#APOV #110.
Cale me miró al mismo tiempo que yo mandaba un mensaje a Brenda.
-Te estamos perdiendo. - dijo.
Suspiré y envié el mensaje, para luego dejar caer el celular al sillón.
Casi todo el equipo estaba en mi casa, para que yo les dijera las jugadas para el siguiente juego, aunque no era válido, según el entrenador, pero realmente quería que ganaran.
Doyle se levantó de la mesa en donde estaba sentado y sonrió.
-Chicos, mi mujer me espera. Me voy.
-¡Pero que te pasa Doyle!- gritaron todos al unísono.
Los callé un largo "Shhh".
-Creo que es hora que todos ustedes se vayan ya... Ya les expliqué lo suficiente.
-¿Por qué tanto apuro? - dijo Michael, un chico morenito y cabello rizado.
-Va ir a tirarse a la novia a un hotel barato.- dijeron entre risas.
Mi sangre hirvió.
-¡SALGAN, AHORA!- Grité.
Se marcharon arrastrando los pies, maldiciendo por lo bajo.
Cuando por fin la casa estuvo sola, decidí ir a mi cuarto a dormir quizás un poco.
Abrí la puerta de golpe y me llevé una gran sorpresa.
Un chico con la espalda llena de pecas estaba arriba de mi hermana.
-¿Pero que carajos? - grité mientras cerraba los ojos.
No era lindo ver a tu hermana de 15 años enrollándose con quien sabe quién en mi cuarto.
-¡Sal del cuarto, Andrew!- gritó Fiore.
Por primera vez en mi vida asentí y cerré la puerta.
Esto era tan asqueroso, era repugnante, era especialmente traumatizante.
Mi teléfono comenzó a sonar y yo corrí a contestarlo.
-Hey, estoy a punto de llegar a tu casa. Pide pizza, yo llevo los juegos.- dijo Brenda.
-No sabes lo que acabo de ver. - dije rapídamente.
-¿Qué viste? - dijo Brenda pensativa.
-Algo repugnante.
-¿Cucarachas?
-No.
-No hay nada mas repugnante que las cucarachas, Andrew. - dijo Brenda como si le estuviera hablando a un niño pequeño.
-Hay un tipo tirándose a mi hermana en mi cuarto.
Brenda comenzó a reírse pero se convirtió luego en una tos seca.
-Ok, eso lo cambia todo...Hey, abre la puerta, está helado aquí afuera.
Bajé las escaleras corriendo y abrí la puerta a la velocidad de la iuz.
La miré, se veía pachoncita debido a todas las chamarras que llevaba encima, sus mejillas estaban rojas y sus labios de un color rosa que me invitaban a besarla como si no hubiera un mañana.
Con el simple hecho de que ella estuviera cerca de mí, hacia que se me olvidara la fea escena de allá arriba.
La abracé.
Ella todavía tenía su teléfono en su oreja.
Se lo quité suavemente y lo puse en la encimera de la entrada.
Ella pasó sus brazos por mi cuello, poniéndose de puntitas y me besó castamente.
Me terminó de besar y caminó hacia la sala.
Me quedé parado mientras la veía con gesto burlón.
-¿Eso es todo? Sinceramente esperaba algo mas pasional.
Ella sonrió y puso los ojos en blanco.
-Eres un idiota.
Me reí.
15 minutos después, ya teníamos nuestra pizza y estábamos instalados en la estancia jugando un extraño juego de realidad virtual en xbox.
-Esto es aburrido, Brenda... - suspiré.
Me miró haciendo pucheros.
-Bien, pues ve a tu habitación y trae tus malditos juegos.
Suspiré.
Sabía por que lo hacía, quería que sufriera un mayor trauma que el que ya tenía.
-No, es asqueroso. Sinceramente, bueno, así hablando con toda la verdad y todo, si hubiera sido otra persona la que estuviera ahí y no mi hermana, me hubiera quedado a ver. Ya sabes, en vivo.- dije mientras veía distraídamente la pantalla.
Brenda soltó un grito ahogado y me pegó en el brazo con su palma.
-Eres un asqueroso. Maldito cerdo. - exclamó tirando el control.
La miré, tomé sus mejillas y las apreté.
Ella se sonrojó e hizo un puechero.
-Oh, vamos, sabes que lo decía de broma.
-Si claro y yo vuelo.
Cruzó sus brazos en su pecho y respiró profundamente.
-Me encanta verte enojada...- comenté.- Eres como un gatito bebé enojado, eres tierna.
La acerqué a mí con el brazo y la pegué a mi pecho, hasta que ella se recargó en mí.
-Te quiero, aún con todas tus asquerosidades de por medio.
Y ésas palabras hicieron que mi corazón se hinchara de felicidad, porque, aunque ésas palabras eran las mas simples y sencillas que nunca había escuchado, habían hecho este momento que antes había sido bizarro, a un momento que no olvidaría nunca.
Suspiré.
¿Cuándo me había vuelto tan cursi.?
-Te quiero más. - le dije.
Sentí su sonrisa en mi pecho.
-¿Quieres una soda? - pregunté.
-Una Dr. Pepper. - respondió mientras se levantaba y tomaba su control de nuevo.
Me levanté del sillón y cuando estaba casi a punto de salir sonó mi teléfono.
Me dio flojera regresar a contestar por lo que dí media vuelta y miré a Brenda.
-¿Contestas por mí?
-Claro.- dijo sonriendo.
Caminé hacia la cocina, cuando me encontré al chico que estaba con mi hermana, bajando a hurtadillas por las escaleras.
Apreté los puños y me dirigí hacia él con toda la rabia del mundo.
Cuando llegué a él, lo tomé de la camisa y lo arrastré hacia la puerta.
-Tranquilo, hermano. - dijo sereno.
Lo levanté un cm del piso y comenzaba a ahogarse.
-Te vuelvo a ver por aquí y te dejo estéril. - dije lentamente.
El asintió rápidamente.
Abrí la puerta y lo tiré hacia afuera. Rodó por la nieve y me mostró el dedo. Hice lo mismo y cerré la puerta.
Ya que tuve las sodas, regresé a la estancia y miré a Brenda tomar sus cosas, cabreada.
-¿Qué pasa? - le dije.
-¿Qué es lo que te pasa a ti?- gritó.
Pero que diablos.
-¿Quién era? - demandé.
-Tu querida Kayla.... - escupió y me tiró el teléfono al pecho.
-¿Qué dijo?
-No te hagas el que no sabes...- pasó enseguida de mí. - Me largo.
Reaccioné rápido y la tomé del codo.
-Dime que pasa, no he hecho nada mas que amarte cada vez que te veo. Lo que quiera que te haya dicho ésa zorra no es verdad, confía en mí.
La miré. Ya había lágrimas en sus ojos.
-Por favor, confía en mí.
Ella se calmó.
-Está bien, confío en tí, pero si llego a saber que es verdad lo que dijo ella te juro qu...
La interrumpí dándole un beso en la nariz.
-No hay que regresar a lo de antes, esta relación se basa en confianza. No le des tantas vueltas al asunto.
Ella sonrió como tonta.
-Estúpido.
-Tonta. - contesté.
-Te quiero. - dijo abrazándome
-Yo más.
-Lizz (azul por que YOLO, ok no e.e)
Ohh que boniiitooo!!
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