lunes, 21 de julio de 2014

Broken Dolls. Capítulo 5.


I'm a shameless bastard | via Tumblr
Broken Dolls. Capítulo 5.


Me dan una habitación en la cabaña gigante, donde el padre que Holly, que después supe que se apellida Carmichael, y su hermano (Mejor conocido como Tipo Con Ego) Carter vivían. Me dijeron que iba a estar bajo su supervisión mientras estuviera en esta loca misión.
  Lo primero que hago es cerrar con seguro la puerta y me dirijo al baño en la habitación. Es como un spa pequeño. Hay una tina. Nunca he tenido una tina antes. Y menos una tan lujosa.
Lleno hasta casi al borde y levanto el borde de mi camisa, sacándola por mi cabeza. La tiro al suelo y hago lo mismo con el resto de mi ropa. Del bolsillo de mi pantalón, sale la foto que me dieron de Holly.
 A parte del pelo rojo, ni siquiera se parece a mí. Ella es más delgada, con rasgos filosos, y ojos grandes marrones. La levanto y la llevo a un lugar lejos del agua, evitando el espejo en todo momento.
  No he visto mi reflejo en mucho tiempo. Dos años, para ser exacta.
St. Gallen no nos permite tener espejos porque podemos romperlo y hacer daño a nosotros mismo o a otras personas. Lo cual es estúpido, porque hay ventanas de vidrio en todas partes.  Hay chicas que les gusta cepillar su cabello viéndose en el reflejo del vidrio, pero lo he hecho estos dos últimos años bien sin espejo. Evito mi propio reflejo.
   Es la manera en que evito enloquecer.
No porque sea fea. La última vez que chequé, me veía bien. Muy bien. Enserio. Pero cada vez que me miro en el espejo, es cuando me pongo de nervios, porque hay sólo tres cosas que pasan cada vez: Una, estoy llena de sangre y con la piel agrietada. Dos, tengo la misma ropa que usé cuando intenté matar a Macey, con un cuchillo en mi mano. Tres, no me encuentro ahí.
   Los espejos son siempre un truco seguro, uno en el que siempre caigo. Pero sé las cosas básicas sobre mí misma: Pelo largo rojo, ojos azules. No estoy tan perdida.
Sacudo la cabeza y meto mis pies en la tina. Luego me meto entera, descansando mi cabeza contra el mármol. Y cierro los ojos.
  La sonrisa de Macey destalla detrás de mis ojos, y me recuerda que aún tengo una oportunidad de ser la hermana que merece tener.
Después de unos minutos, abro los ojos para enjabonarme y…
Sangre. El agua ha sido reemplazada por sangre espesa, desde mi cuello para abajo. Me incorporo y jadeo. Las náuseas me doblan y me levanto rápido, saliendo de la tina y chorreando todo el suelo lujoso con sangre.
Me doy cuenta de que no es real, pero no importa porque ya estoy entrando en pánico. Estoy tan asustada.
  No es real, no es real, no es real, no es real.
Lloro mientras arranco la toalla de la barra e intento limpiar la sangre, pero está sobre todo mi cuerpo y yo… Salgo del baño y busco en el armario más toallas, pero lo único que encuentro son sábanas. Decido que sirven, y me froto contra ellas, pero aún es demasiado.
 Se me ocurre que es real. La sangre. Es tan espesa y no la puedo quitar…
  En mi mente, veo a Macey sangrando en su cama.
Envuelvo la sábana sobre mi cuerpo y me pongo en una esquina, cerrando los ojos y escondiendo mi cara en mis rodillas, esperando a que termine.
   Siempre tengo que esperar hasta que termine.
Oigo a alguien tocando la puerta.
--¿Está todo bien?Preguntan desde el otro lado. Es una mujer.
Abrazo mis rodillas, atándolas más a mi pecho. No contesto.
--Abre la puerta.
Tiemblo un poco, y me doy cuenta de que han pasado como cuatro días desde que he tenido una alucinación, así que ahora tiene sentido que venga más fuerte. Más real.
  La puerta es golpeada desde el otro lado y se abre. Hay un momento de silencio, y sé que me está observando, pero no puedo levantar la vista de mis rodillas, temblando.
  Macey.
Oh, Macey. Te hice daño.
--Señorita HastingsDice alguien arrodillándose frente a mí, alguien con tacones bonitos, puedo decir. Pero no miro más arriba.
  Me toca el brazo.
--Señorita Hastings, ¿Puede escucharme?
Su voz suena tan dulce. Me pregunto qué tipo de rostro tendrá esa voz, así que miro arriba. Ella es mayor. Podría ser mi madre. Tiene un poco de sobrepeso, pero se ve linda, con un largo pelo castaño y lacio.
--Susurro.
--¿Se encuentra bien?
Pasan unos minutos antes de que asienta.
--¿Quién es usted?Susurro.
--Puedes llamarme LucyDice, sonriendo ligeramente. Se levanta y me da la mano, levantándome con ellaJohn me ha enviado a ocuparme de ti. ¿Pero quieres decirme qué ha pasado?
   Miro mis piernas. La sábana cubre todo excepto mis pies, pero puedo ver… gotas. Gotas, gotas y más gotas. Pero de sangre, nada.
   Cierro los ojos fuerte, y cuando vuelvo a abrirlos, ella me observa fijamente.
--Está bienDiceEntiendo. Pero estás a salvo. Lo juro.
   “No. No entiendes”.
--¿A qué se refiere con ocuparse de mí? ¿Quién es John?Pregunto para desviar el tema de mí.
--John es mi hermano. El padre de Holly. Por eso estás aquí, ¿No?
  Asiento.
--Sí.
Me mira un poco más y sonríe.
--Ni siquiera te pareces a ella, a pesar del cabello. No entiendo cómo se han equivocadoMurmura.
   Se me ocurre de repente que debe de ser difícil: Piensa que su sobrina está de vuelta sólo para descubrir que trajeron a la niña equivocada. Qué desastre.
--Lo sientoLe digo.
Parpadea sorprendida, como si hubiera dado cuenta de que lo ha dicho en voz alta.
--Está bien, chica. Vamos a vestirte. Traje algunas cosasDice caminando hacia las puertas y jalando un… perchero rodante lleno de ropa. Es como de esos que usan las pasarelas o películas. Mamá tenía uno.
--Yo…
--No puedes andar por el campamento con esas ropas sucias, Hastings.
--Fallon.
--¿Disculpa?
--Mi nombre. Es Fallon.
Sonríe.
--De acuerdo, Fallon. Ven aquí y dime lo que te gusta.
   Paso mis dedos sobre la tela. No he vestido nada más que unos pantalones y blusa de algodón desde hace mucho tiempo. Se siente como por siempre.
--¿Es muy malo?Me pregunta en un susurro de repente, observándome.
Levanto la vista.
--¿Qué cosa?
--Instituciones como St. Gallen.
--Te refieres a manicomios.
Parece que mi honestidad le sorprende.
--Sí.
--¿Quieres que te mienta para hacerte sentir mejor o la verdad?Digo, tomando una linda falda color rojo vino.
--La vedadContestaSiempre la verdad.
--DependeContesto yo.
--¿A qué te refieres? ¿Depende de qué?
--De dónde esté: Cuando entran te clasifican depende de lo que has hecho para estar ahí. Si es demasiado grave, te ponen con los peligrosos, y eso en verdad es un muy mal tiempo comparado con lo que el resto tenemos. Los locos normales tenemos relativa calma. Ya sabes.
--No, de hecho no.
Cuelgo de nuevo la falda y tomo una blusa verde de encaje. Es demasiado bonito y delicado. Me imagino a mí misma entrando en pánico y arruinándolo de alguna manera.
--¿Qué hizo Holly para que se dieran cuenta de que había algo más?
Pienso que no me va a contestar.
--Estaba conduciendo y pensó que un carro venía en su dirección así que frenó de golpeHace una pausaEl auto de atrás chocó con ella y la esposa estuvo en coma por dos días. Los hijos sólo unas contusiones, pero aun así.
--Entonces supongo que a ella no le iba muy bien. En St. Gallen, estar en los peligrosos es… Solitario. Te vuelve loco.
   Cierra los ojos con fuerza, y puedo ver que siente dolor por su sobrina.
--Lo siento.
--No te disculpes por decir la verdadDice.
   Me da la falda roja y otras cosas, y las apila en mis manos.
--Ve a ver cómo te queda esto.
   Ha escogido una blusa blanca de botones con la falda, y decido que me gusta. También me da unos zapatitos de piso negros. Cuando salgo del baño, ella me mira y sonríe.
--Te va bien. Supongo que has  extrañado la ropa normal, ¿No?
Asiento, caminando hacia ella.
--Se siente extraño. Y emocionante.
  Sonrío y giro sobre mis talones un par de veces. Supongo que ahora mismo me veo como una pequeña niña, pero no me importa. A pesar de que no he tenido mis medicinas y de que estoy en una especie de misión suicida, estoy emocionada.
  Escucho a Lucy reír.
Escuchamos un toque en la puerta y nos volteamos al mismo tiempo. Creo que lo he visto antes, en la bola de personas que observaban como enloquecía antes de que Carter me trajera.
  Aparto la vista, definitivamente dejando de girar.
--Fallon, éste es mi hijo Chris.
   Miro al chico y le doy un pequeño asentimiento para concentrarme rápidamente en las prendas de ropa. Con lo poco que he visto, sé que es alto y con piel blanca y cabello negro. Se parece mucho al tipo de chicos que solía salir antes, excepto que tengo una cosa por los morenos, y que no sean demasiado altos porque cada vez que los miro, tengo que echar la cabeza hacia atrás y al final del día me duele el cuello. Este chico no está ni bronceado.
 ¿Pero qué estoy pensando? No me gustan mucho las personas. O al menos no cuando saben que estoy loca. No me gusta que me juzguen, gracias. Y mis días de ligar han, definitivamente, terminado.
--El tío John me envió por ella para llevarla a sus clases de autodefensa.
  Cosas que acordamos: No podría un pie en St. Gallen en busca de su hija a menos que supiera como lanzar una patada decente. Su idea, no la mía. Pero oye, no me quejo.
--Oh, mira, justo ahora que hemos elegido este vestuario tan bonitoSeñala Lucy, mirándomeBien, la ropa de deporte está justo ahí.
--Esperaré afueraDice Chris, saliendo. Suena molesto.
   Cuando finalmente estoy cambiada, llego a la conclusión de que no duré mucho tiempo antes de volver a ropa elástica de algodón. Por alguna razón el universo ha decidido que no quiere que use ropa bonita.
  El chico Chris me espera afuera con los brazos cruzados sobre su pecho, apoyado en una pared. Cuando me mira, me mira casi aburrido.
   Decido que no me gusta del todo.
--Por este camino. Apúrate.
Frunzo el ceño, pero lo sigo mientras caminamos por el pasillo.
Cuando cruzamos todo el campamento y llegamos a los colchones de deporte donde hay muchas personas, miro mis uñas.
--Me voy a romper las uñasMe quejo en voz alta.
  Las uñas semi largas son lo mejor que he podido conservar. ¿Por qué no puedo tener nada bonito?
--Vamos, Barbie, van a volverte a crecerSe burla Chris enfrente de mí, con crueldad en su tono.
   Levanto la vista de mis uñas.
--¿Pero cuál es tu jodido problema?
  Parece sorprendido. Pues bien, si él piensa que puede llegar aquí a ser todo rudo conmigo, puede ir pensando otra cosa. Yo no estoy como para que una cosita caliente con una mala actitud como él me trate mal.
--Yo no tengo un problemaGruñe.
--Ah, supongo entonces que hay otra explicación para que te portes todo idiota conmigo.
--Tú no quieres meterte conmigo, pelirroja.
--Ni siquiera me conoces. ¿Qué te hice?
   Me guardo las malas palabras para mí misma esta vez porque de hecho quiero llegar a un punto.
--No me hiciste nada. Sólo estoy molesto.
   Al diablo.
--¿Entonces estás molesto y te desquitas con todas las jodidas personas? Cómo si no tuvieran más problemas como para que una cosita caliente como tú con una mala actitud venga a joderme más el día. Mierda.
--Bien. Estoy molesto porque trajeron a otra chica en vez de a mi prima. Estoy molesto porque yo iba a ir a buscarla y traerla a casa, pero en vez de eso le dan la misión a otra chica loca que no puede protegerse como es debido. Y porque cuando vayas, tengo que ser tu jodido compañero. Sólo vas a retrasarme.
   Es más o menos cuando decido que voy a darle una bofetada.
Si no habíamos llamado la atención antes, estoy jodidamente segura de que eso cambió aquí y ahora.
 Él se voltea hacia mí, con los ojos abiertos de par en par, con una mano en su mejilla que empieza a enrojecer.
--Primero que todo, yo no quería esto, sabiondo. En segundo lugar, tú no sabes nada sobre mí y mi psicosis. Tercero, eres una mierda por sacarlo y usarlo contra mí. Y último, si crees que voy a salir ahí afuera contigo para soportar tus mierdas, estás equivocado. Voy a pedir otro compañero. Eres una completa mierdaMiro abajo hacia mi uña ahora quebrada y de nuevo al rasguño en su mejillaEh, mira. Valió totalmente la pena.
  Me doy la vuelta y me dirijo hacia las colchas, donde todos nos miran con la boca abierta. Me doy cuenta de que Chris es el sobrino del director, así que debe tener una posición de intocable.
    Díselo a mi mano.
Me siento en una de las colchas donde están el resto, y finjo no darme cuenta de su existencia. Si estos abusivos creen que pueden derrumbarme, pues les voy a presentar a mi otro puño.
--Eso fue completamente asombrosoDijo alguien, y de repente siento que  un lado de la colchoneta se hunde por el peso.
   Miro hacia allá.
Me encuentro viendo unos ojos marrones, pertenecientes a una chica demasiado pequeña. Cuerpo menudo y piernas cortas. Tiene lentes de montura gruesa sobre su nariz y pelo negro largo en una coleta que llega hasta su cintura.
  Se ve como una nerd. Pero después de todo, ¿Quién soy yo para juzgar? Me veo genial pero no estoy muy completa.
--Sí, ¿Verdad?Sonrío amablemente, pero aún cautelosa.
Sube los lentes resbaladizos al puente de su nariz de nuevo mientras sonríe.
--Nunca había visto a nadie hablarle a Chris así.
--Ugh. ¿Él es siempre tan desagradable?
--Oh, no. No realmente. A todo el mundo le gusta Chris, pero a veces se pasa y todo el mundo teme confrontarlo. Soy Annie, por cierto.
--Mi nombre es Fallon.
--LindoDiceEscuché que estás aquí para recuperar a la hija de Carmichael.
  Me cruzo de brazos en una pose defensiva.
--Pues sí.
--¿La conoces? ¿A Holly?
--No. ¿Tú no la conoces?
Sacude la cabeza.
--Nadie aquí conoce a Holly.
--¿No se supone que…? No, olvídalo. No sé qué hacen aquí ustedes. Sólo sé que son de la CIA. ¿Son como mini espías o algo?
Se ríe.
--No. Eso sería una pasada. Nuestros padres trabajan en la CIA y más o menos somos obligados a pasar algunos veranos aquí para aprender cómo sobrevivir si algo llega a salir mal.
--No me jodas. ¿Cómo, cómo sobrevivir en una isla desierta?
--Algo así. No exactamente. Quiero decir, nos dan clases de botánica para aprender qué plantas se comen y en qué lugares se encuentran. Supongo que eso cuenta.
--¿O sea que terminan la escuela y luego pasan el verano… en otra escuela?
Annie asiente, volviendo a deslizar sus lentes hacia arriba con un dedo.
--Eso es una mierdaLe digo.
--Tenemos tres veranos aquí obligatorios, pero muchos de nosotros nos quedamos. Sé que no lo crees, pero es divertido aquí. Nos gusta.
--Supongo que sí. Los baños tipo spa deben de ser un sueño, ¿Verdad?
Se echa a reír.
--Sí, es cierto.
Nos reímos juntas.
--Entonces, ¿Por qué nadie conoce a Holly si los hijos de espías o lo que sea tienen que venir aquí tres veranos?
  Annie hace una mueca.
--Sé que Holly y el señor Carmichael nunca fueron muy cercanos. Ella estaba enojada con él la mayoría del tiempo y él no podía verla a la cara. Dicen que había tensión.
--¿Entonces por qué él quiere que vuelva a casa desesperadamente?
--Porque es su padre.
  Me gusta más mi versión de la paternidad, en donde los hijos se desvían del camino  y los padres ya no quieren saber más de ellos. Esta nueva versión me deprime, porque me hace pensar que aunque soy la hija de mis padres, ellos no quieren verme a la cara nunca más.
   A veces me cuesta imaginar que mis padres son los únicos que no quieren verme.
--Claro.
   Un tipo con cabello largo y pantalones holgados, sin camiseta, aparecen enfrente de la clase. Oye, no me quejo, está bueno.
--Ese es el instructor, me voy a mi lugar.
¿El instructor? Joder.  Y yo que ya estaba pensando cosas indecentes.



                                        



Como yo había dicho, los deportes no son lo mío.
En cuanto se acaba  la clase de Karate (Estúpido, estúpido, estúpido Karate) salgo de ahí, toda sudada y mal oliente. Fue honestamente horrible.
  Camino hasta el lago, y veo las ondas del agua extendiéndose. Pienso en meter mis pies, pero no es seguro para mí. Nada es seguro para mí. Generalmente no me importa, pero sí que me importa hacer cosas que me puedan exponer frente a otras personas.  De cualquier manera, me quito los tenis y calcetines, y meto un pie al agua.
   Tal vez era una pésima deportista, pero me gustaba el agua. Sólo flotaba y chapoteaba por ahí, pero solía gustarme. Luego los delirios comenzaron.
  Suspiro.
No se supone que tenga que mirar atrás. Pero siempre lo hago.
--¿Te gusta nadar?
Me volteo y encuentro al chico mirándome, con una marca enrojecida en la mejilla. Sonrío para mí misma.
  Te lo mereces, idiota.
--Solía hacerlo.
--No te pregunté eso. Te pregunté si te gusta.
Entrecierro los ojos.
--¿Es que quieres otro moretón que haga juego con ese? Porque mi puño está feliz.
Sonríe, y pasa una mano por su mejilla roja.
--Ninguna chica me había golpeado antes.
--Me pregunto por qué.
Sonríe.
--Vengo a disculparme. Es cierto, no es tu culpa. Sólo estoy muy molesto. Lo siento.
--Disculpas aceptadas.
  Se ve un poco asombrado por mi respuesta. Se pasa los dedos por sus cabellos negros.
--Oh, okey… Bien.
--¿Qué?Le pregunto.
--Nada. Sólo… pensé que me ibas a hacer rogar más.
Me encojo de hombros.
--Como sea, soy tu instructor.
Levanto una ceja, con curiosidad.
--¿A qué te refieres?
--Todavía vamos a ir juntos por Holly. Y apestas en esto de defenderte, así que ahora voy a ser tu instructor.
  Me cruzo de brazos y él levanta los brazos, como su supiera que estoy a punto de saltar sobre él.
--Fue John quien me dijo que hiciera lo que se necesitase.
--BienContesto entre dientes--¿Cuándo empezamos?
--Ya.
--¿Ya? Estoy muriendo aquí. ¡Acabo de salir de esa clase de Karate de muerte!
--De la cual apestaste.
--Te odioLe digo, pero avanzo hacia él de cualquier manera después de tomar mis cosas.
--Eso está bien.
  Caminamos lado a lado hacia las colchas ahora vacías. Las personas se alejan, pero algunas miran atrás hacia nosotros.
--¿Tenemos qué hacer esto al aire libre?
Me mira desde abajo.
--¿Te molesta?
--Sí. ¿Podemos hacerlo en otro lado?
--No te preocupes, dentro de cinco minutos todos se irán. Hay clases.
   Me siento en silencio y espero a que todo el mundo se haya ido. Él se sienta conmigo frente a mí.
--Realmente lo sientoDiceSiento ser un hijo de puta contigo. Sé que debe ser difícil.
--¿Qué cosa?
Pasa un tiempo antes de que conteste.
--Psicosis.
--¿Pero por qué todo el mundo está empeñado en hablar de mi psicosis? No sabes nada sobre ello.
--Crecí con Holly.
--Pero yo no soy Holly.
--Yo… aún lo siento. Debí ser más considerado.
--Hay que hacer un trato, ¿Okey? Nunca vamos a hablar de esto nunca más. Estoy harta.
--Bien.
  Cinco minutos después, me patea el trasero.
--¿Sabes? Se supone que tienes que enseñarme cómo bloquear tus ataques, no solamente patearme el trasero.
Sonríe engreídamente.
--¿Y cuál es la diversión en eso?
Ruedo los ojos. Me da la mano para levantarme y lentamente empieza a explicarme las posiciones en que puedo noquear a alguien.
  Es entonces cuando siento el agua en mis pies.
Miro hacia abajo para encontrar el agua hasta mis tobillos, subiendo más rápidamente. Miro hacia el lago, pero no hay ningún lago. Veo el océano. Y cuando miro hacia Chris, él no está. Estoy literalmente sola hundiéndome lentamente en el océano.
  Cierro los ojos y tomo un respiro profundo. Y me hago la misma pregunta que siempre casi siempre me hago a mí misma cuando no sé si esto es real: ¿Cómo llegué aquí?
 
Piensas que si de repente estoy en medio del océano con agua ahora en mis muslos entonces tengo que saber que es un delirio.
Ja.
 Podría, si no tuviera lagunas. Una vez estaba recogiendo las cosas en mi habitación y lo próximo que volví a saber es que estaba  en el parque a dos cuadras.
  Piensa Fallon. ¿Cómo llegaste aquí?
Lo último que recuerdo es estar con Chris. Yo no vine al agua, el agua vino a mí. Todavía estaba con el cuándo empecé a sentir  mojado, ¿Verdad?
… ¿Verdad?
Mierda.
  Tapo mis ojos con mis manos e intento moverme a algún lugar seguro.
Un lugar seguro. ¡La arena! ¡Playa!
Miro hacia el otro lado, pero no veo nada más que agua. Si estoy en medio de la nada en el océano, y no estoy hasta el cuello de agua… Eso no tiene sentido. Tendría que estar hundiéndome.
  ¡Ajá! ¡Esto no es real!
--¿Fallon?
  Miro alrededor, buscando la fuente de la voz. Pero sólo hay agua.
--Fallon.
  Macey.
Camino por el agua, gritando su nombre.
--¡Fallon!Grita.
Y de repente la veo. Una pequeña cosita de rizos rojos y ojos avellana.
Ahogándose en el agua.
--¡Mace!Grito yo.
Las olas se vuelven más salvajes, y la alejan de mí.
--¡Macey!
--¡Fallon, vuelve!
¿Volver? Si estoy yendo hacia ella.
--Macey…
Entonces llego hacia ella.
Y es demasiado tarde.
Su cuerpo de un metro flota en el agua, inerte. Sus cabellos rojos están más oscuros y están a su alrededor como cuando duerme, creando una especie de halo. Excepto que no lo está.
 La tomo en mis brazos y la levanto hacia mí.
Y abre los ojos y sus ojos se clavan en los míos, negándose a dejarme ir.
--¿Por qué, Fallon?Pregunta con su voz infantil.
Doy un respingo y la dejo caer. Entonces siento brazos fuertes alrededor de mí, atrapándome.
Grito.
--Shhh, shhh… Está bien. Fallon. Está bien. Vuelve.
¿Que vuelva? ¿Qué?
Cuando abro los ojos de nuevo y miro hacia arriba, no hay ningún océano. Estoy en las colchonetas, con Chris sosteniéndome desde atrás, apretándome fuerte contra su pecho. Inmovilizándome.
  Sostengo su mirada mientras mi corazón late frenético contra mi pecho.
--Está bien. ¿Estás bien?
--Estoy bien.
--¿Segura?
--Sí.
Lentamente, afloja su agarre hasta que me tiene fuera de su espacio personal. Me dejo caer en la colchoneta y cubro mis ojos con mis manos. Nunca es más fácil que la primera vez.
--¿Quién es Macey?Pregunta.
-Es mi hermana.
Se pone de cuclillas a mi lado y me mira fijamente.
--¿Quieres hablar de eso?
--¿Y yo por qué querría hablar de eso contigo?Lo hago sonar de la manera más grosera que puedo mientras me levanto.
  Endurece la mandíbula mientras se levanta y se pone frente a mí.
--Ya veo que has vuelto a ser tú misma. Podemos continuar con la lección.
--Tú no me conoces.
Da un paso al frente, quedando a unos dos escasos centímetros de mí.
--No quisiera.
Sé que se supone que sea un insulto, pero lentamente sonrío. Es casi una amenaza.
--No. No quisieras.
Mi pierna se levanta y golpeo su ingle. Cae al suelo con un golpe seco y aspira aire con dificultad.
--¿QUÉ NO HABÍAS DICHO QUE NO PODÍA DEFENDERME, PERDEDOR? Le grito mientras río.
  Toma mi pie y me tira abajo con él. Rodamos en las colchonetas, forcejeando.
--¡Pensé que habíamos hecho las paces!Me grita.
--¡Pensé que dijiste que ya no te ibas a meter en mis asuntos! ¡Auch! ¡Auch, quítate!
--¡Sólo intentaba ser… ay, amable! ¡Deja de pellizcarme, chica loca!
--Oh, así que ahora usas las palabras, ¿Verdad? ¡Porque piensas que eso me va a doler, pero no me duele tanto como te dolerá cuando meta tu lengua en tu culo!
--Tienes una boca sucia. ¿Es que tu mamá nunca te dijo que debes de ser menos como un chico? Si no tuvieras senos…
--¿Por qué ves mis senos, pervertido? ¡Ey, déjame en paz! ¡Suéltame ya!
--¡Suéltame tu primero!
--No confío en ti.
--¡Pues yo menos!
Lo golpeo hasta que estoy libre, y cuando quiero levantarme para marcharme, toma mi tobillo en sus manos de nuevo y me jala. Tropiezo y alcanzo a frenar mi caída con las manos.
--¡Eres un hijo de puta, déjame ir!
--¡Las clases no han terminado, tienes que quedarte, Barbie!
--Al diablo tus clases de mierda, ¡No pienso ir contigo a ninguna parte!
--¿Es que crees que hago esto porque quiero? ¡También intenté reemplazarte por alguien más, cabeza hueca!
--¡Uy, me ofendiste!
--Y también eres sarcástica. Genial. Odio el sarcasmo.
--Acabo de recordar que lo amo así que ahora lo usaré todo el tiempo. ¿Cómo te suena eso?
--¡Eres insoportable! ¡Nadie nunca me había dado tantos problemas!
--¡Es porque yo no estoy bajo tu estúpido hechizo de Soy El Sobrino Del Jefe!
--¿Crees que todos me tratan como me tratan porque el jefe es mi tío?
--¡Es lo que te acabo de decir, imbécil!
--¡Tú eres…!
De repente escucho algunos aplausos secos. Volteo hacia arriba para ver a Carter a unos pasos de nosotros, con sus palmas juntas.
--De acuerdo, niños, dejen de pelear. Ahora discúlpense y luego pueden tener helado e ir a jugar al parque.
  Chris deja mi tobillo y susurra:
--Vete a la mierda, Carter.
--Eh, eh. No es forma de hablarle a tu tío. Ve a la esquina y piensa en lo que has dicho, niñito.
Chis frunce el ceño y yo me río de él, siendo demasiado obvia, porque lo estoy apuntando con el dedo mientras estallo en carcajadas.
--¿Oíste, perdedor? ¡Ve y párate en la esquina! ¿O vas a hacer un berrinche?
Entonces hace la cosa más inmadura: Me quita un tenni y lo lanza lejos.
--¡Idiota, ve por él!
--Es tuyo, ve tú.
--¡Tú lo tiraste!
--¡No me importa!
--¡Escuchen!Exclama Carter, poniéndose entre los dosSé que ustedes dos comenzaron con el pie izquierdo, pero esta misión es relativamente fácil. Lo único que les pedimos es que Fallon supiera defenderse por si algo llega a salir mal, y el tiempo corre y no veo resultados. Así que ustedes dos van a hacer las paces y van a continuar porque Holly está esperando. ¿De acuerdo?
  Chris y yo nos miramos a los ojos un momento. Entonces toma mi otro tenni y también lo tira.
--De acuerdoDice como si nada, y se levanta—Ahora sí. Me siento mejor.
--¡Eres un cabrón!
--¿Es que no puedes ir por tus cosas tú misma, alteza!
--¡Cabroncete de mierda!
Sigo escupiendo palabras obscenas cuando escucho a Carter suspirar profundamente y decir:
--De acuerdo. Mañana será un nuevo día para ustedes dos. Ahora lárguense los dos. ¡Ya! ¡No quiero verlos! ¡Shu, shu!
Miro a Chris.
--¿Nos acaba de correr como si fuésemos perritos?
--Oh, sí. Tiene esa costumbre.
  Luego parece darse cuenta de que está confraternizando con el enemigo y se da la vuelta desapareciendo de mi vista.
--GilipollasSusurro, moviéndome para buscar mis tennis.
--Va a mejorarMe promete Carter.
--¿Me lo juras?
--No. En verdad.
Resoplo y él me sonríe.
--Vamos, tu medicación acaba de llegar.
Suspiro de alivio, y él pone un brazo sobre mis hombros  mientras caminamos. Me detengo y lo miro fijamente.
--No estamos ahí aún. Sí. Lo sientoSuelta, y luego deja caer su hombro y camina silencioso a mi lado.
--Aún no supero que me hayas secuestrado, sabes.
--Ya.



-Sthep Stronger.
Porque probablemente no esté en toda la semana. (Porque no voy a poder publicar el jueves)

1 comentario:

  1. Mee encanta la química que hay entre ellos , sigue escribiendo eres muy buena , ME ENCANTA jajaj

    ResponderEliminar