miércoles, 27 de marzo de 2013

The Bet. Capítulo 19.


#79                                                                                         #BPOV
Maïa estaba no se donde. 
Papá estaba trabajando. 
Andrew... No lo sé, pero no lo necesito ahora. 
Mi única opción era Joe. 
Tomé mi teléfono y lo llamé. 
-Brendster*! ¿Qué pasó?- dijo con alegría. 
-Ando aburrida, vamos a tomar un helado o algo así, ¿sí?
-Bueno, hay una fiesta esta noche, que se dice que será épica, ¿quieres...
-¡Si, vamos! - le grité antes de que terminara la pregunta. 
-Está bien, paso por ti en quince. - y colgó. 
Me puse una simple musculosa negra y unos jeans pegados de mezclilla junto a unos converse negros. 
Me arreglé el cabello y me maquillé un poco. 
A los quince minutos Joe ya estaba afuera de la casa de Maïa, ya que yo me había negado rotundamente a regresar a casa. 
-Hola.- dije cuando subí a su Mercedes rojo. 
-Hola, te ves muy linda. - dijo, sonrojándose. 
Aw, ternurita. 
-Gracias. 
Manejó hasta el otro lado de la ciudad, en donde estaban las grandes casas. 
-No entiendo como nos colaremos a una fiesta de riquillos. - dije, mientras paraba en una gran mansión, que destilaba gente sofisticada. 
-Mira, esperaremos a personas acá y después que seamos muchos atacaremos. Según lo que se, son puros de nuestra edad, pero son unos amargados.
Suspiré.
-Pensé que eras un tipo bueno.
-Lo soy, pero no soy idiota, no me perdería una fiesta como ésta nunca. - sonrió.
Quince minutos después, unos 100 chicos estaban fuera de la mansión, todos riendo y bebiendo.
-¡ES LA HORA!- gritó un chico de no se donde, y todos entraron.
Yo solo caminé de la mano de Joe, ya que no me sentía segura de nada de ésto. Está bien, me había emborrachado un par de veces, pero era con gente que conocía, y que estaba con Maïa y ésas cosas, pero ahora solo estaba con Joe rodeada de chicos extraños.
Cuando entramos a la gran casa, me llevé una gran sorpresa; era muy elegante, sí, pero todo estaba decorado con pequeñas lucecitas de navidad, ya había humo y la mayoría de los chicos estaban vestidos casualmente.
Suspiré aliviada y le solté la mano a Joe.
La música era agradable y no retumbante como siempre lo era, era buena música.
-¿Quieres algo de tomar? - dijo Joe
-Oh, claro. Estaré sentada en las escaleras.- dije señalando las grandes escaleras, de ésas que son típicas en las películas que involucran princesas y ésas cosas.
El asintió y se perdió entre la gente.
Me iba a sentar en el último escalón, pero estaban muy concurridas las escaleras, así que las subí todas y me recargué a la pared y me distraje mandando un SMS a Maïa.
-Hola, que sorpresa verte por aquí. - me dijo una voz extremadamente conocida.
Levanté la mirada y me lo encontré a centímetros de mí.
Estaba a punto de que me diera un ataque al corazón.
Maldito Andrew.
-Sí, sí. ¿Que quieres? - dije cortante.
-Sinceramente, nada. No pensé que habías venido pero cuando te miré aquí no dude un instante en venir a saludar.
-Ah, pues hola. Listo, ya nos saludamos, ahora ya te puedes ir.
El ser rió.
Yo puse los ojos en blanco.
-Mira, perdón Brenda, enserio. No puedo estar así contigo, me siento de una manera tan... Me haces falta, y mucho. Pensarás que solo son palabras vacías, pero lo digo con el corazón en la mano. - puso su mano en su pecho.
Que melodramático.
Sonreí.
-Se que no puedes vivir sin mí, pero lo tienes que superar.- dije bromeando dándole pequeños golpecitos en su pecho con un dedo.
El puso su mano derecha en la pared, semi-acorralándome.
Pasó su mano izquierda por su cabello y sonrió.
-Bueno, tienes razón, pero no lo puedo superar. - me contestó, siguiendo la broma, haciendo lindos y divertidos pucheros que me hicieron reír.
-Oye, basta. No me hagas reír, estoy enojada contigo.
 -Te he pedido perdón, Brenda. - me miró a los ojos. - Realmente te aprecio, siento que te a...
-No. No lo digas, Andrew. - dije interrumpiéndolo.
No quería que dijera la palabra con A.
No estaba preparada para escucharla, además si la oía de sus labios, dejaría a Joe y volvería con Andrew en un santiamén. Y no quería éso.
Joe había estado conmigo cuando pasó lo de mi papá, fue mi paño de lágrimas, mi consuelo. En cambio Andrew, posiblemente estaba con Kayla besándose, y ésas estúpidas cosas.
Estaba enamorada de Andrew, sí, pero ahora Joe estaba en mi vida, lo quería.
-¿Por qué no? Así es como me siento, quiero decírtelo.
-Por que si me dices solo te estarás engañando a ti, te lastimarás. ¿Por qué? Por que no puedo corresponderte, Andrew. No puedo. Ya no...- suspiré y sentí que las lágirmas se aproximaban.- Ya no te quiero.
Bajó su mano de la pared muy lentamente, solo se quedó enseguida de mí con un pequeño gesto de dolor.
-Entiendo. - dijo. - Bien, ya no te molestaré... - me miró por última vez y se alejó por el pasillo.
Resbalé por toda la pared hasta caer en el piso.
No era bueno mentir, éso lo sabía muy bien, pero no me había quedado otra opción. Sabía que si regresaba con él, si le escuchaba decir un "te amo", caería de nuevo a sus pies... Pero nuevamente pasaría lo mismo, como una cadenita, él me lastimaría, y yo quedaría como un perrito abandonado.
Lo que si no me podía perdonar era haberle lastimado a él.
Bien, él me lo había hecho a mí, pero yo no creo en las venganzas, no me gusta hacer sufrir a la gente, por mas mala que pueda ser una persona no se merece nada de dolor y sufimiento, ya sea físico y psicológico.
Se lo que es el dolor, y se que a mi no me gustaría que me lo hicieran. De nuevo.
-Te traje una limo.. ¿Estás bien? - dijo Joe al verme.
Se sentó enseguida de mí y me dio un vaso.
Lo olí. Nada de alcohol, bien, ese chico era buena persona.
-No. - dije simplemente.
-¿Quieres hablar sobre ello?
Tomé de mi limonada, y negué con la cabeza.
-Es mejor dejarlo así.
-Mira, no te obligaré a hablar, está bien. Pero recuerda que podrías ahogarte con tus propios pensamientos, ésos pensamientos que te tenían en la agonía. - suspiró.- Todo estará bien.
Puse los ojos en blanco.
-Ajá, éso lo dices por que no te está pasando.
Acarició mi cabello.
-Tienes razón, no me está pasando, pero al igual que tú, yo también tengo problemas y se lo que se siente, pero te apuesto un mechón del cabello de Megan Fox - me reí y me miró feo.- a que haz tenido mas problemas, pero los haz superado.
Asentí.
-Bien, esto es lo mismo, simplemente ahora te estas matando y te estas comportando como una completa emo, por un simple problemilla. Si los demás problemas se han superado, ¿por qué este no?
Lo miré y el me sonrió.
No sabía que tenía él, pero siempre que hablaba con Joe me sentía mas liberada, y sabía que todo lo que me decía era verdad. Este chico servía para ser psicólogo.
Lo abracé.
Como quería a este chico.
Cuando nos separamos, él tomó mi barbilla y estampo dulcemente sus labios contra los míos.
No fue una beso con todo el sentido de la palabra. Solo estaban nuestros labios juntos, inmóviles.
-¡LA POLICIA!- gritó un chico.
Oh, mierda. Esto iba a terminar muy mal.
-Liz.




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