Reckless. Capítulo 19. "El retorno de Natalie Scott".
Harry sonríe y levanta las cejas hacia a mí, mirando hacia abajo.
Despego mi cabeza de su hombro y desvío la mirada hacia él.
Harry toma la pluma de nuevo y tacha en el cuaderno sobre su regazo la oración.
Le sonrío y me acomodo de nuevo enseguida de él en el sofá, con la cabeza recostada en su hombro y él abrazándome con su mano izquierda mi cintura. Me gusta esto; Abrazados y riéndonos, viendo Mentes Criminales. Con Max esto nunca hubiera pasado. Primero, a él no le gustaba ni Mentes Criminales ni la Ley y el orden, razón por la cual hoy en día me pregunto por qué no rompí con él cundo tuve la oportunidad de hacerlo. De cualquier manera, cuando se sentaba a mi lado e intentaba hacer un esfuerzo, sus manos rápidamente se deslizaban debajo de mi falda o de mi blusa. El muy desgraciado no me dejaba ver mi programa a gusto. Con Harry, las cosas son tan… normales. Tan… tan geniales. Dulces.
Tan perfectas.
Otra de las cosas es que él hace esto, ¿Sabes? Él se preocupa. Quiero decir, está quemándose la mente intentando escribir cosas cursis que me gusten. Y yo no tengo el corazón para decirle que no me gustan las cosas cursis.
Me estiro y le beso la mejilla. Él deja inmediatamente la pluma y se mueve para obtener un beso en los labios. Me río y le doy lo que quiere. Después, se aleja, y toma mi mano.
Eso me hace sentir protegida, segura.
Ay, Dios, éste chico me va a terminar volviendo loca. Definitivamente.
Gracias a Dios, no tengo que responder a eso, ya que mi madre entra por la puerta de entrada con unas bolsas en la mano.
Cada día estoy más encantada con él.
Y mi madre, también.
Ella le sonríe y niega.
Harry le responde amablemente, pero yo no digo nada.
Me encojo de hombros.
Luego desvío la mirada hacia Mentes Criminales de nuevo. Mi madre después de otros intentos fallidos se va hacia la cocina y yo me relajo.
Es cuando siento la mirada acusadora de Harry sobre mí.
Me remuevo incómoda en el sillón, y él quita su brazo que mí. ¿Qué, porqué? ¡No!
Levanto una ceja.
Parece que me va a decir algo, pero al final se lo calla.
Asiento.
ﻫ
“Soy Kimera, deja tu mensaje”.
Qué mierda.
Me apresuro a regañar más a Kimera, pero se corta.
Maldición.
Lo intento unas cuantas veces más, pero me mandan al buzón. Cuando se cumple la hora, miro el reloj y llamo a Harry.
Supongo que a Kimera no le molestará.
ﻫ
Pero no ha ido a la escuela.
Le dejo a Kimera el mensaje número trece y suspiro. Harry besa mi frente.
Sonrío y me acerco un poco a él, pero no lo suficiente; Lo suficientemente lejos como para que Harry jale mi blusa y una sus labios con los míos.
Me guardo mi risa para cuando termine de besarme.
ﻫ
La madre de Kimera, una señora de baja estatura y con una sonrisa un poco cansada, me abre la puerta.
Ella pone mala cara; No le gusta que llamen a su hija así.
Me quedo ahí parada, sin saben exactamente qué hacer. Sólo sé que no tengo que irme.
La madre de Kimera retrocede un paso y toma la puerta, dándole término a la conversación.
Aquí hay gato encerrado.
Así que después de que me cierre la puerta en la nariz retrocedo y subo a mi viejo auto. Le marco a Kimera una vez más mientras me pongo el cinturón.
Y se corta.
La contestadora me dice que el buzón está lleno.
Mierda.
Enciendo el motor, no teniendo idea de si debería irme a casa o sólo conducir un rato para calmarme. Entonces un recuerdo surge en mi mente como por arte de magia, casi como si lo hubieran invocado.
Así que piso el acelerador.
Y casi una hora y media después, estoy frente a Thorne.
Casi sin aliento veo el edificio de ladrillos rojizos frente a mí, y luego me miro en el espejo retrovisor. Definitivamente me van a reconocer, así que hago un pobre intento quitándome el delineador mojando un pedazo de papel con agua de la botella que encontré en el asiento trasero.
Esto no está funcionando.
Recojo mi cabello y salgo del auto, al final.
Cuando llamo a la puerta, una mujer diferente a la última vez me abre. Gracias a Dios.
“Eh…”
“Por supuesto que sí”, me digo a mi misma, “Gracias, Harry”.
Me pongo a rezar todo lo que me sé cuando la mujer anciana me mira con ojos entrecerrados.
Pero al final, estoy adentro.
Recorro los pasillos del instituto para niñas que no es la mitad de diabólico de lo que pensé la primera vez que lo vi. De hecho es muy clásico, muy antiguo. Muy… aburrido.
Es como lo contrario de mí, pero en cierta manera, es agradable. Al menos no hay calaveras incrustadas en la pared.
Aunque si me detengo a pensarlo, eso sería tan genial. Tan Mentes Criminales…
Así que, sin ver calaveras, estoy a punto de subir las escaleras enormes intentando ocultar mi rostro de los adultos que según yo son los maestros aburridos que no son malvados (Así que no trae chiste), pero antes de hacerlo, alguien toca mi hombro detrás de mí.
Victoria me sonríe con sorna, inclinándose hacia mí sobre sus talones. Su cabello oscuro cae sobre sus hombros haciendo suaves hondas.
Le sonrío de vuelta, amablemente.
Victoria se encoje de hombros.
Lentamente, algo de la sonrisa de Victoria se desvanece. Pero intenta recuperarla tan rápido como ve que yo lo noto.
Ella me mira tranquilamente, luego me señala con la cabeza el pasillo que conduce a la recepción. Estando ahí nos sentamos en un sillón perfectamente lindo, limpio y antiguo.
Victoria bufa.
Victoria rueda los ojos y sonríe un poco.
Ella está en verdad, en verdad, cabreada.
Miro alrededor, hacia las personas que ya nos han notado en la sala. Al parecer Victoria también lo nota, porque alisa las arrugas inexistentes de su blusa y respira profundo.
Frunzo el ceño.
Ella me clava la mirada, severa.
Ahora entiendo más o menos cómo se debió sentir cuando me vio abrazando a Josselyn. Yo no lo soportaría.
Otra ronda de miradas me hace respirar profundo y calmarme, como a Victoria. Supongo que es cosa de Thorne.
Victoria sacude su cabeza.
Me quedo callada, mirándola. Quiero negarlo, pero… Carajo, mierda, mierda. Es cierto. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Mierda.
Mi mente relaciona todo esta información con Mentes Criminales, no puedo evitarlo. Así que esto es lo que sale de mi boca:
Victoria frunce el ceño y ladea la cabeza.
…Al principio, me siento mareada. Siento un calor subiendo por mi cuerpo hasta mi garganta, y tengo la sensación de estarme ahogando. Mi vista se torna un poco nublosa. Mi cabeza pesa mucho.
Lo repito, mientras veo el techo.
Me lo creo; Todas las veces que ella me criticaba por salir con tantas personas, cada vez que algún chico se le acercaba y ella rehuía, cuando ella se alteró mucho cuando yo le quise arreglar esa cita a ciegas tiempo atrás.
Me lo creo.
Yo me lo creo.
Oh, Kimera. Oh, mi niña. ¿Cómo pudo pasar?
Se lo digo a Victoria.
Está un poco perdida, así que tengo que jalarle del brazo para que continúe.
Me quedo shokeada.
Nos quedamos en silencio un largo, larguísimo tiempo. Muy largo.
Se encoje de hombros.
La miro.
Sonríe, pero no hay nada feliz ahí.
Otro silencio.
Más largo que el anterior.
Me encojo de hombros.
Se limita a mirarme sin decir nada.
Tardo en contestar.
Y luego me levanto.
ﻫ
Yo tenía razón: Kimera estaba más jodida que yo. Está, más jodida que yo.
Pienso en esto mientras conduzco a casa. Es ya de noche, y veo el carro de mi hermano Charlie estacionado y las luces de la sala prendidas. Algo me sabe mal acerca de ir a casa… Quizá porque sé que me va a preguntar qué pasa. Porque siempre sabe qué pasa. Y yo no lo podré mentir, porque no me gusta mentirle. Y mamá. Porque ahora que sé del monstruo de la madre de Kimera, no tengo el corazón para ir y pretender estar enojada con ella.
Así que estaciono el auto cerca de la casa y camino el camino a la casa de Harry, pasando de largo la mía. Alguien grita mi nombre detrás de mí, no reconozco la voz, pero de seguro es mi hermano, o mi madre. Quién sea de los dos. Y no tengo ganas de volver a casa, así que lo dejo pasar. Finjo que no lo oí.
Sigo caminando, con la cabeza gacha. El cielo está nublado. Está realmente feo. Creo que va a llover. Sólo quiero arrojarme a los brazos de Harry y…
Pero cuando llego al porche de su casa, esos brazos (mis brazos) ya estás ocupados, juntos con sus labios . Él tiene los brazos de ella rodeados con sus manos, y ella tiene sus manos en el estómago de él. Sus piernas están entrelazadas…
Y mi corazón está roto.
Escucho pasos detrás de mí, y esa persona dice mi nombre:
-Sthep Stronger.
Hijo de piiiiiiiiip el que le hizo eso a Kimera.
ResponderEliminarY tambien Harry por engañarla, bueno ¿cuándo subes el siguiente?
Porfiii no me hagas esperar al sábado!!!! :(
Besos!
uy me equivoque es al martes jajaja
EliminarUy! Lo siento :/ Pero me estoy quedando sin capítulos, así que hasta el martes. Aunque, si hoy termino de escribir el que estoy escribiendo, probablemente publique el 20.
EliminarGracias por leer :)
HIJA- DE- TU- MADRE!
ResponderEliminar-Lizz