Reckless. Capítulo 21. "Si quieres saber por qué"
Max asiente y se mete la camiseta por la cabeza.
No lo entiendo, porque antes cuando despertábamos ya no quería saber nada de mí. Generalmente me daba mis cosas y se iba a tomar una ducha, dejándome sola. ¿Por qué ahora quiere que me quede? ¿Y por qué ahora yo no quiero quedarme, si antes soñaba con ello?
Esto no está bien; No sentir nada ahora que estoy de vuelta con él. Me propuse a mi misma superar a Harry y seguir adelante, entonces… ¿Porqué que hayamos pasado la noche juntos se siente tan… incorrecto?
No lo comprendo.
Jalo mi blusa debajo de la falda para que quede bien fajada y me siento en la cama de Max para ponerme mis botas negras.
Hay algo sobre esto, que no está bien.
Algo que simplemente no encaja.
Después, cuando me acuerdo, retrocedo y le doy un beso de despedida, como solía hacerlo antes.
Se supone que así tiene que ser.
ﻫ
Aunque en verdad no están preocupados, le dije a mamá que iba a quedarme en casa de Kimera. Y lo haría, si ella me contestara el teléfono.
Así que hoy hago otro intento; Conduzco a su casa y toco la puerta. Cuando la madre de Kimera me abre, mi estómago se retuerce. Ahora veo cada detalle; Su mandíbula tensa, las sombras en sus ojos, la expresión neutra, el aire desagradable que la rodea.
Me obligo a permanecer calmada.
Su madre me escudriña con la mirada y abre la puerta.
Ella me deja pasar de mala gana, y yo, dudando, lo hago.
En la sala a mi lado derecho hay un hombre de barba canosa. Mis recuerdos son más bien vagos, pero lo reconozco como el padre de Kimera. ¿Qué hace aquí, si se divorciaron y él huyó de todo lo que lo relacionaba con la madre de Kimera? Kimera ha de estar tan enojada… No me sorprende que no me conteste el teléfono.
Ya han pasado cuatro días.
Él se levanta y me sonríe.
Lo saludo de vuelta, y lo juzgo con la mirada. Creo que lo nota. Creo que sabe que yo sé. Así que me disculpo y le digo que Kimera me está esperando.
Cuando toco la puerta de Kimera, dónde hay muchas calcomanías pegadas, realmente no estoy esperando que me abra.
Pero lo hace.
Kimera está hecha un desastre. Su pelo se ve sucio y tiene ojeras debajo de sus ojos, éstos están rojos y… Simplemente no se ve bien.
Antes de que pueda contestarle, me jala del brazo y me mete en su habitación. Es pequeña y desordenada, muy propio de ella.
Voltea hacia mí y se cruza de brazos.
No sé cómo continuar. Sólo la miro ahí parada. Y luego, ella abre la boca.
Es sólo que no encuentro la fuerza necesaria para regañarla por ello ahora que sé lo que sé. Sólo quiero abrazarla y decirle que todo va a estar bien. Quiero llorar junto con ella.
No le respondo. Y luego, un flechazo de reconocimiento cruza por su rostro, y retrocede un paso, mirándome, incrédula. Ella lo sabe. Ella sabe que yo sé. De alguna manera.
Sé que ella lo ha descubierto.
Supongo que he sido tan clara como el agua.
Ella mantiene la puerta abierta para que salga, pero yo no me puedo mover.
Ella aprieta con dureza el pomo de la puerta y las lágrimas corren por su rostro.
Me destroza.
Ella se queda ahí parada, ahora que ha descubierto que sus sospechas son reales: Yo lo sé.
Ella sacude su cabeza y da unos pasos hacia el frente y otros hacia atrás.
Está avergonzada.
Kimera está avergonzada.
Ella sigue dando vueltas alrededor de la habitación, y luego me mira.
Se sienta en el borde de su cama y se tapa la cara con las manos. Me acerco y me siento enseguida de ella.
Espero unos momentos, y luego ella se gira hacia mí.
Fue apenas un susurro, pero resonó en mi cabeza por una razón; El miedo de Kimera en su voz.
Aspiré fuerte.
Asiento, y espero a que me diga algo. Al principio, creo que no me va a decir nada, porque ni siquiera me mira a los ojos. Pero luego, ella comienza a hablar. Nos sentamos en el suelo y ella me dice que todo eso es verdad. Le pregunto si era mentira cuando me dijo que fue a rehabilitación una vez, puesto que su madre no quiere nada de eso. Me dijo que fue verdad. Su padre la metió sin avisar a su madre, y pronto ella encontró la manera de sacarla y de asegurarse de que nadie de los vecinos se habían enterado que su familia tenía problemas. Que no ha hablado con Victoria desde esa vez, cuando su madre se cansó de ella y la metió a Thorne. Ni con su padre, que pensó que enfrentarse a su esposa era demasiado para él así que se fue dejando a su dañada hija con ella. Su padre, que ahora está abajo, esperando paciente por Kimera para bajar, para que le dé una segunda oportunidad. Ella me dice que no puede verlo. Que le arrancará la cabeza. Lo entiendo. Ella se siente cansada, y coloca una almohada sobre mi regazo y se acuesta. Yo acaricio su cabello, intento hacerla sentir mejor. Me preocupa que no haya nada que yo pueda hacer para que eso pase.
Ella me dice, aún acostada, que no quiere hablar sobre ella. Quiere saber qué ha pasado en estos días que ella ha estado fuera. Le digo que no tiene importancia, pero insiste. Quiere saber de mi vida. Asiento y se lo cuento: Que he hecho tregua con mi madre, que Harry me engañó con Sunny, que estoy con Max de nuevo. Que nos acostamos juntos.
Por alguna razón, ambas reímos.
Pero sé que eso no es cierto. Lo mío es cosa pasajera, pero me preocupo por Kimera.
Suspiro.
Kimera parpadea.
Río ante los apodos.
Kimera empieza a cerrar los ojos. Cuando estoy segura de que está dormida, ella susurra:
Y luego se queda dormida de verdad.
ﻫ
Conduzco a casa dos horas después pensando en lo que Kimera ha dicho sobre mí, sobre mi vida. Me siento como mierda.
Casi me estrello contra otro auto cuando freno y derrapo frente a mi casa. Porque, honestamente, no me esperaba que el chico estuviera sentado en los escalones de mi casa.
Cuando ve mi auto, se levanta. Y yo dudo en bajar. Pero tomo todo lo que queda de mí, y me bajo.
Me mira cauteloso, como si yo fuera una serpiente que lo morderá en cualquier momento.
Mi corazón empieza a saltar, y tengo esta necesidad de inclinarme y rozar sus labios, de estirar mi mano y tocar su cabello.
Cierro de un portazo e intento drenar el coraje que crece en mí. Y todo lo demás.
Frunce el ceño.
Levanto una ceja y busco en mi bolso las llaves de la casa, incluso cuando sé que mamá estará ahí dentro.
Cuando paso por su lado con las llaves en la mano hacia la puerta, él me toma del brazo y me hace detenerme enfrente de él.
Pero entonces él está detrás de mí y estira la mano para cerrarla de nuevo.
Me doy la vuelta, fastidiada.
Y entonces se inclina y me está besando.
Mi corazón metafóricamente llora, porque yo quiero devolvérselo con todas mis ganas, pero… No debo. Así que lo impulso hacia atrás y me deleito con el breve recuerdo de sus labios rozando los míos.
¿No es esto lo que quería yo? ¿Lo que me dijo Kimera y mamá?
Me cruzo de brazos.
Me observa unos segundos.
No tengo nada qué decir ante eso, así que me quedo ahí parada, mirándolo duramente.
Suspira y cierra los ojos.
La sangre me hierve en mis venas.
Enserio.
Levanta una ceja.
Frunció el ceño.
Me cruzo de brazos.
Me quedo callada.
No tengo realmente nada qué decir. Harry avanza hacia mí.
Su mirada me perfora. Parece que encuentra el punto exacto en mi alma que es sensible y que quiere arrojarse a sus brazos y olvidar a todo el mundo. Estoy a punto de rendirme, pero logro fruncir el ceño, al final.
Harry parece desesperado e irritado. Una mezcla de ambos. Impotencia, sí, eso. Camina de un lado hacia otro. Estoy segura de que cuando se gira y camina hacia el porche, se va marchar a su casa y me va a dejar ahí sola, pero vuelve.
Te juro que mi mandíbula perfora el suelo.
Él se acerca con pasos furiosos hacia a mí y me mira a los ojos.
Todavía no me recupero.
Cierro mi boca y asiento, lentamente.
Es la cosa más hermosa y maravillosa que alguien me ha dicho, me vale si es cursi o no.
Suspira, aliviado. Toma mi barbilla y me conduce a sus labios. Las mariposas empiezan a revolotear en mi interior y el dolor pasado parece desaparecer. Es como si estuviera mágicamente curada.
Sé, que las cosas no van a ser tan fáciles para mí. Lo sé, cuando el alivio es reemplazado por algo… Algo que no está bien.
Es tan poco familiar, que me toma darme cuenta de que es la culpa.
Porque yo…
Harry separa sus labios de mí y me mira a la cara. Me mata.
Me mata.
Sonríe, pícaro.
-Sthep Stronger.
No subiré Off Topic,así que pensé en cambiarselos a los lunes hasta que termine :)
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