Reckless. Capítulo 4. "El comienzo"
No siempre he sido de la manera en que soy ahora.
No te voy a soltar esos royos de que tenía unas calificaciones perfectas y vestía de rosa todos los días con una sonrisa pintada en mi rostro, porque no es tan así. Pero las cosas eran diferentes para mí. Yo tenía muchos amigos, en todas partes. Siempre estaba utilizando mis habilidades para hacer nuevos amigos, pero dejé de hacerlo un día de septiembre cuando yo tenía catorce años.
Ese día era el funeral de mi padre.
Era tan deprimente que me deprimía el simple hecho de hablar con alguien que conocía a papá. Joder, enserio. Supongo de cualquier manera que no es tan extraño contando que él era de la Marina. Todos en el interior esperaban que algo así pasara, así que cuando teníamos noticias de él, podíamos volver a respirar. Sin embargo no fue el día del funeral de mi padre dónde dejó de importarme. Digamos que ese fue el comienzo del fin. Fue la semana siguiente dónde las cosas se pusieron feas; Mi madre tomó sus maletas y se fue.
No, enserio. Yo estaba en la cocina cuando mi madre bajó las escaleras y cruzó por la puerta. Y la llamé. Pero no tienes que ser un genio para saber que ella no me contestó. Ella subió al taxi y me miró desde la ventanilla. Probablemente existan dos razones por las cuales no salí corriendo detrás de ella: A) Mi hermano me estaba sosteniendo de los hombros detrás de mí y B) Yo estaba paralizada.
Ella había entrado en algún tipo de depresión, pero mi mente y corazón de catorce años era total y completamente imposible de entenderlo.
Esa noche lloré más que Bella Swan en Luna Nueva cuando el vampiro la deja. Te lo juro. Mi hermano Charlie me había llevado a la cama y me había traído chocolate con leche y una caja de pañuelos para limpiarme las lágrimas y los mocos. Él se sentó ahí, totalmente desconcertado. Por ese entonces no tenía la capacidad de darme cuenta que él también sufría, a su manera. Supongo que ahora lo sé.
Ese mes yo conocí a Kimera. Tenía el pelo marrón y alborotado y estaba tan plana como una tabla. Pero aunque en ese entonces su pelo no estaba pintado y ella no tuviera una copa C, ella tenía al menos una perforación en la oreja, pintauñas negro y era descuidada. Y yo me alejé de mis viejos amigos porque necesitaba estar sola. Ellos no podían verme sin sentir lástima. Que conste que no me uní a Kimera porque me sentía fascinada por quién ella era… Vale, que sí estaba encantada con ella, pero la verdadera razón por la cual me acerqué a ella es porque a ella no le importaba que yo fuera alguien que ciertamente ya no tiene padres, como a la mayoría. No me miraba con esa cara de lástima. Aunque tal vez la verdadera razón por la cual hoy en día soy su amiga es porque ella me dejó; Ella era diferente aún cuando fuera rubia y no usara tanto rímel, o sea que no tenía tantos amigos. Ella intimidaba a las demás niñas. Así que ellas la dejaban sola. Y parecía estar bien con respecto a Kimera.
Y la idea de tener a Kimera como única amiga, estaba de maravilla conmigo.
ﻫ
Cuando llego a casa esa tarde, mi hermano Charlie casi me atropella cuando intento entrar.
Le abro la puerta para que pueda salir y lo veo marchar.
Pobre de Charlie. Algunas veces me siento realmente mal porque él tiene que ir a la universidad y trabajar al mismo tiempo y yo estoy por ahí metiéndome en problemas. Problemas que, a final de cuentas, son suyos también, ya que mi desobligada madre decidió darle mi custodia porque “No podía”. Así que el director tiene que citarlo a él a la oficina y luego él tiene que hablarme a mi madre sobre el problema en que me metí porque “Es su obligación como hijo”. Amo a mi hermano probablemente más de lo que aluna vez podría llegar a amarme incluso a mí misma (Lo cual es mucho, Dios, que si lo es) , pero me enferma terriblemente que él “entendiera” las razones de mi madre. Odio que él no la odiara, por más infantil que suene.
Suspiro y me meto a casa, preparándome para comenzar a poner la casa impecable, como el día anterior, y el día anterior a ese. Y, en fin; Como he estado haciéndolo los últimos dos años.
En algún momento entre las cuatro y las seis de la tarde alguien toca la puerta. Bajo las escaleras y me encuentro con que Max está sonriéndome detrás del cristal.
Dios mío. ¡Ya, que lo deje pasar!
Suspiro y me tiro el cabello hacia atrás.
Entonces empuja la puerta hacia atrás y me suelta algo así como “Quiero recuperarte”, y me empieza a decir cosas pasadas de cursi que seguramente dijo frente al espejo dos horas, deteniéndose para giñar y arreglar su cabellos. Así que no lo dejo entrar.
Hay veces que no puedo entender cómo se me ocurrió caer por él.
Pero sigue soltándome esas cosas, así que suspiro y lo empujo hacia afuera, sacándonos a ambos de la casa y cerrando la puerta detrás de mí.
Lo empujo hacia su auto y él me toma por la cintura.
Podría matarlo ahora mismo.
Replica pero yo aún lo empujo hacia su auto.
Entre las sombras aparece Harry, con cara sombría y con un cuaderno en la mano. Max aprieta la mandíbula y se queda viéndolo. Yo aprovecho el momento en que Max deja de prestarme tanta atención y me suelto de su agarre.
Miro a Harry, y veo mi boleto de salida.
Quiero decir, el definitivo.
Camino hacia él y lo abrazo, parándome de puntillas porque el desgraciado es muy alto y porque quiero ser lo suficientemente alta para cubrir su cara de confusión enfrente de Max.
Le susurro:
Y luego me separo para sonreírle amablemente y tomarle una de sus manos, la que no tiene el cuaderno.
Le toma un segundo para agarrarle la onda. Me toma de la cintura y mira a Max. Se siente raro el calor de su mano.
Max parpadea y niega con su cabeza, furioso.
Me mantengo impasible.
Mira a Harry.
Harry hace un movimiento brusco, pero lo rodeo con los brazos y pongo mi mejilla contra su pecho.
Max sube a su costoso auto que es propiedad de su padre maldiciendo y diciéndome que “Me voy a arrepentir” y a Harry que “No sabe dónde se está metiendo” y luego yo diciendo que “Me importa un carajo”.
“¿Cazarme?”. ¿Pero quién carajos utiliza ese término hoy en día? Que pesado se pone.
Quito los brazos alrededor de Harry y él me mira mientras me suelta también.
Me doy la vuelta y me apresuro a entrar por la puerta, pero su voz me detiene.
Me giro.
Veo en su rostro que en verdad ha metido la pata y que él lo sabe. Y empieza a balbucear.
Me giro.
Toma aire antes de decir:
Me quedo ahí parada. ¿Pero qué demonios le pasa a este tipo? ¿Es que no se da cuenta de que sólo le traeré problemas? ¡Si será imbécil! ¿De todas las cosas que puede hacer cómo le se ocurre? Y, además, como si yo no tuviera ya demasiados chicos en mi lista.
Entrecierro los ojos y ladeo la cabeza.
Parece decepcionado por un segundo, pero repone:
Pongo mis brazos alrededor de mi cintura.
¡Da-ahh! ¿Por qué crees que lo hago, señor Super Inteligente?
Levanta una ceja y ríe, porque de repente esta conversación es graciosa. Y río también.
Hace una mueca.
Suspiro teatralmente.
Sonríe encantadoramente.
-Sthep Stronger.
Que chuli Xd
ResponderEliminarSe me paso el otro dia =(
Esta muy chuli la historia pero debería darle una tregua al pobre Potter...
Cuando subes el siguiente???
Besos!!
jajaja :) Ya pasará
EliminarLa subo todos los martes.
Besos.