martes, 26 de junio de 2012

Mine, capítulo 29.


Mine, capítulo 29, "Especial".

--¡Te dije que no quería nada!--Canturrea mamá.
Pero sonríe. Se sienta en la cama de su habitación y dobla las piernas.
--¡Oh, vamos, mami! ¡Es 23 de octubre! ¡Animate!
Ella sonríe y yo alargo más la mano para que tome mi regalo. Ella lo abre y mira la pulsera de plata que hay dentro.
--¿Cómo pagaste esto?
--¡Pues con mis ahorros! Digo, de algo tenía que servir.
--¿Con tus ahorros?
Me mira como si no me creyera... Y tiene razón.
--De acuerdo, tal vez le pedí algo de dinero prestado a Mel. Dijo que se lo podría pagar si finjo que soy su hija  el sábado en la noche. Creo que su UltraArchiEnemiga la va a visitar con su hija. Creo que será una competición de "Mi hija es mejor que la tuya". Ya sabes.
 Ella voltea y me mira.
--¿Te prestaste a eso para comprarme un regalo, Lena?--Me da un beso en la frente--Eres muy tierna.
--Sí, bueno, quería divertirme un poco.
Se hecha para atrás para mirarme.
--¿Divertirte?
--¡Por supuesto! Cuando termine esa cena le llamaré  a Luce para contárle todo lo que esa UltraArchiEnemiga soltó de su hija y de la cara de esa pobre ingrata... ¡Que dulce! A puesto a que es un estúpida que usa esos vestidos floreados para conseguir una cita con un tipo rico. Que ingenua. ¡Me reiré tanto...! Además siempre quise asistir a una de esas fiestas de té donde todos se odian mutuamente y fingimos un acento británico tan falso como los implantes de pechos de la tía Mel.
 Me río.
Mamá también.
--Es el mejor cumpleaños--Dice.
Sonrío y le doy un beso en la mejilla.
--Feliz Cumpleaños, mami.
Y cuando salgo de la habitación, giro sobre mis pasos y le digo a mamá:
--Oye... Tal vez quieras ponerte vestido...
Ella me mira raro.
--¿Porqué?
Y es justamente cuando oigo al carro llegar.
--Porque tal vez tienes una fiesta sorpresa.
Abre bien los ojos.
--¿Me hiciste una fiesta sorpresa?
Pongo una mano en mi cabeza.
--Sí... Bueno, fue técnicamente idea de Laura, ya sabes. Le encanta organizar...
Ella ladea la cabeza...
--¡Lena, no! ¡No tengo nada decente que ponerme! ¿Van a venir todos?
--Cuando dices todos... te refieres...
Me mira con severidad.
--¡Lena!
--¡Ya, ya! ¡Está bien! Sí, todos, incluyendo a tu amiga Keller esa. Robé disimuladamente tu directorio y le marqué, ya sabes, con eso de que no se pudo hacer la fiesta de su hija porque se enfermó... Pensé que sería lindo que la vieras aquí.
--Oh, gracias--Dice--Es muy dulce de tu parte.
Sonrío.
--Lo sé.
Y me marcho porque hay uno de esos vestidos, que mamá me compró con la esperanza de que lo usara que nunca llegué a usar, esperando en mi cama.


El timbre suena.
--¡Yo abro!--Digo, y salgo corriendo a la entrada.
Y es que sé quién es. Mi familia entera está aquí, sólo faltan Laura y José... Y espero que Lucas haya venido. No estoy segura de porqué, pero he estado un poco ansiosa. He estado preguntándome dónde está. He estado preguntándome si piensa en mí.
  Pero aún no tengo muy claro porqué.
Cuando abro la puerta, Ellie salta sobre mí.
--¡Hola! Oye..., ¡Tengo tanto que contarte!
Ella empieza a soltar un montón de cosas sobre este chico llamado Harry que es un "Amor".
Asiento.
--Respira, Ellie--Dice Lucas.
Él está parado allí. Con esa sonrisa pegada en su rostro.
Tan guapo como siempre.
Espera... ¿Yo pensé eso? Si, fui yo. Oh, bueno, ya qué. No me hago nada por pensar eso.
--Hola, Lena--Dice.
Sonrío.
Ese sentimiento en mi estómago de nuevo.
--Eh, hola, Lucas. ¿Cómo te va?
Sonríe más abiertamente
--Bien. Oye, te ves muy bien.
Siento que mis mejillas se encienden.
Jalo el borde de mi vestido morado y sonrío.
--Oye, gracias.
--Y ... ¿como te fue con ese Keller?
¿Son imaginaciones mías o está estresado?
--No fuimos.
--Ah.
Los músculos de su cara y sus hombros se relajan.
--Pero vendrán hoy.
Suspira fuerte.
Está raro.
Es cuando me doy cuenta de que Ellie sigue ahí parada. La miro. Él la mira. Nos mira.
--Ajá...--Vacila--Voy a saludar a Amelia.
Asiento mientras sonrío.
Y el timbre suena de nuevo. Abro la puerta con Lucas detrás de mí, y es cuando veo a una señora con el pelo teñido de rojo con una sonrisa del tamaño del universo entero en su rostro.
--Hola. Busco a Amelia Brannick.
Entrecierro los ojos.
--¿Eres Alyssa? ¿Alyssa Keller?
Suplico no haberme equivocado con su nombrecito.
Su sonrisa se hace más grande.
--¡Sí!... ¿Eres Lena?
Asiento.
Ella me abraza.
--¡Oh, Dios, no te veo desde que eras una bebé!
¿Y qué se supone que tengo que decirle? Pues nada. Así que me quedo con la boca callada.
Ella gira cuando se oyen unos pasos detrás de ella.
 Es un tipo probablemente de mi edad, con pelo negro azabache y una sonrisa con hoyuelos. Y muy guapo. Seguro que a Luce le encantará.
--Es mi hijo Max. Seguro congeniarán enseguida.
Le sonrío a Max.
--Hola.
Y me hago enseguida  a un lado para dejarlos pasar.
--Ey--Me devuelve el saludo.
Y dentro Alyssa abraza a mamá. Parecen adolecentes. Como Luce y yo. Sólo que mamá, o sea, la versión que sería yo, no intenta despegarse de los brazos de Luce.
  Mamá está feliz.
Max me lanza una mirada (Y es cuando me doy cuenta de que sus ojos son azules como el hielo). Lucas pasa un brazo por mis hombros. Max se aleja hacia su madre.
 Lucas suspira y antes de que yo pudiera decir algo, mi vista se dirige hacia unos sobres en la mesa. Me acerco hacia ellos y busco entre ellos. Son cartas de correo. Y sí.
Ahí está. Una carta de él.
Paso una mano por mi cabello.
Pero entonces Lucas se me acerca y pone una mano en mi espalda.
--No dejes que te arruine el día--Me dice mirando la carta.--Déjala.
Lo miro.
--¿Que la deje?
Asiente.
--Vamos. Platica conmigo. Amo nuestras conversaciones tontas.
El toma mi mano y me guía hacia donde está mi familia, riendo.
Y le sonrío.
Y es que me fascina lo que acaba de decir.
En verdad, estoy deslumbrada.
--De acuerdo. ¿Te platiqué lo qué pasó la primera vez que Laura cocinó?
Su sonrisa radiante podría iluminar una cuidad entera.
--No. Pero amaría escucharlo.
Dejo la carta sobre la mesita de nuevo y dejo que me jale hacia la mesa.
--Fue muy divertido--Digo.
Y sus ojos brillan.
Suspiro.
Y me doy cuenta de lo especial que es.


Cuando la fiesta acaba, cuando todos se están marchando y yo estoy recogiendo los platos sucios, Lucas se acerca y me ayuda.
--Gracias.
Se encoge de hombros.
--Oye...--Comienza.
Aparto la vista de los platos y lo miro a los ojos.
--¿Qué?
Hace un chasquido con la lengua.
--¿Qué tienes planeado para mañana?
Me encojo de hombros.
--Nada... En verdad nunca tengo nada pleaneado para el día siguiente.
--Ah. Oye, ¿Quieres...?
Hace una pausa.
--¿Qué?
Pero lo que en verdad quiero preguntárle es "¿Estás nervioso? ¿Tú?"
Parece que abandona lo que quería decirme, pero Ellie se interpone y pone un brazo por la cintura de Lucas. Él la abraza igual.
 Sonrío y pienso que en verdad me hubiera gustado un hermano mayor... Y pienso en esa niña. No, no quiero tener hermanos.
 No quiero nada.
--Que si querías ir al cine con nosotros.
Me sonríe.
Lucas mira a Ellie.
--Oh, bueno... ¿Cuando?
--El viernes, ¿Te suena bien?
Asiento.
--Suena bien.
Los hermanos sonríen.
--Bien. ¡Los veré ahí!--Dice Ellie, antes de que se marche.
--¡Lucas, Ellie, nos vamos!--Grita José.
Lucas me sonríe.
Me quedo sin respiración.
Se acerca a mi y me da un suave beso en la mejilla. Y juro que podría derretirme.
--Nos vemos--Dice.
Sonríe.
Sonrío.
--Nos vemos.
Y en cuanto se va, subo corriendo las escaleras y me arrodillo enfrente del cuaderno que dejé tirar para recogerlo. Tal vez no haré un resúmen, no haré lo que él quería que hiciera. Pero haré algo que sé que necesito descifrar.
 Me siento en el suelo y tomo un plumón que está tirado enseguida del cuaderno.
Y me pongo a pensar seriamente qué es lo que Lucas me hace sentir.
Palmeo el plumón contra la hoja blanca...
 "Comodidad".
Escribo en la primera línea. Aún así, sé que me faltan muchas lineas por rellenar.


--Sthep Stronger.

domingo, 24 de junio de 2012

¡Sorteo Internacional en Mi Rincón De Libros!


Hay un sorteo en Mi rincón de Libros dónde el premio es por medio de BookDepository, hasta el 21 de Julio. ¡Muy bueno!

                                                         

Dale click aquí para ver las bases: http://mirincondelossuenos.blogspot.com.es/2012/06/primer-concurso-del-blog-1-ano-en-la.html


Saludos y Suerte.

-Sthep S.

jueves, 21 de junio de 2012

Sorteo Internacional Versatil y Mientras Lees!

Pues sí; Versatil y mientras lees están haciendo un sorteo de dos packs, con dos ganadores. El primero es el pack con el libro Confesiones de una Triple Shot Betty, un montón de marcapáginas y unas chapitas (Unos prendedores, broches... No sé cómo les llames) y el segundo es el ejemplar del libro, y seis chapitas del libro. :)
Muy bueno, la verdad.
 
                                                       Photobucket

Denle Click aquí : http://www.mientraslees.com/2012/06/sorteo-internacional-versatil-y.html
(Porque soy tan mala que no sé cómo enlazar como dios manda)

Saludos!
-Sthep S.

miércoles, 20 de junio de 2012

¡Concurso de Girlyteante!

Es un Sorteo Internacional en GirlyBooks... :)



¡Participa! Dale click aquí: http://www.girly-books.com/2012/06/concurso-soy-un-girlyteante.html (Ya que no sé cómo poner los enlaces)

Suerte a todos :)

-Sthep S.

martes, 19 de junio de 2012

Mine, capítulo 28.


Mine, capítulo 28. "¿Qué importa?"

"16..8...14... ¿Catorce?"
Ladeo la cabeza y miro el cerrojo de mi casillero directamente.
"¿Catorce?"
Muevo el segurito. Espera, ¿Y luego que iba?
Esto es justamente lo que me pasa por ver La Ley Y El Orden en vez de intentar, por lo menos intentar, aprenderme el número. Sé que tengo el papelito de mi convinación en un bolsillo dentro de mi mochila, creo, pero es que mi mamá metió a lavar la mochila porque sabía que no lo haría por mi cuenta, y no estoy segura si sacó todo lo de adentro o no. De cualquier manera, debe de estar en mi casa. Meto la mano en el bolsillo donde debería de estar y cierro la mano en el vacío.
 Nada.
Humm... De acuerdo... Este es el momento donde intento recordar que número sigue.
"Dieci-quince"
Cuando pienso que estoy definitivamente perdida alguien a mi lado dice:
--Hola.
De acuerdo, ahora sí que estoy bien perdida.
Sonrío ligeramente. Sonríe de vuelta...
...Y aquí viene el zoológico completo rovoloteando en mi estómago.
Diablos.
Lucas pasa la mano derecha por su pelo ceniza.
--¿Tienes problemas con tu casillero?
Tengo más problemas que ese.
--Sí.
Nos quedamos callados unos segundos incómodos, mientras yo intento golpear el casillero para que abra.
--¿Porqué no me dijiste que tenías novio?
Dejo de golpear.
Oh, Dios.
--Porque no tengo, al contrario de tí.
--Yo no... No.
Vaya, que respuesta tan más inteligente.
Golpeo el casillero un poco más fuerte.
--Ajá,
--En serio--Dice, recarándose en el casillero de al lado.
--Por supuesto--Murmuro.
--Tienes que creérme.
Dejo de golpear por un momento y miro mi casillero antes de volver mi vista hacia su rostro...
--Bueno, a todo esto... ¿Qué importa? Digo, si tienes novia...bien. No es de mi incumbencia.
Se cruza de brazos.
Golpeo el casillero más.
¡Cómo me cae mal! Me refiero a Lucas... ¡Y al casillero también!
--¿Estás segura?
Me pregunto si me expulsan por golpear el casillero con un bate... Espera, ¿Qué cosa dice?
--¿A que te refieres? Además...¿Qué te importa a tí si tengo novio o no?
Se pone a la defensiva.
--No me importa.
--¿Entonces?
--¿Entonces qué?
--Entonces... ¿Estamos bien, no? Oye... No tengo ni idea de a qué viene esta platica... Quiero decir, no entiendo porqué importa tanto... Quiero decir... No sé muy bien lo que estamos haciendo ahora mismo... O sea... No sé qué pasa entre nosotros, ahora mismo... En general.
 Espero que se entienda lo que intento decir, porque no es muy claro ni siquiera para mí.
 Es que no sé qué somos. O qué nos está pasando.
Pero parece que lo capta muy bien.
--¿En verdad no sabes que nos pasa? ¿A ambos?
Niego con la cabeza.
Suspira.
--Tengo que irme. Ya llego tarde a Historia.
 Sé que me está mintiendo, ya que aún no ha sonado el timbre. Es como sé que se quiere deshacer de mí.
Se da la vuelta y le miro la espalda.
--¡Lucas!--Grito, avanzando unos pasos.
Se para y mira detrás de su hombro. Espera.
--Yo...
Si no se lo pregunto, me pasaré el resto de mis días preguntándomelo.
--¿En verdad sigues con Clea?
 Casi me asusto cuando oigo mi tono de voz lastimero salir de mi boca cuando se lo pregunto.
¿Qué demonios me pasa?
Se encoge de hombros.
--Al final de cuentas--Dice--¿Que importa?
Como en ese momento no le digo nada, él se gira, dispuesto a marcharse.
 Pero aún no.
--¡Oye!
Se para de nuevo, pero esta vez se gira completamente.
--¿Qué, Lena?
Se oye un tanto irritado y cansado.
--Nosotros... Estamos bien, ¿Verdad?
Pensé que se marcharía. Pero me sonríe. Esa sonrisa radiante...
 Mi sonrisa radiante...
Espera, ¿MI? ¿Desde cuando acá?
--Claro. Y... Con respecto a qué no sabes qué pasa... Investigalo.
--¿Investigar? Y ¿Dónde? ¿O qué, en especifico? Más bien... ¿Cómo?
--¡Haz un resúmen!
Sonríe por última vez y luego se marcha antes de que yo pudiera preguntar de qué.
Se marcha.


Cuando termino de comer y subo por las escaleras para pensar en el resúmen que quiere que haga, me siento en frente de mi escritorio y me pongo a pensar. Suspiro y miro las fotos en mi pared.
Nada.
Eso es lo que viene a mi cabeza: Nada. Nada en absoluto.
Froto mi cara con mis manos.
¿Qué hago?
Me levanto y me quito la ropa para ponerme uno pantalones de mezclilla y una camisa, pongo el uniforme en la lavadora en el patio y luego subo a mi habitación de nuevo.
 Y para ese entonces tampoco tengo nada.
"De acuerdo, Lena", me digo a mí misma, "Relajate"... "Piensa".
 Quería que investigara qué nos pasaba, ¿No?
Bueno. Tomo un cuaderno y una pluma.
¿Qué nos pasa? Tengo que desplazar mis ideas en el papel.
"¿Qué nos pasa?  ¿Qué es lo que está pasando, Lena?"
¿Cómo demonios se desplazan las ideas en papel?
Entonces pongo en el papel rayado:
   
                            -Preguntas tontas en mi mente.

No, debería borrarlo. Sin embargo, no sé qué más poner, así que lo dejo así.
Suspiro. Pienso en Lucas y en esa tal Clea.  Me imganino a una belleza morena, de piel del color del café con leche, con ojos chocolates y uñas perfectas y limadas, con piel sin imperfecciones y todas  y cada una de las cosas de las que yo nunca tendré, colgada del cuello de Lucas. Y él mirándola de esa manera en que sabe hacerlo.
De esa manera especial. Con su mirada profunda y color avellana.
 Me siento recta.
Empiezo a murmurar insultos por lo bajo.
Una sentimiento rencoroso crece en mi interior.
¿Y porque?
Vete tú a saber.
Estoy furiosa conmigo misma; No me afecta que la Clea de mi imaginación sea una belleza (Que nunca seré), si no que el Lucas de mi imaginación la mira de "esa" manera.
Y me enfurece.
¿Porqué la mira de esa manera?
Me concentro el el resúmen, en la manera en que me siento, y no en la Clea imaginaria.
Pero ahora mi mente gira en torno a él mirándola de esa manera.
Media hora después lanzo el cuaderno a la otra punta de la habitación y llamo a Luce para ir a Starbucks.
Al diablo con el maldito resúmen.
¡Al diablo con Clea!


--Sthep Stronger.

lunes, 18 de junio de 2012

¡Sorteo Internacional en AdriLovesBooks!

Pues sí, un sorteo de libros muy buenos en AdriLovesBooks;

                                           

Hasta el 18 de julio.
Denle click aquí : http://adrilovesbooks.blogspot.mx/2012/06/concurso-2-aniversario-del-blog.html


Suerte :)

-Sthep S.

¡Sorteo Internacional Puro!


Pues en Nadando Entre Palabras, hay un concurso de Pins de Puro, hasta el 22 de julio.

                                   

 
Dale Click aquí: (http://nadando-entre-palabras.blogspot.mx/2012/06/concurso-100-seguidores.html)
Ya que no sé cómo poner esos enlaces...

¡Suerte!

-Sthep S.

martes, 12 de junio de 2012

Mine, capítulo 27.


Mine, capítulo 27. "Sonrisa Radiante".

Termino de partir las papas y se las paso a Sara del otro lado de la cocina. El aire desprende un olor hogareño a pasta. Es el tipo de momentos que me gustan; Silencio, haciendo algo productivo, oliendo algo rico... Y sin Laura.
 Es como unas vacaciones bien merecidas.
--¿Y que hiciste el otro día, eh?
Miro a Sara.
--¿De qué hablas?--Pregunto.
--¡Ya sabes, hace tres días! Cuando saliste de aquí con esa mirada en tu rostro.
--¡No salí con ninguna mirada!
Rueda los ojos.
--Ajá.
Ruedo los ojos.
--No sé porqué paso tanto tiempo contigo--Murmuro, mirándo el brocoli.
--Porque Luce y Noel están en casa de su abuela. Eso me dijiste.
Ah, sí.
--Hay que apurarnos con la comida--Dice--Los chicos van a venir pronto.
--No entiendo cómo es que siempre les haces de comer, ¡Ni que fuera en su cumpleaños todos los días!
Ella se encoge de hombros.
--Es que ellos son capaces de alimentarse con Maruchan todos los días.
--¿Y tú porqué siempre estás aquí? Tienes un apartamento.
Ella se encoge de hombros.
--Me gusta estar con mi familia.
--¿Eso incluye a tu fastidiosa hermana?
Rueda lo ojos.
--Sí, por que a pesar de todo, la amo. Igual que tú.
Me meto una zanahoria en la boca y ruedo los ojos.
Odio que me den en el blanco.
Recuerdo que no me gusta la zanahoria y la escupo en el bote de basura.


--¿Y qué planeas hacer para tu cumpleaños?--Le preguntan a Lucas.
No hace más de media hora que han llegado; Alan, José y Lucas, sin Ellie, ya que ha ido a una cita con un tipo llamado... De acuerdo, no recuerdo el nombre del tipo.
 Lo peor es que Laura ha llegado con su madre, la tía Kris, diciendo cosas que tienen preparadas. Pero no las escucho. Me limito a mirar la lasaña. Luego, a mi mente llega Lucas. Pienso en el cosquilleo que sentí cuando estaba conmigo. En las preguntas que rondaban esa noche cuando me dejó en casa de Laura.
 "¿Qué estará pensando ahora de mí?"
En verdad todas las preguntas era similares, y yo... Espera, ¿Cumpleaños?
Eso activa mi mente.
Va a cumplir años.
Algo me dijo la primera vez que lo conocí...
18 años.
Lo miro.
Él le sonríe a Sara.
Sara siempre recuerda los cumpleaños de todo mundo. Es como Facebook.
--No es hasta principios de Noviembre. A penas es cinco de octubre.
--Ah, mira--Dice Sara--Es el cumpleaños de Amelia  en octubre, el veintitrés. Estos meses tenemos más cumpleaños.
--¿Quién es Amelia?--Pregunta Lucas, confundido.
--Es el nombre de la mamá de Lena--Repone José.
 Pero yo aún estoy perdida en "Cinco de octubre"
--¿Es cinco de Octubre ya?--Suelto.
Todo me miran. Laura sonríe.
--¡Pues sí, tonta! ¿Qué pensabas que era?
--No sé--Respondo--Veinte y tantos de septiembre.
--Pues estás bien perdida--Dice Alan.
Frunzo el ceño.
Estoy a punto de decir algo cuando por la puerta entra mamá acompañada por la tía Mel.
--Laura me envió un mensaje. ¡Amo el estofado de verduras que cocina Sara!--Cautrrea Mel.
Ella peina su cabello rubio y sonríe.
--¡Yo ayudé a hacerlo!--Digo, levantando la mano como una niña pequeña y sonriendo de oreja a oreja.
--Hola, niños--Dice mamá.
Sonrío.
Mamá empieza a saludar y ayudo a Sara a ir por platos servidos de comida para mamá y Mel. Cuando vuelvo, mamá me mira en medio de la conversación que sostiene con Lucas (Me pregunto de qué estarán hablando...) y una chispa de reconocimiento atraviesa su mente.
--Lena, adivina a quién me encontré en el trabajo.
Como Laura está tan ocupada hablando con su prometido, pienso seriamente en robarle la soda. Pero ella solo toma cosas light.
Y yo me niego rotundamente a comer algo light.
Eso no es comida de verdad.
Nada.
Así que aprovecho que Sara habla con Alan y con Mel, y le quito la Coca a ella.
--¿A quién?--Pregunto, mientras le doy un trago.
--A Alyssa Keller.
Me meto una cucharada de estofado a la boca.
--Ah, sí, tu amiga que... Esa que... Y que fue a...--Me río--¡Y fue tan gracioso la vez que...! Y también cuando ella... Y tú... Fueron buenos tiempos.
 Lucas se ríe. Sara se ríe. En verdad todos me prestaron atención y ahora se ríen.
Mamá sacude la cabeza.
--¡Espera! ¡Keller, lo recuerdo! ¡Es la que tenía el negocio de Pastelitos! ¿No?--Dice Sara.
Miro a mamá.
--¿Pastelitos? ¿Pastelitos? Si hay pastelitos implicados, de seguro la recuerdo... Keller, Keller, Keller....¿Quién chingados en Keller?
--¡Deja de decir palabrotas!
--Lo siento. Pero no recuerdo a ninguna Anissa Keller.
--Es Alyssa Keller, ¡Por supuesto que yo sí la recuerdo!--Canturrea Sara--Me regaló esa torre de pastelitos cuando cumplí diecinueve. ¿Lo recuerdas, Laura?
 Ella asiente, sonriente.
Miro a Sara.
--¿Diecinueve? ¿Qué no tienes veinte?
Ella tiene la expresión de alguien que podría estrellarse contra un poste.
--¿Qué voy a hacer contigo? ¡Tengo veintisiete!
--¿Encerio? ¡Eres una anciana!
Todos comienzan a reír. Siempre se ríen por cualquier cosa que suelto. Es un don.
--¿Y qué tiene?--Le digo a mamá--¿Qué te dijo, o qué?
Ella sonríe.
--Se mudaron de nuevo a la cuidad. Ella y su hijo. ¿Recuerdas? Era tu amigo.
Asiento despacio.
--¿Tengo que fingir que me acuerdo de él?
Sara se da con la mano en la frente.
--¿No te acuerdas de él? Es el niño con el que torturabas a esos gatitos--Dice Sara.
--¿Torturar gatitos?--Dice Lucas--Si, suena muy Lena.
Le saco la lengua.
--Yo nunca he tortura... ¡Oh, Santas Porquerías Divinas! ¡Lo recuerdo! ¡Si! ¡Era ese niño bajito de pelo negro que solía ponerse el algodón de azucar sobre su boca para que pareciera barba, ¿No?
 --¿Desde cuando dices "Santas Porquerías Divinas"?--Dice Alan.
--Sí,  ¿Qué pasa con eso?--Concuerda José.
Me encojo de hombros.
--Ni idea, se me ocurrió y pensé que no lo recordaría para la próxima así que era mejor usarlo de una vez.
Ellos agitan la cabeza de manera negativa y ríen.
--Pues nos invitó a la carne asada de su hija mayor, Alex, por su cumpleaños. Una buena oportunidad para juntarnos y hablar del tiempo que ha pasado, ¿No?
 Yo sé lo que ha pasado: Aún no tengo dos gatos a quienes llamar Crema Y Chocolate.
Fin de la historia.
--¿Tengo que ir?
Entrecierra los ojos.
--¿No quieres ver de nuevo a tu amigo?
--¿Barba de azúcar? No.
--¿Sabes?--Dice mamá--Lo vi. Y está lindo. A lo mejor se vuelven más que amigos...
Sara me da un codazo. Laura saca una risita. Mel está concentrada comiendo su sopa.
Quién me llama la atención es Lucas, que mira a mi mamá.
Luego me mira a mí.
Hay algo en su mirada... ¿Qué es? Vete tú a saber qué.
--No me interesa, la verdad.
Sara levanta la cabeza.
--¡Es cierto! Ya tiene un noviecito por celular.
Te juro que casi me da un ataque. Y más aún cuando me atraganto con mi saliva.
¡Oh, Dios! ¡Que se calle!
--¡Es mentira!--Logro decir.
--Ajá--Dice con burla.
--¿Quién?--Repone Lucas, serio.
"¡Pues tú, Idiota!"
¿Y qué pasó con su sonrisa radiante?
¡Quiero la sonrisa radiante de vuelta!
¿Porqué le importa tanto?
Además no es mi noviecito. Él no es mi noviecito. ¡Nadie es mi noviecito! ¡No puede ser mi noviecito!
¡Y menos tener uno por celular! ¡No soy tan estúpida!
¡Solo estabamos hablando por medio de mensajes!
--De acuerdo, escuchen, no tengo ningún noviecito. Tengo, o digo, tendré dos gatos. ¿De acuerdo? Dos gatos preciosos. Y con eso me basta.
 Sara levanta las cejas.
--Seguro. Y , ¡Ese rubor que tenías!
--¡Callate!
Mamá me mira.
--¿Tienes un novio oficial y no me lo habías contado?
--¡No es oficial! ¡Y no hay nadie!
--Bueno, tiene 16 años. Sigue siendo una niña--Dice José.
Asiento.
--¡Sí, es lo que...! ¿Qué? ¡No! ¡No soy una niña!
--Por supuesto que lo eres.
--¿Estás saliendo con alguien?--Me reprende Lucas, como  si hubiera recuperado la voz. Como si se sintiera ofendido.
Mi familia lo mira.
Yo lo miro.
Él me mira.
--¿Qué? Yo... ¡No! ¡Ya les dije a todos ustedes que no! ¡No! Estoy tan soltera como Luce, o como Noel o como... Como tú!
José mira a Lucas.
--¿No me habías dicho que tenías una relación a larga distancia con tu novia?
Lo mira.
Lo miro.
--¿Sigues con esa Lea?
-- ¡No! ¡No estoy con ella! ... Y se llama Clea.
--¡Me vale un comino como se llama!--Levanto la voz.
El sacude la cabeza.
--¿Qué sucede contigo?--Pregunta.
¡Que si qué sucede conmigo! ¡No lo sé! ¡Solo siento que me hubieran dado una patada en el estómago!
--¿Conmigo? ¿Qué sucede contigo?
Sara murmura un "¿Qué...?".
Laura sacude la cabeza.
--¿Qué es...? ¿Qué es lo que pasa entre ustedes dos?--Dice lentamente.
--Si--Dice Alan--¿Qué es lo que sucede?
Todos están confundidos.
--Tengo que admitir que esto es mejor que mi novela de las siete--Dice Mel.
--No pasa nada--Digo.
 Pero es mentira. Algo en mi interior empieza a agitarse cuando lo ve. Es cómo tener un zoológico dentro cada vez que sonríe. Es como si algo dentro de mí se rompiera cuando desaparece.
 Y su sonrisa radiante no está.
--De acuerdo--Dice mamá--Lena... Vamos a ir. Alyssa ya quiere verte de nuevo.
Pero no la miro. Miro a Lucas. Que me mira fijamente.
Me pregunto si se siente tan reemplazado como yo.

--Sthep Stronger.

sábado, 9 de junio de 2012

¡Sorteo en Sinfonía Literaria!


¡Sor-te-o! ¡Sor-te-o! Eh, eh eh!!! Jajajaja.... Ok.
 Hay un sorteo en Sinfonía Literaría (Dale click aquí:http://sintonialiteraria.blogspot.com.es/2012/06/mega-sorteo-todos-los-dias-hay-algo-que.html ) donde puedes ganar libros muy geniales, dependiendo si es Nacional (España) o Internacional.

                                                     


Asi que ya sabes... Dale click y concursa. :)

¡Suerte a todos! :)

-Sthep S.

miércoles, 6 de junio de 2012

¡Concurso Internacional SINSAJO!


Eh! eh! Fans de LJDH! ¿Están ahí? ¡Chequen esto!

                                              
  Denle click aquí:

http://neveradelibros.blogspot.mx/2012/06/sorteo-pendientes-sinsajo.html?showComment=1339018556623#c4908473359249096952


-Sthep S

¡Concurso En The Lovely Books!



                                                             

¿Algunos de estos títulos te llama? A mí sí...
 Vaya que sí.
¡Participa!
 Aquí: http://the-lovely-books.blogspot.mx/2012/06/concurso-primer-ano-con-lovely-books.html


-Sthep Stronger (La única que se pasa por aquí)

martes, 5 de junio de 2012

Mine, capítulo 26.


Mine, capítulo 26. "Fácil"

--Y, por cierto, ¿Porqué estabas en la casa de Laura? Pensé que te daba alergia pasar tanto tiempo con ella.
Me encojo de hombros aún con la sonrisa marcada en mi rostro.
 Es de noche. El carro está infestado de risas: Lucas no ha parado de hacer malos chistes y comentarios sobre mi personalidad desde que salimos de casa de Laura. Es cómo aquella vez en el café, sólo que por alguna razón, esto se siente cómo algo más importante.
--Tengo a Sara--Le recuerdo--Ella lo hace todo mejor. Además, fui a su casa porque mamá fue con Kris y Laura a ver un musical. Así que me quedé en casa y las únicas tres personas que pueden aguantarme, están en una reunión familiar y la otra estaba en clases de yoga. Así que me quedé con Sara.
 Levanta una ceja y ríe. Yo rodeo mis piernas con mis brazos, ya que tengo los pies sobre el asiento.
--¿Porqué? ¿Porque te soporta cada cosa que sueltas?
--Ella AMA cada cosa que suelto.--Digo, resaltando el "ama".
Intercambiamos unas cuántas risitas.
--Hubieras tenido otras opciones si fueras tan social cómo yo--Presume.
--¡Sí, ya cállate!
Ríe de nuevo.
Y es cómo si su risa fuera el mejor sonido que alguna vez haya escuchado.
Y pone sus ojos sobre mí.
Y puedo sentir la chispa en mi interior.
Pero no es sólo eso: La puedo ver en sus ojos.
 Así que, con la misma sonrisa, desvío la vista a mi ventana.
Nos quedamos en silencio un minuto.
--Y, a dónde me llevas, ¿eh?--Pregunto, por fin.
--Es una sorpresa.
Arqueo una ceja.
--¿Sorpresa? Nunca he sido buena adivinando las sorpresas. Encerio, cuando tenía trece años, mamá me dijo que iríamos a comer a una parte. Nos sentamos al lado de la ventana y luego un caballo loco me dio un susto de muerte. Digamos que desde entonces no me gustan mucho las sorpresas.
  Me mira, incrédulo.
--¿Un caballo? ¿Es en verdad o es una de tus tantas maneras de hablar?
Río y me retiro un mechón de la cara.
--Era un caballo de verdad. Quiero decir, grande, marrón, maloliente. Ya sabes. ¿Nunca has visto un caballo?
Sacude la cabeza.
--¿Un caballo de la cuidad?
--Es el punto: El caballo estaba loco porque venía de un circo. Desde entonces no me agrada tampoco el circo... Pensándolo bien, no me agradan ni los caballos, ni el circo, ni ese restaurante al que fuimos desde aquella vez--Hago una pausa--No me llevarás con caballos, ¿verdad?
  Me mira unos segundos con la misma chispa en su mirada y luego mira el camino. Cambia la mano con la que sostiene el volante.
--No. Y honestamente no sé cómo hemos llegado a parar al tema de los caballos.
Sonrío.
--Es mi don.
El sonríe y señala con un dedo por la ventana a mi lado.
--Mira.
Levanto la cabeza.
Y sonrío al ver la rueda de la fortuna.
--No puedo creer que me traigas a una feria, casi pensaría que me tomas de infantil... Pero gracias. En verdad nunca he venido a una.
La sonrisa en su rostro se hace más burlona.
--¿Qué? ¿Nunca has venido a una?
Niego con la cabeza.
--Mal asunto.--Dice--Debe ser horrible no haber tenido infancia.
Le doy un golpe inocente en el brazo.
--Cállate. Mi infancia fueron los Teletubies y ese caballo loco.
--Me das pena. ¿Alguna vez haz comido algodón de azucar?
--¡Por supuesto que sí! ¿Por quién me tomas! ¡Incluso me enfermé con esa porquería!  Tres días en el hospital. Historia Trágica.
Sacude la cabeza.
--¿Tres días en...? A tí te pasa de todo.
--Ya lo sé.
Reímos.
Hay algo que me gusta mucho de esto.


--Olvídalo--Digo--No sé cómo hacer esto.
Lucas niega con la cabeza.
--No te eches para atrás. Te enseñaré.
Sostengo la pistola en las dos manos. Está muy pesada. Se supone que tengo que darle a esos monitos y tirarlos. Me ganaré un premio.
 Lucas toma mi brazo y lo hace ponerlo en posición. Se acerca a mi oído y murmura unas indicaciones.
Respiro fuerte, y es que siento el calor de su aliento en mi oído y un hormigueo recorre desde la punta de mi dedo hasta mis piernas.
  Me estremezco.
--¿Estás bien?--Me pregunta.
Asiento.
 La verdad es que estaba a punto de llevarme a comer algo de chucherías en un puesto, decía que sería lo mejor que mi paladar  ha probado, pero vi en un puesto un Koala gigante de peluche y lo arrastré hasta acá.
Si derrumbas tres monos, te llevas un peluche. Y tienes cinco tiros.
 Y ese Koala tiene que ser mío.
--Bien. Dispara.
Y lo hago.
¡Oh, demonios! ¡Lo hice!
Sonrío.
El levanta la palma de la mano.
--¡Dame cinco!
Pero en vez de eso lo abrazo. Ni siquiera sé porqué demonios hice eso en vez de limitarme a chocárselas. Al principio no me devuelve el abrazo, y cuando estoy a punto de separarme y pedir disculpas, él me toma en sus brazos y me aprieta fuerte contra él. Oigo su risa cerca de mi oreja.
Y también suelto unas risitas.
--Toma--Digo, entregándole la pistola--Házlo tú. Seguro lo arruinaré.
 Pero no me deja hasta que tiro los primeros tres. El segundo, lo logro. El tercero, ya no. No es hasta cuando le recuerdo cuanto quiero ese Koala cuando hace un tiro, y lo gano.
 Abrazo al Koala gris contra mi.
--Genial--Digo--Creo que este Koala es mi nuevo mejor amigo. Ya he reemplazado a Noel. Tampoco creo que le importe.
--¡Ah, sí? ¿Y dónde quedo yo?
Río.
--De acuerdo. Tú eres mi segundo mejor amigo. Pero Fufly te gana.
 Me mira extrañado.
--¿Fufly?
Palmeo el Koala.
--¡Ya le puse un nombre! Y ni siquiera tardé tanto.
--No puedo creer que le pongas Fuffly a un Koala. Ni que un peluche con el nombre Fuffly me gane.
Le sonrío.
--Lo superarás.
Me sonríe y me toma de la mano, jalándome hacia en frente mientras me dice:
--Venga, es hora de que comas algo que no te dejará olvidar esta noche nunca.
 Pero no necesito comer algo para no olvidar esta noche.
Sé que, en alguna parte dentro de mí, siempre estará presente.
 Cuando estamos sentados en una mesa de metal pintada de blanco, le digo:
--¿Y qué se supone que es esto?
Miro la cosa que parece pastel con nieve y crema de cacahuate. En verdad parece algo muy combinado.
--Es una especie de postre de muchos postres combinados.
Ah.
--¿Y qué se supone que tiene?
--Tú cómetelo.
--¡Dime!
Sonríe por milésima vez, y cada vez que lo hace me dan ganas de impulsarme hacia enfrente y echarme a sus brazos. Pero no sé porqué.
 Su sonrisa es radiante.
--Si me enfermo del estómago, va a ser tu culpa.
Sonríe.
 Y me doy cuenta de que siento curiosidad. Curiosidad por ver quién es en verdad. Qué hay detrás de sus sonrisas. Curiosidad por su lado oscuro y todas las cosas que ama y todas aquellas que odia.
--¿Qué sucede?--Pregunta--¿Hay algo en mi rostro?
Sacudo la cabeza.
En cambio, respondo:
--¿Cómo fueron tus años en Francia?
El se hecha a la boca una bocanada de no sé qué será y luego sonríe.y
--Te contestaré cuando pruebes eso.
Ruedo los ojos y me meto una cucharada en la boca.
¡Madre mía! ¡Es la cosa más dulce que he comido en toda mi vida! Y la más adictiva. Y con el aspecto más asqueroso.
Me meto más a la boca y casi olvido que él me debe una respuesta.
--Te dije que lo amarías.
Sonrío sin mostrar los dientes porque tengo la boca llena.
--Respondeme rápido, o me pierdo en mi embutido este--Digo, cuando trago esa cosa.
--Estuvieron bien.
Lo miro.
--¿Sólo bien? ¡Estuviste en Europa! ¡Tiene que haber estado más que bien!
Se encogió de hombros.
--El último año no fue el mejor, que digamos.
--¿Y eso? ¿Tu novia te tronó?--Digo, bromeando.
Pero se atraganta con su embutido y me mira de reojo.
Di al blanco.
--Ah... Eh... Lo siento.
El niega con un movimiento de mano y se limpia la boca con una servilleta.
--No, está bien.
Miro el embutido. Lo miro a él unos instantes y luego miro el embutido y me lo meto a la boca con esperanza de perderme en el sabor.
Pero no.
--Fueron años solitarios--Dice--Me concentré mucho en ella. Di mucho, mucho más de lo que se debe dar.
 Lo miro. Su sonrisa ya no está.
Y ya no ver esa sonrisa hace que algo dentro de mí muera.
--No puedo decirte cosas como "Lo superarás", o algo así, porque en verdad no lo sé. Y no soy del tipo de personas que mienten... La mayoría del tiempo, pero sí creo en que las cosas pasan porque tienen que pasar... Y ahora me tengo que detener porque se está poniendo muy cursi.
 Me atraganto con mi embutido.
El sonríe. Me sonríe. Y la luz dentro de sus ojos cobra vida. Es como un fuego que no puede dejar de brillar.
--No eres nada cursi, créeme.
Río.
--Que bueno.
--¿Y qué me dices tú de tu novio que no es tu novio?
Miro fijamente me embutido.
--No entiendo como vienes a arruinarme la noche recordándomelo.
Hace una mueca.
--Bueno, te conté de Clea, ¿No?
--¿Quién demonios es Cle...? Ah,sí, tu...
Iba a decir "Novia", pero una punzada en el estómago me lo impide.
--Bueno--Digo--Estoy bien. No me ha dado lata en los últimos dias. A lo mejor ya se cansó.
Entrecierra los ojos.
--Si te está acosando, bien sabes que puedes llamar a la policía... O yo podría romperle la cara.
Lo que ha dicho me gusta. Me gusta mucho. Vaya que sí.
 Pero no entiendo desde cuando acá.
--Tú no le vas a romper la cara a nadie--Digo.
El se encoje de hombros.
--Quién sabe. Ya veremos.
Me hecho a reír y me meto ese embutido de nuevo a la boca. ¡Madre mía, no me cansaré de esto!
Y, cuando me lo pregunta, casi me atraganto:
--¿Qué me cuentas de tu padre?
Toso un par de veces.
--¿Que yo qué?
--De tu padre--Hace una pausa--¿Estás bien?
"No, no lo estoy"
--Sí. Bien.
--¿Te  había dicho que eres muy mala mintiendo?
Levanto la cabeza hacia el suelo.
--Más o menos.
Cuando bajo la cabeza, me sonríe.
Y sé que puedo contarle lo que se me pegue en gana. Y estará a salvo.
Sin embargo, estoy nerviosa, y miro al cielo.
--He vivido con mi mamá desde hace... No sé... Tal vez tenía nueve años.
--¿Padres divorciados?
--Más o menos.
Levanta una ceja.
--¿Más o menos?
Me encojo de hombros.
--No fue esa la razón por la cuál yo y mi mamá nos quedamos solas.
 Golpea ligeramente la cuchara contra sus labios.
--¿Se consiguió a alguien más?
Respiro hondo.
"Mantén la calma". "Mantén la calma".
--Te estoy diciendo muchas cosas sobre mí, pero tú no me estás diciendo nada.
Se encoge de hombros.
--De acuerdo. Nací aquí... Y cuando Ellie tenía catorce años, nos mudamos a Montana. Tres meses después nos mudamos a Europa, dos meses después, a Pensilvania, y luego de vuelta a Europa.
 Parpadeo.
--Wow. ¿Y porqué?
Su mirada tiene algo ahora que ya he hecho la pregunta. No son cálidos, como antes, ahora hay un pánico en ellos. Algo distante y frío.
Pero entonces parpadeo y se encoje de hombros, recuperando quién suele ser.
Quién yo conozco.
--Cosas. En verdad, nada interesante.
Sé que no debo de preguntar más. Sé que es un terreno peligroso. Es como si tuviera un letrero fosforescente con letras enormes en su cabeza. "No vayas por este camino".
 Así que sigo el consejo del letrero Fosforescente.
----Digo poco después--Consiguió a alguien más.
Él me mira. Sé que mañana me arrepentiré de haber dicho esto. Pero bueno.
 Me doy cuenta de que su mirada no transmite pena hacia mí.
Y me quedo con la boca abierta.
  Que mi padre me haya abandonado es algo que he dicho a Luce y a Noel. Y es porque confío en ellos. Porque por más que los trate mal, ellos me perdonan. No me abandonan. Y es que en verdad me quieren y han compartido su vida entera conmigo, y cuando preguntaron disimuladamente por mi padre, yo quise intercambiar el gesto siendo honesta. Pero me arrepentí al minuto. No es porque me fueran a traicionar diciéndolo o algo así, si no por la mirada de pena en su rostro. Y es que sus padres siguen juntos.
Ellos no supieron que decir. No supieron cómo actuar. Así que lo que hicieron fue hacer como que nada había pasado. Como si no hubieran sentido pena por mí. Y en verdad se lo agradecí.
 Odio que las personas me miren con pena.
--Entiendo--Dice Lucas.
Te juro que sí me quedo con la boca abierta. Casi toca el piso.
Me pregunto cuantas cosas más le puedo contar sin la mirada de pena.
Y abro mi boca antes de poder controlarlo.
--Es él quién ha estado envíandome todas esas cartas. Todos esos mensajes.--Me encojo de hombros--No  estoy segura de cómo controlarlo.
  No hay ni pizca de pena en su cara cuando me mira. Hay sorpresa.
Me detengo a pensar qué demonios he dicho. La razón del porqué. Pero cuando lo miro de nuevo, sé que era porque quería comprobar mis sospechas. Lo que en parte me daba miedo descubrir. Y, al final,  eran ciertas:
 Él es especial.
--¿Entonces no es ningún novio?
Miro al cielo. Me doy cuenta de que suelo hacerlo cuando no sé cómo contestar, o cómo no sé como controlar la situación. Entrecierro los ojos.
¿Y ahora qué le digo?
--No.
Sigo con la vista en el cielo porque no sé cómo mirarlo a los ojos. Me da verguenza...
--Ahora lo entiendo--Dice.
"¿Qué ha dicho?"
Lo miro inmediatamente.
--¿Qué has dicho?
Lo he dicho en voz alta. Es demaciado tarde para tetirarlo.
Pero me he dado cuenta de que sí que quiero escuchar lo que tiene que decir.
--Cuando dijiste... Dijiste que te había abandonado.
Miro por detrás de  hombro. Veo en mi cabeza la vez que lloré sobre su pecho, y me da mucha verguenza. No puedo mirarlo a los ojos.
--...Dijiste...--Prosigue--Dijiste que que no podías ir con él de regreso... Y es por eso, ¿No? Porque te abandonó. No lo perdonas.
 Dejo el embutido en la mesa y me retuerzo las manos.
--No es eso--Murmuro--Es por la manera en la que me trataba. Es por todo lo que sentía... Y luego se fue.
"Se fue con su otra hija. Una hija que es mejor que yo. Alguien a quién quiere más. Alguién a quién sí llevó a  un parque y la columpió", agrego para mi misma.
--Dijiste que te reemplazó.
Lo miro a los ojos. Nada de pena. Nada de nada. Me está mirándo fijamente.
--No quiero hablar de eso.
Gira la cabeza al lado, con curiosidad.
--¿Porqué decides contarmelo esta noche? Sé honesta.
Miro al cielo de nuevo. Miro mis manos.
--Sentí que podía confiar en tí... Lo siento.
Juro que casi me derrito cuando pasa su mano por mi mejilla para atrapar un mechón rubio que se ha puesto en medio de mi rostro. Lo pone detrás de mi oreja.
--No lo sientes. No lo sientas.
Cuando lo miro de nuevo, veo que sonríe.
 Y me quedo cautivada.
Él me jala la mano y me arrastra hasta un lago artificial en el otro lado del parque. Me señala hacia el cielo y murmura:
--Mira.
Y miro. Primero no sé qué ver. Quiero decir, el cielo es azul y estrellado. Suele ser así. No hay mucho nuevo. Estoy a punto de voltearme hacia él y preguntarle qué se supone que tengo que ver, cuando empieza.
 Tiras doradas recorren el cielo azul oscuro muy rápido y luego explotan en la ocuridad.
Se desvanecen unos segundos después como pequeñas estrellas en el cielo, cada vez más chiquitas. Y luego caen y se desvanecen del todo para que después una nueva tira dorada salga disparada en el cielo.
 Fuegos Artificiales.
--Es realmente lo que quería que vieras--Susurra en mi oído.
Me da un escalofrío.
Me gusta. Me gusta esto. Sonrío.
--Muy lindo.--Volteo la cabeza para mirarlo, ya que está detrás de mi--Gracias.
Sonríe.
Suspiro.
Es como si un montón de chispas saltaran dentro de mí. Como un fuego artificial dorado en mi estómago, como los del cielo.
--Es muy fácil estar contigo, Lena.
Levanto una ceja.
--¿Seguro?
Recuerdo cuando lloré sobre él de nuevo. No, no creo que sea fácil estar conmigo.
--Sí. Seguro.
Miro el cielo estrellado de chispas doradas que se desvanecen y luego otra tira dorada sale volando en la oscuridad.
Me doy cuenta de que aún tengo su mano en la mía, pero finjo que no me he dado cuenta.
--Sí. También es muy fácil estar contigo.
Me aprieta la mano.
Yo sé lo que en verdad significa esa frase. Puedo darme cuenta... Y es que yo siento lo mismo:
 "Es muy fácil hacer que me gustes"



-Sthep Stronger.
 Para mi amiga Dianita la Enfadosita, que me estuvo pidiendo los capítulos.
 Te quiero <3

Mine, capítulo 25.


Mine, capítulo 25. "Intácto"

--Te juro que lo vi en alguna serie y es ilegal--Murmuro.
Sara se voltea hacia mí en la oscuridad.
--¡Chist! Puede que siga por aquí.
Volteo los ojos.
--Sara, tú misma la viste marcharse a vete tú a saber dónde. Tal vez fue a ver otros bebés con cara linda para tener de dónde aferrarse por si su bebé sale feo, ya sabes, para operarle la cara. Y el bebé nunca se dará cuenta de que nació siendo feo, pero eso no lo hace menos desgraciado: ¡Tiene los genes de Laura en todo su cuerpo! Te juro que yo consideraría seriamente hacer algo al respecto, como tomarme un montón de pastillas o...
--¡Cállate! Ya, ya entendí. Ayúdame y sostén bien esa linterna.
Alzo la linterna para que ella pueda pasar el pasador de cabello por la avertura y así abrir la puerta  de la habitación de Laura.
--¿Sabes?--Murmuro--Cuando te dije que esta aburrida, no fue cómo si te dijera "¡Hey, Sara! ¿Sabes qué? ¡Hay que ir a husmear en la habitación de Laura para ver si encontramos los papeles en los que conste que sí esté embarazada y no esté mintiendo, porque te juro que aún no me lo puedo creer! ¡Y de paso hay que esperar una media hora ocupadas en abrir la bendita puerta! ¿No suena divertido?".
 Ella deja de forcejear con el pasador y me mira.
--Sabes que te amo, Lena, pero a veces parece que me pides a gritos que te aviente por una ventana.
--No entiendo cómo eres psicóloga.
--Las psicólogas también tienen derecho a perder los estribos en algún momento.
Asiento.
--El embarazo es muy fuerte para tí, ¿No? Quiero decir, ya lo sabía, fue lamentable para todos, quiero decir; ¿Laura criando a un ser vivo? Que desastre. Pero imagino que es muy grave para tí, porque, ya sabes, todo este tiempo he estado intentando hacerte perder lo estribos por una vez en tu vida y hasta ahora te veo de esa manera..., si dejamos atrás esa vez en la que emborrachaste hasta el cuello y prácticamente arrastraste a Luce junto contigo al Lado Oscuro....
 --¿Nunca te había dicho que no te para la boca?
Paso la lengua por mi labios y sonrío.
--No recuerdo muy bien.
Ella vuelve a poner el pasador en la cerradura.
--No puedo creer que ella esté embarazada. ¡El niño se caerá de la cama! Ni siquiera creo que ella pueda darle la leche materna. ¡Y es tan jóven...! Espera, ¿Dices que has intentado hacerme perder los estribos antes?
Deja de forcejear con la cerradura.
--Sip. ¿Porqué crees que soy tan enfadosa?
Sacude la cabeza, confundida.
--Porque tú eres así.
Ladeo la cabeza.
--Sí, bueno, es verdad, pero...¡Era tan divertido intentarlo! Te juro que me quebraba la cabeza pensando.
Sonrío.
--Eres malvada--Murmura.
--¡Gracias! Justo ayer estaba pensando en  mis planes diabólicos para, ya sabes, dominar el mundo y todo eso.
Sonríe y sacude la cabeza forzándo el pasador.
--¡Esta cosa...! ¡No sirve!
--A tus paso nos tomará hasta mañana abrir esto. ¡Regresarán pronto, tu mamá  y Laura!
--¡Ya lo sé! ¡No me presiones!
--¡Es que nada funciona sin presión!
Ella se vuelve para mirarme, o mejor dicho, para pulverisarme con la mirada, y yo le doy la linterna para quitarle el broche.
--Tú sostén esto y yo abriré la puerta.
Ella no dice nada, pero tiene los labio apretados.
Sara suelta una carcajada burlona cuando no puedo abrir la puerta con su pasador. Después de cinco minutos, en un arranque de enojo, golpeo la puerta. Pongo la mano en la perilla para poyarme y me levanto, pero me sorprendo cuando la perilla se resvala en mis manos.
 La miro fijamente. Pongo una mano encima. La hago girar.
Y abre.
Miro a Sara.
--Eres una inútil.


--Búsca bien.
--Es enserio, Sara, me siento cómo si fuera ilegal.
--No desacomodes nada, porque si Laura se entera, hará que parezca como algo ilegal.
--Estoy casi segura de que sí lo es.
Ella sacude la cabeza.
--Ya te dije.
Me muevo por el escritorio. Está ordenado, como es de esperar de Laura. De hecho todo su cuarto está tan horriblemente ordenado que me dan ganas de... no sé, saltar en la cama o desordenar un poco su armario y dejar la puerta abierta, algo así. Me da cosa verlo todo tan limpio.
 Por supuesto que mi cuarto nunca ha lucido así.
--¿Dónde crees que Laura guarda sus cosas?
Ella se encoge de hombros.
--No entiendo la mayoría de lo que está en su cabeza.
--Es cierto. Es como intentar que un cerdo diga el futuro.
Agita la cabeza.
--No entiendo cómo me caes bien.--Dice.
Sonríe.
--No puedes evitarlo.
Mi celular suena con un timbrazo antes de que Sara pueda decir nada, y atiendo a mi celular antes que a Sara. Tengo un ligera idea acerca de quién es el mensaje.
 Pero estoy equivocada.
Es de Lucas:
"Hola, ¿Ocupada?"
 Un calor inexplicable crece dentro de mí y de alguna manera las comisuras de mis labios se levantan hacia arriba.
Y respondo mientras Sara suelta algo como "Es una mentirosa, tal vez ni siquiera está embarazada".
"No exactamente. Estoy en "Plan imposible" con Sara".
Un minuto después, pone:
"¿?"
Tecleo de nuevo la letras y me siento en la cama.
Un almohadazo me derriba y caigo sobre los cogines.
--¿Pero qué te pasa, salvaje? ¿Quieres matarme?--Le suelto a Sara.
Ella deja la almohada de nuevo por ahí y niega con la cabeza.
--Dejarás arrugas en la cama. ¿Es que no conoces a Laura? Ella se da cuenta incluso si algo cambia dentro de mi antiguo cuarto.
 Ruedo los ojos.
--Cállate, exagerada.
--Estoy hablándo enserio.
Envío el mensaje:
 "Nada. ¿Qué cuentas?"
Cuando me quedo ahí acostada y pongo el celular en mi vientre y miro al techo, Sara deja de buscar y se pone enseguida de mí.
--¿A quién mensajeas?
--A un amigo.
--¿Enserio? Se te nota muy feliz.
Ruedo los ojos... ¿En verdad se me nota?
Siento mi mejillas ardiendo.
Ella abre mucho los ojos.
--¿Estás ruborizandote?
Me levanto como un rayo y me miro en el espejo de cuerpo completo de Laura.
--No, no. ¿A qué te refieres? ¡No estoy ruborizándome!
Sara está riendo. Muy alto.
--Díos mío santo. ¡Estás roja! Dime, ¿Quién es? ¿Es guapo? ¿Es especial? ¿Cómo se llama?
--Lo dices como si me gustara.
--¡Logró que te pusieras roja! ¡Es el primero! ¡Por supuesto que te gusta, otra cosa es que tú no quieras aceptarlo!
Sacudo la cabeza.
--Que no.
--¡Eso es lo que tú dices!
Niego mientras la cara de Lucas aparece en mi rostro y algo en mi estómago se remueve. Algo dentro de mi pecho estalla y me hace querer sonreír de por vida. Es tan fuerte que me hace querer saltar a todos lados.
 Pero no sé qué es.
Que cosa tan más extraña.
Y me da escalofríos una emoción así. Da miedo. Pero me gusta.
Me gusta mucho.
Palpo mi celular, esperándo a que me llegue el mensaje de Lucas. ¿Porqué no me llega? ¿Olvidó su celular? ¿Que estará pasándo por su mente en estos momentos?
 Entonces siento un alivio en mi pecho cuando el celular empieza a sonar y a vibrar que casi duele.
"¿Tienes libre esta tarde, por las cinco?"
Esa misma emoción se retuerce en mi estómago y me hace querer saltar en la cama de Laura.
"Sí, claro. ¿Qué tienes planeado?"
Río cuando veo que el siguiente mensaje hay una carita sonriente:
 " :) Genial. Estaba planeando hacer algo por tí, ya sabes, por haberme ayudado. Prometo que será divertido".
 Saco algunas carcajadas.
"Más vale :)".
--Díos mío santo, es serio--Dice Sara.--¡Estás sonriendo! ¡Deberías ver tu rostro, cariño!
--Es sólo que me causa gracia, ¿De acuerdo?
Se encoge de hombros al mismo tiempo cuando el mensaje me llega.
--Tal vez. Pero te dije que la vez que te enamoraras, te lo arrojaría a la cara.
--Cosa que aún no ha pasado.
Ella se vuelve a encoger de hombros y yo desvío la vista para mirar mi celular.
"¿Te recojo en tu casa, verdad?".
"No estoy ahí. Me pasé el sábado entero con Sara. Eso significa que me ha vuelto loca"
"¿Más de lo qué ya estás? :)"
"Sorprendentemente", contesto.
"De acuerdo, te veré dentro de dos horas, pues".
   Dejo el teléfono de nuevo en mi vientre y sonrío sin pensármelo dos veces.
--¿Saldrás esta noche?--Pregunta Sara.
--¿Y tú cómo sabes eso?
--Lo puedo ver en tu mirada. No es la primera vez que veo algo así. ¿A dónde irás? Deja eso, la pregunta del millón es: ¿Con quién?
--Estás bien chiflada si tú crees que te lo diré. Pero bien perdida.
Ella sacude su cabeza.
--Está bien. Terminarás viniendo hacia mí de cualquier modo.
Ruedo los ojos. Es mi actividad favorita, a parte de molestar a las personas, claro.
--Si, claro, justo después de casarme en Puerto Rico--Digo con sarcásmo.
Ella levanta una ceja rubia con burla.
--¿Planeas casarte? ¡No me habías dicho, lo tenías bien escondidito! Dime, ¿Quién es el pobre desdichado?
Le lanzo un almohada desde el otro lado de la habitación y ella ríe, pero todo eso termina como en un segundo, cuando escuchámos el sonido de carro en la entrada.
--¡La almohada! ¡La almohada!--Dice Sara, parádose de la silla y llendo hacia la puerta.--¡Y que no se te olvide tu celular!
 Lo tomo muy fuerte y salgo pitando de la  habitación a velocidad luz, mientras Sara me empuja y deja todo como si nunca hubiera pasado nada. Todo permaneciendo aparentemente intácto.
 Pero algo dentro de mí no ha quedado intácto en absoluto, al contrario: Estalla contra mi pecho y me hace sonreír, y por un segundo, soy muy feliz en el interior.


--Sthep Stronger.

Mine, capítulo 24.



Mine, capítulo 24. "Invitación".

--¿Quieres dejar de evitarme?
Es Lucas. Me alcanza en el pasillo y me toma el brazo, haciéndome frenar y atrayéndome hacia él. Me suelto de un jalón.
--No estoy evitándote.
Mentira. Mentira. Mentira.
 He estado evitándolo desde que salí de su casa. Él me había abrazado hace tres días, en ese momento, cuando yo tenía el control fuera de mis manos y me dejó manchar su camisa con un montón de lágrimas. Mías. Desde que me separé de sus brazos y salí por la puerta de su casa, mirárlo a la cara ha sido la cosa más difícil que he hecho. Me da mucha pena. Así que he optado por evitárlo, ya sabes, cambiar de dirección cuando lo veo en un pasillo, evitar las miradas que me lanza, huir hacia Luce cuándo él quería decirme algo.
--¿Ah, no?
--No.
Levanta una ceja. Incluso con esa cara de una mezcla de ironía e irritación, se ve guapo.
Se ve muy guapo. ¡Diablos! ¡Se ve tan guapo!
Sacudo la cabeza para sacarme la idea de la cabeza.
--¡Bien!--Dice--Que bueno, así no podrás rechazar mi invitación.
Lo miro fijamente.
 Está asquerosamente guapo.
Como lo odio.
--¿Pero de qué me estás hablándo? ¿Qué invitación?
--La que estoy a punto de hacerte.
Y sonríe.
Y es como si me encandilara.Me quedo sin palabras, sin aliento. Las luces se vuelve locas y mi mente empieza a girar hacia todas partes, siempre deteniéndose en él. Siempre teniéndolo como punto de atención. Y me pierdo dentro de sus ojos. Mi corazón empieza a latir muy fuerte, lo siento dentro de mi pecho.
Y me aterroriza al momento en que me siento enganchada.
 Y es cuando sé que tengo que largárme.
Me doy la vuelta para desaparecer, pero me toma del brazo.
--¿Ves? ¡No haces otra cosa que alejarte!
"¿Y qué se supone que tengo que hacer? ¿Quedarme aquí para ver cómo me haces sentir vete tu a saber qué? ¡No, gracias!"
--Tengo que ir al baño, genio--Le digo, irónica.
Voltea los ojos.
--No eres ni la mitad de buena mentirosa de lo que crees.
"¿Qué?".
Levanto mi dedo índice y le apunto la cara.
--Escucha, cariño--Digo, soltándo la voz empalagosa--He mentido toda mi vida. No recuerdo cuántos días tiene el año, pero todos ellos, he soltado una mentira. Y han sido fabulosas. Las mejores mentiras que has oído. ¡Deberían darme un Oscar! Y no sabes la facilidad que tengo. Así que te callas, cariño.
 Sus mejillas están estiradas, como intentando no reír.
--¿No sabes cuantos días tiene el año? Tienes que cursar la primaria de nuevo... cariño.
Entrecierro los ojos y lo miro fijamente.
Y el me mira fijamente.
--¿Tengo algo en la cara?
--Sí. Tienes un feo rostro. ¿Sabes que hay operaciones para hacerte lucir lindo? Deberías saberlo.
Levanta una ceja.
--Bueno, debes de ser una experta, ¿No? Dime, ¿cuándo fue la última vez que te movieron la nariz?
"Maldito".
Me quedo callada porque no sé qué responderle. ¡Nunca me he operado la nariz!
--Por alguna razón no tienes novia--Murmuro.
El pasa la mano por su rostro.
--¿Ves esto? Es el sueño de cada chica.
¡Ja!
--Pues no eres ni la mitad de guapo de lo que te crees, cariño.
Sonríe. Y algo se mueve en mi estómago.
--¿Segura?
Y se inclina hacia mí, haciendo que su rostro esté a centímetros del mío. Sus labios casi rozan lo míos... Abro bien los ojos, espantada, y me doy media vuelta.
 Pero me tiene agarrada del brazo.
¿Cómo no me di cuenta?
--Tranquilízate, Lena. Sólo estaba jugando contigo.
Ya no tiene esa expresión de presumido. Tiene la misma expresión en su rostro de chico lindo con que lo conocí.
 Y no quiero marcharme. Así que me quedo.
--Eres un presumido.
Me suelta del brazo y ríe por lo bajo. Alza la mano para ponerme un mechón de pelo que se me ha escapado de la coleta detrás de mi oreja.
--Y tú eres como una piedra en mi zapato.
Río.
--Eres como Sara.
--¿Como Sara?
Asiento.
--No importa cuántas veces la molesto, no puede evitar amárme--Suelto, con aires de grandeza.
--¡Mira quién es la presumida ahora!
Asiento mientras reímos.
--Eres muy bipolar, ¿Lo sabías?
--Sí. Luce y Sara suelen decirlo seguido.
Sonríe un poco.
--¿Aceptarás mi invitación?
--¿Te refieres a la que no me has hecho? Espera, invitación... ¿Qué celebramos?
 Por favor, que no diga una cita, por favor, que no diga una cita, por favor, que no diga, porfavorporfavorporfavorporfavorporfavorporfavorporfavorporfavor..........
--Ah, sí. Quería agradecerte porque me ayudaste cuando estaba algo borracho.
Levanto una ceja.
--¿Algo borracho? ¿Quieres que te diga todo lo que dijiste?
"Dijiste que era muy guapa".
Se me hace un nudo en la garganta y me pregunto porqué dije eso.
Por favor, que me diga que no.
--Recuerdo varias cosas de las que te dije.
Parece avergonzado.
--Espero que no vuelvas a repetirlas.
Ríe.
--¿Aceptarás? Iremos a cualquier sitio que quieras.
Suena como una cita.
¿Es una cita?
El timbre suena. ¡Aleluya!!!!
--No lo sé. Veremos.
Sonrío y me doy la vuelta para ir a clases.
 Estoy tan concentrada en el hormigueo que sentí cuandos sus labios casi tocaban los míos, que pasa más del tiempo que debería en darme cuenta de que Luce y Ellie están sentadas a poca distancia en una banca, Luce comiéndo palomitas, viéndome directamente.
 Dios mío.
Cuando avanzo hacia ellas, Ellie me salta encima.
--¿Te invitó a salir? ¿Te invitó a salir?
Me la quedo mirándo.
--No exactamente.
Luce sacude la cabeza.
--¿Le dijiste que no lo sabías, verdad? ¿Lo hiciste o aceptaste?
Parpadeo unos segudos.
--¿Cómo sabes que le dije eso?--Le pregunto a Luce.
Ella se dirige a Ellie y suelta un "¡JA!".
--Lo dejó en duda, no le dijo que sí. ¡Te dije que no aceptaría tan fácil! Dame esos cinco dólares.

-Sthep Stronger.

viernes, 1 de junio de 2012

¡Sorteo Internacional Trilogías!!!


Me enteré de que en La libelula Del Guardían hay un sorteo para ganar una de las trilogías, Los Juegos Del Hambre, o La trilogía Rubi, Moore (No sé cual es) y Hush Hush.


                                                           Photobucketí

Y el concurso finaliza hoy, así que si no vez esto hoy, ya valiste.
 Denle Click aqui:
 http://recolectordealmasagalalibelula.blogspot.mx/2012/05/resultados-del-concurso-sorteo-casi-300.html

¡Y que la suerte esté siempre de tu lado!

--Sthep Stronger.

¡Sorteo Internacional!

De acuerdo, me encanta hacer entradas de sorteos. Además, quiero ganar un concurso XD.

Bueno, hay un sorteo que cierra el 3 de Junio en Eternamente Entre Tinieblas.

                                                             

Internacional (...Creo yo...) Así que...! Entra. Dale click aquí:

http://eternamente-en-tiniebla.blogspot.mx/2012/05/aviso-sobre-el-concurso-del-blog.html
Suerte y...

--Sthep Stronger.