Mine, capítulo 34. "Cristales"
Mi teléfono estaba sonando una hora después de que él se fuera. Pero yo decidí que no quería contestar porque estaba enojada con él por gritárme. Así que dejé que el celular sonara. Después de un tiempo dejó de sonar y pensé que bien y ya se había cansado. Revisé un mensaje de texto de su parte:
"Hey
Lo siento"
Cierro el celular me meto bajo las sábanas con un libro en la mano. Observo como el cielo se oscurece poco a poco, y luego cierro los ojos.
Es raro, en la mañana. No hay signos de vida. Nada que me diga que mamá está bajo las escaleras cocinando, o en la regadera, bañándose. Me levanto y me paro en el pasillo para abrir la puerta de mamá. La llamo.
Nada.
Vuelvo a llamarla.
Y nada.
Abro la puerta del baño, cautelosamente.
Cuando no obtengo respuesta busco en la cocina. Hay un tazón de cereales ya muy remojados y aguados en la encimera. Ella estaba tomando el desayuno. Los tiro en el bote de la basura y compruebo la hora. Las 9: 39. Miro por la ventana. El auto de mamá ha desaparecido. Busco una nota en alguna parte. No hay nada.
Que extraño, mamá nunca se va sin dejarme una nota.
Así que me siento y abro el teléfono para llamarle.
Se oye perturbada.
Me levanto y saco un traste limpio para mis cereales.
Hace una pausa antes de contestar.
Asomo la cabeza en la caja de cereal medio vacía.
Los hecho en el tazón rojo.
Busco la leche en el refrigerador.
Mamá hace una pausa. Derramo la leche en mis cereales.
La leche se derrama en la barra.
Pienso en Lucas, es la vez que fui a su casa a llorar, que habló de que Ellie estaba en el hospital, recuperándose de viejas heridas. Que me miró de esa manera fría.
Pienso en Lucas, más que nada.
Lucas.
Ellie. Lucas. Ellie.
Ellie.
La mayoría de mi familia está sentada en las incómodas sillas de plástico azules. José, Sara, Laura, la madre de Ellie, mamá y Jessie, acurrucada junto con su madre.
¿Dónde está Lucas?
Se ve que está asustado.
Mamá me hace lugar en la silla de su lado para que me siente y me pasa un brazo por mis hombros.
Los padres de Ellie y Lucas están asustados.
Jessie está llorando.
Antes de que pueda preguntar algo, la madre de Lucas se levanta.
Es como si un ganchillo de mi mente se disparara.
Sara sacude la cabeza.
Me le quedo mirándo.
Miro a su madre.
Parpadeo.
Mamá y Sara me miran como si fuera algo que no debiera preguntar.
La miro. Pero no digo nada aún cuando comienza a hablar la madre de Lucas.
Ni siquiera le hecho una mirada a mi familia cuando sigo a esta mujer, que batallo dentro de mi mente para recordar cómo una vez mi madre la había llamado... Tania.
Cuando estuvimos en un pasillo alejadas de mi familia, me dirijo a Tania.
Estoy nerviosa, estoy muy nerviosa.
¿Ellie ha pasado por mucho? Nunca me ha contado nada serio de su vida.
Me pregunto qué pasará con Ellie.
No soportaría que le pasara nada.
Traga saliva.
Me doy cuenta el esfuerzo que supone para esta mujer no llorar.
La sigo en silencio hasta una habitación. Ella abre la puerta de madera y dentro encontramos a Lucas sentado en una camilla de hospital que luce verdaderamente incómoda. Él tiene la cabeza gacha y su padre está a su lado, sentado en una silla. Lucas levanta la vista con el sonido de la puerta cerrándose y me mira. Distingo la sorpresa en su mirada. Y luego distingo que está intentando ocultarlo. Sonrío por eso.
Sonríe. Pero a diferencia de las sonrisas que siempre me da, mi sonrisa, esta parece triste. Un poco más apagada. Menos radiante.
Y eso hace que me sienta mal, como con ganas de vomitar.
Se detiene.
"Hola, Cariño" Iba a decir. Pero sabemos que no es buena idea. Sus padres están ahí, y tendríamos que dar un montón de explicaciones. Y es que no somos nada, al final. Es sólo una broma que no terminamos de cansarnos de decir.
Sonrío.
Veo la aguja en su brazo que conduce a un cable.
La madre de Lucas, Tania, pide a su esposo de nombre que no importa cuanto lo piense que no me voy a acordar, pide salir afuera para que "Los niños charlen a gusto"
No soy una niña, pero no me importa que me hayan llamado así. Creo que lo considero más un cumplido, ¿Porqué? Ni idea.
Ellos salen y me siento con Lucas en la camilla enfrente de él, en los pies de la cama.
Se encoge de hombros.
Es una de esas cosas privadas que sé que no puedo tocar, lo sé por su rostro.
Pero es muy frustrante que le he dicho todo lo que no pudo nadie tocar y él...
Aunque ya hablamos de esto.
Sin embargo, abro mi boca.
Suspira lento.
Agito mi cabello.
Tal vez debería dejarlo pasar.
El me mira. Y lo miro, esperando a que acepte mis disculpas.
Pero no lo hace.
Me encojo de hombros.
Su sonrisa divertida aparece.
La sonrisa que siempre me dedica a mí.
Sé que estamos bien.
Ríe.
Mientras me dedica otra vez su sonrisa, aparta un cabello de mi cara. Es como la cuarta vez que lo hace desde que lo conozco. Y aún así me hace sentir... Diferente.
Me obligo a pensar racionalmente.
Ahora estoy ofendida.
Estoy a punto de cruzar la puerta e irme para siempre.
Y parece que mi rostro lo delata porque me toma del brazo y dice:
Y me quedo.
No contesta. Así que saco otro tema, algo que ya he intentado decir.
Aparta la vista.
Me mira como si nunca nadie le hubiera preguntado eso.
Asiento.
Se estremece, pero no aparta el brazo.
Espero paciente a que me lo diga y suelto su brazo.
Traga saliva.
Abro la boca y luego hago una pausa.
Sacude la cabeza.
Se detiene.
Y yo no tengo intenciones de presionar.
Se estremece.
Frunce el ceño.
Le doy un manotazo en la rodilla.
Parpadea y luego sonríe.
Es sólo por un segundo que no entiendo lo que dice. Pero entonces recuerdo que se supone que hoy iríamos al cine.
Levanto una ceja.
Suspira y asiente.
Pienso en que él siempre estuvo ahí para mí , ofreciéndome siempre su apoyo. Y yo quiero hace los mismo por él, así que muevo la cabeza en dirección al televisor viejo en la pared con el DVD debajo.
Sus ojos se iluminan.
Y me siento muy satisfecha por ello.
Pero su voz suena como si estuviera intentando que no se notara.
Sonrío, sintiéndome radiante.
Y salgo por la puerta.
Cuando me reúno con mi familia en la sala de espera, descubro que Sara se ha marchado junto con Laura, ya que estaba cayendo dormida. José tiene agarrada a Jessie aún llorando porque los padres de Ellie están allá arriba con ella.
Mamá sacude la cabeza.
Después de dos minutos hablándo me marcho.
Cuando llego a la sala de espera con la bolsa de películas y Dulces (Ya que me di cuenta de que olerían la mantequilla hasta china), veo aún a la pobre Jessie llorando.
Asiento y escucho los lamentos de la pequeña niña. ¿Cuanto tiempo lleva llorando? ¿Una hora? ¿Dos?
José la sostiene y acaricia su cabello, pero Jessie sigue llorando. No un llanto tipo berrinche, es más un llanto silencioso, lleno de dolor. Por eso rompe mi corazón.
La niña voltea hacia mí. Sus ojos están tristes, apagados.
De repente la niña deja de llorar y me mira. Levanto la bolsa.
Ella me mira unos segundos y luego mira a José, dudando. Él le sonríe.
La niña silenciosa deja el regazo de José, balanceando su vestido rosa, y toma mi mano. Me sorprende ese gesto, pero intento fingir que no. Intento fingir que no es la manera en la que me tomaría de la mano esa pequeña niña que no conozco. Esa pequeña niña en algún lugar allá afuera que es mi hermana.
Intento fingir que no desearía que las cosas fueran diferentes.
Le sonrío a Jessie y nos dirigimos hacia los pasillos.
Toco la puerta dos veces y luego la abro. Jessie se asoma a la habitación.
Pero para ese entonces la niña ya está corriendo hacia Lucas. Él la toma y la sube a la camilla. La abraza y le besa la cabeza.
Me sonríe.
Pero no puedo responderle. Evito mirarlo. Finjo que no sería la manera en que abrazara a esa por allá afuera niña si su camino se hubiera cruzado con el mío desde el principio.
Finjo que nada de esto me afecta.
Pero sé que él puede ver que sí lo hace.
Él siempre puede ver esas cosas.
Sin embargo no dice nada, sólo besa la cabeza de Jessie una vez más, dobla los pies, y me pregunta qué película vamos a ver.
Vuelco la bolsa sobre la cama, enfrente de los pies de Lucas. Los dulces salen volando por todas partes. Jessie sonríe y toma un paquete de gomitas.
Sonrío.
Ella sonríe tímidamente, como siempre hace que está conmigo.
Al final elegimos una de las películas que traje de comedia. Sherlock Holmes.
En casi toda la película Jessie está jugueteando con Lucas ya que no le sigue el royo a la película.
Y yo intento fingir que estoy bien con eso.
Al final me corrieron. Pero fue como media hora después de que terminara la película, así que me dio tiempo de soltar una de mis bromas super inteligentes y hacer que Jessie se relaje cuando estoy cerca. La niña es demaciado tímida...
Fue entonces cuando me senté en las sillas incómodas después de que Laura me dijera que mamá se fue a casa y que le pidió que ella me llevara. Genial.
El timbre del teléfono suena.
Dos veces.
Tres.
¿En dónde se metió?
Marco de nuevo.
Dos veces.
Y justo cuando decido enviarle un mensaje, decide contestarme.
Hay una pausa.
Ella empieza a decir algo, pero la corto.
Sara voltea hacia a mí desde el otro lado de la habitación y me sonríe. Pero una sonrisa que dice "Eres una maldita", y yo le dirijo otra que dice algo así como "Lo sé".
Hay un silencio.
Me levanto y camino por el pasillo con el celular en la oreja.
Me encojo de hombros.
Ella empieza a jadear al otro lado de la linea.
Hay un silencio de nuevo al otro lado de la línea.
Parpadeo.
Ella resopla al otro lado.
-Sthep Stronger.
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