Taken. Capítulo 16.
El agua ahora está fría, cayendo sobre mi piel mientras me quedo mirando las paredes. No importa, de cualquier manera.
Me siento tan entumecida.
Me siento tan vacía.
Me estiro por la toalla, cerrando la llave. Envuelvo la toalla alrededor, pero sin salir.
Espera unos segundos antes de abrir la cortina. Me encuentra ahí parada, con los brazos sobre mi pecho, los dedos apretados contra la toalla, mirando al suelo.
Suspira.
Me alcanza y me toma del brazo.
Siempre tuve muchas etiquetas, incluso desde el principio. “Secuestrada”, “Perdida”, “Adoptada”. Luego las demás: “Hija”, “Hermana”, “Novia”. Bueno, la última por poco. Tuve las de siempre, las normales: “Problema”, “Dañada”, etcétera, etcétera. Ahora tengo más. “Deprimida”, “Desorientada mentalmente”, y ahora están empezando a susurrar las palabras “Desórdenes Alimenticios”. No es que no quiero comer, es sólo que estoy muy cansada y triste para eso. ¿Comer? Mi única amiga no me habla porque su padre es un psicópata que puede venir en cualquier momento a atravesarme con un cuchillo.
Tengo miedo.
Esta es la verdad.
Maggie, ella toma mi brazo y me lleva hasta mi habitación. Saca mi ropa del armario y la pone en mis manos. Me da un beso en mi frente.
Asiento, y en vez de bajar me quedo en mi cama, acostada. Diez minutos después, la puerta se abre y se cierra, pero no abro los ojos. La cama se hunde a mi lado y siento el cuerpo de alguien contra el mío, como, encima de mí.
Abro los ojos.
Dan pone un codo a lado de mi cabeza y recarga su cabeza con su mano. Entrelaza nuestras piernas, mirándome desde arriba.
Sonrío.
Sonrío un poco y levanto una mano para tocar sus labios, y los besa.
Cierro los ojos.
Suspiro y toco su rostro, acariciándolo.
Se encoje de hombros, pero sé que quiere estar conmigo, después de estas últimas tres semanas alejada del mundo. Tres semanas desde el accidente.
Lo dice como si nada, y yo me quedo viéndolo desde abajo. Olvido cómo respirar por unos segundos.
Después sonrío.
Paso mis brazos por su espalda mientras me besa, y meto mi mano debajo de su camisa.
Gruñe.
Meto una mano debajo de su camisa de nuevo y toco su estómago.
Rueda sobre su espalda y me lleva con él, de manera en que ahora él está debajo.
Suspira, y pienso en sentarme sobre su estómago, pero se me ocurre que si alguien entra, se va a ver como si… Bueno.
Bufo.
Sacude la cabeza, pero toca mi estómago. Se encuentra pasando un dedo sobre mis heridas. Abro la boca para decir algo al tiempo que toco su mano para apartarlas, pero él no me deja. Se me ocurre que es la primera vez que se entera realmente del estado de mis heridas.
Lo miro, como si estuviera loco.
Me hace rodar y estoy debajo de nuevo. Levanta mi blusa, mostrando mi estómago.
Bajo la blusa de nuevo, y él me mira.
Me mira fijamente a los ojos.
Se inclina y me besa. Me distraigo y quito la mano de mi blusa, derritiéndome debajo de él.
Entonces siento sus manos en mi estómago, acariciando la piel levantada.
Sonríe y me da otro beso.
Lo digo de nuevo: Me gustan las cosas románticas en el fondo, pero mayormente me aterrorizan. Es demasiado extraño.
Pero sonrío, roja, y él me besa de nuevo. Va hacia mis muñecas, dejando mi estómago y quita las pulseras que suelo usar para cubrir todo. Debajo, hay maquillaje, pero aun así se notan.
El maquillaje no puede ocultar todas las imperfecciones todo el tiempo.
Entonces se acerca y las besa. Me derrito, porque nunca nadie había hecho algo parecido. Me gusta el contacto de sus labios contra mi piel.
Suspiro.
Sacudo la cabeza.
Sonríe, pícaro.
Y yo simplemente no puedo evitarlo: Me quedo con la boca abierta. El pensamiento me llena y siento el hormigueo en mi piel.
Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Sonríe, como si supiera que me he puesto toda caliente.
Ambos reímos, como risas de verdad, y se siente tan bien.
Parece que no he tenido de esas desde por siempre.
Minutos después, aún estamos abrazadas en mi cama, y él me susurra:
Paso mis uñas por su mejilla.
Levanta la cabeza de repente, mirándome fijamente.
Frunzo el ceño.
Cierra los ojos, y cuando los abre, puedo ver una vez más cómo se preocupa por mí.
Incluso si me rompe.
Sonríe.
Ni siquiera me molesto en señalar que no estamos juntos, porque al demonio, lo estamos.
Sus ojos brillan. Besa mi nariz.
Suspiro después y me siento para alcanzar mi teléfono. “Aisslin”.
Marcar.
ﮪ
Dan me deja en el café poco concurrido con el que me voy a ver con Aisslin. Está como a dos cuadras del centro comercial, así que saber que está cerca le tranquiliza. Esto realmente no le hace feliz.
Que se aguante.
Me siento en una de las mesas con sillones vacías, y mi celular suena. Es un mensaje de Dan, diciéndome en qué tienda va a estar si quiero alcanzarlo
“Paranoico”, escribo de vuelta.
Me contesta con una carita feliz y cuando bajo el celular, veo a Aisslin caminar por la puerta. Se detiene cuando me mira, dudando, y luego termina el resto de su recorrido hacia mí lentamente.
Se sienta enfrente de mí. Y se ve demacrada: Su pelo usualmente brilloso luce descuidado y se las ha arreglado para usar maquillaje, pero parece que estaba en la mitad cuando decidió que qué demonios. Sólo tiene base y un poco de rímel, cuando usualmente tiene todo la caja de cosméticos encima. La base no ha podido borrar las ojeras. No creo si quiera que el mejor corrector puedo.
De repente se me ocurre que yo no me veo mejor.
Somos como Desastre 1 y Desastre 2.
La camarera viene hacia nosotras antes de poder decir nada, y no estoy segura si ninguna de las dos lo habría hecho. Pido un café mediano porque necesito tener algo en mis manos, y ella niega hacia la camarera. Toma una de las servilletas en la mesa y empieza a destruirla en su regazo, en pequeñas piezas.
Levanta la vista y me mira. Se queda callada un tiempo.
Nos quedamos en silencio después de eso.
Levanta las cejas, sorprendida.
Mi cabeza vuela de vuelta a ella.
También sus ojos empiezan a aguar.
Dios, tal vez es un hijo de puta, pero él tomó a Aisslin cuando estaba perdida. Tal vez la amó o no, pero eso no importa, porque por primera vez Aisslin tuvo algo y a alguien.
Salimos cinco minutos después porque estamos llorando tontamente. De alivio, de dolor, de enojo.
Supongo que al final ella tenía razón: No puedes forzarte a amar a alguien. Pero tampoco puedes forzarte a dejar de amarlos.
Así que ahora lo único que tenemos ahora es tiempo. Tiempo para sanar nuestras heridas, para sanarnos los unos a los otros, y para aprender cómo vivir con todas estas cosas que no pedimos pero que tenemos de cualquier manera.
Algún día miraremos atrás y habremos hecho las paces con ello, pero no aún. No hoy.
Hoy duele.
ﮪ
Corro hacia Dan cuando lo veo mirando estuches de maquillaje. Tiene cara de concentración y me río por eso. Me río de muchas cosas, aún con las mejillas húmedas. Se da la vuelta por el sonido de mi risa y frunce el ceño cuando me ve toda mojada por las lágrimas.
Pero son buenas. Aunque duele como el demonio, son buenas.
Se confunde cuando veo que sonrío también.
Se acerca y hecho mis brazos alrededor de su cuello.
No tiene que ser malo para mí, incluso si logran encerrar a ese bastardo o no. No puedo seguir escondiéndome en mi habitación porque estoy demasiada asustada. Soy poderosa; Tuve muchos muros, y logré derrumbarlos todos. A este punto, después de toda la lista de cosas por las que pasé, como el accidente y el tipo siendo el padre de Aisslin, etcétera, etcétera.
No hay ningún muro que no pueda derrumbar.
-Sthep Stronger.
Lo puse tarde porque acabo de terminar de escribirlo justo ahora. Creo que este es el penúltimo capítulo. Soy un desastre. No sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario