Mine, capítulo 33. "Ciega".
Los trazos delgados y curvados de tinta azul en el papel rellenan los espacios. Letra por letra. Una A curvada por ahí, una Y más curvada que la Y anterior por acá hasta llenar la página y dar la vuelta.
Tengo un diario. Lo cual es muy extraño ya que sólo lo uso cuando recuerdo que tengo un diario. Puede pasarme algo muy impactante, como descubrir que tengo una media hermana, y no escribirlo hasta semanas después. Ahora termino de escribir la experiencia que viví con Sara hace una semana. Todo está escrito ahí, en tinta negra. Cada sentimiento.
Y está bien.
Mi celular suena, en mi escitorio. Justo al lado de mi libro Canciones Para Paula. Lo tomo distraídamente, aún viendo mi diario. Contesto.
Cuelgo el celular y lo pongo sobre Canciones Para Paula.
Golpeo el plumón contra mis labios pensando si agrego algo más al diario.
Mi celular suena de nuevo.
Lo miro.
Contesto.
Cuelgo y lo vuelvo a poner en mi escritorio.
Sí, creo que no hay nada qué agregar en mi diario. Veo la tapa dura marrón con detalles dorados y plumas dibujadas de pavo reales.
El celular empieza a sonar y a vibrar encima de mit libro de nuevo.
Echo mi cabeza hacia atrás, exasperada.
Y no lo hago.
Hay un silencio al otro lado de la línea.
Me quedo en silencio unos momentos.
Hay otro silencio al otro lado de la línea.
Suspiro fuerte.
Entonces Luce empieza a ... ¿Empieza a llorar del otro lado de la línea? Me toma unos momentos. ¡Dios, sí que está llorando del otro lado de la línea!
Y repite eso al menos unas cinco veces. Sólo quiero que se calle.
Hay otra pausa.
Su voz suena repentinamente alegre.
Manipuladora.
Me levanto y busco en mi armario un pantalón de mezclilla rojo y una blusa rayada roja con negro. Me pongo esos zapatos monos estilo Vintage que Luce me regaló para mi cumpleaños el año pasado. Y que no he estrenado aún. Pienso que tal vez le gustará.
Cuando me visto y bajo por las escaleras, me da un ataque cuando veo a Lucas en mi sala. Me caigo de trasero en las escaleras. Y mi duele como los mil demonios. Él se me acerca y me sonríe.
Al principio me tardo en responder, ya que casi me saltan las lágrimas por mi trasero adolorido. Pero me obligo a sonreír y a jugar su mismo juego.
Saca una carcajada y pasa su mano por su pelo rubio ceniza. Tiene esa maña. Luego me la ofrece para que me levante. La tomo, dudando al principio.
Cuando estoy de pie, toco disimuladamente mis pompis, sólo para asegurarme que todavía tengo.
"¿O desde cuando tiempo estás aquí?"
Asiento.
Pues sí. Ella estaba aquí en la mañana, muy temprano. Pero como siempre, subí las escaleras e ignoré la Zona Laura.
Paso la mirada por los sillones...
El teléfono de Lucas suena.
Mira el identificador antes de contestar. Y luego lo hace.
Pero lo he hecho.
Disimuladamente paso al lado de la mesita de café y busco el teléfono Black Berry de Laura.
Lucas sale de la habitación. Me dejo caer en el sofá, furiosa.
¡Que había cortado con ella! ¡Menudo mentiroso!
Me cruzo de brazos. Paseo la vista por la habitación, y diviso el celular de Laura, en el suelo, cerca de una de las patas del sillón. Pero me quedo ahi sentada. Pasa un momento, cuando vuelve.
Señalo el piso.
Él me mira y luego lo recoje.
Él está a punto de decirme algo, cuando le suelto:
Se detiene.
Me mira, suspicaz.
Sonrío. Pero no hay nada alegre ahí.
Se queda mirándome. Mete las manos en su chaqueta negra.
No dice nada.
Entonces me mira de arriba abajo de nuevo. Repara desde mi pelo rizado hasta la punta de mis zapatos Vintage. Se fija en mi labial rojo, en mi blusa ligera y mis pantalones rojos ceñidos.
Frunce el ceño.
Sonrío.
Se me queda mirando. Abre la boca, la cierra. Algo en su mirada cambia.
Algo en su voz... Se siente ofendido.
Ruedo los ojos.
Señalo la puerta, furiosa.
Una sonrisa dura e irónica se forma en sus labios.
Me cruzo de brazos.
Hay una chispa de reconocimiento en su mirada. Sonríe divertido y mira el techo para luego mirarme de vuelta.
Sonríe por última vez y cruza por la puerta. Lo veo marchar por la ventana hasta que el carro desaparece.
Y me quedo ahí unos minutos, con los brazos cruzados, completamente furiosa.
Cuando llego al punto de encuentro, a un Bar-Café, busco a Luce con la mirada. La encuentro con el vestido más pegado que he visto en toda mi vida, marrón con estampado de flores rosas. Su pelo oscuro liso está suelto rozando sus hombros desnudos, y sus labios dibujan una perfecta sonrisa rosa pálido. Sin embargo, suelto la risita cuando veo sus zapatos Vintage, del mismo estilo que los míos, sólo que de diferente color. ¡Y ella me los regaló!
Luce voltea hacia mí y sonríe. Mira sus zapatos, y luego los míos. Su cara cambia a una mueca de sorpresa y luego hace una mueca de disgusto.
Sonrío y jalo una de las sillas.
Miro hacia dónde están los tipos a los cuales no les presté atención cuando entraron.
Keller.
Entorno los ojos.
Ahí está, con el pelo oscuro y con sus ojos azules como el hielo. Insinuando una sonrisa divertida.
"¡Y a mí qué me importa!"
Me siento en la silla, colgándo el bolso en una de las esquinas.
Miro al otro tipo, no le veo mucho la cara ya que revisa su celular, pero tiene el pelo castaño y lacio, y es musculoso.
Luce me mira fijamente.
El chico del celular se disculpa, diciendo que es una llamada de su hermana y que tiene que contestar. Se levanta y se va afuera.
Algo en su mirada me dice que está herida.
Me encojo de hombros.
Le resto importancia.
Luce mira a Keller y le dirige una sonrisa.
Llega el tipo musculoso, y veo su rostro. Es diferente; No es como nosotros. Se ve más... Veinteañero. No me malinterpretes, es guapo, pero, ¡Es mayor! ¡Ha de tener unos veinte años!
Miro a Luce y le piso el pie.
Ella me mira enfurecida, y miro al tipo del teléfono. ¡Es evidente que Luce sabía y no me dijo! Y lo compruebo cuando sonríe siguiendo mi mirada y se encoge de hombros.
Esto es un fiasco. Lo supe desde el primer momento.
Sonríe, pero hay algo en su sonrisa...
El tampoco quiere estar aquí.
Pues bien, ya somos dos.
Miro a Luce.
¿Y qué? ¿Qué con lo último? ¡Sólo se va a dar cuenta de que soy irritante, no tenía que adelantárselo!
Luce se levanta y toma de la mano de Keller, alejándole del lugar.
¡Pero si ella no soporta el alcohol! ¡Me está dejándo sola!
La miro con odio en la mirada.
Y luego arrastra a Keller lejos.
Pongo mi mano en mi frente, preguntándome porqué me dejé engatusar.
Lo miro alzando la cabeza.
Sonríe levemente. Sus ojos son oscuros, muy oscuros, pero es la primera vez que me doy cuenta de que son marrones oscuros con rastro verde increíblemente fuerte.
Es la primera sonrisa verdadera que saco: Sonrío.
Me devuelve la sonrisa.
Bufo.
Sonríe.
Sonrío y asiento.
Terminamos teniendo una conversación amigable, abierta, nada incómoda cosa que no me imaginé cuando llegué aquí. Me imaginé algo como el señor super Cortón. Averigüé que en verdad tiene una relación con una chica, Scarlet (Pero que no van del todo bien, ya que está en un Bar-Café hablando con alguien que acaba de conocer) Tal vez sacó el tema porque pensó que tenía que ponerme un límite, pero yo no estoy aquí para ligar. No se lo expliqué. También averigüé que tiene 24 años, y que cuando me vio, pensó que Keller no le había dicho mi edad, y que también lo quería matar. Le conté cómo yo también quería matar a Luce. Y luego le conté que ella probablemente no me lo dijo porque soy muy solitaria respecto a novios. Y me contó que Keller lo arrastró para que "Superara" a Scarlet. No hablamos de ningún tema profundo, sólo cosas triviales y algunas bromas sobre Keller y Luce.
Media hora después de que Luce y Keller volvieran a nuestra mesa, él dice:
Y sonríe. Dice algo así cómo que fue encantador conocerme y se va sin despedirse de Luce y Keller porque están intercambiando saliva al otro lado de la mesa.
Miro la mesa y espero un minuto, pero cómo vuelven a empezar, me levanto. Miro mi reloj. Han pasado cuatro horas.
Ellos se despegan y me miran. Y es como si olvidaran que yo estaba ahí antes. Keller se pone rojo.
Ruedo los ojos.
Luce se alisa el vestido que es tan pegado que es imposible que se le suba un milimetro.
Veo la decepción en su rostro.
Ella me agradece con la mirada y luego vuelve a su trabajo con la boca de Keller.
Me marcho de allí pisoteando el suelo con mis super modernos zapatos Vintage.
Cuando decido que voy a irme en metro y camino hacia allí ya que no está muy lejos, alguien se detiene junto a mí en un auto. Y escomo un deja-vu.
Es Lucas, mirándome desde el asiento conductor.
Sonríe.
Casi me atraganto con mi saliva.
Sigo caminando.
Este es el momento cuando me niego. Pero miro mis zapatos y sé que no es el mejor momento. Así que subo.
Mientras me pongo el cinturón, murmuro:
El sólo agita la cabeza y me vuelve a mirar.
En verdad no sé porqué estoy dicendo esto, pero espero que le llegue.
Parece un poco molesto.
Estoy confundida.
También estoy enojada por un momento.
Parpadeo.
Me doy cuenta de que estamos gritándonos. Pero no mejoro mi tono de voz.
Se queda callado.
El le da un golpe al volante.
Se queda callado.
Me cruzo de brazos y me quedo callada hasta que llegamos a mi casa. Me bajo furiosa del auto sin siquiera decir adiós.
¡Que se vaya al carajo!
-Sthep Stronger.
No hay comentarios:
Publicar un comentario