miércoles, 19 de junio de 2013

The Bet. Capítulo 35.


#160                                                               #APOV.
-Están a menos de un mes de irse de aquí, jóvenes...
Alguien gritó "¡Gracias al cielo" y todos se rieron.
El Director puso los ojos en blanco y siguió con su discurso.
-Así que estas semanas que estarán aquí, serán las últimas. Así como las mas difíciles... Pónganse las pilas, muchachos, en la Universidad no va a haber segundas oportunidades y menos créditos extras, es momento de crecer, madurar. - suspiró.- En fin, estoy aquí para anunciar quién serpa el que de el discurso de la graduación y otras cosas.
Se arregló la corbata al igual que arregló el micrófono.
Estábamos todos apretujados en el estadio intentando poner atención a lo que el director decía. Brenda tenía su cabeza apoyada en mi hombro, respirando tranquilamente.
-Después de un arduo trabajo para encontrar al candidato o candidata correcta, decidimos que el que dirá el discurso de graduación será...- nos miró a todos antes de proseguir.- Brenda Loughty.
Brenda se levantó rápidamente de mi hombro y me miró sorprendida.
-Felicidades.- le dije emocionado.
-Ven acá muchacha.- dijo el director exasperado.
Le sonreí a Brenda antes que bajara las escaleras. Rápidamente aplaudieron y otros silbaron. Yo fui uno de los que festejó y gritó.
Ya que estuvo junto al viejo mamarracho, él la obligó a hablarnos a todos nosotros, como agradecimiento o algo así.
Se aclaró la garganta y comenzó.
-Soy un asco con las palabras, pero de todos modos gracias. Creo que papá se alegrará mucho de ésto, mm... No se que debo decir.- suspiró.- Prepararé mi discurso y veremos que tal está... Mmm, adiós, supongo.
Se bajó del estrado y volvieron a aplaudir. Ella se miraba avergonzada y ruborizada, a pesar de mi distancia.
-Bien, éso fue... Inspirador.- bromeó el director una vez que subió al estrado.
Brenda hizo una mueca y caminó de regreso. Ya que estuvo junto a mí regresó a su posición inicial.
-Cambiando de tema, el baile será después de la graduación. Será de gala y lo digo enserio, hombres de traje y todo éso. - muchos bufaron.- Será al aire libre en el Millennium Park, así que imaginen lo que nos costó convencer al gobierno para prestarnos el lugar, tomen ésto en serio.
Wow, si que sería en grande.
-Ya ustedes sabrán si quieren invitar a su noviecita o a su amiguita o a quién sea. Se darán las recepciones en dos semanas, junto con los horarios y todo lo necesario. Así pues, doy finalizada ésta reunión escolar.
Todos comenzaron a salir como vacas asustadas, mientras Brenda y yo nos quedábamos sentados en donde mismo.
-No lo puedo creer, daré el discurso de la generación... ¿Qué diré? ¿Qué haré? Ya estoy mas estresada de lo que estaba...
La abracé con dulzura.
-Ya sabrás que hacer, eres muy inteligente... Te lo mereces en verdad.- le di un beso en la frente.
-Gracias.
Me levanté y le dí la mano para ayudarla a levantarse, como el buen caballero que era. Me reí para mis adentros.
-¿Qué clase te toca? - le pregunté.
-Gimnasia, Andrew. Hay que fugarnos.- suplicó.
Negué con la cabeza.
-Es malo hacer novillos y más en las últimas semana. Nos vemos en la tarde..- le dije.
Ella entrecerró los ojos.
-¿No me llevarás a casa?
-Lamento decirte que no, el equipo y yo planeamos una salida, la última del año, sin contar la fiesta después del baile.
-Muy bien, diviértete entonces. - se paró de puntitas y me besó.
Me reí y le regresé el beso.
-A clases, princesa. - le susurré.
Ella gruñó, terminó el beso y se fue casi corriendo al gimnasio.
Me encontré con Doyle fumando en una de las gradas del estadio, mirando el pasto con nostalgia.
Me senté a su lado.
-Extrañaré esto.... - dijo
-Pero seguiremos jugando todos juntos.
El se rió sin alegría.
-Hermano, éste verano me voy a la Universidad de Nuevo Mexico, a miles de kilómetros de aquí.. Cale se irá a Boston, Seth a Washington, ¿quieres que siga?
Suspiré.
-Para éso hay vacaciones.
-Cállate, cada uno hará su vida y nos olvidaremos. Y cuando tengamos 60 malditos años abriremos el anuario y recordaremos con nostalgia, pero mientras tanto...
Le pegué con puño cerrado en el hombro.
-Cállate tú, pareces una niñita llorando. Disfruta de éstos días y no te pongas todo emo corta venas...
Suspiró y le dio una larga calada a su cigarrillo.
-Tienes razón... Como sea, ¿ya invitaste a Brenda al baile?
Negué con la cabeza.
-Lo haré ésta noche, tal vez. Ésto de la apuesta ya me está cayendo encima, no quiero herirla, por que de verdad la amo y con el alma. En el día de la graduación se harán exactamente los 6 meses, Doyle.
El suspiró y sacó todo el humo.
-Éramos todos unos estúpidos en aquél tiempo... Pero apuestas son apuestas.
Gruñí.
-Sabes que, Doyle. Olvídalo, no me estás ayudando en nada. - me paré y me fui sin mirar atrás.

Toqué la puerta de la casa de Brenda, increíblemente nervioso.
El señor Loughty abrió la puerta y me miró feo.
-Es muy noche para visitas, Brenda posiblemente esté dormida.
-No me quedaré mucho, vengo a invitarla formalmente al baile de graduación.
Me miró de arriba a abajo.
-¿Con formalmente te refieres a jeans desgastados, un suéter y tenis?
-Sabe a lo que me refiero.
Gruñó.
-Bien, pasa. Iré por Brenda.
Me paré enseguida del sillón mirando a las escaleras. No se cuántos minutos pasaron, cuando miré a Brenda bajar por las escaleras en pijama y con un moño despeinado.
Se veía hermosamente adorable.
Ella soltó un chillido y miró hacia arriba.
-¿Por qué no me dijiste que era Andrew? Ugh, me pude haber vestido presentable...
-Vamos, baja. - le dije.
Ella bajó a regañadientes.
-Hola.- dijo simplemente.
-Hola, princesa.
-Creí que no vendrías.
-Creíste mal...
Nos quedamos callados.
Ambos sabíamos que su papá estaba arriba al final de la escalera escuchando todo.
Suspiré y le tomé la mano.
-Brenda, ¿quieres ir al baile conmigo?
-Que poco romántico eres.- masculló.- ¡Pero sí!
Brincó hacia mí y se colgó de mi hombro, abrazándome.
Cuando finalmente se bajó, me dio un dulce beso que sabía a menta.
-Basta de besos, Andrew aléjate de ella. - dijo el señor Loughty enseguida de mí.
Nos dejamos de besar y me hice hacia atrás.
-¡Papá!- chilló Brenda.
-Mucho mejor.- dijo él cuando estuvimos a un metro de distancia.
Aveces me impresionaba la autoridad que tenía el papá de Brenda sobre ella, era muy protector y éso era tierno. Mi papá no me sobre protegía  si no que me cerraba las puertas a lo que quería, en cambio mamá era muy liberal, despreocupada, pero aún así una muy buena madre, al contrario de mi padre.
Por un momento tuve unas ganas de abrazar al señor Loughty y decirle lo buen padre que era, a pesar que había dejado sola a Brenda por una temporada, pero me contuve.
-Y bien, muchacho... ¿Ya te vas?
-¡Papá, que grosero eres! - exclamó Brenda.
Yo sonreí.
-No te preocupes Brenda, me tengo que ir. Nos vemos mañana ¿está bien?
Ella asintió.
-Buenas noches.- dijo.
No supe si acercarme a darle un beso o qué, pero su papá se me adelantó.
-No besos, no toques, no caricias. Por hoy.
Solo nos sonreímos mutuamente y me despedí agitando la mano, ella hizo lo mismo.
Salí al frio nocturno y me subí a mi carro, conduje hacia mi casa y cuando entré, me llevé una gran sorpresa.
Mamá y papá estaban en el sillón con un sobre en las manos.
-¿Qué es éso? - pregunté
-Es tuyo, cariño.- dijo mamá estirando la mano para dármelo.
Lo miré, era un sobre grueso, con mi nombre y dirección impreso en el frente.
Lo rasgué y casi grito.
Era de Berkeley. Desdoblé la hoja y leí el contenido.
¡Me aceptaron! ¡Me iría a la cálida California! Comenzaría en marzo.... ¡Apenas en dos meses!
-¿Y? - dijo papá
Lo miré y luego miré a mi mamá con una gran sonrisa.
-Fui aceptado en Berkeley! - grité.
Mamá se paró de un saltó y me abrazó con fuerza.
-Muchas felicidades, Andy
Papá solo nos miró con una minúscula sonrisa en la cara.
-Ahora serás todo un californiano. - comentó.- Felicidades, hijo.
Sonreí con ganas, y por primera vez en 10 años, lo abracé.
Él era duro, sí, pero tenía sus sentimientos ahí, todavía. Me abrazó él también.
-No sabes lo orgulloso que estoy.- dijo emocionado.
Y ahí fue cuando comencé a llorar como nena, recordando la última vez que había abrazado a papá, lo extrañaba, aún viviendo con él se sentía como si él nunca hubiera estado.
Recordaba aquél día, el más feliz de mi infancia, en el cual fuimos a la playa y papá y yo jugamos a las luchas, él me tiró a la arena y después el se tiró encima de mí, sin hacerme ningún daño y me dijo que yo era el mejor hijo que pudo haber tenido... Dos meses después, comenzó a odiarme sin razón. No me mostraba afecto ni nada, solo me ignoraba... Hasta ahora.
No podía estar mas feliz.

-LizzieG. :)

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