Taken. Capítulo 5. "Estrellas"
No me salvo, cuando llegamos a casa. Maggie toma verdura congelada en bolsa del congelador y me lo da para ponérmelo en la herida. Marcus se cruza de brazos frente a mí.
Presiono las verduras contra mi mejilla punzante.
No termina de decir la frase. Aspira aire y yo lo miro, sin decir nada. Nunca antes me había dado cuenta de la severidad en las facciones de su rostro. Con su traje negro, casi podría decir que es abogado o policía. Tendré que preguntar.
Maggie le pone una mano en el brazo para tranquilizarlo y ella se volvió a mí:
Lo dice tan amable que me rompe.
Estábamos tan concentrados en la conversación que no notamos los pasos en el patio trasero. Nina y Ally están detrás de la puerta media abierta de la cocina. Terminan de abrirla completamente y entran.
Ellas dos me miran y yo gimo, porque soy todo un show.
Asiento, apretando más la bolsa contra mi rostro.
Suspiro.
Maggie empieza a decir sobre demandas y padres y mi golpe en la mejilla, y Marcus le sigue la corriente, lo que me vuelve loca.
Puedo ver como la verdad en mis palabras los hiere, incluso a Ally, quién casi no ha hablado conmigo. Pero no me importa, porque la adrenalina corre por mis venas, se convierte en furia pura y me quema.
El mundo se congela. Todos se quedan quietos mientras sus ojos brillan y el fuego en mi interior se alimenta y me sofoca. Y aunque sé que le estoy haciendo daño a él, y que me estoy haciendo daño a mí, no puedo parar.
Todavía no.
El peor de los dolores cruza su rostro y ambos lloramos.
Sí. Sí, al final lo dije.
De repente no puedo verlo a la cara, a ninguno de ellos, así que salgo por la puerta de la cocina y lloro más mientras camino. Pienso que no quiero perderme de nuevo, así que simplemente me siento en la banqueta, fuera de casa.
Y como soy una pequeña niña indefensa, me oculto tras Lauren.
Que use el nombre que ella me dio para regañarme me hace sonreír.
Hay una pausa.
Nos quedamos en silencio un rato.
Hace una pausa.
Suspiré. Eso sonaba exactamente como Lauren.
Nos despedimos y colgamos. Miro las estrellas e intento buscar figuras o constelaciones, o alguna de ésas cosas que las personas de los libros y películas buscan cuando ven al cielo. Y si en verdad veían algo, yo no puedo.
Como que todo eso de mirar a las estrellas es pura palabrería.
Miro hacia atrás para encontrar a Ally. Se sienta enseguida de mí, en la banqueta.
Asiento.
Ella retira su cabello negro y lacio de su cara y lo pone detrás de su oreja. Se parece a mí, en cierta manera. Pequeños rasgos que muestran que estamos conectadas, pero de cualquier manera, no vamos a funcionar.
Tardo un tiempo en contestarle, porque tengo que reunir el valor y las palabras para hacerlo.
No me mira con lástima, como el resto de su familia. Me mira con amabilidad y simpatía.
Paso las manos por mi cabello y miro arriba al cielo.
Ella mira a las estrellas, igual que yo.
Río.
Me mira.
Empiezo a hablarle sobre Jay.
ﮪ
Golpeo con el puño la puerta de madera oscuro de la oficina de Marcus. Tiene la puerta abierta, así que puedo verlo perfectamente sentado en su silla con un puño sosteniendo su cabeza, mirando un retrato que sostiene con la otra mano.
Me mira y puedo ver sus ojos rojos. Estaba llorando, y eso está mal. Quiero arreglarlo.
Cierro la puerta detrás de mí y me acerco.
Nunca haría esto, ¿Sabes? Ni en un millón de años: Estar a solas con una persona en un espacio tan pequeño. Sin embargo, siento que le debo algo de normalidad, así que me trago el nudo en mi garganta y empiezo a intentar calmar mis rápidos latidos del corazón mientras me dejo caer en la silla al otro lado del escritorio.
Miro por la ventana en una pared y froto mis manos contra mis piernas, mientras intento encontrar las palabras que quiero decir.
Su tono no es acusatorio. Suena demacrado. Herido. Como si se estuviera castigando a sí mismo.
Necesito que se detenga antes que me haga llorar de nuevo.
Entonces, después de un minuto mirándome, sonríe un poco y me dice:
Le sonrío de vuelta.
El asiente y se levanta, llamando a Maggie.
ﮪ
Empujo la mochila en el maletero del auto de los Carrington (Creo que es de Maggie, específicamente) mientras miro hacia atrás.
Ver a Dan parado ahí me pone nerviosa, porque está solo. Y el universo sabe que no soporto los espacios donde sólo somos dos personas. Retrocedo para poner distancia y también para poder respirar.
Doy un paso más atrás, esta vez no necesariamente por mis demonios internos, sino porque el chico es tan endemoniadamente deslumbrante con ese estúpido cabello negro despeinado y su piel morena que no puedo pensar correctamente.
Retiro la vista porque no quiero hablar de esto y mejor me pongo a meter el resto de las cosas en el maletero. Marcus me dijo que él lo haría, pero tiene una llamada por teléfono importante del trabajo y yo quería meterlas ya para no andar tropezándome con ella. Maggie está haciéndome galletas para el viaje.
Entonces, de la nada, él está enseguida de mí, como a dos centímetros, y sostiene una de mis maletas en su mano.
Doy un respingo y chillo mientras mi respiración se corta y retrocedo un par de pasos atrás. Siento que mi pecho se retuerce con dolor.
Pongo mis manos en mi corazón y parpadeo un poco para evitar acumular lágrimas.
¿Por qué todo el mundo me hace esto? ¿Por qué no pueden respetar al menos un buen metro y medio de distancia? ¿Por qué hacen lo que hacen?
Me recargo contra el auto e inhalo. Me siento como si acabara de correr un maratón.
Internamente me alegro de que Nina no hubiera contado a Dan mis rarezas/traumas/cosas, pero ahora tengo que explicárselo para que deje de invadir mi privacidad, y odio hacer eso.
Me mira unos momentos y luego asiente.
Me gusta que no me pregunte por qué, pero obviamente no me dejo mostrarlo.
Frunzo el ceño al detectar la broma.
Me vuelvo y meto otra bolsa, una nueva, llena de cosas que Maggie me compró y que aún no he usado.
No le contesto. Ni siquiera lo miro.
Me vuelvo para ver lo que sea que esté haciendo, y lo veo retrocediendo.
Suspiro.
Dudo un momento, pero al final asiento y me muevo a lado mientras él camina hacia la última maleta. Cierra el maletero y se vuelve hacia mí.
Sonrío.
Sonríe mientras se pone una mano en el pecho.
Suelto una carcajada.
Su cara se deforma.
Se queda en silencio un momento.
Me siento como la peor persona del mundo, porque sé que él sabe del secuestro, y nunca me ha juzgado. ¿Por qué yo lo hago con él, entonces?
Sonríe de pronto.
Ruedo los ojos.
Levanto una ceja.
Sacude la cabeza aun cuando sonríe.
Se da la vuelta para mancharse.
Sonríe.
Nunca he tenido relaciones antes con personas, a excepción de unas pocas. Poquísimas. Como Lauren, Tim, Sierra, Derek, y el único de mi edad, Jay. Sin embargo no necesito mucha experiencia con adolescentes de su tipo como para darme cuenta de que él es un maldito problema.
Afortunadamente, es el problema de Nina y del resto de las chicas del universo. No hay nada que algún día pueda si quiera considerar agradecer de mis seis años en oscuridad, pero tengo una barrera a mi alrededor que me aleja no sólo de las buenas personas, sino también de las que podrían destruirme.
Mi pequeña barrera me aleja de los encantos de personalidades como las de él, permitiéndome así estar sin él y a penas ser amigos.
Estoy a salvo.
ﮪ
Cuando regreso a casa, Lauren me espera en la puerta, y detrás de ella puedo ver a Sierra, Tim y Derek. Y me sonríen.
El frio se desvanece de mis huesos y es reemplazado por calor.
-Sthep Stronger.
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