Taken. Capítulo 6. "La promesa"
Lamo mi paleta helada mientras sonrío y estiro mis piernas sobre las suyas. Tal vez no soporto el contacto con el resto de los seres humanos en el universo, pero con personas especiales, personas en las que confío, con esas personas, siempre estoy encima. Como ahora, con Jay sentado en un extremo del sofá y yo acostada, con mis pies sobre su regazo.
Salta, incluso sentado en el sillón.
Asiente, con una sonrisa.
Le tiro a la cabeza una almohada pequeña del sofá. Le doy en la cabeza y ríe, pasándose los dedos por su cabello negro. Él es muy guapo, y ese chico Evan perdió a alguien tan especial y leal como Jay. Perdedor.
Sonríe.
Sonríe.
Río y le toco la cara con los dedos de los pies. Me da un manotazo y finge estar molesto por un segundo, pero entonces su sonrisa gana.
Suspira.
Toma mi paleta helada de mis manos y mete la mitad en su boca.
ﮪ
Me hace sentir a salvo.
Sonrío, porque es exactamente lo que pensé que diría. Extrañé su manera estricta de educarme: No nada antes de lo los dieciocho. A penas me deja usar rímel. Todo lo contrario a Maggie, quién me compró todo un estuche con cosas que no sé usar.
Ella se levanta y cierro los ojos. Tengo sueño, y caigo dormida enseguida, pero antes de dejar que el sueño me tomase por completo, le escucho decir:
Y antes de que se de la vuelta, susurro:
No estoy segura de si me escuchó. Caigo dormida completamente.
No tengo pesadillas esa noche.
ﮪ
Maggie y Marcus me estaban esperando en la estación de tren. Me sonrieron, y en sus ojos vi que no les importaba lo que había pasado días atrás. Me sentí más cómoda, pero aún en blanco acerca de cómo reaccionar con ellos.
Me sentía como una niña con padres divorciados.
Maggie, en cambio, está saltando de emoción a un lado.
Sonrío un poco.
Y no estoy mintiendo. Empecé a hacerlo, pero no pasé de la tercera prenda, porque aunque la ropa era muy bonita, no podía usarla por tantos motivos. Uno de ellos era Lauren, con sus maneras conservadoras. Le hubiera dado un ataque. Pero la principal razón por qué no puedo usar ninguna de esa ropa es por mi cuerpo marcado. Hay marcas de cuchillos y vidrios en mis muñecas y muslos, pero el resto de mi cuerpo no estaba intacto. Había algunas quemaduras en mi espalda que estaban más oscuras que el resto de mi piel, o las más graves, en dónde la piel estaba levantada y aún roja, a pesar de todo este tiempo. Se podría decir que lo único que se salvó fueron mis piernas (No tanto, pero las cicatrices eran mi culpa, de veces que me caí intentando correr) y mi cara.
Entonces recuerdo su voz, ordenándoles que no me dañaran el rostro. “Tiene una cara bonita”, dijo, “No se la toquen”.
Me estremezco.
Asiento y medio sonrío.
ﮪ
Me da una sonrisa tímida y se encoje de hombros.
Sonrío.
Entonces sale de la cocina con un traste enorme de palomitas, y detrás de ella sale Dan, con su sonrisa de playboy. Ally se acerca, pero no lo suficiente, lo cual aprecio. Me sonríe y me saluda con un saludo en la mano.
Nina va a su lado y le da un manotazo en el hombro.
Suelta una carcajada, toma un puño de palomitas del traste verde y se sienta en el sillón. Ally se sienta a su lado y me mira:
Dan se da la vuelta y me mira. Sonríe.
Él bufa.
Marcus sonríe y rueda los ojos. Se va hacia la cocina murmurando algo de un café.
Dan le frunce el ceño y yo río.
Me frunce el ceño a mí, pero antes de hacer algún comentario la voz de Maggie atrapa mi atención.
Me confunde que parezca un poco nerviosa, pero asiento de cualquier manera.
En la cocina, Marcus prepara su café y cuando entramos nos mira y esa chispa de felicidad aparece en sus ojos. Es tan fuerte que me abruma.
La mirada feliz y cálida desaparece.
Qué mierda.
Maggie muerde su labio y luego me lo dice.
Estoy estupefacta.
Marcus suspira y enrolla las mangas de su camisa hacia arriba.
La rabia fluye lentamente por mis venas, pero eso no quiere decir que no queme como el infierno.
Suspiro hondo, pero eso no me tranquiliza.
Se quedan callados, tan frustrados como yo.
Asiento, mirando al suelo.
Dudan un momento, pero finalmente dejan la cocina. Y yo aún estoy enojada.
Me paro en puntillas y busco en la alacena. Finalmente encuentro un paquete de galletas y lo pongo en la isla frente a mí. Empiezo a rasgar el paquete cuando escucho su voz:
Finalmente rasgo el paquete y meto media galleta en mi boca.
Pongo las manos en la encimera y me recargo mientras mastico.
Dan tiene levantada una ceja y señala el paquete.
Meto el resto de la galleta a la boca y lo miro.
Espero a tragar para reclamarle:
Levanta la ceja en sorpresa.
Meto otra media galleta en mi boca.
Asiento y retrocedo unos pasos para que él pueda avanzar. Me pone nerviosa, pero mantengo la calma.
Me encojo de hombros.
Sonríe.
Dudo.
Levanta una ceja y guarda sus manos en sus bolsillos.
Suspira.
ﮪ
Salgo del baño del cuarto de Nina y me veo en el espejo enorme que tiene.
Puedo dejar pasar la falda azul marino brillante que me había comprado Maggie, porque las pequeñas cicatrices en mis piernas son blancas y no se ven mucho, pero no puedo dejar pasar la pequeña y ligera blusa blanca que me prestó Ally. No se ve mucho de mi espalda, sólo los hombros, pero aun así. No es como si mis hombros hubieran salido ilesos.
Al principio me sorprendía que él tuviera permiso de estar en las habitaciones con las chicas conociendo a Marcus (O al menos lo poco que lo conozco), pero Dan ha estado mucho tiempo rondando con las chicas… y además las puertas siempre tienen que estar abiertas.
Quiero enseñarles mis heridas para que puedan comprender, pero tampoco quiero que piensen que soy un bicho raro. O al menos no quiero que piensen que soy más bicho raro.
Así que en vez de girarme y apartar mi largo pelo negro para que pudieran entender, bajo mi vista al suelo y farfullo:
Nina asiente y se levanta para revisar en su armario, y cuando lo hace, su pequeño vestido negro resplandece. Saca una blusa negra manga larga.
Asiento y la tomo. Me queda ajustada, y cuando salgo y me veo en el espejo, por primera vez me siento contenta con lo que veo. La blusa se me ajusta y hace que se me vea más busto de lo que realmente tengo, y la falda abraza las curvas que no sabía que tenía.
Me siento bonita.
Me encojo de hombros mientras miro a Dan estirándose en el colchón y enviando mensajes.
Creo que se da cuenta de que va por un camino que no quiero ir, así que en vez de seguir mira en el espejo frente a nosotras y me mira.
Me congelo por un segundo.
En verdad no estoy segura de eso, pero se ve tan contenta con mi respuesta que la dejo. Ella empieza a tomar mi cabello y cepillarlo, y eso me recuerda a Lauren así que me tranquilizo, pero entonces quita un mechón de cabello de mi rostro y sus dedos tocan mi mejilla.
“Tienes una cara muy bonita, ¿Sabías? Muy bonita para desperdiciarla”
Doy un respingo y me alejo.
Nina se aleja con preocupación en sus ojos y Dan aparta la vista de su celular. Y me sonríe.
Sí, lo he hecho. Una vez, con Jay, cuando sus padres le habían echado bronca por ser gay y todo eso, así que nos reunimos en el techo de su casa y tomamos whiskey con soda de lima. Sabía más a soda que a whiskey, pero bebimos tanto que me emborraché y cuando llegué a casa Lauren me castigó hasta que cumpliera los ochenta años. Creo que aún sigo castigada.
Aún sigo sonriendo cuando Ally entra con unos tacones en cada mano. Me tiende unos, negros con brillitos.
Los tomo y miro el tacón.
Le murmuro un “gracias” y ella me sonríe.
Él frunce el ceño.
Ruedo los ojos.
Me mira y sonríe.
Lo hago y le pregunto:
Sonríe.
Le saco la lengua.
Sonríe. El chico parece estar haciendo eso seguidamente.
Ally checa su vestido rojo una vez más antes de asentir.
ﮪ
Para mí, resultó de la manera en la que me lo imaginé: Sin conocer a nadie, evitando que me toquen y esquivando a parejas borrachas haciéndolo en público. Para los demás, resultó justo como querían: Diversión. Ally se fue con un chico, Nina con sus amigas y Dan con esa chica cuyo nombre he olvidado.
Me gustaría que Jay estuviera aquí, y como no está, tomo un vaso de whiskey y soda y me subo al techo, lo cual es fácil puesto que es una terraza y hay escaleras. Hay varias sillas y una parrilla, pero en vez de eso me siento en el borde y dejo mis piernas colgar.
Me mensajeo con Jay unos minutos (Y se burla de mí por ser así de antisocial) cuando escucho una voz debajo.
Miro abajo hacia Dan.
Pero Ally tiene razón, es medio aburrido.
Dan va hacia las escaleras y empieza a subirlas, mirándome.
Levanta la ceja, llegando a mi lado y sentándose enseguida de mí, a una distancia buena.
Levanto el celular y lo agito frente a sus narices para que vea que estoy mensajeándome con alguien.
Le tiendo el vaso y lo toma. Mi corazón da un salto porque siento que nuestros dedos rozan, pero me mantengo en calma. Sin embargo, puedo ver que él se da cuenta.
Él toma un poco y luego habla.
Lo miro fijamente, porque es una pregunta que nadie honestamente se había atrevido a preguntar. Porque creen que soy demasiado frágil y esa porquería.
Levanta una ceja.
Suspira y asiente, dándome el vaso.
Sonríe.
El chico me empieza a irritar, es cierto. Tomo un sorbo del vaso y dejo que el olor fuerte del whiskey me inunde.
Suspiro.
Me mira unos minutos. Esos oscuros ojos concentrándose en mí, encendiendo una chispa de algo en ellos que reconozco como intensidad.
Mis cejas tocan la raíz de mi cabello.
Sonríe. Lo hace ver más sexy.
Rueda los ojos.
Se encoje de hombros.
Suspiro y dejo el vaso enseguida de mí.
Me ofrece su mano y siento que mi corazón late descontroladamente en mi pecho. Estiro mis dedos y entonces toco la palma de su mano. Siento rara mi mano así que la retiro e inhalo fuerte.
Trago saliva y asiento, un poco emocionada, porque… Es cierto. No fue tan malo.
Ésta vez, pongo mi mano completa sobre la suya y juro que casi me desmayo.
Y él sigue sonriendo.
Reímos juntos mientras mantengo mi mano sobre la suya. Quito mi mano y la pongo sobre su mejilla, aún con el hormigueo en mi cuerpo, pero… no es tan malo.
Su pregunta me toma desprevenida.
Quito la mano de su mejilla y la entrelazo con mi otra mano en mi regazo.
Levanta su mano y la acerca a mi rostro. Cierro los ojos y espero. Y espero. Y espero más. Finalmente los abro.
Rueda los ojos y vuelve a levantar su mano. Esta vez lo miro mientras lo hace. Él retira el cabello de mi mejilla lentamente y lo pone detrás de mi oreja. Luego baja la mano y toma el vaso.
Niego.
Lo miro fijamente, estudiándolo.
Se encoje de hombros mientras toma del vaso.
Río y él se une. Mira su reloj.
Bufo y él se levanta. Tiende una mano hacia mí y yo dudo.
Me sonríe y yo lentamente pongo mi mano en la suya. Me estremezco cuando aprieta para jalarme, pero cuando estoy de pie me suelta antes de que lo pierda. Se gira para bajar las escaleras.
Se vuelve hacia mí y lo sonrío, agradecida.
Me sonríe de vuelta.
-Sthep Stronger.
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