Mine, capítulo 32: "Sentimiento Compartido"
Forcejeo con Sara unos momentos y luego ella me arrastra hasta la habitación. Me dejo caer en la cama.
Me cruzo de brazos y la miro.
Ella parpadea y empieza a pasear la mirada por el escritorio.
Ella se pone recta y se altera.
Me río de ella.
Suspira.
Ella toca las cosas de su escritorio cómo si fueran de cristal. Como si fueran una antigüedad que pudiera caerse y romperse en mil pedacitos. Pero es sólo papel.
Se queda callada y abre muy despacio el armario de Laura. Observo detrás de su espalda todas las prendas perfectamente colgadas y ordenadas por color. Mi armario nunca lucirá así. Punto.
Se oye tan alterada...
Le miro la espalda hasta que ella se voltea y me mira a los ojos.
Me cruzo de brazos.
Ella se cruza de brazos también y rehuye la mirada.
Entonces ella se desploma en el suelo suspirando fuerte. Sentada en el piso, se cruza de piernas y pasa las manos por su cabello dorado bien cuidado. Mi primer impulso es retroceder de un salto y preguntarme qué demonios ha pasado.
Luego reparo en qué en verdad está ahí destrozada.
"Ay, Dios".
Me quedo ahí parada viendo como llora. Poco después, me arrodillo frente a Sara y pongo una mano en su pierna.
Levanta la cabeza. Su cara está surcada en lágrimas.
Casi me puedo ver a mi misma levantándome y saliendo huyendo de ahí en mi mente. Huyendo de la situación. ¿Qué se supone que tengo que hacer? Nunca la he visto llorar. Siempre que alguna compañera de clases lloraba en el baño, yo no hacía nada. Yo sólo me quedaba lavando mis manos, y cuando ella salía, con la cara roja y cubierta en lágrimas, y me miraba en el espejo, no sabía que hacer. Sólo la miraba y le preguntaba si estaba bien. Pero no soy del tipo que consuela. Quiero decir, ¡Tengo que soportar mi propio dolor! ¡No es como si fuera muy fácil andar por ahí con el de otra persona! Siempre me quedo ahí y me pregunto qué es lo que tengo que hacer. ¿Tengo que ofrecerle un pañuelo? ¿Sería muy maleducado si me fuera, como si nunca la hubiera visto? ¿Qué? ¿Qué se supone que tengo que hacer?
Recuerdo la vez en que Luce lloraba. Al igual que ahora, no podía abandonarla, así que lo único que hacía era quedarme en silencio a su lado tomándole de la mano hasta que ella paraba de llorar y, si quería contarme lo que pasaba, entonces yo lo admitiría. Si no, no la presionaría.
Como dije, no es como si yo andara por ahí queriendo conocer todas las tristezas de las personas.
Así que espero ahí, paciente, para ver si Sara quiere compartirlo. Pero, me aterroriza verla llorar de esa manera, así que le tomo de la mano y me acerco hacia ella, y suelto:
Ella alza la cabeza y suena la nariz. Intenta recobrar la compostura, pero no puede.
"Lena, no entres en pánico", me ordeno.
Sara se raspa la nariz, intentándolo una vez más. Pero parece que hace el efecto contrario.
" No entres en pánico, no entres en pánico... Dios, Lena, no salgas huyendo... ¡No entres en pánico!"
Ella mira el piso fijamente unos momentos e intenta una vez más.
Parece que ahora da mejor resultado. Frota la mano contra su nariz.
Me encojo de hombros y me quiebro la cabeza por alguna de mis respuestas estúpidas, pero nada.
¡Menudo momento para ponerme seria!
Así que sonrío y paso la mano por su brazo.
Sonrío.
A pesar de mi respuesta, ella me sonríe.
Se queda callada unos momentos.
Ella se limpia las lágrimas con la manga de su blusa amarilla.
La miro y me muerdo el labio ligeramente.
"No entres en pánico, Lena, no entres en pánico... No entres en pánico"
"No entres en pánico, no entres en pánico... ¿Que dijo? Oh, dios,.... No entres en pánico, no entres en pánico..."
"No entres en pánico, no entres en pánico, no.... ¡Oh, Dios! ¡Estoy entrando en pánico!"
Mi pecho comienza a subir y a bajar.
Aspiro y expiro. ¡Oh, Dios, gracias! El alivio que siento casi duele, lo juro.
La idea de que algo le pase duele. Es la primera vez que me doy cuenta.
Sara pasa uno de sus dedos por sus ojos, enjuagándose las lágrimas una vez más.
Esto es incómodo.
Es muy incómodo.
Pero me quedo ahí clavada en el suelo.
Ahora intento mantener la calma para no gritarle si está llorando porque Laura va a tener un bebé.
Respiro hondo.
Ella me corta antes de que pueda continuar.
Ella sacude la cabeza, molesta.
Ella toma aire... Y espero a que continúe.
Ella ahoga un sollozo. Luego reina el silencio.
Parpadeo. Siento mi corazón golpeando contra mi pecho. Oigo incluso su corazón golpeando contra su pecho, frenético.
Pues sí, tenía razón; No puedo comprenderlo.
Me quedo callada sosteniendo su mano mientras elijo las palabras en mi mente.
Paso la mano derecha por mi nuca.
No sé cómo hacer esto.
Ella sacude la cabeza.
Muerdo mi labio.
Ella parece enojada.
Ambas parecemos alterada. Porque estamos alteradas. Y es justamente lo que quería evitar, pero no puedo dejarla sólo.
Parpadeo e intento procesarlo.
Quiero negarl
Quiero decirle que no, que nunca lo he sentido, que no puedo comprenderla. Quiero marcharme y negarlo.
Pero no es cierto, porque inmediatamente pienso en la nena de pelo castaño que es mi media hermana. Ella tiene mi lugar. Es mi reemplazo. La eligió a ella. No a mí. A mi me tomó y luego me dejó. A ella nunca la dejó. ¡Y ella no tiene ni idea!
Casi me atraganto con mi propia saliva cuando me doy cuenta de que en verdad comparto el mismo sentimiento de Sara. Que no sólo me sentía usada, enfurecida, asustada, si no que me sentía celosa. Celosa de esa nena. Y casi me vuelvo a atragantar con mi saliva de nuevo cuando me doy cuenta de que no sólo me siento celosa de que a ella no la hayan desechado como a mí, sino que también me siento celosa de que ella no tiene ni idea de nada: No tiene idea de mí. Probablemente ella piensa que es hija única, con su papá en casa y su mamá por ahí. Vive en su perfecto mundo con paredes de cristal, que la protegen del exterior. De todo aquello que le puede hacer daño. De todo aquello que no debe de estar en su vida.
Que la protegen de mí.
¿Pero, y yo?
¿Qué hay de mí?
Mis paredes de cristal están rotas. No hay nada que me proteja de la verdad.
Recuerdo el día en que supe de ella, en el parque, cuando ella la llamó "Papá". ¡Cuando yo quería hacer las cosas bien! En ese entonces las paredes me protegían.
La ignorancia en bendición.
Miro a Sara.
¿Llorar, yo?
Alzo la mano y toco mi cara. Pues sí, tan mojada como un río.
Un sollozo horrible se oye. Luego comprendo que sale de mi pecho. Y que lo que acabo de averiguar me destroza. Pero en verdad hay algo que me dice que siempre lo supe, sólo que hasta ahora soy completamente consciente de ello.
Mis ojos se humedecen de nuevo. Veo todo nublado. Y odio esto, por un instante. Pero, luego, las lágrimas me hacen sentir libre. Como si acabara de salir de una jaula.
Ella toma la punta de unos mechones de mi cabello rubio y jala juguetonamente mientras sonríe tristemente. No intenta presionarme para que diga más del tema. Ella se conforma con que le diga lo que siento.
Ella lo vuelve a repetir lastimosamente antes de caer en el llanto de nuevo. Esta vez sé perfectamente qué hacer: La abrazo con fuerza hasta que ella pasa una mano por mis hombros y otra por mi espalda.
Y lloramos.
Tal vez no pueda comprender nunca lo que es para ella ser madre. Lo que significaría. Nunca lo comprenderé. No entiendo. Pero si entiendo el sentimiento. Y es miserable.
Así que lloramos.
Lloramos por las cosas que nos han destrozado.
Lloramos también por las lágrimas de la otra.
Y finalmente lloramos porque ninguna de las dos nos lo merecemos.
Entonces entiendo algo, otra cosa : La verdad es que quizá ella tampoco entienda mis razones, o tal vez sí, ya que ella es psicóloga... Tal vez no entenderemos nunca nuestras razones, porqué ella llora tanto por una personita a la cuál no ha conocido aún, o porqué yo lloro porque me siento reemplazada. Tal vez. Pero el punto es que estamos dispuestas a sufrir por la otra, supongo que lo supe cuando decidí quedarme en vez de huir. Estamos juntas. Es como mi hermana mayor que yo nunca pude ser para esa niña de pelo castaño.
Que no podré.
Y yo, soy como la adolescente que algún día, en muchos años, ella hubiera podido tener de hija.
Y no podrá.
Entiendo que estamos juntas.
Y, al final, juntas lloramos.
--Sthep Stronger.
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