martes, 19 de febrero de 2013

Reckless. Capítulo 11.


                                                          
Reckless, capítulo 11. "Pasando páginas".


--¿Cuál es el plan?Me pregunta mi novio-no-novio Harry.
Me encojo de hombros, aún sabiendo que no puede verme. Manejo el celular con una mano y con otra intento delinearme. Las mujeres somos así de geniales.
--Bueno, guapo, no tengo ninguno.
--¿No tienes ninguno?
--NoLe digo mientras parpadeo al espejo de mi bañoAsí que vamos a crear uno aquí. Él te va a preguntar dónde nos conocimos. ¿Sugerencias?
--Humm… No sé… ¿En la escuela?
Frunzo el ceño.
--Qué poco romántico eres. Muy bien, en la escuela.
Escucho su risa.
--Bien. Espera. Puedo hacerlo mejor… Nos conocimos cuando íbamos caminando por la calle en sentido contrario y chocamos. Se te cayeron las cosas de la bolsa y te ayudé a rejuntarlos. En cuanto nuestras manos se tocaron, sentimos la chispa y nos dimos cuenta de que estábamos destinados a estar juntos por el resto de nuestras vi…
--Corta esa basura, Nicholas SparksLe digo con sarcasmoMe quedo con la escuela.
Ríe.
--¿Crees que me parezco a Nicholas Sparks?
Me encojo de hombros, a pesar de que es inútil.
--Bueno, sólo me he leído un libro de él. ¿Qué quieres que te diga? Tienes su misma vibra… No es un cumplido.
Lo oigo reír entre dientes.
--¿Cuánto te va a tomar darte cuenta de que nunca encontrarás a alguien como yo, querida Ridley? Sé que me amas.
Saco la lengua. Estas conversaciones son más divertidas cuando estamos frente a frente.
--¡Oh, Romeo! ¡Me temo que vuestra madre te ha dado una buena paliza en esa cabeza que tienes!
--Eres una tontaDice riendo.
Sonrío mientras parpadeo en el espejo. Mi reflejo me regresa la sonrisa cuando río.
--Y aún así estás terriblemente enamorado de mí. Así que te callas. Entonces… Nos conocimos en la escuela y te diste cuenta de que yo era adorable así que te pusiste las pilas y empezaste a ligar. Así queda.
 Hace una pequeña pausa. Me lo imagino frunciendo el ceño.
--No le voy a decir eso a tu hermano.
--Mira, te diré lo que va a pasar: Te lo voy a presentar, te torturará unos minutos y luego nos podemos ir. De hecho creo que te voy a conceder una cita real, así de afortunado eres. ¿Quieres ir al cine?
Suelta una carcajada.
--¡Mira que contigo no batallo!
Sonrío.
--Oye, espero que ese no seas tú llamándome Zorra, porque entonces te corto. No me importa qué tan cierto sea.
--Ridley, yo nunca te llamaría zorra. Descarada, tal vez. Pero no zorra.
--¿Descarada? ¿Por qué no intentas con Super Guapa o Lindísima? Funciona bien conmigo.
Bufa.
--Claro que sí. Porque eres todo un amor.
--Y hasta ahora lo captas.
Sonrío de nuevo al espejo mientras rezo por no sacarme un ojo con el delineador.



                                                                  



Mi madre se ha puesto un realmente feo vestido morado con extraños estampados. Ha recogido su cabello en lo alto en un moño y está parada en la puerta con las manos cruzadas.
   No he hablado con ella en días.
No directamente. Siempre estoy escabulléndome. De hecho, soy muy buena en eso.
--DeborahLe digo, parándome enseguida de ellaVas a asfixiar al chico. Sólo siéntate.
--MamáMe corrige.
La ignoro mientras voy a la cocina, donde Charlie está sacando las cervezas para la pizza.
--¡Ridley! ¡Ridley Elizabeth Sutton! ¡No te atrevas a dejarme hablando sola! ¡Soy tu madre!
  Cómo se pone pesada.
--¡Mira a qué hora has decidido que eres mi madre!
En eso Charlie sale de la cocina con una pizza en la mano y mirada alarmante.
--No chicas. No cuando estamos a punto de tener un invitado. Mamá, tranquilízate, ¿De acuerdo? Y tú, Ridley. Te juro que te mandaré a un internado para niñas si no te calmas ahora.
  Si no fuera por esa amenaza, yo ya hubiera dicho unas cosas que digamos que no son muy apropiadas para una señorita como yo.
 ¡Ja!
Suena el timbre. Mi madre, alisando las arrugas inexistentes de su feo vestido, se pone derecha y camina hacia la puerta.
--Buenos díasEscucho la voz de Harry, suave y relajada.
Eso me relaja. Ese idiota puede hacer eso.
--¡Hola! ¿Eres Harry, verdad? Pasa. Soy Deborah, la madre de Ridley.
Harry estira la mano para saludarle, pero mi mamá se acerca y le da un beso en la mejilla. Supongo que Harry está entre los entandares de mi madre. Mierda. Le hubiera dicho que se pusiera una calcomanía que simulara un tatuaje en media frente, a ver cuánto le gustaría eso a mi querida madre.
  Harry está un poco sorprendido, pero sonríe cordialmente. Y luego me mira, levantando una ceja, porque ambos podemos recordar en ese momento cuando yo le dije que vivía sola con mi hermano mayor. Cuando le dije que no tenía padres.
  Y en su momento, así era.
Charlie sale de la cocina con las manos vacías esta vez y sonríe a Harry. Es una sonrisa amable, pero hasta ahí. En cualquier momento puede poner su sonrisa de Asesino Serial.
 Camino hacia Harry y le sonrío mientras él me rodea la cintura con un brazo y yo le doy un beso en la mejilla. Muy, muy cerca de la boca. Enserio, creo que el chico se puso a alucinar. Lo compruebo cuando veo que sus mejillas adquirieron un leve tono rojizo.
 Ay, ternura.
Me río de él.
Niega con la cabeza en signo de reprobación, muy levemente, casi sólo para mí, pero aún así sonriendo de manera burlona. Pero Charlie y mamá están observando todo tan atentamente que creo que pudieron percibirlo tan claro como yo.
  Él me suelta para avanzar y estrecharle la mano a Charlie. Actúa como si hubiera hecho esto un millón de veces, y me obligo a preguntarme cuantas veces lo ha hecho.
 Charlie lo mira, casi examinándolo.
“Vamos, Charlie, no pongas tu sonrisa de asesino serial. No lo espantes demasiado, porque ni siquiera es mi novio real. No tiene que pasar por esto, ¿Verdad? ”, pero no se lo digo. Sólo me cruzo de brazos y miro fijamente a Charlie, esperando que no lo torture demasiado.
--Ridley me ha hablado mucho de usted.
Le habló de Usted. Harry ya está oficialmente arruinado.
Sin embargo Charlie lo toma bien y le devuelve el apretón de manos. Todo eso sin poner su sonrisa de Te Voy a Matar.
A veces Charlie es muy… ¿Cómo decirlo? Sobre protector cuando se trata de mí. Lo cual a veces raya a lo loco.
  Y a lo asesino.
--Espero que buenas cosas.
Charlie me lanza una rápida mirada.
--Soy un ángelLes digo, con mi sonrisa de “Soy más inteligente que tú”.
Ambos me miran, simpáticos, porque saben que estoy muy lejos, claro, excepto en la parte de supremamente hermosa.
A veces no puedo evitar recordar que soy tan genial…
Muy bien, eso ha sido muy vanidoso.
Pero no le quita lo cierto.
--Y muy guapaLes comento, con una sonrisa.
--Por supuesto que sí, RidleyContesta Harry, amablemente.
Le levanto una ceja a Charlie.
--¿Y tú? ¿No piensas secundar eso?
--No hay necesidad de aumentar tu ego, pulgosa.
Frunzo el ceño.
  Y los siguientes 20 minutos, son como la cosa más rara del mundo. Enserio.
Primero, empieza con la inevitable pregunta de Charlie: “¿Dónde se conocieron?”. Esa parte es muy fácil. Entonces comienza mi madre a preguntarle cosas sobre su familia y sus trabajos, y es así cuando me meto en la conversación, cambiando de tema. Y la cosa se vuelve pan comido en el momento en que Charlie le sube un poco a la televisión para escuchar el partido mientras comemos la pizza, justo después de que mi hermano empiece a sonreír como Drácula. Resulta que Harry hace este comentario que no entiendo sobre el equipo y Charlie se emociona y deja de sonreír de esa manera escalofriante para reemplazarla por una amable y hace otro comentario. Al final los dos terminan emocionándose viendo el partido y nos dejan a mí y a mamá tranquilas.
  Mamá, que está sentada enseguida de mí, se inclina y me susurra:
--Tú novio me gusta.
Por supuesto que sí. A todo el mundo le gusta Harry, hasta a Kimera, cosa que no es fácil, ya que se puede decir que ella odia a toda la raza humana, no sólo la masculina.
--Pues sí. ¿Qué esperabas? ¿Múltiples tatuajes y pantalones caídos?
Ni se inmuta cuando me contesta sin vergüenza:
--Sí.
Ruedo los ojos, cosa que ella odia.
--Bueno, siento decepcionarte, Deborah.
Ella suspira fuerte e intenta superar lo último.
--Ridley, ¿Adivina qué?
 Antes, cuando ella estaba aquí y ella venía a casa diciendo esa frase, yo dejaba todo lo que estaba haciendo y me ponía a jugar un juego dónde decía todo lo que se me ocurría hasta que ella me lo decía.
  Pero esto está muerto.
Se ha ido.
Y yo no puedo volver a eso de nuevo.
Nunca.
O al menos eso creo.
--¿Qué?Respondo secamente.
Ella hace una pausa y parpadea, ligeramente sorprendida, mientras escucho a mi hermano reírse con mi no-novio.
 --BuenoDice mientras se recuperaPues he estado buscando trabajoHace una pausa, esperando a que yo hable, pero estoy aparentemente muy concentrada en mi pizzaMe ofrecieron trabajo en tu escuela como maestra.
  Casi me atraganto.
Charlie se alarma con el sonido que sale de mi garganta, pero no dice nada. Yo podría gritarle a mi madre que de ninguna manera puede trabajar ahí, que no la quiero en mi escuela, pero no pienso discutir esto enfrente de Harry.
  Así que sólo la miro directamente, con la boca abierta y mi cabeza ligeramente inclinada.
--De ninguna maneraSe me escapa de los labios antes de poder darme cuenta.
  Ella sonríe y me mira de reojo.
--Cariño, ya está hecho. No hay nada más qué decir.
“No me llames cariño”.
En vez de decírselo me meto la pizza a la boca y me encojo de hombros. Luego miro a Harry.
--¿Listo para irte?
Ni siquiera le doy la oportunidad de contestar cuando ya me estoy levantando y diciéndole a mi familia:
--Nos vamos, familia. Gracias por la pizza.
“Familia”. Sabe raro cuando sale de mi garganta.
Mi madre levanta la ceja.
--¿Ya se van?
Asiento y rodeo la mesa para tomar el brazo de Harry y jalarlo fuera, pero él me detiene y extiende la mano para despedirse de mi madre y mi hermano, mientras dice que “Está encantado”. Mi madre le besa las mejillas de nuevo y mi hermano le saluda igual que la primera vez, pero sin la sonrisa de asesino.
--Espero volver a verteLe dice mamá.
Si supiera que él en verdad no es mi novio…
Pero Harry sonríe.
--Yo también espero eso.
Y me mira.
“¡De ninguna manera!”
Sonrío.
--Adiós, Deborah. Adiós, Charlie.
Y entonces arrastro a Harry fuera de la casa.
--Espero que no hayas hablado enserioLe digo cuando bajo las escaleras del porche.
Sonríe y se encoje de hombros.
--Son simpáticos.
Le frunzo el ceño.
--No. YO soy simpática.


                                              
                                                                            



Le sonrío.
--¿Entonces? ¿Vas a intentar la cosa del brazo?
Él mira hacia la pantalla del cine y luego me mira de regreso, sonriendo.
--¿A qué te refieres?
--Ya sabes, la cosa de estirar el brazo y rodearme. Es como el clásico más grande del mundo.
Se estira para tomar palomitas y sonríe al tiempo de que se las hecha a la boca.
--Ya sabía yo que querías estar entre mis brazos.
Niego con la cabeza sonriendo mientras le arrojo unas pocas palomitas.
--No, no, no, Harry. ¿Dónde está el tú que se pone todo rojo? Lo quiero de regreso.
Sonríe, deslumbrante.
--Pues tú eres contagiosa. ¿Qué te voy a decir?
Niego y miro la pantalla, intentando concentrarme en la película. Pero no puedo concentrarme porque él me mira fijamente. Así que lo miro de regreso.
--¿Qué?
--No sé… Sé que no soy nadie para preguntártelo, pero…
  Me acomodo en mi asiento.
--Ya. Hablas sobre Deborah. Venía preparando mi respuesta más o menos desde que salimos de mi casa. Dispara.
--¿Porqué me mentiste? No es como si fuera mi asunto, es sólo que…
Se vuelve a poner rojo. Parece que lo tengo de vuelta.
Le sonrío suavemente.
--Está bien. Es sólo que cuando me lo preguntaste, yo vivía solo con mi hermano.
Se muerde los labios, pero yo sé que quiere preguntarme.
--Es una larga historiaLe sonríoA lo mejor te la cuento un día.
--¿Enserio?
--No.
Me mira unos momentos antes de asentir y sonreírme una última vez antes de ver la pantalla.
--Harry.
Me mira.
--¿Qué pasa?
--Gracias.
--¿Por qué?
--Por hacer todo esto por mí. Por ayudarme. Gracias.
Sonríe. Luce encantador.
--Para esos somos los amigos, ¿Verdad?
Le sonrío de vuelta.
--Pero si le dices a alguien que dije eso, Potter, no hablaré contigo de nuevo. Y haré tu vida miserable. Lo prometo.
--Tenías que arruinar el momento.
Sonrío.
--Es mi trabajo.




   
            El lunes es algo así como un tira y afloja. Como un camino que tiene bajadas y subidas. O un remolino de viento que te arrastra a un lado y luego al otro.
Dos razones: Una se llama Kimera. La otra se llama Josselyn.
Es simple.
Es sencillo.
Es una pesadilla.
 O sea que cuando camino por el pasillo para ir a la cafetería tomada del brazo de Kimera mientras halamos entre murmureos con una sonrisa de “Soy más genial que tú” pintada en la cara, Josselyn camina en sentido contrario junto con esa chica de cabello castaño claro y corto hasta los hombros. Esa chica se llama Sunny. Esa chica era nuestra amiga cuando yo y Josselyn éramos prácticamente la misma persona. Están tomadas del brazo también. Están riendo, con sus perfectos labios pintados de rosa y sus broches de colores en el cabello.
   Es sólo un segundo, cuando pasamos Kimera y yo enseguida de ellas.
Un segundo, dónde Josselyn y yo nos miramos a los ojos.
Un segundo cuando recuerdo a Josselyn borracha y llorando, y sé que ella me recuerda a mi ayudándola a llegar a casa.
Un segundo en el que dejamos de fingir que eso no pasó nunca.
Sólo uno.
Y entonces Josselyn y yo dejamos que se desvanezca y miramos al frente, riéndonos con nuestras mejores amigas.
 Dos pasos más adelante giro la cabeza para mirar a Josselyn caminar del brazo de Sunny.
Esta vez dura más de un segundo.
Me refiero al repiqueteo en mi estómago como pequeñas navajas, porque siento celos. Celos porque yo antes estaba agarrada de su brazo así. Porque antes yo compartía esas sonrisas con ella. Porque me siento reemplazada.
  ¿Pero quién demonios soy yo para eso, si fui yo quién la alejó?
Es egoísta.
 ¿Pero qué puedo hacer al respecto, cuando siento los repiqueteos en mi estómago?
Giro mi cabeza hacia el frente y le sonrío a Kimera. Cuando ella me devuelve la sonrisa los repiqueteos cesan. Pero otra cosa viene. No sé cómo explicarlo. Sólo espero que Josselyn voltee hacia nosotras y nos vea tan felices y que ella sienta la misma cosa que yo.
   Quiero herirla.
En cuanto ese pensamiento me atraviesa la cabeza, niego e intento desvanecerlo.
¿Qué pasa conmigo?
Tengo que relajarme.
  Cuando abrimos las puertas de la cafetería, me pregunto si esto no es… ridículo. Sentir celos, pero por una amiga. O alguien quién fue tu amiga. ¿Sentir algo por alguien que hoy en día no es nadie para ti?
Primero pienso que estoy dañada.
Luego pienso mejor. Algo más profundo. La cosa más loca: A nadie le gusta saber que han pasado de página y que lo han dejado atrás.
   Eso me hace cuestionarme si yo ya he pasado la página.
Aparentemente Josselyn no. ¿Y yo?
 Kimera hace una de sus bromas oscuras y yo no puedo evitar reírme.
Mis pensamientos anteriores se deslizan hacia el olvido cuando los ojos de Kimera se posan en los míos y resplandecen, cuando las comisuras de sus labios se levantan hacia arriba formando una encantadora sonrisa. Es Kimera quién me completa.
Le sonrío de vuelta, olvidándome de Josselyn.
  Sintiéndome feliz.


-Sthep Stronger.

1 comentario:

  1. Jajaja
    El pobre Potter no tiene un descanso ehh?
    Y que malas expectativas tiene Deborah de su propia hija...
    Bueno,
    Besos!

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