miércoles, 13 de marzo de 2013

The Bet. Capítulo 17.


Beteado por: Paopao

#70                                                                                             #BPOV
Joe me había regresado el beso, después me dijo que hablaríamos mas tarde, acompañando de un dulce y divertido guiño.
Seguido de ésto, Andrew había querido hablar conmigo, y sí, mi corazón había dado un vuelco al mirar sus profundos ojos color chocolate y, a pesar de todo, las mariposas (abejas) asesinas seguían ahí, revoloteando al verlo.
Me había sentido culpable al aventarle la puerta en la cara, pero de verdad se lo merecía.
Las primeras 3 clases habían sido un lento infierno ya que realmente esperaba encontrarme con Joe y pedirle perdon por la gran estupidez que había hecho... Prácticamente lo había utilizado. Aunque el siguió el juego.
-Bien, queda de tarea jóvenes, que tengan un buen día. - dijo el profesor de español al sonar la campana de salida.
Guardé todo rápidamente y salí a la velocidad de la luz del aula.
-Hey, ¿a dónde tan rápido?
Volteé hacia atrás y me encontré con Joe sonriendo, mientras mostraba sus frenillos tiernamente.
El se me adelanto y se acercó a mí.
-¿Quieres comer algo?- propuso.
Me encogí de hombros.
Él me tomó de la mano y sentí que me picaba, era algo muy extraño, muy diferente a Andrew.
Caminamos por el pasillo y mientras mas nos adentrábamos en él, sentía que nuestras manos entrelazadas tenían un gran anuncio de neon que decía "MÍRAME". No sabía si realmente todos nos estaban viendo o si en realidad yo estaba mas nerviosa que de costumbre.
¡Rayos! Quería ya llegar a la jodida cafetería.
Cuando por fin traspasamos las duras puertas de acero sentí que mi alma volvía a mí.
Solté mi mano de la suya para pasármela por el cabello intentando disimular que me quitaba el sudor. Caminamos hacia la larga fila que había en la barra para tomar algo de comer.
Decidí llamar a Maïa para que viniera a comer con nosotros, ya que no había hablado con ella en todo el día.
Al segundo llamado, contestó.
-Hola, ¿quién habla?
-Brenda
-Oh, ¿en dónde estás?
-En la cafetería a punto de tomar un Sándwich...
-¿Por qué rayos no me llamaste cuando llegaste?
-Por que pasaron muchas cosas y simplemente se me olvidó, no seas pesada y ven a comer.
-Quédate ahí.
-Estoy con Joe, así que apúrate.
-¿Con Joe McPhee? - soltó un chillido
-Oye, cálmate.
-Está bien, me calmo. -suspiró.- no me lo puedo creer.
-Ni yo..
-Ajá .- dijo con sarcasmo
-Sabes que odio el sarcasmo.
-No me importa. - dijo de todos modos.
-¡VEN, MALDITA SEA!- le grité
-Voy para allá, pídeme una ensalada.
-¿Tengo mas opción?- me reí.- Claro que lo haré... Chao.
-Adiós.- dicho esto, colgó.
Joe me miraba extraño.
Lo ignoré y tomé la ensalada de Maïa y mi sándwich de queso fundido con tocino junto a 2 botellas de leche rosa.
Fuimos a una mesa que milagrosamente estaba vacía, y nos sentamos ahí en silencio.
Ninguno de los dos ingerimos nada... Estábamos sumergidos en un gran silencio incómodo.
Supuse que este sería un buen momento para pedirle disculpas, así que lo hice.
-Lo siento, no debí besarte en la mañana, actué de modo egoísta.
El me miró confundido.
-¿Egoísta? Naah, te regresé el beso, así que tus disculpas no son válidas. - sonrió.
Ahí me di cuenta que él no se había percatado de que lo había utilizado.
Me sentí todavía mas mal, pero decidí no hacer ningún comentario.
Joe tomó la manzana que había comprado y le dio un gran mordisco.
Yo estaba a punto de tomar mi sándwich, cuando Maïa llegó con una gran sonrisa.
-Hey. - saludé
Se sentó, tomó su ensalada y comenzó a devorarla.
-Entonces, ¿qué hacen juntos? - dijo con la boca llena.
Joe la miró y sonrió.
-Hacía bastante que quería hablar con ella... - dijo simplemente.
Me ruboricé.
Maïa dejó de lado su ensalada y sonrió.
-Bueno, ella también, hasta te acosaba y decía que era la Sra. McPhee.
Traté de pegarle a Maïa por debajo de la mesa, pero me confundí y le pegué a Joe, haciendo que éste aullara de dolor.
Sentí que mi cara ardía.
-Lo siento.- murmuré con la vista en mi  leche rosa.
Maïa y Joe estallaron en carcajadas haciendo mi vergüenza todavía peor.
Comenzamos a comer nuestros respectivos alimentos con tranquilidad, haciendo breves comentarios sobre alguna cosa o en mi caso, ruborizándome más y más.
-Me gustó estar con ustedes hoy, fue divertido. Podemos ser amigos, ¿no? -dijo sonando tierno e inocente después de comer y salir hacia el pasillo e ir a nuestras respectivas clases.
Maïa se me adelantó.
-¡Pero claro! Ya eres parte de nuestro pequeño, pero selectivo grupo.
Sonreí.
-Bienvenido al clan.- dije
Todos reímos.

Al último timbre, suspiré aliviada, ya que éste día había sido largo y muy intenso.
Caminé hacia la salida a paso lento ya que iba leyendo algo de Shakespeare.
Cuando por fin llegué a la salida alguien pasó enseguida de mí corriendo, haciendo que yo cayera y empujara a una chica que estaba sentada en las escaleras.
-¡Oh, lo sien... - estaba a punto de disculparme, cuando miré que era Victoria.
Yo me paré y ella hizo lo mismo desafiándome.
-¡CUIDADO!.- me gritó con rabia, mientras guardaba su iPod en su mochila.
-Oye, tranquila. Yo no caí encima de ti a propósito, un lerdo me empujó y caí.
-Ajá, lo que tienes es CE-LOS.- escupió esa última palabra con cierto tono burlesco.
-¿Ah sí? ¿Celos de qué, de ser una zorra que anda por los pasillos buscando con quien enrollarse en los vestidores?
A ese punto ya había varios que nos rodeaban y miraban la pelea.
Vicky me miró con odio y me dio una cachetada muy, pero muy fuerte.
Chillé de dolor.
-¿Qué, me pegaste por decir la verdad? - grité cabreada.
-No puedes ir por ahí y decir que yo soy una zorra, cuando eres tú la que andas con ése Joe a 2 días de haber terminado con el pobrecillo de And.
Ya me había cansado de sus estúpidas palabras, y sabía que si seguía con ésto, esto podía terminar asquerosamente mal, me dí media vuelta pero ella se rió.
-Ah, oye, Andrew besa extremadamente bien..
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
Todo sucedió muy rápido, yo estaba a punto de pegarle un puñetazo de la cara y ella no se que iba a hacer, pero supuse que sería algo doloroso, alguien me agarró de los brazos y me acercó a su pecho, lo mismo sucedió con Vicky. Las dos nos movíamos con rabia intentando zafarnos de aquellos brazos que nos sostenían tan violentamente.
Miré a papá que venía corriendo hacia acá y cuando por fin llegó se le quedó mirando a Vicky fijamente, y después a mí.
-¡SUÉLTAME PEDAZO DE MIERDA! - Gritaba Vicky.
Yo me retorcí, y sentí que mi paciencia no daba para más.
Vicky me miró y yo la miré a ella, empezamos a gritarnos insultos, y a meter a nuestras madres en esta pelea.
Papá nos gritaba que nos calmáramos, que podíamos arreglar ésto como señoritas, pero ninguna hacía caso, si no que los gritos cada vez se hacían mas fuertes.
Entonces fue cuando papá abrió la boca diciendo aquellas palabras, haciendo que las dos paráramos de retorcernos y gritar. Solo nos miramos confundidas.
Yo me tiré al suelo y me senté ahí con mis rodillas en mi pecho, abrazándome.
¿Por que había escogido este momento para decirnos?
Y Victoria lo miró con odio extremo y comenzó a negar con la cabeza, frustrada.
Él se acercó a nosotras.
-Tenemos que hablar sobre esto con mas profundidad. - alargó su mano y yo la tomé, me levantó sin problema.
Vicky seguía indecisa, por lo que papá la tomó de la mano como una niña pequeña.
Sentí que mis ojos se estaban llenando de lágrimas, y realmente no sabía por qué...
Tal vez por el hecho de que estaba sumamente confundida.
O por que me había ocultado esto.
O por que papá había engañado a mamá.
O por que Vicky era mi hermana.
Toda mi vida estaba hecha un desastre.
Mi hermana -que no sabía que tenía, hasta hace unos segundos- era la zorra de cabello azul.
Rayos, ¿por qué todo me pasa a mí?
Estaba segura que un día de éstos perdería por completo la cabeza, ya no podía seguir con toda esta maldita vida que me había tocado. Pero mi destino había sido marcado.

-Lizz. 


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