Mine, capítulo 40: "Cosas de hermanos".
Discutimos de nuevo. Pero esta vez no hubo gritos, no hubo lágrimas, nada. Simplemente nos sentamos e hicimos las paces, pero volvimos al mismo tema. Él sólo suspiró cansado después y me dejó salirme con la mía, pero sé que no estaba feliz conmigo. Eso fue un poco después de que yo me tragara mi orgullo, lo abrazara y susurrara muy bajito que lo sentía. Y que lo quería, pero eso fue muy, muy bajito. No estoy segura si lo oyó. Después me abrazó de vuelta y me dio un beso en la frente. Y bromeando, dijo: "Eres una niña muy terca". Yo sólo escondí la cara en su pecho y reí un poco. Sin embargo volvimos al punto de no estar de acuerdo. El decía algo así como "No debe ser tan malo" y yo le susurraba "No". Y ambos terminamos cansados de la tensión. Acordamos que no hablaríamos del tema nunca más, si yo intentaba leer las cartas. Dijo que no tenía que leerlas todas, dijo que tenía que intentarlo, sólo intentar hacerlo. Y no es como si hubiera sido muy fácil para mí, pero era eso o despedirme de Lucas para siempre.
Y no estaba lista.
También acordamos que el día de hoy nos veríamos en su casa para ver algunas películas y comer chucherías,lo que significaba que nos besaríamos y bromearamos mientras fingíamos ver películas, pero le dije que tenía cosas que hacer así que yo lo vería allá, no tenía que recogerme.
Y lo que yo tengo que hacer antes de ir allá era recoger los recuerdos de boda de Laura. Mamá me prestó su coche ya que ella saldría con sus amigas a cenar. Volvería a la madrugada, pero me mataría definitivamente si no me encontraba en la cama cuando llegara.
Suspiro mientras deslizo la pesada caja de cartón en la cajuela. ¿Para que quiere Laura tantos adornos? La mayoría terminarán tirados y olvidados. Está tan pesada que se me cae y se abre. Algunas chucherías-adornos se me caen al suelo.
Genial.
Me agacho para rejuntar todas las chucherías que honestamente son horribles y ridículas, y entonces unas pequeñas manos toma otra de las chucherías y la devuelve a la caja como lo hago yo. Levanto la cabeza para encontrarme con la cara de una niña de pelo lacio y castaño, ojos oscuros, muy bonita, y...
Y sé que ya la había visto antes. Pero no me cuadra en dónde.
Me sonríe de vuelta.
Sonrío un poco más mientras hecho las cosas a la caja junto con esa niña.
La niña sonríe abiertamente.
La niña mira detrás de mí, respondiendo a la voz.
Ella se levanta y asiente con la cabeza, aún mirando detrás de mí.
Meto la caja al carro y cierro la cajuela.
No ha de medir ni un metro cincuenta, es demaciado pequeña. Me fijo en su falda de lentejuelas arriba de su mayas... Se me cae el alma a los pies cuando me doy cuenta de que sí que había visto a esa niña antes, pero no tenía que ver con su rostro o su cabello, tenía que ver con su ropa.
Tenía las mismas mayas y la misma falda de lentejuelas morada la primera vez que la vi.
En ese parque.
Miro su rostro mientras se forma un agujero en mi pecho. Su cabello, su estatura... Todo encaja.
Cariba alza los brazos y grita:
No miro hacia atrás.
Uno de los hombres pasa a mi lado sin siquiera reparar en mí y toma a la niña del hombro.
Me giro hacia el hombre. Está agachado un poco hacia Cariba y le toma el hombro. Tiene el cabello castaño oscuro y... Gira hacia mí.
Oliver.
No tengo tiempo para contestar, porque otro hombre llega detrás de mí.
Ya he oído su voz grave antes, toda mi vida. Antes de que se fuera.
Me giro, y él ve mi rostro. Y yo veo su rostro.
Quiero salir de ahí corriendo y llorar incontrolable e irremediablemente. Pero antes de eso la voz de Cariba me congela:
Papá mira a la niña, luego me mira a mí. Y luego mira a Oliver.
Intento no contestar a mi nombre, en vez de eso miro a Oliver, quién se ve un poco confundido.
¿Que está él haciendo aq...?
Se me congela la sangre, pero me obligo a mirar a Cariba.
Ella sonríe y señala a Oliver.
Tomo aire fuerte y miro mis llaves en la mano mientras lo entiendo.
Mi papá. El de Cariba. El de Oliver.
El nuestro.
Siento la mirada de Oliver en mí, y cuando lo miro, veo que ya no luce confundido. Sé que él ha entendido algo. Sé que él ya lo ha entendido, y se tan afectado como yo. Sólo que no tiembla.
Miro a Cariba y le sonrío amablemente. Pero siento como si mi sonrisa estuviera temblando. Tal vez así sea.
Me obligo a sonreír, pero sólo quiero llorar.
Cariba parece notar un cambio.
Me doy la vuelta mientras mi sonrisa se desforma y abro la puerta del auto.
Me meto y enciendo el motor.
Pongo la radio y le subo el volumen. Cierro la ventana.
Él está del otro lado. Miro por el espejo del otro asiento y lo muevo un poco, hasta que veo a Oliver sosteniendo a Cariba, que está confundida, de los hombros. Él aprieta la mandíbula.
Y con eso sé que él no lo sabía.
No sabía el nombre de su media hermana. No sabía que era yo cuando me conoció.
Y yo no sabía quién era él.
Yo sólo creía que era Cariba. Esa pequeña nena de pelo castaño y lacio.
Pero estaba equivocada, estaba muy equivocada. Limpio mis lágrimas mientras conduzco lejos.
Llego a la casa de Lucas, sin embargo sigo llorando, así que me quedo en el carro y recargo mi cabeza en el volante para calmarme. Pero no da resultado.
Cuando me doy cuenta de que no estaré bien hasta tal vez mañana, dificílmente, así que cuando levanto la cabeza y pongo la llave en el contacto para marcharme, alguien abre la puerta del pasajero y se mete al auto. Estoy entrando en pánico, hasta que veo que es Lucas. Me mira desde el asiento del pasajero. Intento no mirarlo.
Estoy cansada de llorar cuando está él, así que me limpio las lágrimas e intento reprimirlas, y eso hace que mi nariz arda. Saco el aire que estaba dentro de mis pulmones.
Es cierto, no puedo dejarlo fuera esta vez. Tal vez hubiera podido si no hubiera llegado a su casa llorando y en vez de eso hubiera ido a la mía.
Con una mano temblorosa paso la mano por mi cabello rubio.
No me afecta mucho decir que tengo hermanos.
El daño está en que, él los eligió a ellos. Y no a mí. No me eligió a mi.
¿Porqué no me eligió a mi?
Y entonces mi diminuto cerebro me muestra algo lógico: Oliver tiene 24 años.
Él estaba antes que yo. Pero volvió a elegirlo, después de patearme lejos.
Me siento doblemente rechazada.
Sin embargo ambos fuimos pateados. No me sorprendería si me odiara... ¿Pero yo odio a Cariba? Pienso en eso. ¿Odio a Cariba? ¿Odio que me haya pateado para estar con Oliver y Cariba? ¿Que haya elegido que Cariba sería mi reemplazo?
"No", decido después de un rato. "No la odio. Lo odio a él".
Lucas toma mi mano.
"Los eligió antes que a mí".
Un chillido sale de mi pecho y asusta a Lucas.
Muevo una mano para callarlo.
Cierro los ojos y pongo las manos en mi cabeza, recargándo los codos en el volante.
Cuando me calmo un poco, comienzo:
Y cuando da un respingo sé que no fue buena idea empezar con él.
Hay furia en su voz.
Empiezo a negar, pero no me escucha.
Me quedo sin aire.
Está celoso. De mi hermano.
Sigue diciendo cosas así hasta que las lágrimas vuelven a salir. Preferiría que todas sus historias celosas fueran verdad, preferiría estar engañándolo con Oliver a la verdad. Preferiría todo antes de la verdad.
Como sé que no me va dejar hablar, exploto y grito:
Sin embargo él se ha callada en cuanto he hablado. Se queda mirándome, con la boca ligeramente abierta. Lo miro de vuelta unos segundos hasta que enciendo el motor y digo:
Se queda mirándome hasta que lo repito de nuevo, y sale del coche. Estoy preparada para marcharme cuando abre mi puerta, se inclina hacia mí y saca las llaves del contacto.
Toma mi mano y me saca del carro.
Antes de que pueda terminar el me abraza e intento no llorar. Sólo disfruto el contacto.Y me siento protegida. Se recarga al auto conmigo en sus brazos y me da un beso en la cabeza.
Pero no digo nada.
Nada en absoluto.
Me acomodo en el sillón, acostada junto a Lucas, mientras el pasa un brazo por mi cintura y me abraza. Se lo explico poco a poco. Acerca de la niña y acerca de Oliver, acerca de cómo él me mintió.
Cuando termino, él se queda callado unos minutos, y luego dice:
Suspiro y escondo mi cara en su pecho, él me abraza con los dos brazos, completamente.
Se queda callado unos segundos.
Me quejo aún con la cara pegada en su pecho.
Juega con mi cabello y me da un beso en la cabeza, pero suspira, cansado.
A la madre.
Me quedo quieta aún sin mirarlo. Me acaba de decir que me ama. Y eso es fuerte. Es muy fuerte. Y él lo sabe.
"Alamadrealamadrealamadrealamadre...."
Levanto la cabeza para mirarlo, pero la vuelvo a ocultar.
Ahora sí levanto la cabeza para verlo a la cara, y está sonriendo socarronamente. Me hundo en sus brazos.
Se hace el ofendido.
Levanto la cabeza de su pecho para darle un beso en los labios y luego decirle:
Y después reímos, entre besos y abrazos.
Y agradezco tenerlo en mi vida. Incluso cuando sé que me va a doler.
-Sthep Stronger.
No hay comentarios:
Publicar un comentario