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Los hermanos Sullivan se tropiezan cruzando la puerta, golpeándose unos contra otros al pasar, al parecer no lo suficientemente deprisa.
Se quedan callados unos dos segundos antes de que exploten como una bomba andante. Tick, tack. El tiempo ha acabado.
Todo al mismo tiempo. Los adultos intentan controlar el fuego y yo decido sentarme porque me siento muy cansada. De todo esto. Levanto mi mano y me saco la peluca, dejándola caer a un lado. Saco también la liga para dejar que caiga suelto en mi espalda.
Ellos me están mirando. Maddie parece a punto de echarse a llorar.
Nate aspira, mirando el color de mi cabello. Luego toca el suyo con las yemas.
Nuestras miradas se encuentran en el proceso.
La verdad es que si me hubiera visto sin la peluca, no habría importado mucho: Su pelo es de una especie de rubio-fresa, mientras el mío es anaranjado-rojo- castaño. De alguna manera mi cabello es más… fosforescente. Ugh. ¿Por qué no pude tener un rubio rojizo como el suyo?
Maddie se pone a llorar, y Nate y el resto de sus hermanos no tienen más que hacer que intentar reconfortarla. Dexter y Susie se ven como mierda.
Le da la espalda. No creo que ella le haya dado la espalda nunca. No creo que nunca se hayan sentido tan traicionados y heridos antes. Y sé en este momento que no importa lo que pase de ahora en adelante, ya nada volverá a ser igual. Algo se ha roto en los Sullivan.
Me repito algo que ya me había planteado antes: ¿No son los secretos el número uno en familias rotas?
Treinta minutos después, todos estamos sentados en círculo en la sala, envueltos en llantos e historias para intentar arreglar el daño (Dejando de lado que estábamos en St. Gallen y el hecho de que estamos locas, claro); Explicaciones que ya no van a cambiar nada.
Al final, nos mantenemos en silencio mientras los Sullivan procesan la información. Y es Maddie quien rompe el silencio: Mirándome fijamente, con llamas de un incendio que no comencé, me dice:
Mi aliento se atasca en mi garganta. Nate alza la mano, e intenta tocarla, pero ello lo esquiva.
Ni siquiera me ha golpeado, pero me caigo de mi asiento de cualquier manera. Es como si mi cuerpo respondiera al sobresalto y dolor que mi mente emite. ¿Por qué tienen que estar conectados? ¿Por qué mis ojos se llenan de lágrimas y siento que mi pecho literalmente se abre? Cuando miro abajo, no hay nada, por supuesto, lo cual lo hacer más ilógico. ¿Por qué cuando sientes dolor emocional tiene que mostrarse en tu cuerpo? Mi vida sería más fácil.
Ella se levanta, con lágrimas corriendo por sus ojos.
Bueno, yo no he podido soportarlo por dieciocho años y me tengo que aguantar.
Maddie sale corriendo. Miro a sus hermanos y hermana, quienes lucen horrorizados, pero no puedo dejar de preguntarme si piensan lo mismo.
Y por primera vez, me lo pregunto; Lo he estado evitando muchas veces todos estos años, porque todavía necesitaba esperanza, pero ahora tengo que hacerlo: ¿Debí haber muerto?
¿Vale la pena vivir? ¿Con la locura, los secretos, la CIA? ¿Todo este asunto de los Sullivan? ¿No hubiera sido mejor que no hubiera vivido?
¿No hubiera sido mejor? Nate nunca me hubiese conocido y por lo tanto no me extrañaría. Él hubiese seguido su camino. Con los Sullivan… Nunca se hubiese enterado de lo que sus padres ocultaban. ¿No es cierto que la ignorancia es felicidad?
Holly pone una mano en mi hombro, en una muestra de apoyo. Susie se levanta tras de su hija, y yo me levanto también, sacudiendo mis piernas casi desnudas. Me daría vergüenza mi desnudez parcial en cualquier otra situación, pero ahora no podría valerme más.
Escucho los pasos y la voz de Nate detrás de mí, pero se detiene de sopetón. La puerta se abre en un portazo.
No. Ni madres, no puedo soportar a Maddie. Sigo subiendo las escaleras, pero me detengo cuando alguien grita:
Bajo las escaleras, oyendo gritar a Holly y a Angelo maldecir. Los ojos de Chris se encuentran con los míos al tiempo que personas vestidas de negro rompen por la ventana y entran por la puerta trasera.
La furia brilla en sus ojos como un fuego.
Pasé de Fall a Barbie, y debí de habérmelo esperado. ¿Por qué pensé por punto tres segundos que él no iba a estar enojado conmigo?
Grito cuando los hombres de la CIA me toman de los brazos. Los golpeo y logro correr unos tres pasos antes de que me tomen de nuevo. Escucho gritos, y cuando volteo hacia la escena frente a mí, los Sullivan están sosteniéndose unos a los otros en el suelo, pero Angelo está golpeando a los que tienen a Holly. Déjame decirte algo: Sabe karate. Pero Chris también, y se dirige hacia ellos.
Ella llora mi nombre.
Ella mira a Angelo. No puede irse sin él, lo sabe tanto como yo. Miro a Nate, quién me devuelve la mirada, aterrorizado. Antes de que sepa qué planea, se levanta golpea a Chris en la cabeza.
Corre hacia mí, o eso intenta, hasta que Chris se levanta y… se ponen a pelear de puños en medio del caos.
De alguna manera Angelo logra escapar de los hombres espeluznantes junto con Holly. Me miran.
Angelo niega, y Holly empieza llorar. Igual que yo. Sólo que yo lo hago por la desesperación y frustración.
Me ven por unos segundos que parecen minutos. Puedo ver su pelea interna en los ojos, pero cuando se da la vuelta, llevándose a Holly, me siento aliviada, tan aliviada que las lágrimas se caen de mis ojos.
Ellos van a estar bien.
Ellos van a sobrevivir.
Pero cuando miro hacia Chris y Nate, y veo a Nate en el piso semi inconsciente, sé que yo no.
La furia llamea en sus ojos, pero no me hace retroceder.
Rob está en el suelo junto con Ethan, intentando reparar el daño. Tengo la impresión que tiene que ir al hospital.
Sus ojos bailan entre nosotros dos antes de aterrizar en mí.
Chris planea golpearlo, pero me meto en el camino antes de que lo haga, causando que me de en el cuello. Quiero vomitar.
Chris me sostiene de los brazos, aún jalándome, obligándome a caminar.
Siempre supe que este día eventualmente llegaría. Sabía que me encontraría y tendríamos que hablar. O al menos, yo tenía que hablar, tanto que practiqué todo lo que le diría, y en mi mente siempre se lo decía sin perder la calma. Pero ahora, aquí parada enseguida de él, lo he perdido.
Definitivamente lo he perdido.
Estoy furiosa, pero no puedo dejar de llorar.
Llegamos a un auto negro y me abre la puerta para meterme bruscamente adentro. Antes de cerrar la puerta, dice:
Me ata las manos con unas esposas que saca de sus bolsillos, el muy bastardo. Cierra la puerta de un portazo. Un momento después, se mete en el asiento del conductor, y mantenemos silencio por una buena media hora; yo rabiando en el asiento de atrás, y él apretando las manos alrededor del volante tanto que sus nudillos se ponen blancos.
Luego explota.
En este momento, realmente lo disfruto: Saber algo que él no. Tener poder sobre él.
Podría acostumbrarme.
Eso lo enfurece más.
Gruñe de frustración.
Frena de repente y mira hacia mí, pero tiene que seguir avanzando por el tráfico. Y me vio a los ojos por unos cinco segundos, pero no importa. Ya no puede seguir fingiendo.
Lo he visto, en sus ojos:
Conocimiento.
Se queda con la boca cerrada mientras empiezo a perderlo.
Eso parece llamar su atención. Me mira por el espejo retrovisor por unos segundos antes de volver a la carretera.
No le contesto.
Exploto.
El carro se desvía hacia la derecha unos segundos, pero luego avanza de nuevo normalmente.Chris se estaciona enfrente de un parque y en cuanto el auto se para, se gira hacia mí, mirándome fijamente.
Nuestra respiración agitada llena el silencio que dejamos caer entre nosotros.
Suspira, pasando las manos por su cabeza gacha. Cuando la levanta de nuevo, no me espero encontrar lágrimas en sus ojos, pero son tan reales como yo.
No hay manera en este mundo que él pueda actuar eso. Ni una. Y le creo.
Por unos momentos, lloramos juntos, entendiéndonos el uno al otro.
Estamos atrapados en algo que no comenzó con nosotros, y no podemos detener.
Me mira fijamente antes de aspirar.
La incredulidad brilla en sus ojos.
Aparta su cara, sentándose en el asiento del conductor completamente de nuevo y volteando al frente. Oigo sus respiraciones pesadas.
Asiento.
Nos quedamos en silencio de nuevo por unos minutos. Le doy tiempo para pensar, para reflexionar. Pero ser paciente nunca ha sido mi fuerte.
Me mira de nuevo, y esta vez, veo algo diferente en sus ojos. Algo que quema.
Prende el auto de nuevo.
Sí, probablemente terminemos matándonos en el proceso.
--Sthep Stronger.
Sabia que Chris era mi hombre ♥.♥
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