Unspoken. Capítulo 8. Final.

Unspoken. Capítulo 8. "No dichas". Final.

Hace frío afuera. Así que busco mi chaqueta favorita de cuero y me la pongo, mirándome al espejo de cuerpo completo.
  Lynn, mi compañera de cuarto, me desea feliz vacaciones de Día de Gracias mientras cierra el zíper de su maleta enorme azul. Me giro hacia ella y devuelvo las palabras.
Cuando Lynn sale finalmente hacia el aeropuerto para tomar un vuelvo a Pennsilvania, dónde está su familia, yo me recargo contra el marco de la ventana y veo la ligera nieve cayendo en pequeños copos a través del cristal, esperando.
  Al final, mi celular suena.
--Sé que voy tarde, lo siento—Dicen al otro lado de la línea—Pero el tráfico es de locos y me perdí en tu escuela. ¿Dónde dices que están las residencias de las chicas?
Bufo mientras me muevo y me enrollo la bufanda con una mano. Me miro en el espejo rápido para comprobar mi maquillaje.
--Jason, te dije que yo perfectamente podía ir a buscarte.
--Alguien tiene que ayudarte con las maletas.
--No están tan pesadas.
Me agacho para recoger mi maleta, al pie de mi cama. De acuerdo, tal vez sí está pesada.
--No importa. Quiero ayudarte. ¿Dónde están las habitaciones de las chicas? Está helando aquí afuera.
  Río y le doy las indicaciones.
Ha cambiado un poco nuestra relación desde hace meses atrás, desde aquél verano en que Meg nos presentó. Ahora es diferente. Estamos más… pegados. Tal vez tiene que ver con que su universidad está a una hora de la mía y nos vemos cuando podemos. Simplemente porque disfrutamos de la compañía del otro. Pero últimamente ha cambiado; Nunca hemos definido nuestra relación. La cosa es que, siempre hemos dicho a las personas cuando nos preguntan que somos amigos, y los somos, pero últimamente, es diferente. Como que ahora muchas veces nos tomamos de la mano. O que él pone su brazo alrededor de mi cintura. O que siempre está besando mi frente. Pequeñas cosas.
   Realmente creo que me gusta.
Tocan la puerta.
Con la nariz roja, él está ahí parado en mi puerta con las manos en sus bolsillos.
--¡Tienes la nariz roja, te ves adorable!
Él rueda los ojos y me sonríe. Se agacha para darme un beso en la mejilla, pero mi cerebro no está muy conectado con el resto de mi cuerpo, así que me paro de puntillas y beso su nariz roja.
   Él no está muy sorprendido. Hacemos cosas parecidas todo el tiempo. Pero nunca los labios.
Sonríe y me besa la frente con dulzura.
--¿Tienes todo listo para irnos a Nashville?
Asiento y giro para tomar mi bolso, mientras Jason toma mi maleta.
--En Día de Acción de Gracias mamá hace unos pasteles que te encantarán. Los hace una vez al año, así que son especiales—Le digo, mientras salimos por la puerta.
--Estoy ansioso—Me sonríe.
 Y mi familia se acostumbró el verano entero a vernos los dos juntos. La verdad es que para nadie es la gran cosa. Dan por hecho que estamos juntos. La cosa es que, no lo estamos.
Aún.
Sonrío.
 Llegamos a su carro y subimos las maletas. Decidimos ir juntos de vacaciones de Día de Gracias en auto, ya que su familia es de Franklin, que está cerca de Nashville. Pero de cualquier manera me da la sensación de que va a pasar más tiempo con Meg y que conmigo que en su casa.
  Cuando subimos al auto, yo prendo la radio y le pregunto qué estación quiere.
--La que te guste está bien.
La cosa sobre Jason es que es muy diferente a mí. A él no le gusta mi estilo de música. Pero le gusta hacerme feliz. Así que generalmente me deja poner lo que yo quiera.
  Cuando bajo la mano para dejarla descansar en el borde del asiento, mi mano accidentalmente rosa la de Jason en la palanca de cambios. Él mueve la palanca y luego toma mi mano en la suya. Parece que lo hace inconscientemente, ya que está muy ocupado mirando hacia atrás para dar reversa.
Yo miro nuestras manos, y antes de que él se de cuenta de lo que hecho, yo quito mi cara de sorpresa, justo como pasa cada vez que lo hacemos.
 Siento sus ojos en mí después, unos segundos, y luego en nuestras manos. Después se fija en el camino.
  No hay ningún silencio incómodo: Empezamos a hablar y a hablar y nos reímos sin parar sobre cosas sin sentido.
  Su dedo pulgar acaricia suavemente mi piel.



                                                                                  ﻫ


Vemos el letrero de Nashville poco después.
--¿Entonces? ¿Quieres ir a mi casa la noche de Acción de Gracias?
Eso sí me sorprende.
--¿A tu casa…?—Balbuceo un poco—Pero tengo que estar con mi familia ese día. Y tú con la tuya.
Sonríe.
--Lo sé, pero pensé que podríamos pasar un tiempo después con mi familia.
Él conoce a toda mi familia, pero yo no a la suya.
Jason se detiene en un semáforo rojo.
--¿Por qué quieres que conozca a tu familia?
--Por lo que estoy a punto de hacer.
Y lo próximo que sé es que Jason sostiene mi cara dulcemente, y mis labios están en los suyos y los suyos en los míos. Pero no hay ninguna diferencia, porque nos hemos convertido en uno. Se siente que el mundo explota en colores y yo me pierdo en ellos.
  Nos detenemos cuando el semáforo cambia a verde y la bocina de un coche pita detrás de nosotros.
--Me pondré el vestido morado—Balbuceo.
Ríe.
 Lo miro, y comprendo: Comprendo que no voy a cometer los mismos errores de nuevo. Nunca más voy a quedarme callada. Porque no sé a dónde esto va, pero estoy dispuesta a llegar al final para averiguarlo. No voy a arruinarlo esta vez.
  Mis pensamientos flashean por un segundo hacia Tyler. Me he enterado de que se ha comprometido con Charlotte, y me siento feliz por él. Cuando lo sentí la primera vez, me pregunté cómo era posible que sintiera eso, que me desprendiera de alguien a quien una vez tanto amé con tanta facilidad. Cómo no me puede importar.
Y ahora me pregunto cómo he llegado a este punto con Jason.
  Cómo en una vida quise tanto a dos personas.
Y creo que esta es la cosa:
  Amamos a las personas que amamos de diferentes maneras, en diferentes momentos.
Esa es mi explicación de porqué lo que sentí por Tyler se desvanece. Porqué con Jason crece.
  Jason frena en el siguiente semáforo rojo y yo me giro hacia sus labios de nuevo. Él me recibe con una sonrisa.
--Hay algo que no te dije cuando me besaste—Le digo, separándome un poco.
--¿Ah, sí? ¿Qué?
Sonrío.
--Que ya te habías tardado.
Él se ríe y besa mi nariz.
  Quiero decirle más cosas. Como que me gusta su sonrisa, y que la primera vez lo vi pensé que era muy guapo. Pero será después de este beso cuando le diga ésas cosas. Esas pequeñas cosas no dichas.

                                                                              Fin.


-Sthep Stronger.