Taken. Capítulo 14. "Olivia la suertuda".
Miro hacia Nina. Está ahí, sentada enfrente de mí en el sillón con las piernas cruzadas, mirándome.
Levanta una ceja, pero lo ignoro y veo el cronómetro avanzar desde mi celular.
Sonríe.
Me limito a mantener mis manos sobre las suyas.
Su mirada de “A mí tú no me mientes” me detiene.
Ahora soy yo la que levanta una ceja.
Casi le quito las manos de encima por la sorpresa.
Sus cejas se disparan hacia arriba y de repente luce muy perturbada.
Me echo a reír, aliviada.
Asiente, sonriendo.
Lo cual puede ser verdad, porque es racional, pero esta es la cosa sobre Dan: Él no es racional. Sé que la verdadera razón es porque no confía en ningún hombre en esta tierra cuando consta de tratar bien a una mujer, a excepción de Marcus.
Las dos nos reímos. Miro el reloj y marca 9:49.
Es un progreso. Éstos últimos días sólo he aguantado como cinco minutos antes de que la ansiedad me atrape y me haga retroceder.
Ally y Maggie bajan las escaleras.
Nina sonríe y se levanta, dispuesta.
Maggie frunce el ceño.
Me encojo de hombros.
Lo cual es verdad. Ya he detenido esa cosa de excusas para no salir con ellas porque era incómodo.
Asiento y paro el cronómetro. Pone 10:40, pero yo sé que me quedé en 9:49. Lo anoto en la libreta, mientras todas van al auto. Me levanto y voy a la cocina a buscarme algo de beber y bostezo. Tal vez tome esa siesta ahora. Subo las escaleras, pero a la mitad, el timbre suena.
No puede ser Marcus, porque aún es muy temprano. De cualquier manera, voy abajo. Es Dan.
Pues sí.
Se ve tan guapo ahí. Me dan ganas de pasar mis manos por su piel bronceada y luego saltar sobre él.
Ay, dios.
Me sonríe.
Entra y se sienta en el sillón.
Me siento en el sillón enseguida de él.
Suspira. Mira hacia la mesa y ve mi libreta abierta.
-
Lo miro dudando, pero él me sonríe.
Pongo el celular entre nosotros en el sofá, y en cuanto está activado, la nariz de Dan está en mi cuello.
Me congelo, de la sorpresa más que nada.
Da pequeños besos todo el camino hasta el hueco detrás de mi oreja, y juro que me voy a desmayar. Las sensaciones son tan intensas.
Sonríe contra mi piel.
Regresa a mi cuello y sigue besando. Muerde levemente y pongo instintivamente una mano contra su nuca, animándolo a seguir. Me pierdo ante cada toque.
Inconscientemente, claro está.
Me empuja hacia él y entonces… Estoy sentada en su regazo. Como, literalmente sentada: Mi trasero está en sus piernas y las mías salen a cada lado de su costados.
Qué. Demonios.
Besa desde mi corazón, por todo el cuello, y hasta llegar a mi barbilla.
Touché.
Luego, mira mi boca. Es cuando veo el hambre en su mirada.
Me quedo ahí, colgando. Quiero decir que no, porque… Porque no. Todavía estamos conociéndonos. Todavía estoy asustada. Todavía es demasiado pronto.
Pero.
Pero quiero tocar sus labios, de repente. Tengo la extraña fantasía de inclinarme y morder el labio inferior.
Besa mi nariz dulcemente, y ahí es cuando lo pierdo: Me inclino y toco mis labios con los suyos, cerrando los ojos. Dudo, porque nunca he besado a nadie antes y no sé qué hacer, o no sé si lo estoy haciendo bien. Pero no tengo que preocuparme, porque él inmediatamente toma el control de la situación. Se apodera de mis labios y muerde, lame, besa.
Me deshace.
Ansiedad crece desde mi espalda y se estira hasta mis hombros, mis brazos y mi pecho. Entonces llega a mi corazón. Pero es diferente esta vez. No es la clase de ansiedad a la que estoy acostumbrada: Esta me hace sentir despierta. Viva.
Nunca me he sentido tan viva.
Dan se las ingenia para acostarnos en el sofá, conmigo debajo. Estoy perdida en sus labios, y él pierde sus manos debajo de mi blusa. Hago lo mismo porque no puedo mantener mis manos quietas: Voy debajo de su camiseta y toco con mis manos las ondulaciones de sus músculos.
Agradezco al hombre por inventar las pesas y los gimnasios en general.
Él se levanta, dejando mis labios vacíos y fríos, pero sólo dura un segundo: Agarra la camiseta del borde y se la saca, arrojándola al otro lado de la habitación.
Me quedo viendo su pecho.
Hay un hormigueo recorriendo por mi piel, y me hace sentir toda cálida.
Oh.
Oh.
Miro a su rostro y él me sonríe como si supiera qué estaba pensando.
Sus cejas se levantan.
Mira a su pecho y a sus pantalones, y me pongo roja.
Sonríe de nuevo.
Suelta una carcajada y se inclina de nuevo para besarme. Me gusta su peso sobre mi cuerpo, por extraño que eso suene. Quiero decir, soy una chica huesuda (Con caderas picudas, al parecer) y él es más alto, con más músculo, más grande.
Esta vez, un instinto poderoso me hace ser yo la que lo besa; El cuello y el pecho, y cuando sus manos llegan a levantar mi blusa, es cuando tengo que detener esto.
Quito su mano de mi blusa y niego.
Él se pega contra el sillón y yo me acuesto a su lado.
Se estira a mi lado y siento su peso sobre mi pecho. Huele increíble. Alarga la mano y toma mi celular.
Levanto las cejas, en shock.
Asiente, tendiendo el celular hacia mí.
Asiento, y cuando volteo a verlo, veo su mirada de satisfacción y orgullo.
Ruedo los ojos y besa mi sien.
Niego.
Me sorprendo ante su tono tranquilo. Pensé que al menos se iba a frustrar.
Niego con la cabeza, pero apoyo mi peso contra su cuerpo, con la cabeza en su pecho.
Hace una mueca.
ﮪ
Con la puerta abierta, por supuesto.
--
Me doy la vuelta, con un labio pintado de rosa y el otro no.
Me pongo roja.
Abre la boca de par en par.
A muchas chicas les gustan las palabras bonitas, ¿Sabes? Y a mí también, en el interior. Pero principalmente, me aterrorizan. Me asustan. Me hace sentir como si la persona pudiera ver todo en mi interior y no tiene sentido, porque Dan sabe absolutamente todo sobre mí.
Sonríe.
Bufo.
Termino de pintar mis labios y me siento en la cama para ponerme mis zapatos. Dan me jala hacia atrás y me sostiene entre sus brazos. Río, y él pone sus labios sobre mi frente, y lo siento sonreír.
Me levanto y le doy mi mano para que se levante.
¿Esos tres minutos en que lo estuve tocando? No me hacen nada. Puedo aguantar 14: 23, please bitch.
Soy maravillosa.
Antes de salir por la puerta de la casa, Dan me toma de la nada y me planta un beso. Marcus, que estaba ahí con el correo en la mano, frunció el ceño y señaló a Dan.
Dan ríe antes de dejarme ir. Me alejo roja.
ﮪ
Ella sonríe más.
Suspiro.
Si me hubieran dicho hace un par de meses que un chico estaba tras de mí y que hubiera dado mi primer beso, primero me reiría en su cara y luego le daría un golpe en los bajos. Después desaparecería de su vista.
Pero ahora, es diferente. Ahora tengo a la hermana adoptiva de mi única amiga aquí queriéndome estrangular por ello.
Río y bostezo. Miro la hora de mi celular. Son las doce, razón por la cual estoy muriendo. Generalmente me duermo temprano.
Asiente y baja de la cama para acompañarme a la salida. Un mensaje me llega.
“Buenas noches, guapa”.
Es de Dan. Tengo un nudo en el estómago.
Me gustaría que no fuera tan cursi, pero tengo que admitir que disfruto de ello.
Entonces, choco contra alguien.
Levanto la vista y él también. Veo su maletín caer, y supongo que es el padre de Aisslin. Nunca lo había conocido. Levanto la vista a su rostro, y yo…
Yo…
Yo-
Mis músculos se paralizan mientras sus familiares fríos ojos me observan. Ojos de una pesadilla, de miles de ella. Ojos que encerré detrás de una puerta roja.
No. No puede ser. Porque Lauren, ella me dijo, ella… Me dijo que todos estaban en prisión.
Ella-
Ella haría cualquier cosa para hacerme sentir a salvo. Incluso aunque tuviera que mentir.
Sus ojos se agrandan en sorpresa y mis ojos se nublan por las lágrimas. Siento que me han golpeado en el pecho, y el miedo que me recorrió mucho tiempo atrás se apodera de mí.
Aisslin toca mi hombro.
Su toque me quema, y antes de… nada, lo que sea, yo ya estoy corriendo hacia mi auto. Tardo en abrir la puerta porque mis manos no dejan de temblar y por ello las malditas llaves no paran de sacudirse.
Malditas. Estúpidas. Llaves.
El pánico crece aún más y golpeo la ventana trasera con tanta intensidad que el vidrio se rompe y… Mis manos.
Están llenas de sangre otra vez.
Por un momento puedo saborear la sangre en mi boca, como lo hice muchas veces, y las voces de ellos hacen eco en mi mente.
Finalmente, abro la puerta, mientras escucho mi nombre en la boca de Aisslin. Pero no puedo.
El padre de Aisslin. El padre de mi amiga.
No puedo mirarla a la cara.
Cierro la puerta detrás de mí y enciendo el motor. Dos segundos después, estoy conduciendo lejos.
Pienso en ir a casa, pero no puedo con la enferma preocupación de lo Carrington. Lo que necesito son respuestas. Respuestas de la persona que me mintió. Respuestas de Lauren. Porque necesito hacerla decirlo, y porque necesito también mi hogar. No el nuevo sitio en el que he estado, sino mi hogar real, el lugar en donde tuve paz por primera vez. El lugar donde me sentí a salvo.
Pero supongo que estar a salvo y sentirlo son cosas realmente diferentes.
Nunca lo estuve. No realmente, con él ahí afuera.
Es cuando pienso en todas las otras niñas como yo que él pudo haber tomado ahora. O niños, o adultos, o lo que sea. Perritos, tal vez, no me importa.
Realmente no puedo ver, no puedo dejar de llorar, y mis manos sangrientas están tan resbalosas que, una hora después o así, cierro los ojos un segundo y entonces…
Simplemente pierdo el control.
Me gustaría decir que quedé inconsciente en el momento. A las personas les gusta pensar eso, ¿Sabes? En los libros y en las películas. Les gusta pensar que cuando hay un accidente automovilístico masivo la persona se desmaya y no siente tanto dolor.
Pero yo aún estoy despierta.
Estoy despierta con cada parte de mi cuerpo en dolor, pero me he acostumbrado. Así que no grito. He gritado mucho antes así que ahora no lo hago. Simplemente soporto.
Soportar es algo que sé cómo hacer.
Quisiera salir del auto, pero no puedo mover ninguna parte de mi cuerpo.
Yo… Espero.
Soy buena haciendo eso.
Escucho las sirenas y espero que nadie haya muerto. Espero que Maggie no se enoje demasiado por arruinar su carro. Conseguiré un empleo y pagaré por el hasta que me muera, si vivo.
Si sobrevivo esta vez.
Se me ocurre de repente que fue un milagro que Lauren me encontrara esa vez. Viéndolo, no he tenido otra cosa que buena suerte. Así que se me ocurre que esta vez no voy a salir bien parada. Tiene sentido.
Mi cabeza me mata, y cierro los ojos.
-Sthep Stronger.
Dioos que final mas inesperado xd
ResponderEliminarPobre Liv... :c