lunes, 1 de abril de 2013

Reckless. Capítulo 20.

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Reckless. Capítulo 20. "La diferencia".

Se están besando.
  Sunny tiene sus manos en el estómago de Harry, subiendo hacia su pecho, pegándose a él como una lapa. Él sube sus manos a sus hombros y encrespa sus dedos alrededor.
Un escozor empieza en mi nariz y un nudo se forma en mi garganta. Es como el sentimiento de ahogarse con el que me siento familiarizada, pero, de alguna manera, es mucho peor.  Algo presiona contra mi pecho, algo que no se siente bien. Un temblor baja por mi columna, y mis ojos empiezan a mojarse.
  Me toma un momento darme cuenta de que mi corazón se ha roto en cuestión de 0.2 segundos.
No está bien.
 La persona detrás de mí dice mi nombre, y ellos dos se separan y voltean en mi dirección. Harry se ve sorprendido, con los ojos muy abiertos, con un aire desesperado.
  Me doy la vuelta incapaz de ver más y echo a correr mientras Harry me llama detrás de mí, o al menos esa es mi intención, pero me doy de bruces contra el pecho de alguien… ¿Mi hermano? ¡Oh, como lo necesito ahora! ¡Pero…Es Max! ¿Max?
Él me sujeta de los hombros para que no me caiga y me mira un tanto preocupado. Volteo hacia atrás, para darles una última mirada.
  Harry está por unos pasos separado de Sunny ahora, mirándome. Hay algo realmente extraño en su rostro… Casi cómo desesperación.
  Mi corazón ha sido metafóricamente arrancado y destrozado y quemado y tirado y… y, y, y… Y no tardo nada en seguir mi primer impulso para vengarme, para dejarle saber a Harry que no ha ganado. Qué aquí yo sigo teniendo el control.
--¿Estás bien?Pregunta Max, agachando la cabeza para mirarme.
Volteo el rostro hacia él y entonces… Lo hago; Me paro de puntillas para alcanzarlo y le hecho los brazos al cuello. Lo beso.
  Harry había empezado a decir mi nombre de nuevo, pero se detiene llegando a la D. Max se separa de mí y sonríe, de ésas sonrisas que tanto yo odio. Y después, mágicamente sus manos han aparecido en mi trasero.
--Pero… ¡Quítale las manos de encima, maldición!
Harry de repente aparece y jala a Max lejos de mí.
--¡Muévete, niño de mierda!
Puedo ver que Harry en verdad está dispuesto a una pelea, pero Sunny lo jala del brazo hacia atrás.
Me hierve la sangre.
--¿Qué haces, Ridley?Me pregunta Harry, horrorizado, incrédulo.
Me hierve la sangre, de nuevo.
--¿Qué si qué hago? ¿Qué haces tú?Grito.
--No, Ridley, no es lo que piensas, déjame…
--“Déjame explicarlo”, ¿No? “Esto no es lo que parece” .Ya me lo sé. Puedes ahorrártelo.
--¡No, no lo sabes! ¡Ridley, esto no…!
--Deberías aceptarlo, niño. Me ha elegido a mí.
Harry ni siquiera lo mira.
--¡Tú no lo quieres, Ridley!Me dice--¡No hagas esto!
Sunny hace una mueca detrás de Harry, y llama su nombre, pero él sigue mirándome.
--No sabes lo que quiero.
--Claro que sí, sé que me quieres. Scott, yo…
Max gruñe, y me toma del brazo.
--Vámonos, Ridley.
Pero no lo escucho.
--¿Cómo te atreves, imbécil?Le grito, dando un paso hacia adelante--¿Cómo te atreves si quiera a llamarme Scott como si todo estuviera bien? ¡Yo confié en ti, yo pensé que eras diferente! ¡Yo no quería romper tu corazón, pero no sabía que tú romperías el mío primero! ¡Si no te hubiera dejado solo! ¡Mierda! ¡Eres un imbécil! ¡Yo confié en ti!
  No sé, si estoy gritando por lo dolida, o por lo enojada.
Harry sacude la cabeza, podría decir yo que un poco asustado, pero ya no sé qué pensar. Ya no estoy muy segura de qué es real y qué es fingido.
--Ridley…
--Quiero que te alejesLe digo, intentando suavizar mi tonoTú has tomado tu decisión, y yo he tomado la mía. Esto es todo.
--¿No vas a dejar explicarme?
--¿Y qué tengo que escuchar? ¿Cómo me pusiste el cuerno? ¡No, gracias!
--¡Yo no te puse el cuerno!
--¡Claro que no, sólo estabas intercambiando saliva con ésa!
--Sé que esto luce mal, sé lo que estás pensando, pero tienes que creerme. Tienes que darme una oportunidad de…
--¡No quiero escuchar!Le interrumpo--¡Se terminó! ¡No quiero saber de ti! ¡Eres un… eres un…!
 No encuentro las palabras para describir cómo me siento en el interior.
--Yo creí en tiMurmuro, en tono lastimero.
 Harry luce completamente derrotado. Estira una mano hacia mi rostro, pero me aparto, y Max jala de mi brazo. ¿Qué este tipo no se puede ir y dejarme discutir con mi ahora ex novio en paz? ¡Que se largue! Pero pone una mano en mi cintura, y recuerdo el beso que le acabo de dar. Y la decisión que según esto he tomado.
  Retrocedo, ya que siento que las lágrimas se están acumulando en mis ojos. Me giro hacia Max.
--Te llamaré luego.
Y salgo corriendo hacia mi casa, con las lágrimas corriendo por mi rostro, con los gritos de Harry a mis espaldas de mi nombre y pasos que pronto son detenidos. Unas maldiciones y gemidos de rabia.



                                                                  
 

De alguna manera, termino en los brazos de mi madre.
Cuando yo entro por la puerta con las mejillas rojas y las lágrimas cayendo, completamente destrozada y confundida, mi madre es lo primero que veo. Ella está parada a medio camino hacia la puerta de la cocina, con un delantal manchado de pintura, al igual que sus brazos y su pelo un poco. El olor de la pintura me trae de vuelta viejos tiempos, dónde las cosas eran mejores, y yo no me había convertido en una terrible persona. Una zorra, una darkie, una solitaria, autodestructiva.
  Así que lloro. Lloro cuando la veo y cuando ella se acerca hacia a mi yo me lanzo en sus brazos. Y ella me envuelve, con ternura, un tanto confundida, pero es dulce.
Estar entre sus brazos me hace sentir segura. Me hace sentir protegida. Una calma dentro de mí se extiende, y un calor envuelve los pedazos fríos de mi alma. Y luego ella besa mi cabello.
  Me hace sentir como si la horrible persona en la que me he convertido se desvaneciera y trajera a la yo de catorce años.
  Quiero a mi madre, y la quiero de vuelta. No me importa si supuestamente debería estar enojada con ella, ahora mismo la quiero de vuelta y la necesito. Para arrepentirme, tendré mi tiempo.
--MamáSollozo, contra su pecho.
Escucho pasos rápidos y luego la voz de mi hermano Charlie. Mi madre levanta una de las manos que tenía sobre mí.
--Está bien, lo tengoLa oigo susurrarVe a la cama, está bien.
Pasan unos momentos, conmigo sollozando incontrolablemente sobre ella, y luego escucho pasos lentos que se alejan.
  Mi hermano Charlie.
--MamáLloro de nuevo.


                                                                  



No recuerdo despertarme.
No recuerdo el momento en que me dormí.
Recuerdo abrir mis ojos. Recuerdo la oscuridad.
 Recuerdo ver la taza de té semi vacía en el mueble al lado de mi cama.
No estoy muy segura de cómo llegué a mi cama, al principio, de cómo dejé los brazos de mamá y me metí entre l
as cobijas 
  Me siento y acomodo la cobija a mí alrededor. Miro la ventana cerrada, la oscuridad de mi cuarto, excepto por los rayos de sol que se filtran por el vidrio de la ventana.
 Empiezo a recordar. A mi madre, llevándome dulcemente escaleras arribas y metiéndome en la cama, diciéndome que va a volver. Y lo hizo, con la taza de té. Recuerdo que se quedó conmigo, pero no pude beber nada, sólo estar ahí y sentir lástima por mí misma. Al final ella fue quién se llevó la taza a los labios… Recuerdo vagamente a ella, metiéndose en mi cama conmigo para dormir, porque yo se lo pedí. A ella, abrazándome por detrás, con sus manos en mi estómago, y yo poniendo la mía sobre la suya, como en los viejos tiempos.
  Recuerdo la paz. La oscuridad. Su voz. El “todo va a estar bien”. Me recuerdo a mi creyéndole.
Extrañamente, siento paz en este momento. Quiero bajar las escaleras y encontrar a mi madre y a mi hermano sentados en la isla de la cocina, comiendo. Sentarme junto a ellos y comer tranquilamente mi desayuno junto con mi taza naranja de café. Sin embargo, eso no sucede desde hace un tiempo. Desde que eso pasó. Porque ella simplemente no estaba aquí, y mi hermano se levantaba muy temprano para ir a comenzar su largo día, no desayunaba, apenas me dirigía la palabra. Yo ya no tenía lo mismo que antes, ya que me he tenido que encargar de cocinar, recoger y limpiar desde que ella se fue. No sólo me arruinó eso a mí. A Charlie también. Y la ha perdonado.
  Y la pregunta, es: ¿Si él lo hizo (y ha sido todo este tiempo más difícil para él) porqué yo no he de tan siquiera intentarlo?
  Tengo que admitir que todo ha sido más fácil para mí ahora que ella ha vuelto. Tengo más tiempo para mí, incluso cuando ella se pasa la mitad del día en no sé dónde.
Ella me quiere.
Y yo tengo que dejar de castigarla.
Sin embargo, no es fácil. No es porque piense que no se lo merece, porque yo sé que lo qué pasó no fue su intención, ella no quiso eso. O porque no me llamó después de todo ese tiempo. No es fácil por todo el odio acumulado en alguna parte en lo más profundo de mi alma. No sé cómo enfrentarlo. No sé cómo disminuirlo, o a quién dirigirlo. No sé qué hacer con él. Sólo sé que no se irá.
  Me levanto y camino por mi perfectamente ordenado cuarto, hasta salir de la habitación. Silencio. Es cuando caigo en la cuenta de que hoy es día de escuela, y no fui.
Humm… ¿Dónde está mamá, si no ha impartido aún sus clases de lo-que-sea?
--MamáLlamo.
¿Me dejó sola? ¿Cuándo la quería perdonar? Mierda. ¿Cómo se supone que voy a hacer esto, pues?
 --¿Charlie?Intento.
Nada.
Rondo por la casa un poco, y veo la puerta de madera del sótano abierta… ¿Qué hace en el sótano, cuando es el único lugar dónde me he negado a limpiar? Hay cucarachas y demás ahí abajo. Es aterrador, enserio. Y todos los focos están fundidos.
  Pero cuando bajo por la escalera, todo eso es mentira. El lugar está iluminado y está totalmente limpio. Hay escritorios llenos de botes de pintura y materiales de todo tipo, cosas que no logro comprender. El lugar es realmente hermoso; Las paredes están llenas de pinturas colgadas, de un árbol torcido en invierno, el reflejo de una flor en el agua, colores y líneas curvadas, Charlie. Y yo.
  Como el que está donde mi madre está parada ahora mismo, mirándome, con la paleta de pinturas y el pincel abajo.
 Soy yo, pienso mientras me acerco, creo que soy yo.
 Estoy bastante segura. No es porque ella sea mala, si no que el dibujo es de una chica de espaldas, sin blusa ni brasier. Tiene la espalda, de piel blanca, curveada, como si estuviera agachada. Como si estuviera lamentándose o algo. Su cabello negro está recogido en lo alto de su cabeza en un chongo. Y luego, está el tatuaje. Es el centro de atención. Es mi tatuaje: Las aves corriendo por la espalda, negras, hermosas.
  Me acerco a mi madre y miro fijamente la pintura.
Es malditamente bueno.
--¿Te gusta?
Asiento.
Mi madre sonríe.
--Me alegro; Me ha costado muchoDice, metiendo el pincel negro en un bote de agua encima de uno de los muebles alrededorHay algo en ti que es muy difícil de capturar.
   No estoy muy segura qué reaccionar a eso, así que después de una mirada prolongada, veo los otros cuadros. En verdad la habitación está repleta de ellos. Todos son diferentes. Los más seguidos, son de Charlie, y los míos. Ambos, sonriendo, serios, preocupados. Y otros que parecen ser una sombra de nosotros: La espalda ancha de Charlie marchándose por la puerta, él, recargado en la mesa de la cocina y sólo se le ve el rostro. Pequeñas cosas. Como su mano, o sus ojos. Yo también; Yo de perfil, con mi pelo negro y ondulado cayendo sobre mis hombros. Mi mano sosteniendo un cigarro. Yo con las manos en la cabeza, tocando mi pelo, de modo que no se me ve la cara.
  Todos ellos, tan claros como una fotografía.
--Son muy buenos.
No sé qué decirle.
--Gracias.
Escucho a mi madre mover los pinceles contra el bote y aspiro el olor de la pintura, tan familiar, tan viejo.
--¿Has pensado en vender algo?
--No. No lo haríaMe dice ella, parándose enseguida de mí, viendo las pinturas acumuladas en la pared y algunas en el suelo.
--¿Charlie ha visto esto?
--No. Tú eres la primera en bajar al sótano.
 Veo mi momento ahí, cuando me giro hacia la cara de mi madre, cuando veo su expresión dulce y sonrisa débil. Lo veo. Mi oportunidad de decir que lo siento, que sé que ha estado mal, que hay que empezar de cero, a pesar de que sé que no va a ser fácil, que vamos a tener nuestras subidas y bajadas en el camino.
  Pero no puedo.
Las palabras se quedan atoradas en mi boca, y no puedo.
Así que en vez de eso, le digo:
--¿Quieres ver Mentes Criminales conmigo?
  Esta es mi disculpa.
Mi madre parece saber exactamente lo que yo quería decir, y parece notar la segunda oportunidad que le ofrezco con Mentes Criminales. Lo veo impreso en toda su cara.
 Y sonríe.
 Agradezco a Dios que lo haya entendido.

                                                                
                                                                                     
 



El chico está a punto de matar a la chica gritona cuando mi madre se voltea hacia a mí y abre la boca.
--¿Entonces vas a contarme qué pasó ayer?
  En verdad no estoy segura.
Me refiero a que usualmente tengo un perfil de obsesivo. Siempre que hago algo paso una parte de mi tiempo, usualmente antes de irme a dormir, pensando en las cosas que dije. Las que fueron correctas y las incorrectas. Los diálogos de los que me arrepentiré, los que pudo haberse malentendido, los que salieron perfectos. Es confuso, pero así es. Así soy yo. Sin embargo, este asunto ha sido demasiado… raro; Simplemente los vi besándose y las palabras salieron de mi boca.  Y esto ya me pasó una vez antes, con Max y ésa chica Beth. Juré dos cosas; Que no dejaría a ningún chico hacerme eso de nuevo, y que si pasaba, le daría la vuelta a las cosas. Diría los diálogos que debí haber dicho cuando Max me traicionó.
  Pero simplemente pasó y las palabras salieron desesperadamente de mí. La verdad es que no puedo recordar la mitad de las cosas de lo que dije. Recuerdo el dolor contra mi pecho, similar al que sentí tiempo atrás, familiar… Sólo que ésta vez era diferente, en cierta manera. En comparación con Max, este comenzaba dónde mismo, pero en algún punto se perdía. Era un poco más fuerte, más palpitable.
  Me dejaba más vacía.
Es incómodo, y es extraño. Es miserable. Algo que ni siquiera un Maratón de Mentes Criminales puede curar, cosa que es… extraño.
   No lo vi venir. A Harry y a Sunny. Y aún cuando estoy pensando sobre ello, no puedo encontrar la respuesta. La lógica al asunto. Primero; ¿Porqué ella quiso besar a Harry? Porque; ¿Cuando se hicieron amigos? ¿Porqué él me haría eso a mí?
  Le busco y no le encuentro.
--RidleyMi madre me llama la atención.
--Sí.
Espera.
--Harry. Él… Me engañó.
Mi madre abre muy bien los ojos.
--¿Cómo? ¿Hablas de nuestro Harry?
Levanto una ceja, pero no le digo nada.
--Pero, si pensé que él era un buen chico…
--Yo también pensé eso.
   Entonces este es el punto dónde me doy cuenta de la diferencia entre el engaño de Max y de Harry: Con Max yo sólo quería besos y que me tocara, era algo puramente físico. Sin embargo, yo confié en Harry.
  Abro la boca incrédula mientras lo entiendo; Era porque me despreció. El sentimiento después de la ruptura con Max fue porque me cambió. Me despreció. El sentimiento fue algo que va de la mano con la superficialidad y la arrogancia. El sentimiento ahora que ha pasado con Harry es peor porque yo deposité mi confianza en él. No quería que me tocara o que me besara, lo quería a él. A quién era. Y él me hizo creer que me quería de la misma manera.
    Max fue egoísmo. Harry fue sentimiento.
Él fue real.
--¡Y hasta ahora lo entiendo!Me reclamo a mi misma en voz alta, alzando los brazos.
--¿Qué cosa?Pregunta mamá.
--¡Todo! ¡La diferencia entre Max y Harry! Quiero decir, la verdadera.
Frunce el ceño.
--¿Quién es Max?
--Mi ex novio.
--¿Tuviste un novio?
Asiento.
Mi madre hace una pausa antes de continuar.
--Muy bien. ¿Y cuál es tu descubrimiento?
No le contesto. Sólo pienso en ello; Cómo saber que el engaño de Harry es peor que el de Max.
  Porque caí como una estúpida.
Mi madre no presiona, pero pone una mano en mi rodilla y dice:
--Ahora las cosas tienen sentido; Poco después de que llegaras a noche, Harry llegó a casa buscándote, pero Charlie se ocupó de él. Y vino esta mañana, también… Él se veía un poco frustrado y desesperado.
--Por supuesto que sí, mamá. Él fue atrapado. Quería engatusarme para que volviera con él.
   Pero esto sabe amargo cuando sale de de mi boca. Porque Harry no juega el mismo juego que Max y el resto de los chicos, él no engatusa a las personas. Él se ruboriza y sonríe, radiante.
  Así que estoy confundida.
La cara de mi madre muestra una luz difícil de explicar, pero se extiende hasta sus ojos. Es después cuando caigo en la cuenta de que he dejado de llamarla por su nombre.
--Hay otra cosa, RidleyMi madre dice, mirándome a los ojosQuería disculparme. Sé que lo que hice… no estuvo bien. Te alejé, y por eso lo siento.
   Cuando las palabras terminan de salir de su boca algo fluye desde abajo hacia mi pecho. Un calor. Es la rabia; Tengo este repentino impulso de decirle que es cierto, que lo hizo mal. Que no estuvo bien, que ya se había tardado en pedir disculpas, que no las aceptaré.
  Es el odio que no sé cómo controlar, y que no sé cuándo se marchará.
Me muerdo la lengua en el último segundo y clavo mis uñas en el sillón para no escupir las palabras de mi mente.
  Tengo esta necesidad de herirla.
Sé que necesito hablar con Jordan. Menos mal que mi cita programada es mañana.
--Está bienDigo, un poco tensa. E intento sonreír un poco.
No estoy muy segura de si lo logré.
--Habla con ese chicoDice mamá, dándome unas palmaditas.



                                                                           




Y voy a hacerlo. O al menos, lo intento.
 Llego a la conclusión de que tengo que escuchar su versión, y luego sacar las cuentas. Porque nada de esto encaja y me está matando no saber. Quiero escucharlo de su boca, quiero que me lo diga.
  Él prometió que nunca me dejaría ir.
  Así que intento ponerme presentable y bajo por las escaleras hacia la puerta delantera cuando veo que es hora de que Harry regrese a casa de la escuela.
  Necesito saber lo que sea que haya pasado, y luego avanzar.
Y no mirar atrás.
Sin embargo, cuando estoy tres pasos fuera de mi casa, un auto se estaciona. Es el auto caro de Max, el que nunca me dejó conducir. Y él, naturalmente, baja, con su ropa cara de marca y cabello artísticamente desordenado.
--RidleySe acerca a míHola, cielo.
Abro la boca para dejarle en claro que él y yo, nada. Que nunca vamos a estar bien de nuevo. Que no vamos a volver. Que siento (pero no es verdad) haberle hecho ilusiones. Que se vaya olvidando… Pero él sigue hablando.
--… ¿A dónde vas?
--A la casa de Harry. A pedirle una explicación.
  Con esto, yo espero que retroceda y lo capte, sin embargo sólo frunce el ceño.
--Tú no quieres ir ahí, cielo.
Me cruzo de brazos.
--¿Ah, sí? ¿Y cómo sabes eso?
--Porque acabo de ver el auto de Sunny estacionarse enfrente de su casa.
Mi cara se deforma.
--¿Qué?
--Hace unos momentos.
Doy unos pasos adelante y me asomo por la calle. Hay un auto estacionado.
Sigue con ella.
Él en verdad no lo siente. No se arrepiente. En verdad me engañó.
  Primero siento lástima por mí, ¿Sabes? Porque siento la punzada en mi pecho, el dolor de la traición, del corazón roto, los revoloteos en mi estómago que no son agradables para nada, la presión contra mi pecho que tampoco me gusta.
 Él prometió que no me dejaría ir.
¿Es que lo olvidó?
¿¡Por qué lo olvidó?!
Y entonces, llego a lo segundo que siento; La ira. Porque me traicionó, porque me hizo tonta, porque confié en él. Porque me cambió.
  Me cambió.
 Y cuando Max pone una mano en mi cintura, yo lo miro y lo decido, aún con mi último pensamiento quemando en mi mente:
 Jalo su camiseta hacia mí y lo beso, con furia, desesperadamente, aún con el dolor en mi pecho.
   Tengo que seguir adelante, ¿No?



-Sthep Stronger.

Entonces, hoy no voy  subir un Off Topic, así que pensé en adelantarles el cap. Besos :)
Ps: 
ayer terminé de escribir Reckless. En total son 24 capítulos.

2 comentarios:

  1. Yo quiero a mi Harry, ¿cómo pudo hacer éso? :'(
    Confío plenamente en que todo ésto se arregle.
    -Lizz.

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  2. Totalmente de acuerdo con Lizz.
    Yo quiero a Harry T.T

    Besos!

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