After Jude. Capítulo 1. "Jude"
Entro a clase como los demás: arrastrando los pies y con suspiros de cansancio mientras quito mi cabello castaño oscuro (que muy bien puede hacerse pasar por negro) de mi cara. Esto es lo que pasa cuando es lunes, por aproximadamente las primeras tres clases. Y odio que esto pase cuando es lunes, porque empiezo con Morgan. Y hay algo que todo ser humano en esta universidad tiene que saber sobre el señor Morgan: Puede ser tanto un soñador como un cabrón.
Ni siquiera me metí en Escritura Creativa, sino en Periodismo. Alguien allá arriba decidió que teníamos que tomar su clase, como si necesitásemos ser más… bueno, creativos.
Como si hubiera tanta creatividad en un artículo político.
El señor Morgan está ahí esperando recargado en el escritorio de espaldas y con los pies cruzados, con una taza de té en sus manos. Nos sonríe, porque tiene esperanza en nosotros. Pero no somos escritores con los que suele trabajar; No estamos hechos de palabras mágicas y no vomitamos arcoirirs cuando el polvo de hada nos cae mal en el estómago. Somos ordenados, con palabras inteligentes y una necesidad de decir la verdad.
Morgan aplaude una vez para llamarnos la atención.
Hemos escuchado este mismo discurso sólo tantas veces. Lo hace cuando nos pone algo difícil y nos quiere animar. El hecho de que lo esté haciendo incluso antes de decirnos qué es, o que lo haga incluso cuando acabamos de entrar, no significa nada bueno. Carajo, ahora estoy perturbada.
Esperamos.
Y esperamos.
Y esperamos un poco más.
Finalmente, ya que sé que nadie lo va a hacer, abro mi boca:
Me mira con esa chispa en sus ojos. Sus ojos oscuros brillan intensamente y cuando sonríe se le marcan arrugas alrededor de los ojos, justo como ahora.
Me encojo de hombros.
Me gusta el señor Morgan. Está tan lleno de esperanza. De alegría. En todos; En nosotros, en la humanidad. Pero no se corta un pelo de la lengua cuando consta de criticar trabajos porque “No reflejaba con claridad el sentimiento”, o porque “La redacción era tan horrible como mi suegra en traje de baño”.
La emoción y seriedad que muestra en sus ojos es como una obra de arte.
Mi boca de repente se siente como cemento.
Me le quedo mirando sin ofrecer una respuesta, pero ahora ambos sabemos que sí. Demonios, sí.
ﮪ
Mi compañera de cuarto, Terra, no está. Probablemente está con su novio por ahí.
No siempre fui su compañera de cuarto, sólo que su compañera tuvo una transferencia y a mí me asignaron a esta habitación con ella. Me gusta vivir con Terra: Es tranquila y amble. Pero quiero matarla cuando pone música Country muy temprano en la mañana.
Ahora, aprovecho que estoy sola y me siento en el escritorio viejo de madera astillada, pensando en Morgan y su estúpido ensayo.
Dolor.
Una palabra de cinco letras que significan tantas cosas.
Saco la laptop de mi mochila y la pongo en el escritorio. Abro la tapa y la prendo. Cuando finalmente abro el Word y pongo la fuente que quiero…, me quedo observando el palito parpadeante en la pantalla.
Está ahí. Y luego no está. Y luego aparece de nuevo.
Cierro los ojos y suspiro.
Palabras.
Yo sé qué es el dolor. Lo sentí hace dos años en casa. Me tomó y me dobló hasta romperme. Tomó a muchos de nosotros y no nos dejó ir hasta después de un tiempo. E incluso ahora, no estoy segura si alguna vez me dejó, o si yo lo dejé ir a él.
Todas las mañanas, me levanto, y antes de poner maquillaje sobre mi rostro y prepararme para empezar otro día, pienso acerca de él.
Acerca de Jude.
Por un segundo, pienso que no lo voy a hacer. Escribir el ensayo, me refiero. No quiero recordar el dolor. No quiero sentirlo de nuevo de la manera en que me golpeó tiempo atrás.
Pero me encuentro a mí misma anhelando contarle a alguien.
Todos los posibles inicios de mi ensayo empiezan a revolotear en mi cabeza, y no sé cómo comenzar. Así que decido empezar desde el principio.
Me di cuenta de la existencia de Jude un día de septiembre en la iglesia, irónicamente.
Probablemente no lo hubiera encontrado nunca ahí, pero esta vez era diferente: Su abuelo había muerto. Mi tío me había dicho en la cena la noche anterior mientras me pasaba el pan. Dije lo que se esperaba decir de mí, que lo sentía. Supongo que es difícil sentirte realmente afligida cuando tú no conoces a la familia, pero era diferente para mi tío, siendo un padre y todo eso. Ya sabes: Todos somos hijos de Dios y por lo tanto somos hermanos.
El punto es que intenté sentirme afligida la tarde en que se llevó a cabo la misa. No afligida como la esposa, con ese llanto descontrolado y la cara hinchada. Afligida como una chica que conoció a la familia; Preocupada y apagada. Afligida como… Bueno, no como su hijo.
Su nombre era Jude.
Aquella noche en la misa de su abuelo, fue de hecho la primera vez que me fijé en él. Déjame decirte algo sobre Jude: Todo el mundo en la escuela sabía quién era. Era jugador de Lacrosse, no muy guapo como se espera que un jugador estrella de Lacrosse fuera, pero lo suficiente. Destacaba por su constitución ancha. Hombros anchos, espalda ancha. Dos metros.
Y terriblemente solo.
Terriblemente sólo es una manera de describir a Jude. Era como el misterio de las chicas en la escuela. Yo estaba demasiado clavada con Nick en ese entonces como para fijarme remotamente en alguien más, pero esa noche Jude llamó mi atención porque… No estaba llorando.
No cara hinchada, no lágrimas, no ojeras. Ni un solo pelo fuera de lugar.
Al principio no lo comprendí, así que lo miré más tiempo. Pero Jude, oh, Jude estaba lejos en reparar que lo miraba fijamente. Porque se sentía alivido.
Cuando vi su expresión de alivio en su rostro, me sorprendí. Porque…Alivio. En el funeral de su abuelo. Su abuelo.
Déjame decirte que no había nada mal con Mark Perkins: Iba a misa todos los domingos y lo había visto ayudando a ancianitas con las compras, a pesar de que no podía hacerlo mejor. No tenía ningún rumor de engañar a su esposa, como el cuarto de los hombres en ese pueblo en el que estábamos estancados. Mark Perkins era hasta donde yo sabía una persona honorable. A mi tío le gustaba. Hombre, a todo el mundo le gustaba.
Así que mi primer instinto fue pensar que Jude Perkins realmente era un bichito raro.
Cuando miro atrás y me recuerdo a mí misma pensando en eso, tengo que cerrar los ojos porque no puedo soportar pensar en cuan equivocada estaba. Sobre Jude, sobre mi tío, sobre lo que creía.
Pienso acerca de Jude todos los días de mi vida.
--Sthep Stronger.
Entonces me di cuenta de que he pasado cinco meses escribiendo Taken y aún no he sido capaz de terminarlo, y todavía falta (No mucho), y como no sé cuando lo haré porque últimamente escribirlo es muy difícil, voy a empezar a publicar After Jude. :)
Bye.
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