viernes, 28 de febrero de 2014

Reseña: Prueba de Fuego, James Dashner.

Prueba de Fuego (Maze Runner, #2)
Reseña: Prueba de Fuego.
James Dashner.
Trilogia Maze Runner.
Libro #2.
  El Laberinto fue solo el comienzo.
   No bajes la guardia.
   Recuerda. Corre. Sobrevive.

Thomas y sus amigos descansan después de escapar del Laberinto. Por fin sienten que están a salvo. Pero unos gritos desquiciados los despiertan y los enfrentan a una realidad aún más aterradora que la anterior.
  Para sobrevivir, deberán emprender una travesía en la que cada desafío los enfrentará a nuevos peligros: Calor ardiente, destrucción, un aire irrespirable. Cada paso  es una sorpresa en una caminata casi apocalíptica. Lo que quedó del mundo es un páramo, a través del cual deberán peregrinar hacia la esperanza (O qién sabe...). Emplazados, perseguidos, rodeados de locura enfermedad y muerte; Amenazados por cuerpos con llagas, desvastados por la Llamarada: Sin poder confiar en los adultos delirantes, hambrientos y violentos, que los acechan a cada paso.
   Pero para Thomas lo peor será descubrir que lo poco que él creía auténtico en su nueva vida, podría ser también una trampa. ¿Qué es verdad y qué es mentira? ¿En quiénes puede confiar? ¿Hasta donde llega la manipulación? ¿Cuál es el objetivo de todo ese infierno?


The Scorch Trials (Maze Runner, #2)
Original
Me tardé como tres semanas para terminar este libro, y no fue porque fuera malo, sino porque siempre leo muchos libros al mismo tiempo y nunca me puedo terminar ninguno. Pero de cualquier manera, voy a decirlo: No fue tan bueno como el primer libro. No digo que Prueba de Fuego es malo, porque te voy a decir desde ya que no lo es. El misterio de CRUEL seguía a cada momento y aparecieron nuevos personajes y nuevas prueba que me mantenían leyendo... Pero no era tan emocionante como su primer libro. Creo que es por el hecho de que con el primer libro no sabía nada de este mundo y para el segundo sí... No sé.
 ¿Pero el final?
                                  

Así estaba yo al final.
Porque pasó algo que nunca antes me había pasado antes: No tengo ni la más mínima remota idea de quién es el bueno y quién es el malo aquí. Pensé que Teresa era buena. Ahora no sé. Pensé que Brenda era buena. No tengo idea. Pensé que Aris era bueno también y estoy igual. No sé cuando un personaje deja de mentir o empieza a hacerlo. ¡No sé que está pasando y me tiene loca!

                                                     image

No sé, ¿Okey? No sé que pasó. No sé si CRUEL es bueno o no. No sé qué pasa. A lo mejor todos son malos, a lo mejor todos vamos a morir. NOSENOMEPREGUNTES!

Estoy tan confundida.
-Sthep.

lunes, 24 de febrero de 2014

Saved. Capítulo 12.

underwater | via Tumblr
Saved. Capítulo 12: La Segunda Noche.


Había una fiesta, una noche, dos días después del incidente con Cass. Iba sola, ya que todos estaban tan deprimidos por la muerte de Serena, esos cursis. Excepto Kate, claro. Ella sólo fingía en los momentos adecuados, lloraba en los momentos adecuados, decía que se arrepentía de cómo la había tratado.  Era algo así como una yo. Excepto que más aburrida y no tenía el pelo teñido.
 En esa fiesta, en medio de las personas bailando con sus sudorosos cuerpos pegados en alguien más, el olor en alcohol y las risas de mis nuevas amigas borrachas, un chico me miró. Un chico caliente. Era alto, moreno, ojos castaños. Me recordaba a una tableta de chocolate. ¿Y qué haces con las tabletas de chocolates? Tú te las comes.
  Pensé en Graham, por un instante rápido que se fue con la misma rapidez con la que vino. Era un buen chico, era dulce. Pero…
Pero…
Pero no era él.
Era así de sencillo. ¿Y qué? Él no estaba aquí. Estaba demasiado ocupado dándole apoyo moral a Alex por la muerte de su novia. Yo lo había intentado los primeros días, pero, demonios, tanto llanto me sacaba úlceras. Necesitaba una noche fuera. Necesitaba nuevas amigas con qué reír, no importaba si las acabara de conocer. Necesitaba a la tableta de chocolate. Necesitaba…
Recordé que era virgen.
Como sea. Al final de la noche, no lo fui.
Al salir por la puerta de su hotel a las doce (Temprano, muy temprano, pero el chico se estaba poniendo empalagoso), yo todavía seguía bajando la parte de  abajo de mi vestido  negro corto. En eso, escuché pasos por el pasillo.
.--¿Cassidy?
Kate, en toda su gloria, estaba parada viéndome desde el final del pasillo.
--¿Katie? ¿Qué demonios? ¿Qué haces aquí?
--Te seguí. Las chicas estaban preocupadas por ti y cuando vi que salías sin decir nada a nadie… pensé que te habías metido en algo. Te perdí, pero un chico en la fiesta me dijo que te habías ido con un chico llamado Thomas.
Oh. Entonces ese era su nombre.
Kate me miró de arriba abajo, deteniéndose en el lado de mi vestido que estaba segura de que aún mostraba mi ropa interior. Lo bajé tranquilamente y sus ojos me perforaron.
--¿Por qué?
--No deberías estar aquí, Kate. Las cosas que yo haga o no haga son mi problema. Diles que no se metan en mis asuntos. Ahora sal de mi camino.
--No.
Levanté una ceja.
--¿No?
--No. Quiero que me digas por qué le has hecho esto a Graham.
--No es tu asunto.
--Es mi amigo. Tienes que decírselo.
--No le diré nada. Y tú tampoco lo harás.
--¿Qué? ¡Tienes qué decirle!
Fruncí el ceño. Qué niña tan más irritante.
--Te estoy diciendo que no, carajo. Corazón que no ve, corazón que no siente. ¿Qué no te enseñaron eso? Va a estar bien. Ahora déjame pasar.
Me miró, como si fuera lo peor.
Pequeña hipócrita.
--Cassidy, ¿Qué eres?
Eso es más o menos lo que hizo que mi olla de odio sobrecalentara y explotara.
--¿Qué soy, Kate?Levanté la voz--¿Qué eres tú? ¿Qué clase de persona mata a su hermana por celos?
  Entonces, pasó: Kate se pone blanca y sus ojos buscan los míos, terriblemente asustada.
--¿Crees que no lo sabía, estúpida?
Ella se quedó en blanco sin decir nada, una vez más. Con una mueca de desagrado, la rodeé e intenté salir por el feo pasillo de alfombra roja con olor a vómito y las paredes con pintura verde descarapelada.
Su voz me detuvo antes de cruzar la esquina.
--Nadie va a creerte.
La miré y sonreí fríamente.
--¿Ah, sí?
Dudó. Pero siguió de todas maneras.
--Eres diferente. Eres una auténtica perra. Si yo les dijera que tú engañaste a Graham, me creerían. Ahora sí. Pero nadie va a creerte a ti.
--Porque tu tenías una excelente relación con SerenaLe dije sarcástica. Me fui de vuelta hacia ella y le tomé de las muñecasEscucha, si tú…
Entonces sentí algo en las yemas de mis dedos. Unos bordes levantados y rasposos. Miré hacia abajo y quité la manga, aun cuando ella estaba luchando conmigo. Quité las pulseras también y vi los cortes.
--Oh, dios. Eres un cliché andante. Y me pregunto qué dirían tus amigas sobre esto. ¡Katie mala, Katie mala!
Supongo que hablarle como un perrito no ayudó, porque se liberó de mi brazo y salió del edificio.
--¡Te vas a arrepentir! ¡Lo juro!
… No estoy muy segura si lo hice. Arrepentirme, me refiero. Quiero decir, ella lo juró y lo cumplió: Al día siguiente, convencí a las chicas para salir al lago. No era ni siquiera una fiesta, como ellas creyeron. Era sólo un maldito picnic. Pusieron tanta resistencia por un maldito picnic. Pero con mis poderes de persuasión lo logré, con unos diálogos como “Serena querrían que salieran” y otras cursilerías por el estilo. Entonces, en medio camino, An empezó a gritar que los frenos no servían. Miré a Kate, y ella me sonrió.
Era una perra psicótica.
Grité, de hecho todas lo hicimos. No podía creer que Kate nos matara a todas para eliminarme. Para eliminar su sucio secretito.
Estrellamos contra un árbol y pensé que era el fin. Pero… Pero yo aún seguía viva. Jadeé un poco e intenté salir, llamando a las chicas, porque aunque eran unas estúpidas la mayoría del tiempo y me irritaban, me preocupaba por ellas.
De una manera completamente retorcida, pero lo hacía.
Ellas no me contestaron. Pensé que estaban muertas. Pensé que estaban muertas y ése era el fin. Y entonces miré a mi lado, en el asiento trasero.
Kate estaba despertando. Le di un puñetazo en la barbilla y lo siguiente que supe es que estábamos fuera del auto agarrándonos a golpes.
Me gritó algo así como que debí haberme muerto. Le grité algo así como que era una perra psicótica. Dijimos muchas cosas. Entonces ella me golpeó muy fuerte y quedé en el piso. Se lo pude devolver, con una patada que la envió de golpe al auto y golpeó su cabeza.
 Estaba inconsciente.
Lo último que recuerdo de esa parte es que ella me arrastraba por el bosque. Me dirigía una mirada sucia y me echó a un pequeño río que estaba ahí. Me dolía todo, así  que no me moví por un tiempo y creo que ella pensó que morí, porque se fue. Levanté la cabeza cuando no pude aguantar mi respiración, y escuché el sonido de la ambulancia.
 Joder, todo esto por acostarme con un tipo.
Me levanté torpemente, dirigiéndome hacia el sonido de la policía y ambulancia. Iría ahí y les diría que ella intentó matarme. Que no estaba perdida y muerta como sabía que ellos les había hecho creer. Que no estaba fuera del mapa. Que seguía aquí.
Que seguía viva.
Fue entonces cuando detuve mis pies.
¿No era esto? ¿No era esto lo que yo había querido? ¿Morir, irme con Cam aquella primera noche? ¿No quería yo desaparecer? ¿No quería que las personas dejaran de buscarme, una excusa para dejar todas aquellas cosas que me hacían daño atrás? ¿Mi familia, los doctores, las miradas?
¿No era eso?
Lo era. Sí, lo era.
Eché una última mirada al camino para ir al accidente, y me di la vuelta, avanzando a algún lugar lejos mientras, entre la oscuridad, agradecía a Kate por la oportunidad que me había dado.
  Ese fue el momento de mi vida que denominé como La Segunda Noche.


-Sthep Stronger.

Hoy terminé mi último examen, y se termino el capítulo de Taken, se los voy a poner.

jueves, 20 de febrero de 2014

Reseña: Cryer Cross, Lisa McMann

Cryer's Cross
Reseña: Cryer Cross.
Lisa McMann
Libro único

Kendall ama su vida en la pequeña cuidad de Cryer's Cross, Montana, pero ella también anhela algo más. Sabe que la oportunidad de ir a estudiar a Nueva York es difícil, pero ella no es del tipo que se da por vencida facilmente. Incluso aunque esto signifique dejar atrás a Nico, el novio más dulce del mundo.
Pero cuando Cryer's Cross es golpeado por una tragedia, Kendall empuja sus sueños de lado para concentrarse en un sólo objetivo: Ayudar a encontrar a sus amigos desaparecidos. Incluso cuando eso significa pasar tiempo con el único chico con el que no debería acercarse... El único chico que le hace preguntarse todo lo que siente por Nico.
Determinada a ser fiel al único chico que ha amado, Kendall sigue su busqueda, ella se tropieza con una historia local de miedo. Ella sabe que no puede dejar de cavar, pero ella descubrirá cuan lejos las personas del pueblo irán para mantener sus secretos enterados.

-Yo la traduje y puedes tomarla-



No me había dado cuenta hasta ahora que traduje la sinopsis, pero, ¿Todo lo que dice? MENTIRA.
The Missing
Edición de alguna parte

Ha tantas cosas mal en esa sinopsis.
  Primero, Nico ni siquiera era su novio. A ella no le gustaba el término así que eran sólo amigos con otra cosa implicada que no estaba dispuesta a reconocer. 

Segundo,
¿El chico que le hace cuestionarse sus sentimientos por Nico? ¡SIGUIENTE BROMA! A Kendall le caía mal. Decía que era un gilipollas y cuando están juntos, te juro por mis pompis que sale directamente de la nada. En un segundo está odiandolo y luego lo está besando.
Tercero: ¿Historia local de miedo? ¿Cuál? Explicaron una historia equis y ni siquiera tenía mucho sentido de por qué estaban pasando las cosas que pasaron. Nunca lo aclararon, al final.
Y cuarto: ¿Qué es eso de que las personas irán demasiado lejos para que sus secretos se queden enterrados? ¡Si ellos fueron los que confesaron! ¡Y fue esa historia que no tiene sentido! No te explica si hay fantasmas encerrados en la madera o qué.

Cryer's Cross [Multimedia eBook Edition with Video]


El libro en sí estuvo Okey. Fue demasiado cortito y no dio muchas explicaciones aparte de la historia equis de la madera con la que fue hecho el mesabanco. El amor salió de la nada y otra vez me topé con el estilo cortante de Lisa McMann.
No estoy segura de leerme otro libro de ella en algún tiempo cercano. Excepto el último de la trilogía Cazadora de Sueños. El segundo me gustó bastante y quiero ver como termina. Pero después de ahí estoy casi segura de que hasta aquí llegué.
¿Buscas un libro de terros? No espanta ni al gato.




-Sthep.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Reseña: Días de Sangre y Resplandor, Laini Taylor.

Días de sangre y resplandor (Hija de humo y hueso, #2)
Reseña: Días de Sangre y Resplandor
Laini Taylor
Libro dos de tres hasta el momento
Hubo un tiempo en que un ángel y un demonio se enamoraron e imaginaron un mundo diferente.
Pero no era el mundo en donde vivían.

Una historia dividida en dos mundos.
El nuestro, el de ellos.
Una chica, dos pasados.
El humano y el quimérico.
Una guerra y dos ejércitos.
Angeles contra demonios.
Un don y dos deseos.
Paz y venganza.
Pero sólo una historia de amor.
Un amor que es capaz de cambiarlo todo.







Days of Blood and Starlight (Daughter of Smoke and Bone, #2)
Esta portada me recuerda
a China

Vamos a ponerlo así: No fue lo que esperaba.
No es tampoco como si de hecho supiera lo que esperaba, si soy honesta. Pero por eso mismo lo quería tan desesperadamente: Porque no sabía qué iba a pasar y no quería vivir intrigada.
Me gustó mucho su primer parte, Hija de Humo y Hueso, (pincha para la reseña) porque era un libro simplemente mágico que me transportaba a otro mundo y todo era tan malditamente ingenioso y me mantenía sorprendida todo el tiempo, y fangirleando y... Estaba muy emocionada. Un libro muy ingenioso y original, claro que sí.  No digo que Días de Sangre y Resplandor no fuese ingenioso... Pero sí aburrido como el infierno. Tardé años con este libro. Mis amigas ya me decían que me lo acabara y yo no podía. Era un poco lento para mi gusto y nada en especial pasaba. ¿Lo mejor del libro? Las últimas cien páginas (De 500 y feria) y luego se había terminado tan rápido como había llegado, porque había llegado al final del libro y era tan frustrante.


Days of Blood & Starlight (Daughter of Smoke & Bone #2) Igual te preguntarás que pasó con Kaoru y Akiva en este libro.
 Diciendo esto no es un spoiler, pero siento que al final del tercer libro, ellos no van a terminar juntos. Es sólo un presentimiento, dije yo.  Es sólo que ellos simplemente van de caminos completamente diferentes después del primer libro. Akiva busca redención. Karou quiere venganza.
Y personalmente no estoy seguro si alguno de los dos alguna vez va a conseguir lo que quiere, y si lo hacen, no se pueden tener al otro. Akiva no puede tener a Karou porque ella quiere venganza. Karou no puede tener a Akiva porque... Todavía quiere venganza. Además, no creo que Akiva alguna vez vaya a conseguir la redención, viéndolo desde cualquier perspectiva. Que sí, que no sabía, que pensaba que ellos fueron los culpables de la muerte de Madrigal... Ya. Pero aún así no sé si el podrá alguna vez arreglarlo.
 No estoy segura de la salvación para Akiva.



No sé acerca de lo que les depara a estos dos, pero te voy a decir una cosa.Dos, de hecho. La primera empieza con Z y termina con uzana. La segunda empieza con M y termina con ick.
 Me los como a los dos.
Sterrenlicht


Me dan ganas de envolverlos, ponerles un moño y llevarmelos a casa. Son una ternurita andante. De todo el libro creo que ellos dos hicieron que todas las hojas que yo pienso que están de relleno valgan la pena. Ellos dos me hicieron sonreír y seguir leyendo cuando Karou estaba tan cansada y tan deprimida.

  Sé que todo el mundo amó este libro tanto como el primero, pero yo no puedo decir eso. Estuvo bien. Como un más o menos. Le puse tres estrellas en Goodreads.
  Sé que no he estado últimamente, pero espero que ya pronto acaben los exámenes.




-Sthep. (Ya sabe, con P. No con F)

sábado, 15 de febrero de 2014

Saved. Capítulo 11.

Tumblr
Saved. Capítulo 11: "Ocho horas".

Mis padres no paraban de agobiarme. Llamaban casi todos los días y me preguntaban cuándo iba a regresar a casa, y yo no podía decirles “Nunca”. Así que finalmente ese día fui a casa a una visita rápida, un domingo, unos meses después de la muerte de Serena y de lo de las pastillas… Las cuales ya tenía. Eran pequeñas pastillas blancas, casi como el resto, sólo que tenían un olor especial, algo que planeé remover en cuanto tuviera la oportunidad. Ahora sólo tenía un puñado de pastillas, casi como bocetos de lo que quería que hicieran… Es sólo que no las he probado.
Strausser, el padre de Ted, se enteró de lo que hacía y sonrió, con esa llama de codicia en sus ojos, y me dijo que podría venderlas. A pesar de que no las había probado, no le importó. Me dijo que conocía a un cliente perfecto, y esa noche yo me encontraría con él. Después de escaparme de las garras de mi familia, por supuesto.
 Cuando me paré frente a la puerta sentí un dolor en mi pecho que no había sentido desde la última vez que estuve ahí. Quería salir corriendo directo a Ashford, con mis amigos, Alex y Graham.
Toqué la puerta y miré hacia las estrellas, preparándome mentalmente. Mi hermana abrió la puerta, con un moño desordenado en su cabeza, el lápiz y la pluma atravesándola, en pijamas, con un libro de texto en una mano y en la otra una taza de café.
  Casi había olvidado cómo lucía la noche antes de que fuera a tener un examen. Era un cerebrito. No lo suficientemente inteligente, no lo suficientemente lista. Ella simplemente no era suficiente, pero lo intentaba.
--¿I-Isabel?
Abrió la boca, casi hasta el piso.
--¿No extrañaste a tu hermana mayor?
Ella dejó la taza y el libro en la mesita y me asfixió en un abrazo. Dejé pasar un minuto antes de separar su esquelético cuerpo del mío.
--¿Cómo estás, renacuajo?
Antes que me pudiera contestar, mi madre salió y me abrazó, llamando a mi padre a gritos, quién me cargó y me dio un par de vueltas antes de ponerme de nuevo en el suelo y darme un beso en la frente.
 Ellos hablaron la mayoría del tiempo por mí (De cómo ahora estoy rubia) , nos sentamos en la mesa y me llenaron el plato de la cena. Excepto por mi hermana, que aunque estaba feliz de verme, tenía dos exámenes al día siguiente y se quedó estudiando en el sofá. Después de la primera hora realmente se puso a estudiar.
--Isabel, ¿Recuerdas lo que te dije la última vez que te llamé?Preguntó mamá.
--¿Qué cosa?
--Hay una junta hoy, con la doctora Sullivan y las demás personas del grupo.
--¿Qué? No. Terminé Terapia de Grupo hace tiempo.
--Ya lo sé, cariño. Es sólo una reunión para ver sus progresos. Como una reunión de exalumnos.
Cuando vi los rostros de mis padres, supe que no iban a dejar ir esto tan fácilmente. Además, supuse que los haría felices.
Debía darles al menos eso.
--Bien.
Una hora después, Cassidy se había quedado dormida en la sala y yo salía por la puerta.



                                                                           




Todos estaban ahí. Quiero decir, todos. Cada persona a quién había tenido que escuchar y que me deprimían hasta morir.
Estábamos sentados en las sillas en círculo, como usual, con una rebanada de pastel y sodas y café. Es sólo que ahora ellos estaban sonriendo, como si Sullivan en verdad les hubiera ayudado en un punto.
Mentirosos.
Sullivan empezó hablar de la aceptación, con lo que mencionó  al chico gay y éste empezó a hablar sobre su nueva y mejorada vida. Sobre las adicciones, y esta chica cuyo nombre no recuerdo y no me interesa en recordar hizo lo mismo. La vida de todo el mundo parecía ir genial. Entonces mencionó cierto tema, y me mencionó a mí y a cierta persona:
--El perdónDijo Sullivan--¿Lena? ¿Cómo te ha ido?
La chica, cuyo único nombre recordaba (Lena Bailey. Dame puntos extras), sonrío un poco. Su cabello era más largo, pero no creo que fuese esa la razón por la que se veía diferente. Se veía… feliz.
--Hay días difíciles. Hay días que he perdonado a mi padre por todo lo que hizo, pero… Pero…--Hace una pausaHay días que son muy duros. Días en que no siento que pueda perdonarlo. Dios, el hombre está muerto, pero aun así todo es tan complicado con élHace otra pausa, un poco más largaPero sigo intentándolo. Sigo creyendo que algún día pueda perdonarlo.
Sullivan sonrió a Lena, casi como una mamá orgullosa.
--¿Y cómo van las cosas con Lucas?Le preguntó una chica que no recordaba su problema y no recordaba su nombre. Sólo recordaba sus mechas rosas y sus botas tachonadas.
Ella también se veía más feliz.
Me enfermaba.
--YendoContestaSeguimos tomándolo paso a paso. Pero estamos juntos.
Ay, ¡Aburrido!
Casi me dormía en mi silla, cuando Sullivan dijo mi nombre.
--¿Isabel?
--¿Ajá?
--¿Qué nos dices sobre ti? ¿Cómo te ha ido?
Fruncí el ceño.
--¿Por qué me preguntan a mí? Yo no tengo problemas con el perdón.
--Lo tienes.
--Claro que no.
--Lo hacesLena intervino, como la patada en el trasero que sabía que eraNo puedes perdonarte a ti misma por lo que pasó esa noche en la estación de tren.
 Tuve que decirlo, tiempo  atrás, cuando aún estaba en las sesiones. Lena seguía picándome para que lo soltara y pronto los demás también empezaron a hacerlo, diciendo que no era justo que ellos se abrieran y yo no.
Pequeña zorra.
--Mira, yo no tengo ningún problema con el perdón. No fue mi culpa.
--Tu madre me contó que no podías dormirDijo Sullivan--¿Por qué era, sino?
Me sacudí violentamente, preparada para levantarme y marcharme de este chiste.
--Tranquilízate, Isabel. No intentamos atacarte. Sólo queremos ayudarte.
Mi estupidez espontánea me hizo quedarme sentada en la silla gris de plástico plegable.
--Una última vez: No siento culpa. No hay nada que perdonar.
Lena levantó una ceja, insistiendo, con su mirada taladrando en mí.
Exploté.
--¡Bien! ¿Me oyen? ¡Es cierto! ¡Estaba tan borracha que no pude levantarme! ¡No pude salvarla! ¿Pero qué importa, de cualquier manera? El perdón no va a traerla de vuelta. ¡No va a cambiar nada!
--Te equivocas, IsabelDijo SullivanTal vez el perdón no puede salvarla a ella, pero puede salvarte a ti.
  Deseé que se callara. Deseé que dejara de decir esas cursilerías y de diera cuenta de la verdad. Quería que me dejase ser miserable.
--Nadie puede salvarme. El perdón no puede salvarmeEscupí las palabras con rabia.
--Puede hacerloIntervino Lena, como todo el jodido tiempoMe salvó a mí. Me salvó, Isabel. Deja que te salve. Permítetelo.
Me levanté de mi silla tan rápido que la mandé a volar.
--No puedo ser salvada.
Después salí por la puerta hecha una furia.




                                                                       
 



Cuando llegué a casa eran las nueve y mi hermana ya estaba dormida; No había rastro de ella en la planta baja. Mis padres me dieron el beso de buenas noches y subieron por las escaleras bostezando. Yo no me fui a dormir, sin embargo.
Escuchaba la voz de Lena Bailey en mi cabeza.
“Me salvó”.
Y escuchaba la mía, también.
“No puedo ser salvada”.
Me senté en la cocina de la mesa hasta que las voces se desvanecieron. Cuando volteé a ver el reloj, eran las doce y media. Mi celular sonó  en un mensaje en mi bolsillo de mis pantalones de mezclilla ajustados mientras yo me servía un vaso de agua.
Era Strausser.
“¿Tu familia está dormida ya? Es tiempo”
Puse el vaso en la mesa, haciendo un poco de ruido. No importaba, porque todos estaban dormidos.
Tomé mi saco, dónde había una simple y pequeña bolsa de plástico con una pastilla. Pensé que tendrían que ser más, al principio, pero Stausser me convenció de que vendiera de una a una. Tenía otra bolsa repleta en mi otro bolsillo, a pesar de lo que me había dicho. Él sólo quería el dinero que mi cabeza puede ofrecerle. Y yo lo dejé hacerlo porque yo sólo quiero alguien como prueba para ver si funciona.
 Si lo hace, entonces solamente tendré que trabajar más para ir más atrás en el tiempo. Hasta mi memoria borre todo hasta esa noche.
 Abrí la puerta del auto pensando en la chica Bailey y en Sullivan y otras personas que odio y cuando iba a subirme, fruncí el ceño al darme cuenta que había dejado la puerta de la entrada abierta. Suspiré y caminé hacia ahí, sin cerrar la puerta del auto, poniendo el seguro y cerrando la puerta de la entrada. Juré que la había cerrado cuando salí.
 Genial, ahora simplemente estaba volviéndome loca.
Perfecto.
Tenía que largarme rápido a ese lugar antes de que mis padres se despertaran. Pensar en ellos me trajo una oleada de algo.
Mientras ponía la llave en el contacto, me dije que no estaba bien. Que esto no era lo que mis padres habían querido para mí.
  Pero yo ya estaba aquí.
Y, si pudiera cambiarlo… No lo haría. ¿Cuál es el punto? ¿Sonreír como si estuviera bien, ir a la escuela, tener amigos? No importa. Cuando ella se fue, no hubo otro camino para mí. Todo murió con Cam, aquella primera noche.
No hay tal cosa como la salvación.



                                                                        





Strausser me dijo que era una chica. Me lo dijo el día que me había dado la dirección de un viejo bar-disco que se veía horrible. Me dijo que era una chica universitaria que estaría sentada en una de las sillas de la barra. Dijo que mostraría un tatuaje y que yo podía reconocerla así.
  No me llevó mucho, puesto que lo tenía en su hombro desnudo gracias a su vestido sin tirantes (Una cruz de unos cinco centímetros). Me senté a su lado y crucé las piernas, trayendo mi aspecto frío y calculador.
Cuando volteé las cosas cambiaron.
--¿Vivian?
Ella volteó, confirmando mis sospechas.
¿Una universitaria? ¿Y cuándo demonios se había hecho ese tatuaje?
--¿Qué demonios, Vivian?
Me miró con la boca abierta.
--¿Is?
--¿Qué haces aquí? No deberías estar aquí.
Frunció el ceño.
--Estoy esperando a alguien.
--Sí, a mí, al parecer.
Levantó las cejas.
--¿Qué? ¿Tú eres la genio de las pastillas de la que Strausser me habló?
--Ni siquiera quiero saber cómo lo conoces. ¿Por qué haces esto?
--Quiero olvidar.
Nos quedamos en silencio.
--Yo también.
Otro silencio.
--Te ofrezco un trato: Te doy la pastilla a cambio de que salgas de aquí y que no vuelvas a ver a Strausser nunca más. ¿Entendido?
--No eres mi mamá.
--Bien, entonces no hay pastillas.
Ella frunce el ceño de nuevo, pero al final cede. La llevo escaleras arriba a una oficina vacía en dónde Strausser me dijo que podía entregárselas. Se supone que si lo hago en público alguien llamaría a la policía por drogar a menores y tal.
--Tienes que jurarloLe dije, sacando la pequeña bolsita de mi bolsillo derecho.
--BienDijo ella, repiqueteando los tacones en el suelo con nerviosismo. Me entregó el dinero y yo le entregé la bolsita.
Se veía tan feliz que me enfermó.
Entonces ella miró por la ventana cuando se dio vuelta para marcharse, y se detuvo en seco.
--¿Trajiste a Cassidy?
--¿De qué carajos hablas?
Ella señaló entre la multitud por la ventana. Al principio sólo pude ver a borrachos jóvenes bailando, pero entonces la vi, en su pijama y el pelo rubio revuelto sobre su cara. Veía a todos lados, claramente asustada.
 Pequeña estúpida.
Juro por lo bajo y corrí para atraparla y sacarla de ahí.
¿Qué estaba haciendo ahí?
Vivian bajó las escaleras conmigo, tambaleándose un poco en sus tacones altos. Yo ya no veía a Cassidy entre la multitud ahora que estaba en la misma planta.
--Yo iré por ese ladoDijo Vivian, y desapareció antes de decirle que no quería su ayuda.
Empujé a personas mayores y ebrias, buscando a mi hermana, pero no la encontré. Y aunque estaba enojada hasta el demonio, me preocupaba por ella, porque era tan pequeña e increíblemente torpe que podría morir aplastada entre estos cuerpos.
De alguna manera, yo era responsable de esa pequeña tonta.
Vi a Vivian entonces, en una esquina, sosteniendo a una paranoica Cassidy. Me acerqué dando zancadas.
--Maldita sea, Cassidy. ¿Qué haces aquí?
Sus ojos asustados viajaron de Vivian a mí.
--Yo… Estaba dormida en el sillón. Tú estabas dándome la espalda, así que no me viste. Cuando desperté, tú estabas saliendo, así que te seguí. Estabas distraída y me colé en el auto, ya que habías dejado la puerta abierta.
  Con mi coeficiente intelectual, ¿Cómo demonios no me di cuenta de eso, mierda?
--Isabel, ¿Qué está pasando aquí?Preguntó asustada, algo que sonaba como un ruego.
--Ven conmigo, te llevaré a casa.
--¡Dime que pasa primero! ¿Por qué viniste a este lugar?
Abrí la boca para mentir cuando un chico que lucía tan mayor como un universitario se acercó y me tomó del brazo.
--Oye, yo también quiero esas pastillitas mágicas.
Su aliento olía a alcohol y lo reconocí como el chico que Strausser mandó a asegurarse de que se hiciera el intercambio. Ni si quiera recordaba que él iba a estar aquí.
Mierda, mierda, mierda.
--¿Qué pastillas?Preguntó Cassidy, zafándose del agarre de Vivian.
--No es…
--¡Quiero mis pastillas, niña!Gritó el tío, quién está totalmente borracho y olvidó qué se supone que tenía que hacer aquí.
Y por supuesto que él quería las pastillas. Todos tenían problemas. Todos querían olvidar. Fue más o menos cuando entendí por qué Strausser insistía mucho en mi trabajo. Se ganaría mucho.
El chico seguía gritándome en mi cara y le di un puñetazo.
--¡No voy a venderte nada, perdedor! ¡Ahora esfúmate!
Cassidy se volvió loca y Vivian volvió a sostenerla.
--Cálmate, Cassidy. No es lo que creesLe dijo.
--¿Qué no es lo que creo? ¡Le acaba de dar un puñetazo! ¡Y dijo algo de vender pasillas! ¡Oh, Por la Santísima Trinidad! ¡Está vendiendo drogas! ¿Es eso?
   A veces me parecía curioso cómo yo obtuve todo el cerebro y ella apenas podía sumar dos más dos. ¡Pues claro que estaba vendiendo drogas, estúpida! ¡Hello! ¡Estamos en una vieja discoteca en el medio de la noche y un tipo intoxicado se apareció a pedirme pastillas! ¡Es como, predecible! Y esa estúpida frase que suele decir. Si escucho eso de la santa trinidad de nuevo voy a ahorcarla.
La tomé del brazo y la arrastré conmigo, fuera del polvoriento local, mientras pensaba cómo reparar el daño.
Ni una palabra podía salir de su boca acerca de esta noche. Pero ella era Cassidy: Pequeña, obediente, santa, irrevocablemente influenciable y estúpida.
Escuché los tacones plateados de Vivian repiqueteando contra el asfalto detrás de mí cuando salimos.
--¿Qué vas a hacer?Me preguntó.
--Buena pregunta.
Cassidy chillaba, intentando soltarse de mi agarre. Empezó a decirme muchas cosas, acerca de que se lo contaría a mamá, y que estaba en problemas y que necesitaba ayuda, en fin. Muchas de esas chorradas. Las cuales me enfurecieron.
No fue mi intención. De acuerdo, tal vez sí, un poquito, pero cuando llegué al carro de mis padres la empujé contra la puerta y se dio un buen golpe en la cabeza. Cayó sobre el sucio asfalto, inconsciente.
--¡La mataste!Chilló Vivian--¡Mataste a Cassidy!
--¿Quieres callarte, carajo? No la maté. Sólo estará un poco inconsciente, me dará tiempo para pensar qué hacer.
--¿Por qué demonios no le diste la pastilla para que olvidara todo? ¡No tenías que dejarle un chichón en la cabeza!
Cómo si yo no hubiera ya pensado en esa oportunidad antes. La cosa es que nunca la había probado antes. Vamos a decir que Vivian era mi rata de laboratorio.
Pero no tenía realmente una manera de arreglar esto sin matarla. Así que fingí que no había pensado en esa posibilidad antes y moví a Cassidy para que se despertara.
En eso escuché una voz detrás de nosotras.
--¿Pero qué carajos pasa aquí?
Era la voz de Ted.
Volteé a ver y efectivamente era él, ahí parado, con los brazos cruzados en una expresión de enojo, con los puños cerrados sobre su chaqueta de cuero negro.
--Tuvimos problemas. ¿Qué haces tú aquí?
--Llamé a Davis para ver si se había hecho el intercambio, pero no contestaba. Así que vine. ¿Y quién es esta?
--VivianContestó ella.
--Es bueno conocer a una belleza como tú, amor, pero no deberías de estar aquí. Vuelve a casa con tus padres y haz tarea o algo así.
Saqué la lengua con disgusto por lo que dijo al principio.
--Vivian es la clienta, idiota.
Él la miró de nuevo con nuevos ojos.
--¿Tú? ¿No se supone que era una universitaria?
Vivian se encogió de hombros.
--Tengo un don de manipulación.
--¿Y conseguiste las pastillas, amor?
Ella asintió.
--Bien, no sé por qué Davis no contesta el teléfono…
--Está borrachoContesté, sacudiendo a Cassidy por los hombros.
--Ya sabía yo que no debían contratar a un alcohólico para este trabajo… ¿Y quién es esa?
--NadieDijeNo es nadie. Pero tenemos que llevarla a casa.
Él frunce el ceño.
--¿Por qué?
--Porque yo lo digo.
Simple y sencillamente no quería que supiera que ella era mi hermana pequeña.
--Wow. Okey. No sueles ponerte fiera muy a menudo. Debería seguir haciéndote enojar, es caliente.
Quería vomitar por su comentario, pero no quería vomitar encima de mi hermana.
--Vamos, perdedor. Ayúdame a meterla en el auto.
--¿Qué hago yo?Preguntó Vivian.
--Vete a casa.
Ella frunció el ceño.
--Te ayudaré con Cassidy.
--No necesito…
Antes de decir nada más, ella ya estaba en el auto, en el asiento de enfrente, mientras Ted levantaba el minúsculo cuerpo de Cassidy y la ponía en el auto trasero. Con un suspiro, me acomodé junto con Cassidy, poniendo su cabeza sobre mi regazo.
Suspiré con cansancio.
Espero que la pastilla funcione.
Dejé a Ted manejar el auto porque quería estar con Cassidy, ya que me sentía un poco culpable por haber estrellado su cabeza contra el auto. Conducimos en silencio por unos minutos, y entonces intenté hacer algo para reparar lo que había hecho a mi hermana: Canté una canción que yo había escrito tiempo atrás, cuando yo aún servía para hacer esas cosas. Una canción que yo sabía que a ella le gustaba, así que empecé a cantar bajito por su parte favorita:

Then you pick your guitar
and write some rimes down
and you gotta be strong enough to sing your heart out
and cry a little
break down a little


Sus ojos
revolotearon hacia mí, abiertos, y yo me detuve, sin respiración.
--¿Cassie?
Abrió la boca para responder y entonces saqué la pastilla de mi bolsillo y la metí dentro de su boca. Puse mi mano encima, obligándola a tragar.
Casi me dolió el dolor en su mirada al verme. La traición.
Casi.
Esto fue su culpa, por arruinar todos mis planes, por ser de la manera en que era, porque no podía mantener ese secreto de mis padres. Estaba haciendo lo que hacía porque ella me había obligado a hacerlo.
Gritó y chilló un poco, pero finalmente tragó la pastilla.
--Dios. ¿Qué pasa allá atrás?Preguntó Ted, mirando por el espejo retrovisor.
--Tú maneja.
Vivian me clavó los ojos, pero no dijo nada. Cuando llegamos a casa, Ted toma a Cassidy en sus brazos y espera mientras yo abro la puerta.
--¿Es tu casa?Preguntó.
--No vivo aquíRespondí. Lo cual no era una mentira.
Vivian nos acompaña y mira como Ted pone a Cassidy en el sillón. Él sale, dándonos espacio, pero nosotras dos nos quedamos ahí.
Espero que la pastilla funcione.
--¿Ella no tendría que estar en su habitación?Preguntó--¿Tus padres no sospecharán si la encuentran en el sillón? ¿Es seguro?
--RespondoElla suele quedarse dormida todo el tiempo en el sillón. Si todo sale bien, ninguno de los tres va a sospechar nada de esta noche. Y tú. Tú tienes que mantener tu boca cerrada acerca de esta noche, ¿De acuerdo? Vivian, no me obligues a seguirte y hacer algo malo.
Frunce el ceño.
--No voy a decir nada. Así que cálmate. ¿Pero qué pasa si ella recuerda?
--¿Por qué piensas que lo hará? ¿No recuerdas que soy una genio?
--Quiero decir, ¿Qué pasa si ella recuerda un poco de esta noche? ¿El efecto no borra las últimas ocho horas o algo así? ¿Y si se despierta antes y no han pasado las ocho horas? Necesitamos que duerma todo lo posible para que se desvanezca, como si hubiera sido un sueño del cual no tiene idea. ¿Qué si despierta antes?
Hice una pausa.
--Me ocuparé de ello.
Miro hacia mi hermana y paso mis nudillos por su frente, acariciándola.
Si ella recuerda, tendré que matarla. Sería doloroso, pero no puedo dejar que ella arruine todos mis planes, que arruine todo lo que he conseguido ahora.
Yo tendría que deshacerme de ella.
Pobre de mis padres.
Ted gritó que nos apuremos desde afuera y yo le lancé una mirada para que se callara antes de que despiertara a mis padres. Salimos de ahí y llevé a cada uno a casa. Yo me quedé estacionada frente a la casa un par de horas, hasta que el sol salió. Sólo me fui cuando supe que alguien iba a despertarse pronto, pero me escondí entre los arboles de la casa de enfrente y me puse la capucha de mi saco para que nadie pudiera reconocerme.
 Tonteé un rato con mi celular, oculta en la oscuridad, hasta que las ocho horas pasaron y vi que Cassidy no había apartado las cortinas de las ventanas, como siempre lo hace cuando de levanta. Me quedé una hora más, de cualquier manera, pero ella aún no daba señales de vida. Nada de su rutina de las mañanas: Ni abrir la cortina, ni salir por el periódico ni el correo.
 Así que me fui.



--Sthep Stronger.

Se me olvidó que ya tenía varios escritos.

viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín y otras cosas.


Primeramente, ¡Feliz día de San Valentín!
Espero que hayan tenido un excelente día, junto a las personas que quieren, que les hayan dado muchos dulces y porque no, que les hayan dado libros! 

Esta semana no hemos estado disponibles por una única y muy cruel razón: Química y Tareas, uniendo a las dos, tienes como resultado una mezcla muy malévola. 
Lamentamos la ausencia, sin embargo estamos en finales de bimestre, así que ya sabrán. 
En fin, buen día, buenas tardes o buenas noches, dependiendo de donde me estén leyendo. 

-LizzieG 
Pd. Odio la química. Ugh. 


lunes, 3 de febrero de 2014

Taken. Capítulo 8.

PrettyLittleLiars | via Tumblr
Taken. Capítulo 8. "La apuesta"



--
¿Dios, viste el capítulo anoche? Te juro que odio que Ben esté con Riley.
Aisslin mueve sus manos mientas habla. Este es el segundo día que la conozco, pero me gusta cuando habla; Las palabras salen frenéticas de su boca y hace muchas muecas mientras mueve las manos a todas partes posibles.
Río.
--¡Lo sé! Danny es quien debería de estar con ella, quiero decir, la ha amado siempre. ¡Y no me gusta Angela para nada!
Aisslin mueve su cabello detrás de su oreja, como lo ha hecho mil veces hoy.
--¡Ya sé! ¿Es que piensa que puede aparecerse así como así? ¿Quién se cree? ¡Muero por ver el siguiente capítulo!
--Yo igual. Espero que Ben y Riley rompan.
Compartimos sonrisas y ella abre la boca para decirme algo, pero entonces alguien invade mi espacio personal. Peor que eso: Me empuja por los hombros hacia los casilleros. No es el pánico lo que me invade, es la confusión y el enojo. Quiero decir, ¿Qué demonios?
--¡Oye!Escucho a Aisslin gritar, pero se corta.
Cuando me separo de los casilleros grises y fríos, me doy la vuelta para intercambiar unas palabras no tan amables con quién sea que haya sido. Y Tess me sonríe, deslumbrante en sus apretados pantalones.
--¿Cuál es tu problema, Tess?
--No puedo creer que estés saliendo con ella. ¡Es una perra!
No me malinterpretes, estaba a punto de salvar mi trasero por mi misma, pero había una vibra entre Aisslin y Tess, un cierto grado de conocimiento que me hizo quedarme en mi lugar y observarlas.
--¡Tú también!
Tess le frunce el ceño.
--¿Qué no sabes lo que me hizo? ¡Muestra lealtad!
--¡No soy tu estúpido perro, Tess! Ahora da la vuelta y desaparece antes de que le diga a papá que no eres virgen.
Me quedo boquiabierta.
No me jodas.
Tess se va diciendo cosas sobre lealtad y no sé qué mientras Aisslin se gira, con una arruga de preocupación en su frente.
--Lo siento tanto, Liv. ¿Te encuentras bien?
--Sí. ¿Es ella…?
--¿Mi hermana?
Asiento.
Suspira y lleva su mano a la correa de su mochila.
--Hermana adoptiva. Tengo otros tres esperando en casa.
Me le quedo mirando.
--¿Son así de encantadores?
Sonríe.
--Oh. Son tan encantadores como yo. No te preocupes.
Resoplo.
--No puedo creer que no haya sabido que la única persona con la que me haya relacionado es la hermana de la persona que me odia. Es genial.
No ríe.
--No quise decirte por la misma razón por la que tú no me querías decir que eras Olivia Carrington.
--Pero te enteraste de cualquier manera, ¿No?
Se encoje de hombros.
--Eres una gran noticiaHace una pausa--¿Entonces estamos bien?
Respiro hondo.
--Claro. Serás sólo Aisslin, no la hermana de Tess.
Sonríe.
--Y tú Liv. No Olivia Carrington.


                                                                         
 


El día siguiente es parecido: Algún que otro empujón, murmullos en el pasillo y la palabra Zorra apareció mágicamente en spray rojo en mi casillero. Abra-cadavra, obra de Tess en todas partes.  Y luego otra chica llamada Molly, alguien a quién había visto una vez el día anterior, se unió al clan malévolo de Tess. Según me dijo Nina, Dan acababa de cortar con ella.
  Sentiría lástima por ella sino fuera una patada en el trasero. Y porque es una tonta por salir con Dan. Sé que es un buen chico; Me agrada. Pero él piensa que puede tomar chicas y luego tirarlas.
 ¿Por qué te meterías sentimentalmente con alguien así?
No tiene sentido.
Pero hay muchas cosas en el mundo que no tiene sentido y pasan de cualquier manera.
Ahora, cuando me siento en el comedor junto el resto y ellos pasan los trastes de comida, los observo. No es la primera vez que lo hago. Me gusta mirar cómo interactúan entre ellos, todas las sonrisas y las risas. La manera en que Marcus de afloja la corbata y se enrolla las mangas, haciendo que la eterna arruga de preocupación de su frente desaparezca. Me gusta mirar como a pesar de que Maggie tiene que lidiar con tres adolescentes todo el tiempo, al final del día siempre tiene amor. Como Ally nunca deja de ser una listilla y Nina un encanto. Me gusta verlos ser una familia.
  Luego estoy yo.
Sentada en el lado derecho de la mesa todo el tiempo, pinchando mi comida con el tenedor en silencio.
Y ese es el momento en que Dan cruza la puerta sin tocar y se une a la mesa, a mi lado. Esta vez, al tenerlo junto a mí, no me pongo nerviosa, pero aun así soy cautelosa, manteniéndome tan lejos de él como puedo. Río mientras se pone a pelear con Ally y Maggie les dice que se dejen en paz y se pongan a comer. Me relajo en mi silla y sonrío, mirándolos.
 Dan voltea hacia mí y me sonríe, no de esa manera coqueta con que sonríe a todas las chicas, sino una sonrisa feliz.
Esta no es una familia a la que tendría que tener miedo. No son personas de las que debería salir corriendo. Son personas que parecen quererme. Personas en las que debería contar.
Si tan sólo pudiera decirle eso a mi cuerpo.




                                                                     




--¿Estás lista? Nos vamos en diezMe dice Maggie.
Asiento a Maggie, quien lava platos con Nina. He intentado hacer algo, pero Maggie no me deja hacer gran cosa. Lo hago de cualquier manera. Siento que es una manera de agradecerle por tenerme aquí e intentar que todo sea normal.
--Estoy lista.
--¿A dónde van?Pregunta Dan, aun comiendo.
Él pude comer todo el día y nunca cansarse.
--No hables con la boca abierta, muchacho. Sé que yo y tu madre te hemos enseñado mejor.
Él sonríe y da otra mordida al pan tostado.
--Vamos a ver un doctorContinúa Maggie.
--¿Qué? ¿Hoy? Pensé que teníamos la reunión con FoxInterviene Marcus, desde la mesa.
Fox es el abogado. Es el que está haciendo que mi custodia pase de Lauren a ellos de vuelta.
--Oh, Dios. ¿Es hoy? ¡Nina!
Nina asoma la cabeza a la cocina.
--¿Qué?
--¿Puedes llevar a tu hermana a alguna parte?
--¡Estoy de salida! Tengo una cita, ¿Recuerdas?
Cruzo los brazos.
--Yo la llevoSe ofrece Dan.
Lo miro.
--No tienes que hacerlo. ¿Qué si se lo pido a Ally?
Todos ríen entonces.
--¿Qué?
--Pídeselo si quieres morir. Nadie la deja conducir por aquí desde que reprobó el examen de conducir cinco veces. Vamos, yo te llevaré.
Miro a Maggie, pero ella no me mira a mí. Mira con esa mirada de aprecio a Dan y le toca la mejilla con los dedos.
--Eres un ángel, querido.
Es así como dos minutos después estoy en su auto. Dentro huele a desodorante masculino y la parte trasera está llena de envases de McDonal.
--¿Te puedo preguntar algo?Le digo mientras me pongo el cinturón, ignorando el revoltijo de ansiedad en mi estómago al estar en un espacio cerrado con una persona.
--Claro.
Se abrocha el cinturón también, pero viéndome.
--¿Metes a tus chicas aquí y hechas tu desodorante para que no huela a comida rápida?
Le estoy tomando el pelo, pero en verdad estoy curiosa.
Levanta una ceja.
--Lo haces sonar como si estuviera con muchas al mismo tiempoMe dice, encendiendo el motor.
--¿No es así?
--No. Tengo novias.
--Que cambian cada semana.
Sonríe.
--De hecho la media es de once días. No me sobrestimes.
Ruedo los ojos.
--¿No eres del tipo que tiene relaciones serias?
--¿Por qué tantas preguntas?
Me encojo de hombros.
--Sólo pensé que no te conocía mucho. Así que… Puedes preguntarme lo que quieras, si quieres.
Me arrepiento de eso cuando sale de mi boca. Cuando pensé en decirlo pensaba en cosas como helado favorito o así, pero, ¿En verdad él va a preguntar eso? No.
--¿Lo que sea?
Suspiro.
--Por qué no. Pero puede que no te conteste algunas cosas.
Asiente.
--Entonces puede que yo no te cuente algunas cosas.
--Parece justo.
Sonríe y dobla la esquina.
--No es que me niegue a la idea de tener una relación. Es solo que estoy demasiado a gusto como estoyContesta a mi preguntaMi turno. ¿Te gusta la escuela?
Primero me quedo mirándolo, pensando si va enserio. ¿Qué? ¿Eso es todo? ¿Nada de secuestros ni habitaciones oscuras?
--Va bienRespondo vacilante. Luego me recuperoDe hecho una amiga es la hermana de Tess.
Levanta las cejas.
--¿Aisslin?
--Sí.
--Es una muy buena chica.
--¿No saliste con ella?
--¿Por qué estás pegada a la idea de que soy un idiota? No salgo con hermanasMe dice, aunque no suena enojado.
--Lo siento. Es que los rumores y todas esas ex novias acosándome en los pasillos…
Me corto.
Me volteo a ver a la ventana y miro los árboles pasar.
--¿Qué? Espera. ¿Qué? ¿Acosándote?
--¿Qué?
Luce molesto.
--No finjas que no sabes de lo que hablo. ¿Dices que te están acosando?
--No es gran cosa.
--Claro que es gran cosa.
--El semáforo está en verde.
Se mueve, pero diez segundos después se estaciona enfrente de una tienda de comestibles naturales.
--¿Qué haces?Le grito.
--No nos vamos a mover hasta que me hables.
--¿Estás bromeando?
--No.
Apaga el motor y saca las llaves. Lo observo un segundo y luego dejo caer mi cabeza contra el asiento.
--Eres tan terco. No es nada, ¿Sí? Algunas de tus ex novias estaban molestas y pensaron que era buena idea desquitarse conmigo. Ahora mete las llaves y vámonos.
No nos vamos.
--El acoso escolar es algo muy grave.
--¡Lo he manejado bien, okey! ¿Quieres ya arrancar? Voy a llegar tarde.
Me mira unos instantes.
--Lo siento. Sólo no las dejes ganar, ¿De acuerdo?
No contesto. No creo si quiera que busque mi respuesta. Mete las llaves en el contacto y da vuelta. El motor del auto cobra vida y de repente nos estamos moviendo.
--Eres tan irritante.
Sonríe.
--A Nina y Ally les gusta usar el término Sobreprotector Psicópata.
--¿Y lo eres? ¿Un sobreprotector psicópata?
--Sí.
Lo miro. Me mira.
--No sé cómo te consigues tantas novias. Eres tan malditamente raro, ¿Lo sabías?
Asiente, ahora mirando el camino.
--Creo que ya habías establecido ese punto antes.



                                                                  



--¿Cómo fue?Me pregunta cuando salgo, cuarenta minutos después.
Abrocho mi cinturón mientras hablo.
--Bien, supongo. No toqué nada,  sólo me examinó.
--¿Te examinó?Me pregunta, girando la llave en el contacto.
--Me hizo un perfil psicológico. Creo que todos los psicólogos lo hacen. Ya sabes, cuando te preguntan cosas y escriben en sus cuadernos.
--Como en las películas.
--Más o menosSonríoY tenías razón, por cierto.
Sus cejas casi se juntan cuando frunce el ceño.
--¿De qué hablas?
--Cuando dijiste que no tener relaciones con las personas es una mierda. No poder tocarlas y eso. Tenías razón. No me hagas repetirlo dos veces.
Sonríe ligeramente y me mira, con su mano en la palanca de cambios.
--¿Eso significa que vas a seguir manoseándome?
--Ya quisieras, pervertido.
--¡Pero amo ser manoseado!
Sacudo mi cabeza, riéndome.
--No tienes remedio.
Sonríe incluso más.
--¿Qué vas a hacer mañana por la noche?
Mi sonrisa se vuelve cautelosa.
--No voy a tener una cita contigo.
--No es una cita, tontita. Quiero presentarte a unos amigos, ¿De acuerdo?
--¿Por qué?
--Porque el acoso es una mierda y quiero que conozcas a personas geniales. No más geniales que yo, pero ya entiendes.
--No necesito…
Me interrumpe.
--No es lástima. Cállate. No voy a dejar de acosarte hasta que me digas que sí.
--¿Estás tan seguro que voy a decir que sí?
Se encoje de hombros.
--Puedo ser muy insistente.
--No.
--Vamos a comer pizza.
--Sigue siendo un no.
--Te dejaré tomar una cerveza y no se lo diré a Marcus.
--No.
Como que estoy disfrutando esto un poquito.
Él se quita el sudor imaginario de la frente y dice:
--Chica, me haces sudar. Generalmente recibo un sí antes de terminar la primera línea.
--Pues esfuérzate.
Me frunce el ceño, fingiendo enojo.
--Es tan injusto.
--Sigue siendo un gran no.
--Te divertirás. No puedes esconderte del mundo para siempre.
--Y tú no puedes ir diciendo que debería hacer.
Hay una pausa, y luego dice:
--Hay que hacer una apuesta. Te apuesto a que no puedes ir a tres fiestas/reuniones/ cualquier cosa que tenga que ver con los demás seres vivos en este mes.
Lo considero.
--¿Qué pasa si yo gano y tú pierdes? ¿Qué consigo yo?
Se detiene a pensarlo. Sus cejas van abajo cuando entrecierra los ojos.
--¿Qué quieres?
Lo miro; su pelo negro, su piel bronceada y su brillante sonrisa. Y sonrío.
--Seis meses sin salir con nadie. ¡Oh, carajo! ¡Vas a volverte loco!
Su sonrisa se deforma rápidamente.
--¿Qué? No. ¡No! ¡De ninguna manera! Un mes.
Frunzo el ceño.
--Tres.
--Dos.
--Tres y medio.
--¡Dos!
--Tre… Oh, qué demonios. Dos meses probablemente es lo mejor que voy a conseguir. Bien, pues.
Sonríe, y luego su sonrisa vuelve a caer. Exhala dramáticamente.
--Pero si yo gano… Vas a esforzarte con tu familia.
--¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Yo me esfuerzo!
Bufa.
--¡A penas dejas que se te acerquen!
--¡Pero tú sabes por qué! ¡Ellos saben por qué!
--¡Oh, vamos! ¡Incluso a mí me dejaste tocarte! ¿Por qué no a ellos?
Esa es una muy buena pregunta.
Lo miro.
--Bien. Pero si yo gano, no quiero que ni te acerques. Mejor: ¡Hazles pensar que eres gay!
--¡No!
Me encojo de hombros.
--Tenía que intentar.
Resopla y dice:
--Voy a ganar de cualquier manera. No estoy seguro de que puedas hacerlo.
--¿Qué? ¿Por qué?
--Porque eres como esos chihuahuas: Asustadizos.
--¡Yo no…!Empiezo a negar, pero si hay una palabra en este mundo que me describa, el universo sabe que Asustadiza da exactamente en el blanco. Le saco la lengua y se ríeDebo decir que tampoco estoy segura de que puedas hacerlo. A ti simplemente te encanta meter mano.
--¡Oye!
--¿No es verdad?
--No tiene nada de malo.
Ruedo los ojos.
--Díselo a tus ex novias psicópatas.
Ésta vez, él me saca la lengua. Y por el resto del día, nos comportamos como niños de cinco años.
Y es definitivamente lo mejor hasta ahora.


-Sthep Stronger.