Mine, capítulo 35. "Amor".
Avanzo detrás de Noel por la habitación del hospital, sosteniendo el globo rosa con la mano derecha, que dice "Recuperate pronto" y con un millón de corazoncitos rosas por todas partes. Le sonrío amablemente a Ellie y le devuelvo el saludo, casi al mismo tiempo que Noel.
Ellie le sonríe y gira la cara para verlo. Me siento en la camilla, a sus pies y amarro el globo a las varadillas de la cama.
Observo la cara de Ellie; Los labios sin color, las mejillas ligeramente rosadas por rubor. Nada de maquillaje.
Y debo decir que no se ve mal, como algunas personas.
No pienso admitir que soy una de esas. No, señor.
Ahora que observo bien a Ellie, tengo que admitir que se ve un poco... demacrada; Las arrugitas alrededor de sus ojos, los ojos apagados, el color pálido de su rostro. Y nada: Con sólo verla me dan ganas de dormirme. Se ve muy cansada.
Ellie se encoge de hombros ante la pregunta de Noel.
Le sonrío amablemente, a pesar que sé que es verdad.
Suspira.
Noel suspira.
Ellie saca un suspiro y yo miro a Noel con una mirada de "Te voy a matar".
A veces los chicos en verdad lo echan a perder. Joder, vaya forma de echarlo a perder.
Noel parece saber que ha hecho algo mal, porque pone mala cara y retrocede.
Miro hacia la puerta.
Miro hacia allá y la veo tropezándose por todos lados, hasta que llega a la puerta y sonríe, sosteniendo el peluche contra su pecho.
Se acerca y le da un beso en la mejilla.
Luce toma el peluche con las dos manos y lo pone frente a la cara de Ellie. Ella sonríe y lo toma. Puedo ver la aguja en su mano que transmite el sedante.
Se encoge de hombros.
Luce nos mira a mi y a Noel acusadoramente.
Yo sonrío y levanto la pierna para darle una patada en el trasero. Inocente, claro.
Ellie ríe, en cambio.
Sonrío y asiento.
Busco el celular en mi bolsillo del sweater y lo levanto.
Y es la manera en que comenzamos a discutir entre risas. Ellie se nota más animada.
Miro mi celular. Espero que alguien venga pronto, porque tengo cosas que hacer.
Pronto, dentro de la conversación, Noel cierra su boca y señala las manos de Ellie.
¿Tatuajes?
Miro a dónde a punta.
La cara de Ellie se ruboriza un poco mirando su muñeca.
Es tatuaje de corazón que forma la palabra amor.
Tengo que admitir que es muy original. Y muy bonito.
Le tomo la muñeca y miro su tatuaje.
Sonrío.
Asiente.
Y luego nos sonríe.
Ellie me da una patada en la pierna y la conversación sigue sin problemas. Una hora después la madre de Ellie nos corre (pero amablemente) y nos dice que podemos visitarla mañana a la misma hora.
Y me marcho sin decir ni una sóla palabra.
Sé que ellos quieren pasar más tiempo con Ellie ahora que saben que está bien.
Y además yo tengo cosas que resolver.
Cuando salgo del hospital está lloviendo. Quiero decir, a cántaros. Y como no tengo sombrilla y tampoco tengo la más remota intención de irme caminando cuando un rayo puede matarme, decido que es una buena escusa para tomar un taxi.
Cuando llego al Café , busco entre la multitud.
¿Dónde está?
Sin embargo lo encuentro. Como dijo, está sentado en una mesa escribiendo en su laptop negra y probablemente más cara que la mía, puesto que Sara fue quién se la regaló por su aniversario quinientos.
De acuerdo, estoy exagerando.
Tal vez.
Me acerco a su mesa con las manos en mis bolsillos y me dejo caer en la silla frente a Alan, sin siquiera saludar. Pero como ya me conoce, tampoco es como si se lo esperara.
Se asusta un poco pero cuando sabe que soy yo, sonríe amablemente.
Cierra la computadora y le hace una seña al camarero para que venga.
Alan mira por la ventana y pasa las manos por su cabello negro.
Bufo y me quito el saco para dejarlo también en la silla. Paso los dedos por mi pelo mojado e irremediablemente enredado.
Después de que pidiera mi chocolate caliente (por más infantil que eso pueda ser) y a él su café negro, el se inclina hacia a mí y me interroga con la mirada.
Debe de preguntarse porqué lo he llamado esta mañana para ver si podía reunirme con él para hablar. El me había dicho que estaría en este café porque tenía que encontrarse con alguien del trabajo, y me dio una hora en la que podía venir y platicar con el.
Sonríe y alza las manos, como diciendo que es inocente.
Suspiro.
Saco mi libretita y mi pluma en plan reportera, incluso cuando sé que no voy a escribir nada en absoluto.
Parpadea.
Se sienta recto.
No esperaba por nada del mundo entero que yo le preguntara algo así.
Nunca.
Y si hace un mes me hubieras dicho que yo iría por ahí preguntando eso (y deja eso, que en verdad me interesara...) yo tampoco te hubiera creído.
Pero nada.
Alan sonríe.
Me muevo inquieta.
Me cruzo de brazos.
Sonríe de nuevo.
Piensa un poco antes de contestar.
Espero paciente.
Con mi pluma hago pequeños circulitos en mi libreta, sin mirar a Alan a los ojos.
Me quedo callada por unos segundo.
Yo también me siento diferente.
¿Será posible que no me de cuenta?
Y si es así, ¿Cómo le haces para que te des cuenta?
¿O sólo estoy confundiendo lo que siento?
¿Es posible que la frase que acabo de decir anteriormente parezca sacada de alguna película? ¿Será?
¿Será?
Cruzo los brazos sobre la mesa y meto mi cabeza.
"Ay, Dios".
Resoplo.
Casi me olvido de Alan, casi. Si no fuera porque me pone una mano en el hombro y dice mi nombre en voz alta:
Alzo la cabeza y paso las manos por mi cara.
"No"
Asiente.
Pongo los ojos en blanco por su exageración.
Casi me atraganto al decirlo en voz alta.
"Dios, dios, dios..."
Me mira fijamente algunos segundos y luego sonríe. Como si supiera algo que yo no.
Asiento.
"Ay, Dios. Ay, dios. Ay Dios"
Lo miro algunos momentos.
Quiero negarlo.
Quiero negarlo e irme de ahí.
Porque si soy honesta y al final me equivoco, que lo que siento es sólo algo confuso de la adolescencia... Entonces no podré fingir que nunca pasó. Él lo sabrá. Y de alguna manera se lo dirá a Sara, aunque prometa no hacerlo , porque la ama y soy su prima.... Y Sara me lo recordará por el resto de la eternidad.
Y eso no podría soportarlo.
Así que quiero negarlo.
Sin embargo sé que de cualquier manera, él ya lo sabe. Sara lo sabía.
¡Todo mundo lo sabía, excepto yo!
Asiento, lentamente.
Que mi familia sepa que esté sintiéndote algo respecto a Lucas... Ay, dios.
Y mamá me lo dijo.
Sin embargo me siento obligada a agregar:
El pone los ojos en blanco.
Ya lo sabía, pero tenía esa ligera esperanza de que me contestara otra cosa.
Cualquiera.
Sonríe.
Entonces me siento derecha cuando un pensamiento atraviesa mi mente.
Se encoje de hombros.
Inmediatamente escondo mi cara en el hueco entre mis brazos pegados a la mesa, porque sonrío.
Porque eso me hace feliz.
¡Dios Mío!
Algo en mi pecho revolotea. Una felicidad que explota dentro de mí.
"No puedo creer esto", pienso, "Ay, Dios, Ay, Dios, ay dios.... Dios, dios, dios, dios, dios, dios..."
"Lena, no entres en pánico".
Trago saliva.
"No entres en pánico".
"Bien hecho, Lena, bien hecho".
El agita la cabeza, demostrando su desacuerdo conmigo.
Lo miro, seria, durante unos segundos.
Agita la cabeza.
Levanto una ceja y luego me masajeo la cien.
Alan se encoge de hombros.
Alan me mira, como si estuviera confundido.
Sin embargo lo repito, antes de darle las gracias, darle un beso en la mejilla y dar la vuelta para marcharme.
Sin embargo hay algo más.
Me doy la vuelta y lo miro a los ojos.
El suspira, como si estuviera muy cansado.
Asiento.
Doy unos pasos hacia la mesa para estar más cerca.
No sé como continuar, pero parece que él me capta perfectamente.
Sonrío con burla.
Después sonrío y me doy la vuelta para marcharme.
--Sthep Stronger.
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