martes, 26 de febrero de 2013

Reckless. Capítulo 12.


             
Reckless. Capítulo 12. "Cruzando Líneas".


--Pero no quiero hacerlo, Charlie.
Él se lleva la cerveza a la boca y levanta una ceja.
--¿Porqué? Es tu novio.
Niego.
--¿No podrías sólo devolverme el auto? No le voy a pedir a Harry que sea mi chofer.
Se encoge de hombros.
--Es sólo una vez a la semana.
  Me cruzo de brazos y lo miro viendo la televisión. Cuando siente mi mirada profunda en él, suspira y se gira hacia mí.
--No quiero que me lleve a una cita con esa mujer.
  La señora Jordan, mi nueva psicóloga. Mi primera cita con ella aquella vez fue demasiado agradable, si soy honesta. Tendrá que ver con el hecho de que lo único que hizo fue presentarse y hacerme unas preguntas sobre mi vida. Claro, contesté las que se me pegaban en gana contestar.
--¿Porqué?
Siento que de pronto mis mejillas arden.
--Quiero mantenerlo alejado de esto.
Él deja su cerveza en la mesa momento después, mirándome fijamente.
--Ridley, ¿Te avergüenza que piense que necesitas ayuda?
--¡Yo no necesito ayuda!Protesto.
Se mantiene impasible, aún esperando su respuesta.
--NoDeclaro.
Pero es como si Charlie pudiera ver derechito a mi alma con sólo mirarme a los ojos.
--EnserioIntento una vez más.
--Ridley…
--Es sólo que no quiero que me pregunte, ¿De acuerdo? Va a ser incómodo y…
  Harry ya me había dicho que él no me preguntaría a menos que yo quisiera contarle. Así que sí; Me da vergüenza pedir ayuda. ¿Es ilegal?
--No me hagas pedírseloLe ruego, con voz chillona.
Sacude la cabeza.
--Ridley, no hay nada de malo con necesitar ayudaDice, con tono enojado. Irritado, más bien.
Frunzo el ceño.
--No me importa pedirle ayuda a Harry, el punto es que no quiero…--Repongo, pero él me interrumpe:
--No me refiero a Harry, me refiero a la doctora Jordan.
Frunzo el ceño.
Pero no le digo nada.
Porque no sé qué decir.
Así que al final suspira y dice:
--Ve y pídeselo a ver a quién. Y pobre de ti si decides no ir a la cita.
Me levanto del sofá, molesta. Cierro mi boca con fuerza para no decirle cosas feas a Charlie de las cuales después sé que me voy a arrepentir. Porque yo no puedo contra Charlie, si él decidiera que está enojado conmigo. No lo soporto.
--RidleyDice con suavidad detrás de mí. Me volteoLo siento. Pero estás castigada, y en verdad necesito que vayas a esas citas.
--¿Pero porqué?Extiendo mis brazos al aire en un ademán de desesperación.
--Porque tienes problemas.
--¡Yo no tengo pro…!Le grito, pero me corto a mí misma, e intento respirar profundo--¿Y qué con eso? Todo el mundo tiene problemas.
--Por eso existen las psicólogas.
--Y no todos van. Y eso no significa que vayan a suicidarse.
  De repente a Charlie le cruza por el rostro una oleada de dolor. Abre bien los ojos.
--¿Quieres suicidarte?
--¡Dios, no! ¡Mierda!
Se pasa las manos por la cara mientras suspira lento y profundo.
--No puedo creer que últimamente haya tenido tantos momentos como estos contigo. Quiero que subas las escaleras y llames a tu novio, o a quién quieras y te pongas de acuerdo. O irás en metro. O en bicicleta. O caminando. El punto es que vas. Y vas porque tienes problemas qué resolver y porque estás un poco dañada. Sé que odias que lo diga, pero es cierto; Estás dañada, Ridley. Y te estoy obligando a hacer esto porque te quiero. Sé que me odias ahora mismo, pero no me importa. Punto final. Ahora ve a llamar a Harry y haz tareas.
   Charlie parece perturbado. Se sienta en el sillón de nuevo y se pone a ver la televisión, intentando ignorarme, porque yo me quedo ahí parada con la boca abierta.
   No puedo creer que me haya dicho a mí que estoy dañada.



                                                                    


“Se lo pediré a Kimera. Sí, se lo pediré a Kimera”.
Pero las probabilidades de que ella me lleve son casi nulas. ¿Por qué? Ella no soporta estar cerca de clínicas. No desde que estuvo ahí un par de veces por razones que no me ha querido contar.
Sé que ella lo hará, si yo se lo pido. Pero sé también que ella se pondrá ansiosa y le haré daño de alguna manera, sé que se asustará. Así que prefiero mantenerla aparte. No es como si sus momentos ahí fueran tan felices.
  Eso me lleva a Harry.
Así que casi arrastrando mis pies me dirijo hacia la cancha y me siento en una de las bancas, lo suficientemente arriba para que me vean. Harry tarda, pero después de unos minutos me ve. Sonríe y le sonrío de vuelta, mientras regulo mi respiración y espero a que la práctica se alargue un poco más para que él no avance hacia a mí.
  Pues sí, me da vergüenza a Harry pedirle ese favor.
Ya he pedido demasiados.
 Entonces, cuando Harry se acerca le sonrío descaradamente porque ahí está Max, creo que observando mis movimientos. Y le planto a Harry un beso muy cerca de la comisura de los labios y tapo nuestro casi beso con la mano cuando acerco mi mano a su mejilla. Así que parece un beso real.
Harry frunce el ceño.
--No juegas limpioFarfulla.
--Yo te lo advertíSonrío, mientras tomo mi mochila y nos levantamos.
  Me preocupa de repente que él pueda cansarse de mí. Que pueda cambiar de opinión sobre nuestro trato y que quiera hacer más amigos reales. Incluso conseguirse una novia real.
   Siento algo feo en el estómago, pero intento ignorarlo.
--Lo hicisteMe sonríe.
Mientras caminamos por medio campus él me toma de la mano. Y doy un respingo. Me alivio dos segundos después, cuando me recuerdo a mi misma que esto no es extraño. Comenzamos a hacerlo  hace unos días, para cuando estuviéramos en público. Exclusivamente.
  Me pica la mano.
“Muy bien, Ridley. Te estás poniendo rara. Relájate”.
--¿Cómo te fue?Le pregunto casi en un murmullo.
--Bien. ¿Y a ti?
Asiento.
--Bien.
--¿Enserio? Porque tengo aquí como cinco segundos contigo y estás diferente
Frunzo el ceño.
--No estoy “diferente”. No es nada.
Me da suavemente un empujón.
--¿Enserio?
--…Sip.
Mi error es dudar tanto en contestarle.
--Ridley. ¿Quieres decirme algo?
¿Pero que soy tan evidente o qué carajos?
Mi mano no deja de picarme, así que le suelto y lo tomo por el brazo, así me siento más cómoda.
Levanta una ceja.
--Bueno, tal vez.
--¿Tal vez?
Asiento.
--¿Y qué es ese tal vez?
--Yo… Quería… Pedirte un favor.
Y ya no hay vuelta atrás.
--¿Y de qué se trata?
Me muevo y tomo más fuerte de su brazo.
--Humm….
Me da otro ligero empujón cuando no contesto.
--Vamos, Ridley. Sea lo que sea no puede ser más grande que esto.
Nos señala a nosotros dos. Yo agarrándole del brazo y él dejándome.
--Créeme, es más grande que una supuesta novia. ¿Qué tienes qué hacer hoy después de la escuela?
Se encoje de hombros.
--Nada, supongo. ¿Quieres ir a algún lado?
Sacudo mi cabeza.
--¿Qué si quiero? No. ¿Qué si debo? Sí.
--¿Quieres sólo... explicarte?
--No, la verdad.
Levanta una ceja y me mira confundido.
--Bueno, la cosa está así: Necesito que me lleves a alguna parte hoy. Pero si no quieres totalmente lo entiendo. Se lo pediré a Kimera.
   Aunque sé que no lo haré.
Levanta las cejas una vez más, sorprendido. Se está riendo.
--¿De qué te ríes?
--¿La gran Ridley Sutton, insegura? ¿Quién lo hubiera creído?
Le doy un empujón y después me suelto de él porque hemos llegado a mi casillero.
--Yo no soy insegura. Sólo no quería meterte en más asuntos.
“Mis asuntos. Los que son privados. Y que se supone que tienes que estar fuera”.
Sacude la cabeza, aún riendo. Yo intento abrir mi casillero.
--Muy bien, Ridley. ¿A dónde quieres que te lleve? ¿Y qué pasó con tu carro?
--Bueno, resulta que Charlie me castigó…
--¿Quemaste un edificio?
Sonrío cruelmente.
--¡Claro que no! He aprendido mi lección. Ya no lo hago más.
Le sonrisa se le va borrando de la cara. Me da risa, así que no lo desmiento.
--Y bueno… ¿Recuerdas esa clínica dónde me llevaste la otra vez?Le digo en susurro después de ver los pasillos por si alguien está prestando atenciónBueno…
--¿Tienes otra cita?
Asiento, cautelosa.
Después de unos momentos sin que yo diga nada, él se inclina hacia adelante y dice:
--Te lo dije; Yo no voy a preguntarte a menos que tú me quieras decir.
“Cosa que, eh, no va a pasar”.
Me remuevo, incómoda.
--¿Me vas a ayudar o no?  No confío en nadie más.
Se lleva una mano al corazón, falsamente conmovido.
--La famosísima y malvada Ridley Sutton confía en mí…--Abre la boca y los ojos como las caricaturas animadas. Ríe---Está bien, Ridley.
Finalmente, sonrío. De verdad. Lo cual es como, la cosa más extraña.
Pero si me pongo a pensar en las semanas antes de conocer a Harry con estas, es más extraño porque últimamente he sonreído mucho. Otra vez: De manera real.
   Es tan desconcertante como si me encontrara a Kimera colada por un tipo.
O como si Josselyn y yo fuéramos como, mejores amigas de nuevo.
O como si Charlie se consiguiera finalmente una novia y se relajara.
Más incluso que mamá, comprando los materiales para comenzar a pintar de nuevo. Como en los viejos tiempos. Cuando nadie estaba tan dañado.
Muy bien, no tan desconcertante, pero se acerca.
Me inclino hacia adelante, a unos centímetros del rostro de Harry, y murmuro:
--Gracias, Harry.
Se encoge de hombros, con una sonrisa pintada en su cara. Sus ojos oscuros relucen.
--Luego me devolverás el favor.
Pero cuando lo miro de nuevo a los ojos, estoy completamente segura de que él nunca me lo cobrará. Es un presentimiento.
 Llámame loca.
Cuando abro la boca para decirle algo, el imbécil más grande aparece caminando hacia nosotros y se para en medio de Harry y yo.
--¡Maldita sea, Max! ¿Tienes idea de lo que espacio personal significa?
Le empujo del hombro y él sólo ríe.
Harry se cruza de brazos y saca un suspiro. De ese suspiro que dice “Tengo que tener paciencia, tengo que tener paciencia”.
--Hola también, preciosa.
Las cejas de Harry se juntan en señal se disgusto.
--Muy bien, Max. Creo que ya has tenido suficiente. Lárgate.
Pero él decide que va a hacer caso omiso de ello. Pasa las manos por su cabello oscuro y luego nos señala a nosotros dos con un gesto.
--Yo no me creo que estén juntos.
Mi yo interior se retuerce y empieza a chillar. “¡Te atraparon, te atraparon!”. Pero una parte de mí es más inteligente. La parte dominante.
Levanto una ceja. Pero Harry habla primero.
--¿Y se supone que tengo que tener en mente tu opinión sobre nosotros?
Bueno, no es la mitad de ofensivo de lo que yo tenía planeado decir, pero sirve.
Max frunce el ceño.
--Me lo hubiera tragado completamente si Ridley fuera tan pegajosa contigo como fue con el resto. Ustedes dos no están juntos. Yo no me lo creo. Ni siquiera se han besado en público.
--Largo, MaxReplica Harry.
Pero Max lo desafía cuando se acerca hacia a mí y me toma por la cintura. Y luego… Harry lo empuja.
Max parece sorprendido, al principio. También la gente en los pasillos. Debo admitir que incluso yo estoy sorprendida. Quiero decir… ¿Harry, el pacifista y perfectamente prudente Harry? No me jodas.
   Sé que se meterá en problemas, así que lo jalo hacia atrás antes de que Max pueda meterle un golpe de lleno en la cara.
--Vamos, guapo. Él no vale la pena. Además no quiero un moretón en esa cara que tienes. Es mía.
  Ambos me miran fijamente cuando saco esas palabras de mi boca. Probablemente si no hubiera dicho las últimas dos palabras… Yo nunca he sido posesiva con nadie. Con ninguno de mi extensa lista de ex novios.
Es asombroso como esas dos últimas palabras ponen la cara de Max con sentimientos encontrados. Desde el desconcierto, pasando por la confusión y llegando a la frustración y finalmente a la rabia.
  ¿Por dos palabritas de nada? Pff. Los chicos son tan necesitados.
--¿Qué está pasando aquí?
El director rompe la tensión creada recientemente presentándose en los pasillos, mirándome fijamente.
 ¡Esta vez yo no hice nada!
Sonrío cordialmente. Falsamente.
--Nada, director. Sólo estábamos teniendo una conversación amistosa. ¿Verdad, chicos?
Ellos asienten, lentamente.
Puedo jurar que las personas observando en el pasillo están conteniendo el aliento. Todavía no termino de estar segura porqué.
 El director nos observa a los tres atentamente, luego suspira y ruge:
--Señor Brown, a mi oficina. Ahora. Tenemos asuntos qué tratar.
¿Pero quién carajos es Bro…?
--Sí, señorMax farfulla.
¿Brown?
Me quiero estrellar contra un poste. ¿Cómo demonios yo fui a salir con alguien de quién no me sé su apellido? Quiero decir, no…
  Suspiro mientras veo a Max alejarse. Me empiezo a relajar, cuando…
--¡Max!Harry grita, cuando él está alejado unos metros.
Max se voltea para enfrentarlo. El director sigue caminando enfrente de él, haciendo caso omiso a Max, quién se ha detenido en cierto pasillo.
    Harry sonríe lentamente, casi con burla, casi cruelmente. Y entonces me jala de manera suave hacia él y presiona sus labios sobre los míos. Y yo cierro los ojos. Sus labios se sienten cálidos y tienen un extraño sabor… Que no me molesta. Al contrario, creo que me agrada.
Creo que me gusta.
Muy bien. Ahora sí ya cruzamos líneas.


-Sthep Stronger.

2 comentarios: