mi bolsa, y me pregunto si mi decisión de ser madura contaba con cumplir todas mis promesas... Demonios, por supuesto que lo es.
Saco las cartas y me cubro la cara con ellas, mirando de reojo a mi padre, intentando que las nauseas bajen.
Parpadeo, y me armo de valor.
 Porque ahora soy madura.
 Abro la carta, la más reciente que encuentro entre las que tengo en la bolsa.

        "Querida Lena:

         Estoy gastando mi tiempo escribiendo cartas que sé que no estás leyendo, o que bien, no me has
         devuelto. Hablaría contigo en persona, si contestaras el teléfono. O si me llamaras tú. Pero no espero
         que vaya a suceder.
          Necesito que conozcas a alguien. A alguien muy especial..."


Empieza a hablar de Cariba. Y me lo dice directamente: Tienes una hermana. Empieza a hablar mil maravillas de ella, y deja a Oliver a lo úlitmo. Como si apenas se acordara de él. "Ah, y también tienes un medio hermano. Oliver".
  Y finaliza con: "Y estas son las cosas que tengo que decirte de frente, pero que con tu actitud tan infantil, como siempre, no pasará".
   Tan bien que empezó la carta para que lo arruinara.
Mi garganta se cierra cuando releo la carta de nuevo: Él nunca dijo nada de eso acerca de mí. Nunca.
  Eligo otra carta al azar.
 Esta vez es sólo una frase.
 "Estoy intentando reparar las cosas".
 Miro hacia mi padre, a media muerte acostado en la camilla. Frunzo el ceño. De acuerdo, si leo sus cartas, no parece tan malo.
  Me pregunto si en verdad ha cambiado.
Me inclino hacia delante y miro su rostro.
¿Puede ser?
Me rasco la nuca y trago saliva, esperando. Alzo mi pulsera de mano. De acuerdo. Diez minutos.
  De cualquier manera, no estoy como para descubrir si en verdad ha cambiado. Aún tengo que pensar sobre Cariba.
  ¿Hablar con ella significa que para ella seré su hermana mayor para siempre?
¿Preguntarme esto no es tan maduro?
Me quedo escuchando música mientras dejo que mis pensamientos fluyan, sin preocupaciones. Cierro los ojos. Me quedo así por varias canciones, con una mano debajo de mi barbilla, sosteniendo mi cabeza.
  Después de escuchar muchas baladas deprimentes, abro los ojos para encontrarme con lo de mi padre, mirándome fijamente.
  La canción sigue sonando en mis oídos cuando le devuelvo la mirada. Me quedo ahí unos segundos, pensando que se ha despertado y ya he valido cacahuate.
Parpadeo y suspiro profundamente.
Me quito un audifono, luego otro.
--Entonces has venido--Dice--Pensé que nunca lo harías.
 Sonrío, como una completa zorra.
--Bueno, sí. He sido forzada.
Espero que le duela.
Miro mi pulsera de mano. "Seis minutos". Empiezo a enrollar los cables de mis audifonos a mi celular.
--Pues qué lastima.
No contesto, en vez de eso empiezo a recoger mis cosas.
Siento las nauseas en mi estómago. El pánico creciendo.
--Entonces has estado leyendo las cartas--Apunta, viendo mis cosas que guardo a la bolsa.
--No en verdad. Nunca las leo--Miento, más o menos--No me interesa nada ahí.
--No recordaba que fueras tan insolente.
Sonrío, casi diabolicamente.
En verdad no lo soy, pero es sorprendente lo que se puede sacar de una persona con motivación.
Me doy la vuelta, hacia la puerta. Mi tiempo casi termina.
-- Nos vemos después.--Hago una pausa, miro detrás de mi hombro--O no.
--Lena--Dice--Quédate unos segundos, y deja de ser tan irrespetuosa, niña. Eso es lo que pasa por dejar que tu madre te eduque. No tienes educación. Ella te ha estado malcriando. Yo sabía que esto iba a pasar, desde el principio.
 Levanto una ceja.
Ahora sí ha pasado la línea.
--Andale--Digo, con mi tono de zorra--Como si tú cuidaras tanto de tus niños. ¿Cuantos tienes, eh? ¿Cinco? Oh, bueno. No importa. Aquellos pequeños demonios no son mi problema.
  A la madre, estoy siendo más zorra de lo que pensé. Quiero decir... ¿Llamar a Cariba Pequeña Demonio? Nunca. Que no esté muy feliz con la existencia de nosotros tres es una cosa, pero... ¿Pequeña demonio? Cariba parece un Ángel. Sonrosado y adorable. Nada podía cambiarlo.
--¿Pero qué sucede contigo, eh?--Grita, con la voz grave que me hace temblar. Pero no dejo que se me note.
--Oh, vamos, papi. No pongas esa cara.
 Vaya, vaya, vaya. ¡Pero que buena soy en esto!
Parece realmente furioso.
--¡Son tus hermanos!
--¡No, no lo son! ¡Son tus pequeños sucios secretos!
Sé que si él pudiera, me abofeteara ahora mismo. Pero bueno. Está en un hospital, y  apunto de morir.
Oh, bueno.
Ya qué.
Intenta sentarse, pero está demasiado débil para eso.
--Lena. Son tus hermanos--Repite.
 Me cuelgo bien la bolsa y me doy la vuelta.
--¡Estoy intentando hacerlo bien!--Dice, antes de que abra la puerta.
Me volteo.
--¿Ah, sí? ¿Y de qué forma?
--He sido un padre para Cariba, desde que ella nació. He sido responsable. Estoy haciendo las cosas bien. Yo... He cambiado. Soy una mejor persona ahora.
 Parece muy convencido de ello.
Doy unos pasos hacia el frente. Mis ojos se humedecen.
--¿Ah, sí? ¿Y qué han hecho juntos, como padre e hija?
--Todo.
Abro la boca, pero antes de hablar me giro porque de repente he cambiado de idea. Sin embargo cuando toco la perilla me detengo, porque necesito preguntarselo.
  Necesito saberlo.
Pero aún así no me volteo hacia él mientras dejo de comportarme como una zorra.
--Necesito preguntarte algo--Digo lentamente--Sólo porque ya no regresaré. Así que dime: ¿Porqué la elegiste a ella? ¿Porqué a ella, y no a mí?
  Al cabo de unos segundos lo miro. Está mirándome, con la boca entreabierta.
--Yo...
--¡Creíste que estabas haciendo las cosas bien, pero no, porque eso me incluía a mí!
--¡Pero si nunca contestabas el teléfono!
--¿No se te ocurrió que tal vez estaba demasiado asustada como para contestar?
--¡Oh, vamos!--Grita, de nuevo--¡No te hagas la victima!
Las lágrimas empiezan a correr. Pero de la furia. Me dan ganas de agarrar el jarrón de al lado y estrellarselo en la cabeza.
--¿La víctima? ¡Eres un...!--Me tapo la boca antes de arrepentirme de lo que voy a decir.
--¡No entiendo porqué estás haciendo este drama!
--¡Porque la elegiste a ella y no a mí, joder! ¡Porque elegiste que cambiarías por ella, pero no por mí, ni por Oliver! ¡Y no puedo entenderlo! ¡Joder!
--¿En verdad quieres que sea honesto?--Dice, enojado.
--¡Sí!--Grito.
--¡Porque no podía contigo! ¡No podía contigo ni con Oliver! Era mejor con Cariba. Es pacífica, dulce. Tú... eres brutal. Dramática, difícil. Estás arruinada desde hace mucho tiempo. No tienes remedio. No me servías, igual que Oliver. Los dos son necios, tercos. Son muy parecidos, de hecho. En cambio, Cariba...
   Parpadeo.
A penas me creo lo que estoy oyendo.
--Es la verdad--Dice, cuando yo no digo nada.
--¡Eres un idiota!--Grito, tomando mi bolsa y dandome la vuelta--¡Como te atreves! ¡Eres un completo estúpido! ¡Serás imbécil!
 Abro la puerta  mientras digo obsenidades a lo estúpido, y no me detengo hasta que estoy fuera del hospital, con los puños apretados y arrastrando mis pies por el suelo.

-Sthep S.