martes, 24 de abril de 2012

Mine, capítulo 18.


Mine, capítulo 18. "Cuatro lineas".
--¿Entonces?--Insiste Luce.
 Ellie entrecierra los ojos y mira al chico de dos mesas frente a nosotros.
Sacude la cabeza.
--Tiene cara linda.
Sonrío y me meto una cucharada de nieve de chocolate a la boca.
--¿Pero?--Presiona Luce.
--Es muy debilucho y estoy segura de que soy más alta que él. ¡No, gracias!
 Pongo los ojos en blanco.
Luce pide mi opinión.
--Está normalito.
Ella suspira mientras Ellie se limpia el helado de vainilla que ha caido en su uniforme. Somos las únicas en el Centro Comercial que llevamos uniforme, eso hace que algunas personas nos miren unos segundos. Las personas se fijan en cada insignificante detalle. Cada cosa que nos hace ser diferentes al resto.
--Se ve lindo--Dice Luce.
--¿Porqué hablamos de esto?--Comienzo.
--Creo que eres la primera chica que conozco que no le gusta viborear--Menciona Ellie--El resto de nosotras desperdiciamos nuestro tiempo viboreando a las personas, somos despreciables. ¿Qué haces tú en tu tiempo libre?
Sonrío.
--Molesto a Sara. O a Noel. O a Luce. Siempre tengo muchas opciones.
 Ellie mira a Luce.
--Deberíamos aprender a hacer otra cosa que viborear, como molestar, por ejemplo. Espera, ¿No vendría siendo lo mismo?
 Entonces he perdido el ritmo de la conversación, así que saco uno nuevo.
--¿Quién sabe porqué el día de ayer tuvimos compañía?
 Saben a lo que me refiero.
Luce me mira y se encoge de hombros.
--Lucas llegó con los grandotes diciéndo Hola. ¿Qué más podíamos hacer? Le seguimos la conversación.
--Creo que intenta integrarse--Dice Ellie.
--¿Entonces diremos que sí a cualquiera que se venga diciendo Hola?
 Ellie entrecierra los ojos y me lanza la servilleta.
--Deja de ser tan antisocial. Es mi hermano, Lena.
--¡Ya lo sé!--Me defiendo--Es... No tengo problemas con Lucas, en verdad, pero, ¿sus amigos? ¿No les preocupa que sean como Ian? ¿Vamos a aceptar a tipos como Ian?
--Lucas ya se ha deshecho de las malas influencias--Dice Ellie.
--
Seguro que sí--Contesto--Es sólo que tenemos que pensar a la próxima que dejemos entrar a alguien, ¿De acuerdo?
 Ellie asiente mientras se mete la nieve a la boca. Luce, mientras se manosea la trenza.


--¿Porqué yo?--Replico.
Me doy vueltas en la silla. No fue ni hace media hora que llegué a casa y ahora me están pidiendo que vaya a no sé donde.
--No seas egoísta--Responde Sara--Vamos, ve por mí. Pídele el coche a tu mamá, ve y pide las invitaciones de Laura.
Mamá llega a la cocina conmigo, me sonríe y se sienta en frente de mí. Empieza a ver el correo.
--¡Está bien, está bien!--Digo--Pero, conste, que si me multan, ¡Tú lo pagas!
--Ya, vete, cierran en media hora.
Suspiro y cuelgo.
--Hay algo para tí--Dice mamá.
--¿Qué cosa?
--Una carta.
Ella tiende la mano y me la da.
 No  necesito saber de quién es.
Lo sé antes de verla.
La miro durante unos segundos y luego miro a mamá. Le sonrío de la manera más forzada.
Subo las escaleras como puedo. El alma se me ha caído a los pies. De repente me quedo sin fuerzas para subir.
 ¿Cómo está pasándome esto?
Levanto un pie. Después otro, y ese detrás del otro para subir las escaleras. Tengo que huir de la cocina.
¿Cómo puedo sentir este malestar con una carta?
 Un pie arriba. Quedan quince escalones. Tengo que alejarme.
¿Cómo es que él no se ha rendido?
Sube. Sube. Sube. Sube. Vete.
¿Cómo es que me está haciendo esto?
Un par de escalones más. Casi llego.
¿Cómo es que puede herirme de esta manera?
 Ocho escalones. Necesito huir.
¿Porqué quiere herirme de esta manera?
Siete.
¿Porqué?
Me agacho y avanzo gateando. No tengo fuerzas para subir.
 Un par de cartas en estos últimos años. ¿De qué me sirven? No llamadas, no nada. Sólo cartas huecas.
 Tres escalones.
Salgo gateando hacia mi habitación.
Cierro la puerta.
 Me arrastro hacia debajo de mi cama y saco la caja de zapatos morada. Ahí tengo las cartas.
 Cuando me abandonó, recibía un par de cartas por mes, nunca pasaban de tres. En ese tiempo no sabía qué esperar, pero la leía. En la primera habló de que había reconocido a un compañero de la universidad, que era mi maestro en ese entonces. Dijo que estaría al pendiente de cómo estaba académicamente. Luego puso un "Saludos". La carta terminó.
 Y fueron sólo cuatro lineas.
Cuatro lineas.
No hubo ningún "Te quiero". Ningún "Te extraño". Fueron cuatro lineas.
 La segunda fue peor: Era una carta de seis lineas, regañándome por el siete que me había sacado en matemáticas. Ni siquiera esta vez terminó con un "Saludos", terminó con un "Mejora".
 No me decidí si la tercera era buena o mala: Él había comenzado con un "Querida Lena", y luego había hablado sobre Navidad. Dijo que no podría ir ese año por su trabajo. Dijo que probablemente me vería en agosto. Aunque yo pude leer entre las lineas: No voy a encontrarme con tu madre. Terminó con un "Mucho Amor".
 La del mes siguiente era acerca de algo que se suponía que tenía que hacer (Según él) y no lo hice. En verdad no puedo recordar que fue. No tuve el valor de seguir.
 Las cartas están ahí, en esa caja.
Los próximos años recibí tres por mes. Nunca tuve el valor de leerlas. Quiero decir, lo intentaba, las abría, vagaba los ojos por las lineas, pero no podía concentrarme. No quería. Centraba la vista en un punto dónde no había letras. No quería enfrentarme a ello.
 No sabía cómo.
 No sabía como leer una carta dónde dijera lo mala que era. Lo decepcionado que estaba de mí. Era mucho.
 No sabía como controlarlo. Me sacaba se quicio. Me ponía nerviosa. Los sollozos se escapaban de mi pecho. No podía evitar sentir la histéria que recorría mi cuerpo.
 Estaba fuera de control.
 Ahora tengo la carta en mi mano. Ahí está. Está su nombre, el mío. Números. Direcciones. No puedo abrirla.
 Cierro los ojos y meto la mano en la caja. Saco una carta, la observo. Me pregunto qué dirá. No quiero saberlo. Miro las cartas más recientes. Ni siquiera están abiertas.
Miro la carta en mi mano.
No puedo. No ahora.
Me pregunto cómo es que hace unas horas era una chica normal, riéndo de cosas normales, con chicas normales, y después... En el piso. Llorando. Con una carta. Recordándo. En un estado despreciable.
 La cosa sería mejor si de repente llegara un metiorito y me atinara en la cabezota.
Sí, dejaría de chillar tanto.
Me dejo caer en el suelo exclusivamente para lamentar mi miseria. Pasa media hora para decidir que tengo que moverme.
 Me levanto, me pongo mi maquillaje, deslizo la carta en mi bolso y salgo de ahí con el peso del mundo sobre mis hombros.

--Sthep Stronger.

jueves, 19 de abril de 2012

Mine, capítulo 17.


Mine, capítulo 17. "Una mentira en esa boca".

--Dios. Tienes que repetir esa anécdota.
 Luce camina por el pasillo conmigo, tratando de meter su cuaderno de espiral a la mochila blanca con florecitas mientras camina. El resorte de espiral del cuaderno se le atora en la falda de cuadritos de la escuela. Batalla  un poco, pero al final me vuelve a mirar, expectante.
--¿Repetir el qué?--Digo yo--No pasó nada.
 Ella logra meter el cuaderno y me mira. Levanta una ceja.
--Ajá. Café, pastelillos, una conversación, risas, insultos... ¡Vamos, eso suena a cita, desde lejos!
 Ruedo los ojos.
Ni siquiera me hubiera tomado la molestia de decírselo si no hubiera sido por que ella tiene esa maña de preguntarme qué he hecho en el día.
--Los insultos no encajan nada bien en el concepto "Cita", Luce.
Ella avanza por el pasillo a paso ligero y alegre de un momento a otro.
--Ya lo sé, pero contigo, ese el concepto que tengo de "Cita".--Dice, con un tono alegre. Tan alegre que sólo le falta ronronear.
 Ruedo los ojos y miro el techo de ese color Amarillo-blanco-puré-de-patatas. ¿A quién se le ocurre pintar la escuela de un color tan feo?
--Me ofendería si no supiera que es verdad--Respondo.
Y es que tengo esa naturalidad de insultar a las personas...
--Oh, dios, Lena. ¡Admite que te gusta!
--No creo, sinceramente, que llegue el día en que llegue a decir semejante cosa. Además, apenas lo conozco.
--¡Pero si ha pasado cerca de un mes!
--Luce, no se puede amar a alguien  en un mes.
--¿Porqué no? Yo lo creo bastante posible.
 Ruedo los ojos, de nuevo.
--¡Es en verdad!--Dice ella--¿Nunca te hablé de mi vecina?
Frunzo el ceño.
--¿La que come esas galletas de perro en el jardín delantero?
Ella sacude la cabeza.
--¡No! Ella no. Yo hablo de  Markie Hart.
--Ah, ¿Tú vecina que creció en Canadá? ¿La ancianita? ¿Te deja llamarla por su nombre de pila? Mi vecina me grita hasta de lo que me voy a morir si la llamo por su nombre.
Luce ríe.
--Sí. No le gusta que le digan señora, dice que se siente más vieja de lo que es. Ella solía darnos galletas a mí y a Noel cuando éramos pequeños...
La corto antes de que se ponga a recordar viejos tiempos.
--Bueno, ¿Qué tiene ella?
Ella pone esa sonrisa de nuevo en su rostro.
--Pues que ella conoció a su marido cuando tenía catorce años, y desde entonces han estado juntos. Se casaron cuando tenían cerca de 18. En esos tiempos eso era válido.
--Y probablemente terminaron su relación un año después pero no se separaron porque el padre de ella lo tenía bien amenazadito.
 Y la verdad es que me pasé el día de ayer por la noche viendo películas, de esas películas que nunca veo.
--Por supuesto que no--Dice ella--Vivieron enamorados hasta que él murió. Markie en verdad no habla mucho de cuando murió, sólo cuenta cosas de cuando seguía vivo.
--¿Sigue contando esas historias?
--A veces. Yo y mamá vamos a tomar té allá por lo menos dos veces por semana.
Sonrío.
--Tomar té. ¡Mira que eres una niña buena!--Le digo con burla--Supongo que has aprendido a tomar cosas saludables y a ser responsable.
Luce se acerca a mí y me da un empujón con la cadera haciendo que me vaya de lado y me estampe contra los casilleros. Y lo hizo con toda la intención del mundo.
--¡Luce!
--¡Cállate!
Luce sonríe.
 Fue hace dos años cuando Luce había ido toda niña buena hacia mi casa en una noche de fiesta; Era el cumpleaños de la tía Kris y yo había invitado a Luce porque su mamá pasaría la noche con la compañía de su empleo (Que Luce odiaba)  y el idiota de Noel había decido asistir a un partido de Jockey con un idiota de su clase. Pues Luce me había llamado y me preguntó si quería ver películas y criticar a los protagonistas con ella en su casa. Pues no podía, y en vez de rechazarle y colgar, la invité a pasar la fiesta de Kris. Todo iba bien. La comida estaba buena (Espagueti y pizza, pollo rostizado y donas, la cosa que parecía pollo pero que sabía a pescado, pero estaba tan dura como un chicle y esa extraña gelatina color rojo fuerte) y estábamos tan bien hasta que José se pasó un poco de copas y cayó en las escaleras. En verdad no se hizo nada, pero no pude comprender cómo es que estaba tan borracho si no había visto ni vino ni cerveza.
  Pues resulta que la extraña gelatina color rojo fuerte que había en la mesa tenía alcohol. Sara había pensado que sería "Divertido" (Pensó que su madre tenía que divertirse un poco). Pues no resultó divertido.
  Laura entró en pánico cuando José se cayó y casi le da un infarto cuando supo que había tomado (También se preguntó de dónde había salido el alcohol). Sara intentó tranquilizar a Laura diciendole que se calmara, pero también estaba bebida y terminó perdiendo los nervios. Alan intentó calmar a Sara y terminaron dicutiendo. La tía Kris fue al jardín con mamá y con la tía Mel, hablándo de cosas como tips de belleza y lo duro que es criar a niños. Lo peor de todo (Para mí), es que Luce se había quedado en la mesa de la comida saboreando esa maldita gelatina. Era su primera experiencia con el alcohol y no le sentó bien del todo. Le sentó horrible. Ella se tambaleaba y tenía hipo, vomitaba cada dos por tres y gritaba que tenía un dolor de cabeza que le martillaba. Además decía incoherencias ("Bum, bum, bum... ¿Oyes eso, Lena? ¡Es la sangre contra mi cerebro! Bum, bum, bum"). No era su mejor momento. Pero era mi mejor amiga y le grité a Sara que limpiara el vomito que Luce había  provocado en toda la sala, porque todo era su culpa y yo llevé a Luce al baño a que terminara de expulsar la comida de dos días antes, por lo menos. Después la llevé al cuarto de Laura mientras ella me gritaba que había un explosión en su cabeza. Vomitó todo el cuarto. Desde entonces, a Laura no le cae tan bien.
--El punto--Me dice Luce, interrumpiendo mis pensamientos--Es que el amor todo lo puede.
--Tal vez--Admito.
Ella me mira, con una chispa en sus ojos.
--¿De verdad?
--¡Por supuesto que sí! Lo puede todo, sólo si estás completamente idiota al respecto.
La chispa se apaga. Rueda los ojos.
--¡Eres tan desagradable...!
--Tú me amas--Le contesto.
Ella sonríe, y sé que es un sí.
 Cuando llegamos a la banca de la fuente, donde estaban esperando Ellie y Noel, nos encontramos con una sorpresa: Lucas estaba ahí, pero no sólo, estaba con tipos con los que parecía llevarse bien. Y  eso no fue lo más raro: Ellie y Noel estaban en la conversación, y parecían llevarse de maravilla.
 Como si fueran conocidos de toda la vida.
Y es que Luce no era una antisocial, pero su hermano sí, y aunque ella se negara a admitirlo, lo amaba, así que nunca lo dejó andar por su cuenta. La primera semana de escuela se sentaban en una mesa solos e intercambiaban unas palabras y un par de chistes mientras al menos una de las amistades que Luce había hecho la saludaba desde otra mesa. Luego yo intercambié unas quejas de la clase con Noel junto con un par de insultos para nadie en particular. Él pensó que yo era graciosa y me invitó a su mesa junto con su hermana. El resto, es historia.
 Pero ahora verlo charlar abiertamente con Lucas y sus amigos grandotes probablemente del equipo de futbol, era la cosa más rara del mundo. Son tres chicos; Dos de pelo castaño y uno de pelo negro.
--¡Eh, Lena! ¡Por aquí!--Grita Noel.
 Lucas voltea en mi dirección.
 Sonríe.
Pero no sólo sonríe.
Me sonríe a mí. La sonrisa más segura y más tierna que he visto.
Que cosa tan más rara.
Sus amigotes le dan golpes juguetones en la cabeza y el hombro mientras yo me voy a sentar en frente.. El se los quita de encima.
 Le sonrío amablemente. Él voltea hacia uno de sus amigos cuando él le dice algo a Ellie, un cumplido. Luce me da un codazo con intención.
--Que linda sonrisa.--Musita.--Incluso una mentira se vería bien con esa boca.
 Sacudo la cabeza y sonrío, pero no porque piense que es ridicula.
Lucas me mira de nuevo, con la misma sonrisa.
No, definitivamente no es porque piense que es ridícula.
 Es porque pienso que tiene razón.

--Sthep Stronger.

miércoles, 18 de abril de 2012

Mine, capítulo 16.


Mine, capitulo 16. "Sabelotodo".
--Entonces...--Murmuro.
 El sol es agradable a estas horas, por eso decidimos sentarnos en una de las mesitas de café blancas de afuera.
--Puedes creerlo--Dice Lucas, después de que yo ahogara una exclamación cuando terminó de contarmelo.
Él se recarga en su silla y me sonríe. Picotea con el tenedor la tarta de hojaldre que pidió y se lo lleva a la boca.
--No puedo creer que Ian sea gay. ¿Cómo lo averiguaste?
 Lamo el bollito de chocolate y le doy un trago a mi café.
Vainilla.
--Tenía su boca sobre la de alguien más.
Me estremesco.
--Es asqueroso.
Muerdo mi bollito.
--Ya lo sé.
Lo miro.
--Dime algo--Digo.
Y sus ojos se clavan en los míos.
--¿Qué?
--¿Qué estaba haciendo Noel detrás de él la vez de la pelea? --Hago una pausa--No puedo creer lo de las drogas. No lo creo. Lo conozco, es un nerd, nunca haría eso... Espera... ¿No era Noel con quién se estaba besando, verdad?
El sonríe.
--Noel es demaciado inteligente para consumir drogas, Lena. Dudó, tal vez, pero dijo "no". Y no, no era él.
Respiro.
--Bien. Digo, no digo que esté mal, pero.... Bueno, yo..., si el fuera gay yo no tendría ningún problema, pero, ¿Con Ian? ¡Puag! Pensé honestamente que tenía mejores gustos.
 El sacude la cabeza.
--Oh, no. De hecho tiene los ojos bien puestos en Ridley Cass.
 --¿Quién?
--Es la hermana de una de mis compañeras de Cálculo. Aunque eres tan antisocial, que no creo que conozcas a ninguna de las dos. Y también eres tan despistada que no creo que te hayas dado cuenta de que Noel tienen los ojos en Ridley.
--¡Bien! Basta de insultar a mi persona. Si eres tan sabelotodo, ¿Porqué no terminas de decirme quién quiere con quién?--Digo, sarcásticamente.
Entonces sonríe y luego pone su cara de sabiondo.
--Bien. Honestamente no sé si Luce esté con alguien, pero mira a todos los tipos que se le paran en frente. Noel quiere estar con Ridley, que por cierto es muy guapa, no lo culpo--Ruedo los ojos.--Ian está con ese Kevin. Ellie está soltera, o más le vale.--Suelto unas risitas--Y pues, Sara está con ese chico que no recuerdo su nombre, Laura con José...--Me mira directamente a los ojos--Y luego estás tú.
 Lamo las comisuras de mis labios para deshacerme del dulce.
--¿Yo qué?
--Tú... Veamos... Estás siempre con Noel. Deberías ver tu cara de preocupación cuando viste sus heridas.
--¡No estaba preocupada! ¡Quería arrancarle la cabeza! ¿De qué hablas? No podía sentir ni un poquito de lástima por él.
--Pero estás mintiendo.
Tal vez.
Pero otra cosa muy diferente es que yo llegue a admitirlo.
--No es cierto.
--Te niegas. ¿Te gusta Noel?
 Doy un respingo.
--¿Pero qué sucede contigo? Noel es como un hermano para mí. Es como tu relación con Ellie. ¿Te gusta tu hermana?
 El arquea las cejas.
--No es lo mismo. Crecí con ella. Pero él es sólo un amigo, puede haber una posibilidad.
 Me está molestando.
Y sé que lo está disfrutando.
--Nunca. --Respondo--Ahora, deja el tema. No sé qué estás pretendiendo. Yo podría hacerte burla con esa compañera tuya como quiera que se llame.
--Miranda.--Dice él.
--Con Miranda, pues. Apuesto que te has enrollado con ella, así que no me molestes.
Sonríe.
--¡Oh, Dios mío, lo hiciste!
--No seas tonta, no hice nada.
Sacudo la cabeza.
--Sé todo de todos. ¿Pero qué puedes decirme de tí?--Dice él.
 Miro hacia el suelo.
"¿Pero qué puedes decirme de tí?". Yo podría soltar muchas cosas sobre mí. Cosas personales, superficiales, triviales, lo que sea. Podría soltar el miedo y el enojo hacia mi padre, el odio hacia las cosas melozas... ¿Pero qué digo?
 Ni loca saco algo personal.
Trivial.
--No estoy interesada por ahora.
Ni ahora, ni mañana, ni nunca.
Ladea la cabeza.
--¿Cómo es posible que no sé nada sobre tí?--Dice, más para él mismo--¡Conozco todo de todos! Sé como desifrar a las personas, pero tú...
Levanto una ceja.
--¿Qué? ¿Me vas a decir que soy diferente? ¿Qué soy especial?
Sonríe.
--No. Para nada. Te iba a decir que eres tan cerrada y  sarcástica que eres insoportable, me resulta imposible intentar sacarte cosas siendo amable si tu no lo eres.
 --¿Pero qué dices? ¡Por supuesto que soy amable! Idiota, ¿Cómo te atreves a decirme que soy insoportable?
 Sonríe.
--Ajá--Responde.
Ruedo los ojos.
--¿Qué puedes decirme tú sobre tí?--Prosigo.
--Muchas cosas. Principalmente, soy más divertido que tú. Más inteligente. Más social.
--¡Sí, ya cállate, presumido!
Sonríe.
En verdad está disfrutando fastidiarme.
Y se lo digo.
--De acuerdo. Es la primera cosa real que sabes sobre mí. Bueno, la segunda; La primera es que soy más social.
--Y la tercera es que eres un idiota.
Y así nos perdemos en risas, bromas, y un par de insultos sin mala intención.

 --Sthep Stronger.

martes, 10 de abril de 2012

Mine, capítulo 15.


 Quién sea hubiera pensado que me echaría en el suelo a llorar y preguntarme porqué mi vida es tan jodidamente mala. Hice lo segundo, por supuesto, pero en vez de echarme a llorar, llegué a casa y hundí mi cara en la almoahda (Y me puse a pensar en lo mucho que odiaba mi situación, claramente).
  Cuando llegué a casa en ese entonces, me quité mi ropa y la aventé por ahí. Ni siquiera me molesté en ponerme una pijama. Me metí en la cama con ropa interior y no me he levantado.
 Y puede que tenga esperanzas de morir en mi cama.
 Alguien toca la puerta.
--¿Qué?--Digo.
--Lena, baja a desayunar. ¿Por qué te has encerrado en tu cuarto?
Es mamá.
 Me he encerrado en mi cuarto porque descubrí que hay alguien más rondando por ahí.
 Es confuso describirlo. Me siento reemplazada. Me siento como si fuera "La otra". No la hija. La otra. Y es total y completamente estúpido sentir eso; Yo ni siquiera quería estar con mi papá. Pero descubrir que se fue y tuvo una hija con alguien más... Que me abandonó por eso... Es sólo más confuso.
 Me levanto de la cama de un golpe.
--¿Lena?
 Probablemente yo esté equivocada.
--Lena, ¿Quieres abrir la puerta, por dios?
Probablemente no sea su hija.
--¡LENA!
 Pero entonces recuerdo a la niña "¡Papá...!".
 Me vuelvo a tirar a la cama de un golpe.
--¡Déjame dormir!--Exclamo, sin abrir la maldita puerta.
--¿Estás enferma?--Pregunta.
--No me siento bien.
 Al menos dije la verdad; No me siento bien.
 Pero no seré yo quién le diga lo que sucedió.
Y no pienso levantarme de esta cama, al menos por el día de hoy. Y tampoco pienso derramar una sóla lágrima por él.
 Por supuesto que no.
No hoy.
--Quiero dormir--Digo.
--¿Quieres una pastilla?
--No.
Después de eso se aleja. Suspiro y cierro los ojos... Estoy en relajación cuando mi teléfono suena.
 Es una de esas veces que considero arrojarlo por la ventana.
 Pero, naturalmente, no lo hago. Aunque ganas no me faltan.
--¿Qué?
 Tengo un día malo; No pienso andar por ahí con modales. No tengo el humor.
--¿Lena?
Escucho esa voz.
Reconozco esa voz.
Levanto una ceja.
--¿Lucas?
--Sí. Buenos días.
Paso del buenos días.
--¿Pero cómo conseguiste mi número? Espera, ¿Qué no tenías descompuesto tu celular?
--Ellie no se da cuenta de dónde tiene las cosas. Tenía tu teléfono grabado.
 ¿Pero cómo demonios Ellie...? Pero ya tengo mi respuesta:
Luce.
Suspiro.
--¿Qué pasa, pues?
--Necesito que me hagas un favor. Sé que puedo confiar en tí.
 ¿Cómo es que confía en mí, si no hago nada más que insultarlo?
--Dime--digo.

Estaciono el carro de mi mamá en la calle de la dirección que Lucas me dio. Dijo que esperara ahí.
Suspiro.
  Miro fuera de la ventana y no veo a nadie, así que compruebo la dirección viendo el trozo de papel. Sí, es la dirección correcta.
 ¿Pero dónde demonios se ha metido? ¿Y porqué está aquí? ¿Porqué no me lo quiso contar en el teléfono?
 Cuando me llamó me pidió que lo recogiera en esta dirección. Dijo que lo necesitaba y que estaba en problemas. Estaba a punto de decirle que no porque prometí que me quedaría en mi cama hasta el día siguiente, o hasta que la sangre dejara de circular, pero su "Confío en tí", me hizo cuestionarme si hacerlo o no. Y luego él dijo algo así como "Te necesito", y me dio mucha lástima, así que terminé con mi trasero fuera de la cama.
   Golpeo el volante con los dedos.
¿Dónde está?
 Considero llamarlo para preguntarle dónde se supone que está, pero me dijo " Me esperas en el auto", y después de insultarlo por su falta de educación, por pensar que voy a hacer lo que él dice sólo por llamarme, por pensar que cuenta conmigo sin agradecermelo, ni pedírmelo... él agregó "Lena, Lena bonita, ¿Por favor?".
  Y pues le dije que sí, después de insultarlo, claro. Aunque no peleó conmigo, sólo río.
Algo golpea el carro.
Me entra el pánico.
Suelto un grito.
 Alguien golpea mi ventana.
Grito.
El rostro se asoma por mi ventana y...
Maldito hijo de...
--¡Eres un Idiota!
 Lucas sonríe por el otro lado de la ventana. Me hace una seña para que le abra la puerta del copiloto. Aprieto los dientes y estiro la mano para quitar el seguro.
 Cuando el está en el carro, me mira y se echa a reír.
--Lo siento--Dice--Pero debiste ver tu cara.
 --Me entraste un susto de muerte--Digo.
Se ríe de nuevo.
Miro al frente pensando que es un idiota
--Salgamos de aquí--Dice.
Prendo el motor y salgo de ese lugar. En la calle veo a una niña; Piel blanca, pelo café, bajita. Justo como esa niña que gritaba en el parque. Esa niña.
 No, por supuesto que no. No voy a llorar.
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no
Doy la vuelta en la esquina.
No, no, no. No voy a llorar por eso.
El semáforo se pone en verde justo en el momento apropiado.
 Ni una sóla lágrima.
Nonononononononononononononononononoonononononononononononoonononononononon...
--¿Y eso es todo?
...nononono... ¿El qué?
 Lo miro. Me está mirando fijamente.
--¿A qué te refieres?
--Me refiero a que ha pasado cerca de un minuto y no me has preguntado porqué coños te llamé para que vinieras por mí.
 Entonces el Click suena en mi cabeza.
--¡Oye! ¡Es cierto!, ¿Porqué coños me has llamado para que viniera por tí?
Sonríe.
--De nuevo a la normalidad--Murmura.
--Ay, ya calmate. Ni que me conocieras tanto. Ahora, dime.
--Es la casa de Ian.
 Freno de golpe. Los autos me pitan desde atrás. Quiero decirles que dejen de molestar, pero en vez de eso miro a Lucas.
--¿PERO QUE PASA CONTIGO?
El se tapa las orejas unos segundos y levanta una ceja.
--¿Vas a dejar que te explique?
--Tienes unos cinco segundos.
El levanta la ceja.
--No seas tan infantil.
--Cuatro...--Murmuro.
Levanta las palmas de las manos.
--De acuerdo.
--...Tres...
--¡Ya!  Fui a arreglar cuentas.
Eso no me dice nada. Entrecierro los ojos.
--Dos...
--Hice un trato con él--Continúa--Los deja a ustedes fuera de sus asuntos, a cambio yo mantengo su pequeño secretito.
 Tardo un rato para digerirlo.
¿Mantenernos fuera de qué? ¿Que secretito? ¿Y cómo se enteró de él?
--Siento haberte llamado. Pero si Ellie sabía, iba a llamar a mis padres, no me lo permitirían. Si le pedía el favor a Luce, se lo diría a Ellie. Además ni siquiera sé si tienen auto. Sólo me quedabas tú.
--Porque has estado tan ocupado tras Ian que no has hecho más amigos.
--No es eso. En verdad creo que he hecho más amigos que tú en todos tu años anteriores--Levanto una ceja. El sonríe--Pero sabía que tú me harías el favor sin chantajearme.
 ¡Ja!
--¿Y cómo demonios sabes que no lo haré?
--Porque te voy a invitar un café. O lo que quieras. ¡Vamos! Te va a salir gratis.
 Lo miro.
¿En verdad piensa que con un café y un pastelillo puede hacerme callar?
 Pues tiene toda la razón.

--Sthep Stronger.

martes, 3 de abril de 2012

Mine, Capítulo 14.


Mine, capítulo 14. "Corazones rotos".

--¡Ya! ¡Lena, ya! --Dice Noel al otro lado de la línea.
--¡No estuviera regañándote si no hubieras sido tan idiota!
Ruedo sobre la cama y miro el techo de mi cuarto.
--¡Pero si no me estás regañando; Me estás matando con la mirada!
 Volteo los ojos.
--Idiota, estámos en la línea teléfonica.
 Te juro que hay veces que la ratita en su cabezita no le camina.
--Pero te encantaría.
 Ladeo la cabeza. Sí, es cierto.
--¿Me vas a pasar la tarea o me vas a seguir regañado?
Sonrío.
 Lo que me gustaría es colgar sólo por haberme despertado a las ocho de la mañana para eso.
Pero Noel es un nerd. Pero no sólo es un nerd.
Es un NERD.
--¿En verdad quieres dejarme decidir?
Él hace una pausa.
--No.
--Pero que inteligente. ¡Mira que vas avanzando!--Respondo.
--Cállate--Dice--Que si me pierdes no encontrarás a otro mejor amigo; Nadie aguantará tu desprecio.
 Y es que es mi nerd.
--Bueno, en eso tienes razón.
--Soy irremplazable--Dice, muy satisfecho de sí mismo.
Ruedo los ojos. Me doy la vuelta y saco el cuaderno.


--¿Tienes planes para hoy?--Pregunta mamá cuando bajo a desayunar, como una o dos horas después.
Ella lleva puestos unos pantalones de algodón y una blusa amarilla. Y yo en pijamas de patitos.
--No, no. Creo que nada. A menos que invite a Luce a ver unas películas...
--Cariño, ¿Porqué no intentas convivir con Ellie y Lucas?
Ella pone el plato de huevo revuelto enfrente de mí. Muerdo un pan con mantequilla.
--Humm...
--¿Humm qué?
--No lo sé. No soy del tipo de chica sociable.
--¿No piensas que deberías cambiar eso? Además, ya no son extraños para tí. Están en la escuela contigo.
 Cruzo las piernas.
--Me gusta como soy--Digo, poniendo la mirada en el huevo.
--Por supuesto que sí. A mí también--Dice dulcemente.
Pero todas las mamás están obligadas a gustar de sus hijas.
Así que no digo nada.
 Ella pone su plato enfrente de ella y se sienta enfrente de mí. Pincha el tenedor, como quién no quiere la cosa.
--¿Nunca has pensado en estar con alguien?
Dejo de masticar.
--¿Con alguien cómo?
--Tener una pareja.
--¿Eh?
 Apenas me lo creo.
¿Que tiene todo el mundo con que tenga una pareja?
No, no. No voy a tener esta conversación con mi madre; Ya es suficiente con Luce y Sara.
No, gracias.
Justo cuando abro la boca, el teléfono suena. Mamá se levanta y atiende. Doy una mordida.
 Mi teléfono, que está en mi bolsillo del pantalón de patitos, vibra. Es un mensaje. Cuando lo abro, aguanto la resiración.
 Papá:
 "Me gustaría poder hablar contigo. Te invito a desayunar, ¿puedes? Es importante"
  Pues yo considero más importante conservar mi corazón ileso.
 Pongo el teléfono de vuelta a mi pantalón cuando oigo los pasos de mamá hacia mí. Llega  y me tiende el teléfono.
Intento poner mi cara de siempre.
--¿Bueno?
--Lena, soy Sara. ¿Estás ocupada hoy?
--No, ¿Por?
--¡Aleluya!--Dice al otro lado de la línea--Necesito que me ayudes.
Levanto una ceja.
--¿Con qué?
--Con las flores. Tenemos que elegirlas. No sé ni por dónde empezar.
 Ruedo los ojos.
--Vaya. ¿Y tú crees que yo sé más que tú?
Sé que probablemente esté sonriendo al otro lado de la línea.
--Bueno, dos cabezas piensan más que una.
Sonrío.
--¿Porqué no me llamaste al teléfono?--Le pregunto.
--Sí, bueno, lo haría. Si no lo hubiera perdido.
--Que responzable eres--Le digo, sarcástica.
--¡Cállate, que fue hace unos meses cuando olvidaste tu mochila en mi casa!
Sonrío.
--No tienes pruebas.
Ella resopla. Y así sanjamos el tema.
--Pasaré por tí en una hora, ¿De acuerdo?
--De acuerdo.
 Miro a mamá.
--Es el poder de la boda de Laura--Digo.

Pero resulta que Sara es más inteligente de lo que yo había visto antes: Llevó a Ellie consigo.
--Tal vez tres cabezas piensan mejor que una--Dice Sara, y me sonríe.
Sonrío.
--Hola--Saluda Ellie.
Le devuelvo el saludo y miro por la ventana mientras Sara y ella se sumergen en una charla de medio camino, las miro cuando Ellie me pregunta:
--Oye, acerca de Luce y Noel... ¿Quién en el mayor?
--Noel, ¿Porqué?
--Es que están en el mismo curso... No pueden tener la misma edad.
--Entró al mismo tiempo que Luce a la escuela, al mismo año, pero él era un año mayor; Cuando intentó inscirbirse en la escuela no lo dejaron hasta que cumplió la edad... O algo así. El caso es que lo atrasaron, él debería estar un grado por nosotras.
 Ella asiente, pensativa.
 Abro la puerta del carro cuando Sara se estaciona. Es un lugar con una carpa de techo, hay muchas flores en mesas y en botes en el suelo. No puedo decir el nombre ni siquiera de dos flores. Pero Ellie sí:
--¡Mira, Lirios! ¿No aman los lirios?
" Cuando sepa que es un lirio, te digo."
 Enfrente hay un parque. Siento ese impulso de ir y sentarme ahí mientras mensajeo a Luce y espero a que ellas terminen el trabajo sin mí.
--De acuerdo--Dice Sara--Ustedes dos vayan a buscar algo lindo por ahí, y yo por allá.
 Ellie me toma la mano y me lleva hacia un lado de flores moradas.
--¿Cuándo es la boda?--Le pregunto.
--Febrero.
La miro.
Cruzo mis brazos.
--¿Qué día?
--14.
Te juro que tuve una pelea interior por salir y vomitar  o hecharme a reír al piso. Pero al final terminé viendo el parque patéticamente, pensando que no puedo creer que Laura sea mi familia.
"¿Cómo es posible que seamos tan diferentes?"
--Ya sé--Dice Ellie--Es una cursilería de lo peor, pero...
--Pero Laura lo ha decidido así--Repongo.
Asiente.
--Febrero--Digo--De acuerdo.¿Algo rosa, entonces?
--O rojo--Apunta ella.
Toma de mi brazo y me conduce hasta unos tulipanes rojos (Bueno, a fin de cuentas, sí me sé el nombre de uno)
--¿Qué tal?
 Sé que son caras, porque a mamá le encantan, y en una ocasión, en su cumpleaños, decidí regalarle un ramo.
--Si no fueran caras--Digo.
 Ella frunce el seño y las mira.
Miro al parque, y luego a ella.
--Oye, ¿Qué pasó con tu hermano?
--¿Lucas? Papá lo castigó.
Sonrío.
--¿En verdad?
--Sí.
--Pues a Noel lo llevaron al piscólogo; Su madre está loca.
Sonríe.
 Miro al parque de nuevo.
--¿Quieres largarte, no?--Dice Ellie, poniéndo los brazos sobre su blusa azul.
--Sí.
--Ve. Escogeré por tí--Dice--Además mis gustos son exquisitos--Agrega después, y me recordó al tono de Noel esta mañana.
 Y le creo.
 Le sonrío y cruzo la calle hacia el parque. Me siento en una banca negra y saco el teléfono para molestar a Luce por mensajes.
Oigo una voz de una chiquilla gitar "¡Papá, papá! ¡Mira, estoy volando muy alto!". Sonrío.
 Cuando estoy a la mitad del mensaje, recuerdo, y me salgo de ahí para ir a mis mensajes enviados.
Papá.
"Me gustaría poder hablar contigo. Te invito a desayunar, ¿puedes? Es importante"
 ¿Qué es tan importante? ¿De qué necesita hablarme? ¿Porqué ahora?
Por alguna razón, busco en mis contactos su número de teléfono. Lo miro. Estoy a punto de aplastarlo.
¿Qué hago?
Me arrepiento.
 Pero entonces me digo que es hora de enfrentar mis miedos. Y lo aplasto. Yo sabía que me iba a arrepentir de esto en cuanto lo aplastara, y sí, pasó. Efectivamente.
 --¿Lena?--Dice al otro lado de la línea.
"Soy yo".
Pero no sale nada de mí.
"Soy yo".
 Entonces oigo algo. Y es la cosa más rara que alguna vez haya oído: Es la voz de la niña, la misma niña que oí hace un rato, sólo que esta vez suena diferente, es un eco.
"¡Dame más vuelo!".
 Me doy la vuelta y busco con la mirada la voz de la niña. Ahí está, junto a alguien que está sosteniendo un teléfono y dándole vuelo en el columpio... Alguien que puedo reconocer. Y... yo...
Yo...
Y yo...
 Y no estoy segura si mi corazón sigue ileso.

--Sthep Stronger.

Mine, capítulo 13.



Mine. Capítulo 13: "No puedo creer que seas tan idiota".

 --Ahí están las vendas. El alcohol está por ahí, allí hay algodón y todo lo que puedas necesitar en ese cajón--Señala la enfermera mientras se desliza hacia la otra camilla a  atender a un tipo moreno que no deja de vomitar en un cubo de basura.
 Siempre he pensado que necesitamos dos enfermeras para estos casos. Miro a Lucas. Él está toqueteandose el labio. Ni idea de qué hacer con él.
--Gracias--Digo sarcásticamente a la enfermera, muy bajito, sólo para mi misma.
Miro el estante, que está lleno de flores rosas. De hecho toda la enfermería está adornada con floreros de sosas flores rosas. Casi me da un ataque cuando entré en la enfermería, tanto que Lucas tuvo que sostenerme la espalda por detrás para que no cayera.
 Pienso que quién puso esas flores es muy cursi. Pero llego a la conclusión que que tal vez a alguien le hayan traido flores porque estaba aquí.... Pero que tontería, ¿Porqué estaría aquí y no en un hospital DE VERDAD?
--No tienes ni idea de que hacer, ¿Verdad?--Inquiere Lucas.
 Lo miro.
--No. Pero bueno, echando a perder se aprende--Levanto la mano hacia su rostro y el se aleja.
 Río por lo bajo.
--¡Límpiale la sangre!--Grita la enfermera, hacia mi dirección--Y tú, muchacho, ¡Deja de lamerte esa herida!
 Lucas obedece con una sonrisa.
 Tomo un poco de papel y lo voy a mojar en el baño de la enfermería (Que también está lleno de esas flores sosas y cursis) . Vuelvo y se lo coloco.
--¡Ey, cuidado!--Dice él.
Se lo aplasto más contra la boca.
--¿Quieres hacerme sufrir?
 Habla un poco extraño por la presión del papel contra sus labios.
--De hecho, sí.
 Me mira a los ojos.
--¿Qué hice?
--Eres un completo idiota. ¡Qué si qué hiciste! ¿Cómo se te ocurre ir y meterte en una pelea? ¡Y arrastrar a Noel junto contigo! ¿Qué piensas que haces? Pensé que tenías más cerebro.
--Intentaba salvarle el trasero--Dice.
--¡No me digas! ¿Y se puede saber de quién?
--De Ian.
 Dejo de hacer presión contra sus labios, inmediatamente él se los lame.
--¡Que no te los lamas!--Le grito--¿Qué demonios significa que tiene que ver Noel con Ian?
Él saborea su propia sangre y me vuelve a mirar a la cara.
--Digamos que descubrí algo.
Aprieto el papel contra sus labios aún más fuerte.
--¡Demonios, Lena! ¡Ten cuidado! ¡Dame eso!
Intenta quitarme el papel, pero aparto la mano.
--No. Ellie me dijo que te cuidara.
--No dijo eso.
--Ya lo sé, pero ¿No crees que me va a gritar por no hacer nada por su hermano mayor? ¿En verdad crees eso? Si regreso, me lo va a reprochar. Aunque seas un idiota, ella te ama. Ahora, ¿Me vas a decir que pasó ahí afuera?
--A Ian le gustan las flores aromáticas, ¿De acuerdo?--Dice.
 Drogas. Se refiere a las drogas. Porque no creo que se refiera a las rosas de la enfermería.
--No seas idiota:Todo el mundo sabe eso--Digo, volteando los ojos--Pero te juro que si tuvieras un poquito más de cerebro, lo habrías visto desde el primer momento en el que se te puso en frente.
 Él ignora mi comentario, o al menos la última parte.
--¿En verdad? ¿Entonces porqué Noel no simplemente se fue cuando Ian le ofreció y en vez de eso se quedó ahí?
--¿QUÉ ÉL HIZO QUÉ PORQUERÍAS?--Grito.
No me lo puedo creer.
No.
No, no. Por supuesto que no.
--No te enojes con él--Dice--Estoy seguro de que estaba por marcharse, no es un idiota.
--¡Tú ni siquiera lo conoces!
 La enfermera se acerca.
--¿Hay algún problema?--Dice, peinando con los dedos su cabello marrón.
 La miro unos instante y sacudo la cabeza.
--No, nada.
Ella mira a Lucas.
--Está bien--Dice él.
Ella asiente.
--No griten tanto.
Sonrío falsamente. Lucas también. Aprovecho la oportunidad para presionarle el papel contra su boca. Su cara cambia y chilla un poco.
--¡Maldita sea, Lena! ¡Tienes que dejar de desquitarte conmigo!
--¿Porqué exactamente te agarraste de golpes con Ian?
--No lo quería dejar ir.
Presiono más.
El me toma la mano y la aprieta.
Me quedo quieta.
¡Voy a matar a Noel! ¿Cómo se le ocurre?
--Se comportó como un idiota--Se me escapa.
El afloja la presión con la que me sujeta la mano. Me deja ir.
--Creo que deberías de darle una segunda oportunidad--Dice.
Inmediatamente mi mano llega contra su labio.
--¡Tú también eres un idiota!
--¡Eres un demonio!--Chilla, pero me llega la sensación de que está ríendo.--Nadie me había tratado tan mal en mi vida.
--Acostúmbrate.
El gime.
--No creo que me acostumbre al desprecio.
--Noel lo hizo. No creo que tú no.
--¡El tiene más practica!
--¿Y? Lo hizo. Siempre me soporta cuando lo insulto.
 El rueda los ojos.
--No puedo creer que eres tan dulce--Sarcasmo.
Aprieto el papel.
Él chilla un poco más y toma mi mano de nuevo, dejo de presionar.
--¿Qué decías?
--Nada, nada, nada.
Sonrío. Por primera vez, aunque tenga sangre en el labio y sea un completo idiota, lo encuentro guapo. Pero eso no me impide volver a presionar el papel.

--Sthep Stronger.